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martes, 7 de octubre de 2014

UN 60,5% DE LOS RUMANOS CONSIDERA QUE VIVÍA MEJOR EN SOCIALISMO

José Luis Forneo
Librered, 03/10/2014


Un nuevo sondeo cuando se cumplen 25 años de capitalismo, refleja que una mayoría de rumanos y rumanas considera que vivía mejor en la época socialista.

El nuevo sondeo sociológico realizado para el diario ‘Adevarul’ por el Instituto Nacional para el Estudio de los Servicios y el Consumo de la Población (INSCOP), realizado desde el pasado 30 de agosto hasta el 4 de septiembre, con motivo de la cercanía del 25 aniversario de lo que los medios de propaganda del capital denominan “revolución de diciembre de 1989″, muestra que, como ya se había comprobado en estudios anteriores, los rumanos siguen considerando que vivían bastante mejor con el sistema socialista.

Los resultados son curiosos. Por un lado, teniendo en cuenta que en concepto de “libertad” de la dictadura capitalista tiene que ver poco con la capacidad de decisión de los trabajadores o con su bienestar, y mucho más con el ocio y la irresponsabilidad, es bastante lógico que el 81.6% de los encuestados piensen que después de 25 años de “democracia” hoy existe más “libertad” que en 1989. Un 14%, sin embargo, tiene claro que no es así.

Habría que haber preguntado o aclarado, antes de nada, aquella cuestión fundamental que Lenin recomendaba que nos hiciéramos, ¿libertad, para qué? ¿Para comprar y consumir? ¿Para morirse de hambre si un ladronzuelo empresario nos echa del trabajo? ¿Para hacer turismo o poder ver la tele todo el día? ¿Para desesperarse quejándose en el bar o en la casa de que ningún político hace nada por nosotros? ¿O para participar en los asuntos de nuestra comunidad? ¿Para decidir qué se hace con el producto de nuestro trabajo? ¿Para luchar contra una sociedad injusta y explotadora y construir una más humana, la socialista?

La incoherencia del resultado anterior, por lo muy manipulada que está la idea de libertad en los regímenes dominados por la tiranía de los mercados, y que han asumido con poca resistencia las desorganizadas masas trabajadoras, se muestra en las respuestas dadas por los rumanos a otras preguntas esenciales sobre la justicia, el bienestar, o el trabajo.

Cuando el sondeo preguntó por la justicia, no por la justicia como institución, sino por su sentido social del concepto, buscando la impresión de los encuestados de si la situación general es más justa o más injusta. Evidentemente, pues es imposible otra cosa cuando se vive en un régimen basado en la desigualdad y en la injusticia de que unos pocos vivan a costa de los demás, la respuesta de los rumanos ha sido que actualmente hay menos justicia que antes de 1990 (un 68%), mientas un 22% sigue pensando que actualmente la sociedad es más justa (suponemos que gran parte de estos son los grandes beneficiados del gran saqueo de la riqueza del pueblo perpetrado tras el golpe de estado de diciembre de 1989 y todos los que se han enriquecido directa o indirectamente de aquel acto contra la clase trabajadora rumana).

En cuanto a lo que se refiere al nivel de vida, al bienestar, la respuesta es rotunda, y el 61% de los rumanos creen que actualmente, tras 25 años de barbarie capitalista, se vive bastante peor que antes de 1990. Algo bastante lógico, no obstante todo el mundo sabe que desde la reinstauración del régimen capitalista más de 3.000.000 de rumanos han huido de su país para poder encontrar un puesto de trabajo, mientra que de los que han permanecido, un tercio vive con menos de 190 euros al mes, y la mitad con menos de 230. Así que, los que afirman, un 31%, que actualmente el nivel de vida es más alto, deben pertenecer a aquel porcentaje de rumanos que vive con más de 230 euros y que, en el mejor de los casos, un 6%, ganan de 333 euros al mes, mientras solo un 0.6% se meten en el bolsillo más de 3.000 euros, como confirman las estadísticas del Ministerio de Trabajo publicadas en el pasado mes de agosto.

Igualmente, los encuestados no dudan ante la pregunta de si la justicia es independiente bajo el régimen capitalista, con un claro No por parte de un 53.5%, mientras solo un 28% afirman que SI.¿Cómo va a ser independiente la justicia en un sistema en el que es la minoría que se ha apropiado del capital en sus manos la que controla los partidos políticos, los medios de información, y las instituciones?

Por último, ante la pregunta, mal formulada, de si se trabaja en la actualidad más o menos que antes de 1990, los rumanos han respondido, lógicamente, que en el reino de esa libertad hueca e inútil, se trabaja menos. Y aunque la pregunta se refería al número de horas de trabajo diarias y, según Eurostat, Rumanía ocupa el primer lugar en la cantidad de horas trabajadas por empleado, el 56,8% de los encuestados sostienen que se trabaja menos que antes de 1990. En realidad, lo que están diciendo, como reconocen los propios organizadores de la encuesta, es que hay menos trabajo, pues en estos últimos 25 años la terapia de choque neoliberal impuesta por los golpistas ha acabado con 4 millones de puestos de trabajo, de los 8 existentes en 1990, provocando la ruina del país y de sus trabajadores.

Por último, los datos del estudio actual coinciden con los últimos publicados en los últimos meses, tal como el que preguntaba a los rumanos el pasado mes de julio cual consideran el mejor presidente de la historia de Rumania, siendo el elegido Nicolae Ceausescu, con un 25% de apoyo, con seis puntos de ventaja frente al siguiente, Ion Iliescu.

sábado, 5 de noviembre de 2011

(RETROSPECTIVA:) RUMANÍA: UN GOLPE MEDIÁTICO

Extraído de Amor y Rabia, nº 59, junio/julio 2000


Diario 16, 22/11/1999, p. 24


En diciembre de 1989 los medios de comunicación del "mundo libre" daban cuenta de una revolución popular en Rumania contra el "ogro" comunista Nicolae Ceausescu cuya ejecución fue mostrada en la TV para regocijo todos los "demócratas". No fue el único cadáver que se exhibió: una hilera de supuestos civiles inocentes asesinados por la policía del régimen fueron expuestos en la ciudad de Timisoara ante los ojos de millones de televidentes. Era la prueba de que todas las utopías revolucionarias (no sólo el marxismo) desembocaban en la tiranía y el terror. Sin embargo, días más tarde el nada revolucionario New York Times desevelaba que la supuesta matanza de Timisoara había sido un fraude, pues los muertos filmados por los intrépidos periodistas occidentales habían sido sacados de un depósito de cadáveres y colocados uno junto a otro; procedían de víctimas de enfermedas o de accidentes, no de represión policial. Según escribió el periodista Juan Ramírez en su artículo "La muerte de la libertad de expresión" para la publicación contrainformativa El Otro País(nº de julio-agosto de 1999, p. 18-21), uno de los difusores del bulo fue el corresponsal español Arturo Pérez Reverte. Diez años más tarde, un histororiador rumano publica el resultado de unas investigaciones en que demuestra que la caída de Ceausescu en 1989 no fue una revolución sino un golpe de estado urdido por el sector procapitalista de la burocracia comunista aliada con occidente y sus "democráticos media". Para ello se valieron de un grupo terrorista "fantasma" entrenado por la CIA, cuya misión era atentar contra la población haciéndose pasar por la policía de Ceausescu. Curiosamente, el ejército rumano, fiel a los conspiradores, ni mató ni hizo prisionero a ninguno de los supuestos "agentes de Ceausescu" (!). Nuestros periodistas hablaron de 60.000 muertos, pero según dicho historiador, las víctimas fueron 1.104, de los cuales la mayoría murieron cuando Ceausescu estaba ya fuera de combate o incluso muerto (Diario 16, 22/11/1999, p. 24). Hoy día el nivel de vida de los rumanos ha descendido a niveles desconocidos desde hacía varias décadas gracias a la nueva élite burguesa creada tras el golpe de diciembre de 1989, a quienes incluso el escritor derechista Vargas Llosa ha criticado duramente por expresar su admiración por la antigua Guardia de Hierro (nazis rumanos contra los que, precisamente, luchó Ceausescu). No es extraño pues que hoy día según reconoce El País del 19/11/1999 (p. 4), sea el mismísimo Ceausescu el líder político más valorado por los rumanos.




El País, 19/11/1999, p. 4