lunes, 2 de julio de 2012

PRIMERO EN "SALUDAR" A FRANCO, EL VATICANO SE HACE CÓMPLICE DEL GOLPE


Contrainjerencia, 24/06/2012



Tres diplomáticos visitaron el sábado a Franco en el palacio residencial: el embajador de Estados Unidos James H. Thessin, el embajador alemán Claude Robert Ellner, acompañado del ministro de Cooperación Económica y de Desarrollo de Alemania, Dirk Niebel, que consideró “un proceso normal” la destitución de Lugo, y el nuncio apostólico Eliseo Ariotti.

La Iglesia Católica es la que se ha mostrado más satisfecha con la destitución de Lugo, un obispo católico suspendido ‘ad divinis’ por la Santa Sede, al ser el nuncio apostólico el primer diplomático que visito a Franco y después ofició una misa en la catedral a la que asistió el nuevo presidente. La jerarquía católica paraguaya había instado públicamente a Lugo a renunciar después de que la Cámara de diputados decidiera iniciarle juicio político.

Con un “acá no hay golpe”, el nuevo presidente de Paraguay, Federico Franco, inició su primera jornada al frente de Paraguay, convencido de contar con el apoyo “unánime” de su nación, aunque le falte el reconocimiento de muchos vecinos.

Franco acudió a su despacho, donde recibió primeramente al nuncio apostólico, el italiano Eliseo Ariotti.

“Es un don de Dios, pero también de los hombres y de los paraguayos el reconstruir”, dijo el representante del Vaticano, que explicó que acudía a “honrar” a las nuevas autoridades e invitó a hacer lo propio al cuerpo diplomático.

El nuevo gobierno paraguayo del presidente Federico Franco se encontraba aislado este domingo de sus vecinos latinoamericanos, que en forma unánime cuestionaron la legitimidad de la destitución el viernes de su predecesor, Fernando Lugo.

El nuevo “presidente” se encuentra a la defensiva ante la condena unánime que ha suscitado entre sus vecinos la destitución de su antiguo compañero de fórmula.

En entrevista con AFP, Franco afirmó que pediría ayuda a Lugo para desactivar el aislamiento regional en que se encuentra su gobierno.

Sus socios del Mercado Común del Sur (Mercosur), Argentina, Brasil y Uruguay, decidieron el sábado retirar o llamar en consulta a sus embajadores, después de que los países ALBA (Venezuela, Bolivia, Ecuador y Nicaragua) anunciaran que “no reconocerán” al nuevo gobierno.

Brasil, principal socio comercial de Paraguay (60% del total) con grandes intereses en el país, calificó a la destitución de Lugo de “ruptura del orden democrático”.

“El gobierno brasileño condena el rito sumario de destitución del mandatario de Paraguay decidido el 22 de junio pasado, en que no fue adecuadamente asegurado el amplio derecho de defensa” y “considera que el procedimiento adoptado compromete el pilar fundamental de la democracia, condición esencial para la integración regional”, según un comunicado de la cancillería.

“Las medidas a ser aplicadas a raíz de la ruptura del orden democrático en Paraguay están siendo evaluadas con los socios del Mercosur y de Unasur, a la luz de los compromisos con la democracia en el ámbito regional”, precisó la Cancillería brasileña.

Franco indicó en conferencia de prensa que no asistirá a la cumbre del Mercosur del próximo jueves en Mendoza, Argentina, donde seguramente el bloque adoptará medidas contra su gobierno.

Aunque Paraguay transcurrió el sábado en calma, las tensiones sociales que provocaron la crisis política que costó el cargo a Lugo, están latentes.

José Rodríguez, líder de la Liga Nacional de Carperos, el movimiento de campesinos sin tierra que protagonizó el violento enfrentamiento de ocho días atrás en Curuguaty con un saldo de 11 campesinos y 6 policías muertos, que desató la crisis política, llamó a sus seguidores a “permanecer movilizados”.

Sin embargo, Franco dijo a la AFP que “no tiene sentido crear una Comisión” que investigue la matanza de campesinos y policías en la ciudad de Curuguaty. La Comisión, con apoyo de la OEA, había sido anunciada por Lugo un día antes que se iniciaran los trámites para su juicio político.