martes, 30 de julio de 2024

MUNUZA

En nuestra sociedad regida por el poder financiero, las humanidades tienden a estar cada vez más infravaloradas y marginadas. Todo lo rige el conocimiento basado en la fórmula STEM (en inglés, Science, Technology, Engineering & Mathematics). Sin embargo, a veces se echa mano de las humanidades cuando es preciso reescribir la historia. Este es el caso de la historia que aparece en los libros de texto de enseñanza secundaria en nuestro país. Da igual que el libro sea catalán, vasco o castellano (aquí los nacionalistas periféricos y los españolistas están 100% de acuerdo), cuando se toca el tema de la mal llamada “Reconquista”, al alumnado se le muestran mapas en que el norte de la península está libre de la influencia de los “moros”. Debajo del mapa, además, suele aparecer un texto que dice que el norte de la actual España, especialmente Asturias, no dejó entrar a las huestes musulmanas. Sin embargo, esto dista mucho de ser la verdad histórica.


Típico mapa de los libros de texto de historia.


Lo cierto es que, si uno busca información sobre lo acontecido a partir del 711 en que Tarik cruza el estrecho, es inevitable toparse en los textos históricos con Don Pelayo, el caudillo astur que paró los pies -nos dicen- a la invasión musulmana; pero si uno profundiza en los hechos históricos acaecidos en esos años en el norte de la península también se encontrará con otro nombre propio: Munuza. Éste era el apodo de Uthman bin Naissa, que fue el gobernador de Gijón con quien se enfrentó Pelayo. Luego, si en Gijón había un gobernador musulmán sí que llegó a ser parte del Califato Omeya y, por tanto, parte de Al-Ándalus. Hay quien ha argumentado que Munuza nunca existió y que es una leyenda inventada por los malvados invasores llegados del sur. Sin embargo, Munuza está referenciado en la Crónica Albeldense, una de las fuentes cristianas más importantes para conocer la llamada “Reconquista” y la rebelión de Pelayo, de tal manera que negar a Munuza es negar a Pelayo. De hecho, también existe lo opuesto; hay quien, como el célebre hispanista británico Henry Kamen, duda de la existencia real de Pelayo y más aún de que existiera una batalla en Covadonga, ya que no hay vestigios de la contienda y en las crónicas de la época, tampoco en la Albeldense, se habla específicamente de esa batalla [1]. También niega la existencia de la batalla el catedrático de historia de la Universidad de Zaragoza José Luis Corral [2]. No obstante, dejando a un lado la existencia o no de Covadonga, lo más lógico es pensar que Pelayo sí existió ya que aparece en las crónicas musulmanas como “Belay al-rumi”, Pelayo el romano, cosa que, por cierto, desmiente el mito de la escasa o nula romanización del norte de la península. El caso es que el norte de la península sí que fue conquistado por los musulmanes y además en un tiempo récord, lo que nos hace pensar que recibieron el apoyo de una parte no despreciable de la población. Según no pocos estudiosos, los judíos de la península, que eran maltratados por el poder visigodo, colaboraron en la expansión del islam. Además, buena parte de la población cristiana se islamizó para así no pagar impuestos (los llamados “dhimmi”). No parece pues que la principal fuerza que impulsaba la expansión musulmana fuera la “yihad”, como erróneamente señalan los textos de enseñanza secundaria en España. Muy al contrario, era la cultura y el comercio (debido a su conexión con la Ruta de la Seda china) lo que ocupaba un lugar central en la sociedad andalusí. Sea como fuere, la península quedó bajo el dominio musulmán en apenas cinco años, incluido el norte. De hecho, la mítica Asturias, “resistente” y no mezclada con “moros”, cayó en poder de los musulmanes en el 712, tan solo un año después de que Tarik pasara el estrecho con sus tropas. A continuación, mostramos los mapas que los libros de texto ocultan deliberadamente [3].


Año 712: Asturias, Galicia y Cantabria, son ocupadas antes que ciertas zonas de Andalucía.


Año 716: la práctica totalidad de la península está bajo el dominio musulmán


También habría que mencionar que la palabra “invasión” se usa en los libros de historia de manera selectiva. La expansión del islam es una “invasión” pero no así la invasión de los visigodos o la de los celtas. También se habla de “invasión” en los libros de texto en el caso de Roma y se nos asegura que los heroicos pueblos del norte llevaron a cabo una “resistencia” que recuerda a las luchas de liberación nacional de los siglos XIX y XX, cosa que es anacrónica porque el concepto de nación no existía en esa época (Roma o Cartago, eran ciudades estado y no estados nación). ¿A qué se debe tales distingos? Pues se debe a que todo lo que viene del sur, incluidas las legiones romanas, para ciertas mentes prejuiciosas es de una categoría inferior. Ya los padres de nuestros nacionalismos patrios, casi todos del norte de la península, denostaron lo musulmán y lo latino (p. ej. Sabino Arana escribió párrafos absolutamente racistas e infames al respecto). Y, por otra parte, lo que viene del norte, de carácter germánico o céltico, es intrínsecamente superior y, de hecho, los nacionalismos del norte no solo lo exaltan, sino que lo monopolizan. Estos pueblos son los que los nazis llamaban “arios”, por lo tanto nuestros nacionalistas como nuestros libros de historia cojean del mismo pie que Hitler, a saber, del derecho. Lo más ridículo es que los que practican estos prejuicios presumen de ser cristianos viejos cuando en realidad el cristianismo al igual que el islam entró primero por el sur desde el norte de África, por esa Andalucía “mora” que tanto desprecian, y de ahí a través de la Ruta de la Plata subió de la mano de las legiones romanas a Asturias y Galicia [4]. Es más, cuando llegaron esas “no invasiones” germánicas a través del norte de la península trajeron un cristianismo que era herético, el arrianismo, mientras que el cristianismo más puro se conservó en Andalucía porque era parte del Imperio Bizantino, la llamada provincia de Spania, como se muestra en el siguiente mapa en color verde [5].




En conclusión, en la actualidad si ya es grave la marginalidad a la que se ha relegado a las humanidades más grave es aún que su escaso uso tenga que ver con el innoble propósito de dar un falso barniz de cientificidad a los prejuicios racistas. Y da igual que los prejuiciosos sean de izquierdas o de derechas, españolistas o abertzales, todos coinciden en su aversión a todo lo que venga del sur. Y, en una época en la que el Sur Global se está levantando, la historia pasará por encima de los supremacistas europeocéntricos como el caballo de Munuza pasó por encima de la “indómita” Asturias.  

REFERENCIAS:

[1] https://latalaya.org/index.php/entrevistas/item/4178-henry-kamen-don-pelayo-no-existi%C3%B3-y-la-batalla-de-covadonga-es-otro-mito

[2] https://www.europapress.es/asturias/noticia-historiador-jose-luis-corral-defiende-batalla-covadonga-invento-alfonso-iii-20170314202402.html

[3] https://fr.wikipedia.org/wiki/Conqu%C3%AAte_musulmane_de_l%27Hispanie

[4] https://es.wikipedia.org/wiki/Historia_del_cristianismo_en_Espa%C3%B1a

[5] https://www.diariodesevilla.es/ocio/Andalucia-bizantina_0_648535164.html