mpr21, 22/12/2024
Un reportaje de la CNN engañó al mundo entero al mostrar a una de sus periodistas, Clarissa Ward, liberando a un preso sirio encarcelado en una prisión secreta. No es un bulo aislado sino parte de una tendencia más amplia de noticias fabricadas para servir como propaganda del derrocamiento de Bashar Al Assad.
El 12 de diciembre Ward informaba sobre la salida de los presos de las cárceles sirias tras la caída de Al Assad. La grabación mostraba a Ward y su equipo filmando el momento del encuentro de un preso en una de las celdas, acostado debajo de una manta antes de levantar las manos por encima de la cabeza cuando Ward se acercaba.
El reportaje concluye con el prisionero liberado mirando hacia el cielo con miedo antes de inclinarse para besar a la reportera de la CNN. Sin embargo, la escena había sido amañada.
La CNN realizó el montaje siguiendo estrictamente el manual de otras ficciones novelescas de los útimos tiempos. Los yihadistas habían allanado la prision de inteligencia de la Fuerza Aerea siria dos dias antes de que llegaran Ward y demás miembros del equipo de la CNN, que simularon una salida de los presos durante una transmision en vivo por Facebook.
Ni siquiera la identidad del hombre que aparecía en el reportaje era cierto. Inicialmente se la había identificado como Adel Ghurbal, aunque luego se descubrió que su verdadero nombre es Salama Mohammed Salama.
Lejos de ser un civil común y corriente, Salama era un oficial de inteligencia que había servido como teniente en la fuerza aérea siria bajo el gobierno de Bashar Al Assad. En lugar de emitir una disculpa formal por el error del reportaje, la cadena defendió sus embustes, aunque admitió que la identidad del prisionero podría haber sido manipulada.
Ward y la CNN: un montaje detrás de otro
No es la primera vez que Ward, corresponsal internacional de la CNN, ha sido denunciada por escenificar sus reportajes. En octubre del año pasado, informó que estaba en un lugar cerca de Gaza, donde se la vio escondiéndose dramáticamente al costado de una carretera mientras decían que pasaba una “lluvia masiva de misiles”.
Era otro rodaje mal escenificado. No presentaron ninguna evidencia que respaldara las afirmaciones de que hubo disparos de misiles cerca y no se escucharon sirenas durante la grabación.
En 2018 la CNN emitió otro reportaje fraudulento cuando la periodista Arwa Damon fue filmada olfateando una mochila en busca de rastros de productos químicos en el lugar de un presunto ataque con gas sarín en la Duma. Era inverosímil porque el sarín es un agente nervioso altamente tóxico que podría haber causado la muerte o enfermedades graves.
El caso de los bebés decapitados por los palestinos
La táctica de tunear algunos reportajes y restar importancia a otros es recurrente en la CNN, especialmente durante la guerra entre Gaza e Israel. Pero el caso más infame fue el de los bebés israelíes decapitados en el kibutz Kfar Aza, un montaje falso de Sara Sidner que los medios intoxicadores de todo el mundo han estado reproduciendo incansablemente, plenamente conscientes del engaño.
Cuando quedó al descubierto, Sidner tuvo que disculparse por el fraude, como si sólo se hubiera equivocado, como si fuera la primera vez que se tenía que retractar de sus bulos en público.
El 17 de junio de 2011 la entonces Secretaria de Estado de Estados Unidos, Hillary Clinton, dijo públicamente que las tropas de Gadafi estaban utilizando la violación como arma de guerra. Clinton se apoyaba en un reportaje de Sidner, quien luego se retractó. A pesar de ello, el engaño siguió circulando por los medios del mundo entero después de que la embajadora de Estados Unidos ante la ONU, Susan Rice, testificara ante el Consejo de Seguridad que Gadafi estaba suministrando Viagra a sus tropas para fomentar las violaciones en masa.
En 2020 la CNN contribuyó a la controversia en torno a las supuestas “recompensas” pagadas a los talibanes por matar a soldados estadounidenses en Afganistán. Si bien la mayoría de los principales medios de comunicación atribuyen las acusaciones a la participación rusa, la CNN publicó un informe alegando que quien estaba detrás de los pagos era Irán.
El bulo también circuló ampliamente por todo el mundo durante un año. En 2021 el gobierno de Biden reconoció que los informes de la CIA sobre el asunto “no eran concluyentes”.
Pero las rectificaciones nunca sirven para aclarar el fraude. Después de un año, nadie se acordaba de nada. La intoxicación acaba anidando en la conciencia del mundo, dejando un impacto duradero, incluso en los manuales universitarios.