Hace dos días el régimen de Kiev bombardeó objetivos civiles en regiones rusas limítrofes, como Krasnodar y Rostov, y produjo un número de muertos y heridos. Hasta ahí, nada nuevo: ya lo han hecho los ucronazis con Belgorod, Briansk y sobre todo Kursk, que fue invadida y masacrada durante meses por el régimen de Kiev ayudado por mercenarios de la OTAN (esto último, recordemos, acabó en una aplastante derrota para el bando otánico.) Todo ello, por supuesto, con el silencio cómplice de nuestros medios. Pero, esta vez, la TV pública, esa que se jacta de ser el azote de las fake news y los bulos, esa RTVE gestionada por el gobierno más progresista de nuestra historia, ha tenido la desfachatez de pasar bombardeos de los ucranianos por bombardeos rusos. Y aquí habría que ponerle cara (una cara bien dura) a este acto de terrorismo mediático: fue la insigne Pepa Bueno, al mando del telediario de la noche, esa periodista con ínfulas de informadora honesta y crítica con el poder, la que nos describió el mundo al revés. ¿Un error? La susodicha ha tenido dos días para pedir perdón por engañar al mundo y blanquear el neonazismo, pero no lo ha hecho. Ella, que tanto nos nombra (hasta a la saciedad) a Vox y a la "extrema derecha". Y lo peor es que hay gente de izquierda bien intencionada que aún cree en ella. Abrid los ojos: esta plumífera es igual que los demás; no es una informadora, es una sicaria del poder, del peor que existe, del globalismo belicista.
Reacción en las redes ante la "profesionalidad" de Pepa Bueno

