Geopolitika.ru, 30/10/2025
(Fuente: https://thecradle.co/)
La masacre de al menos 1.500 alauitas en la costa siria fue el resultado calculado de una operación israelí diseñada para incitar a la rebelión, fracturar el Estado y redibujar sus fronteras según líneas sectarias.
El 7 de marzo, las fuerzas de seguridad sirias y facciones armadas afiliadas perpetraron la masacre de más de 1.500 civiles alauitas, entre ellos muchos ancianos, mujeres y niños, en 58 lugares distintos de la costa siria.
Aunque los asesinatos fueron ejecutados por fuerzas sectarias leales al presidente sirio Ahmad al-Sharaa (Abu Mohammad al-Julani), un antiguo comandante de Al Qaeda, el camino hacia la masacre fue allanado por una estrategia secreta israelí destinada a incitar un levantamiento alauita.
El plan de Israel consistía en empujar a los alauitas a la «trampa» de iniciar una rebelión armada, con falsas promesas de apoyo externo, solo para dar a las fuerzas de Sharaa el pretexto para llevar a cabo la matanza masiva de civiles alauitas como «respuesta».
El objetivo de Israel era coherente con su objetivo de larga data, articulado en el infame Plan Yinon: desmantelar Siria y reconfigurarla en «regiones étnicas débiles y descentralizadas», tras la caída del expresidente sirio Bashar al-Assad.
Netanyahu va a Washington
Tras 14 años de apoyo sostenido por parte de Estados Unidos, Israel y sus aliados regionales, el grupo extremista Hayat Tahrir al-Sham (HTS), anteriormente afiliado a Al Qaeda y conocido como Frente Al-Nusra, tomó el control de Damasco en diciembre de 2024. Su líder, Julani, rebautizado como Ahmad al-Sharaa, asumió rápidamente la presidencia.
El mismo día de este cambio de poder, el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, se atribuyó el mérito de la caída de Assad y comenzó una campaña de bombardeos masivos para destruir lo que quedaba de la capacidad militar del país.
Sin embargo, derrocar al Gobierno sirio y destruir su ejército no era el final del plan de Israel para Siria.
El 9 de enero, el gabinete de Netanyahu se reunió para discutir la organización de una conferencia internacional para «dividir Siria en cantones», según informó el medio de comunicación israelí i24 News.
«Cualquier propuesta considerada israelí será vista con malos ojos en Siria, lo que hace necesaria una conferencia internacional para avanzar en el asunto», señaló el medio.
En otras palabras, para tener éxito, el proyecto de Israel de dividir Siria tenía que originarse, o parecer originarse, de los propios sirios.
Menos de un mes después, el 2 de febrero, Netanyahu visitó Washington para presentar un «libro blanco» sobre Siria a los funcionarios estadounidenses.
Tras la visita de Netanyahu, Reuters informó de que «Israel está presionando a Estados Unidos para que mantenga a Siria débil y descentralizada, incluso permitiendo que Rusia mantenga sus bases militares allí para contrarrestar la influencia de Turquía».
El Times of Israel comentó posteriormente que Israel estaba presionando a «Estados Unidos para que se opusiera al incipiente Gobierno de Sharaa a favor del establecimiento de una serie descentralizada de regiones étnicas autónomas, con la desmilitarización de la región meridional fronteriza con Israel».
Más tarde se filtraron en los círculos políticos informes sobre una reunión celebrada dos días después, el 4 de febrero, entre funcionarios estadounidenses y un representante del líder religioso druso más influyente de Siria, el jeque Hikmat al-Hijri, en Washington D. C.
Al-Jumhuriya informó de que, según fuentes sirias y estadounidenses con conocimiento directo de las reuniones, las discusiones giraron en torno a «un plan para una rebelión armada contra el Gobierno de Ahmad al-Sharaa».
Según se informa, la rebelión incluiría a las fuerzas drusas de Hijri de Suwayda, las Fuerzas Democráticas Sirias (SDF) lideradas por los kurdos del noreste de Siria y grupos alauitas de la costa siria, pero con «el apoyo de Israel».
Cuando se le preguntó sobre la reunión, el representante de Hijri confirmó a Al-Jumhuriya que había tenido lugar, pero afirmó que la propuesta de rebelión no había partido de los drusos.
«La propuesta proviene de un Estado, no de ninguna facción siria», aclaró el representante de Hijri, en una probable referencia a Israel.
Inventando la insurgencia: Meqdad Fatiha
Solo dos días después, el 6 de febrero, se formó supuestamente un grupo de resistencia alauita, la «Brigada Escudo Costero».
Un vídeo en el que se anunciaba la creación del grupo afirmaba que sus combatientes responderían a las masacres sectarias llevadas a cabo por las fuerzas de seguridad lideradas por HTS contra los alauitas desde diciembre, entre ellas las perpetradas en la aldea de Fahel, donde murieron 15 antiguos oficiales del ejército sirio, y en la aldea de Arzeh, donde también murieron 15 personas, entre ellas un niño y una anciana.
En ambas aldeas, los antiguos oficiales del ejército de Assad habían entregado sus armas y completado un proceso de reconciliación con las nuevas autoridades de Damasco, pero, a pesar de ello, fueron asesinados en sus casas por militantes vinculados a las nuevas fuerzas de seguridad extremistas de Siria.
La Brigada Escudo Costero estaba supuestamente dirigida por Meqdad Fatiha, antiguo miembro de las Fuerzas Especiales 25 y de la Guardia Republicana del Gobierno de Assad.
Activistas en las redes sociales difundieron el vídeo, en el que supuestamente se veía a Fatiha declarando la creación de la brigada desde una base en las montañas de Latakia.
Sin embargo, no había pruebas de que el grupo fuera real. En el vídeo, Fatiha llevaba el rostro cubierto con un pasamontañas negro, lo que hacía imposible verificar si realmente era él quien hablaba. Esto resultaba extraño, dado que su aspecto ya era conocido por su perfil de Facebook.
La teatralidad apuntaba a una fabricación de los servicios de inteligencia, probablemente israelíes, diseñada para presentar la ilusión de una insurgencia alauita orgánica.
¿Una reunión en Nayaf?
Solo cinco días después, la narrativa de una insurgencia alauita organizada se vio reforzada por informes en Turkiye Gazetesi, un periódico progubernamental de tendencia islamista en Turquía.
El informe afirmaba que generales iraníes y antiguos comandantes del ejército sirio bajo el mando de Assad se habían reunido en la ciudad santa chií de Nayaf, en Irak, para planear un gran levantamiento contra Sharaa en Siria.
Según el informe, en el plan participaban facciones drusas, las Fuerzas Democráticas Sirias (SDF) lideradas por los kurdos, insurgentes alauitas de la costa, Hezbolá libanés y, aunque parezca improbable, el ISIS.
Según el informe, se estaban enviando grandes cantidades de armas por tierra desde Irak y por mar desde el Líbano a la costa siria.
«Se esperaba que en un futuro próximo se produjeran algunos acontecimientos sorprendentes en Siria», afirmaron los generales iraníes que supuestamente asistieron a la reunión.
Aunque un mes después se produjeron «acontecimientos sorprendentes» con la masacre de alauitas el 7 de marzo, es probable que las informaciones sobre la reunión de Nayaf sean falsas.
Es poco probable que un periódico turco tuviera acceso a un relato detallado de una reunión secreta entre altos generales iraníes y antiguos oficiales sirios.
También es poco probable, e incluso ridículo, que Irán y Hezbolá se coordinaran con su enemigo de siempre, el ISIS, o con las SDF respaldadas por Estados Unidos.
El comentarista kurdo-sirio Samir Matini amplificó la narrativa a través de transmisiones en directo muy vistas, impulsando la idea de que se avecinaban «acontecimientos sorprendentes». El objetivo: atribuir el plan de Israel a Irán y Hezbolá y crear una cortina de humo de caos.
Los asesinatos sectarios alimentan la resistencia
En medio de la propaganda que afirmaba que se estaba organizando una insurgencia alauita respaldada por potencias extranjeras, las fuerzas de seguridad de Julani intensificaron los ataques contra civiles alauitas en la región costera.
El periodista sirio Ammar Dayoub informó en Al-Araby al-Jadeed que los alauitas eran a menudo blanco de ataques únicamente por su identidad religiosa, y no por ser «remanentes del régimen».
Dayoub observó que «estas violaciones se han dirigido contra personas que se oponían al régimen anterior y contra jóvenes que en ese periodo eran solo niños, así como contra académicos y mujeres».
En respuesta a los asesinatos sectarios, los alauitas comenzaron a defenderse.
Un acontecimiento clave tuvo lugar el 8 de enero, cuando hombres armados vinculados al Gobierno de Damasco asesinaron a tres agricultores alauitas en la aldea de Ain al-Sharqiyah, en la región costera de Jableh. Los hombres estaban trabajando sus tierras frente a la base de la Brigada 107 cuando fueron asesinados.
En respuesta, un hombre de la zona llamado Bassam Hossam al-Din reunió a un grupo de hombres locales y los armó con armas ligeras. Atacaron a miembros de las fuerzas de seguridad interna de Julani, conocidas como Seguridad General, matando a uno y secuestrando a otros siete, antes de atrincherarse en un santuario religioso alauita.
La Seguridad General lanzó una campaña contra ellos, matando rápidamente a Hossam al-Din y a su grupo.
Un exoficial de inteligencia del Gobierno de Assad, en declaraciones a The Cradle, afirma que estos asesinatos le motivaron a él y a otros a contraatacar:
«Todo esto alimentó un enorme resentimiento en la zona, que empeoraba día a día. Tras la muerte de Bassam Hossam al-Din, algunas personas de aquí, entre ellas antiguos militares del Gobierno y civiles, comenzaron a reunirse».
Fundamentalmente, se sintieron «animados por los informes y las promesas [de ayuda] que recibieron del exterior».
Se les dijo que recibirían apoyo, incluso por mar, de la coalición internacional liderada por Estados Unidos, en coordinación con los drusos de Suwayda y los kurdos del noreste de Siria.
«Se les dio la esperanza de escapar de esta miserable situación», explica el exoficial de inteligencia a The Cradle.
En las semanas siguientes, los alauitas continuaron enfrentándose a las fuerzas de seguridad sirias en un intento por defenderse de las redadas y las detenciones.
A finales de febrero, los insurgentes alauitas atacaron una comisaría de policía en Qardaha, la ciudad natal de Assad, situada en las montañas que dominan la ciudad costera de Latakia.
Según los residentes y activistas de Qardaha que hablaron con Reuters, «el incidente comenzó cuando miembros de las fuerzas de seguridad intentaron entrar en una casa sin permiso, lo que provocó la oposición de los residentes».
«Una persona murió por disparos, y los lugareños acusaron a las fuerzas de seguridad de haber disparado», añadió Reuters, lo que sugiere además que los hombres alauitas locales actuaron en defensa propia.
¿Qué ocurrió en Datour?
El conflicto latente se intensificó aún más el 4 de marzo. Reuters informó de que, según los medios de comunicación estatales sirios, dos miembros del Ministerio de Defensa habían sido asesinados en el barrio de Datour, en la ciudad de Latakia, por «grupos de milicianos remanentes de Assad», y que las fuerzas de seguridad habían montado una campaña para detenerlos.
Un residente de Datour declaró a Reuters que se habían producido intensos tiroteos en las primeras horas de la mañana y que las fuerzas de seguridad habían rodeado el barrio con numerosos vehículos.
Una fuente de seguridad que habló con la agencia de noticias atribuyó la violencia a la «proliferación de armas» entre los antiguos miembros de las fuerzas de seguridad y el ejército que se habían negado a firmar acuerdos de reconciliación con las nuevas autoridades.
La fuente afirmó que, en algunos casos, los líderes alauitas locales habían cooperado con las fuerzas de seguridad para entregar a antiguos miembros sospechosos de haber cometido delitos durante el régimen de Assad, con la esperanza de evitar «represiones y posibles disturbios civiles».
Los testimonios de los residentes de Datour recogidos por Syrians for Truth and Justice (STJ) indicaban que las fuerzas de seguridad llevaron a cabo detenciones aleatorias en Datour y dispararon indiscriminadamente contra viviendas civiles, lo que provocó varias muertes, incluida la de un niño.
La campaña se «caracterizó por una retórica sectaria y un intenso discurso de odio dirigido contra la secta alauita», añadió STJ.
Una fuente de Datour que habló con The Cradle revela que el Gobierno de Julani utilizó a una prominente familia alauita local para crear la proliferación de armas necesaria para justificar la represión.
La familia Aslan había sido anteriormente muy cercana a Maher al-Assad, hermano de Bashar y comandante de la 4.ª División de élite del ejército, pero rápidamente estableció buenas relaciones con el nuevo Gobierno tras su llegada al poder en diciembre.
Se hizo habitual ver a miembros de la Seguridad General de Idlib pasando tiempo en los negocios propiedad de los Aslan en la calle Thawra, a la entrada de Datour.
Cuando los residentes se quejaron a la Seguridad General de las actividades delictivas de la familia Aslan, como el robo de dinero y la confiscación de viviendas, la Seguridad General no tomó ninguna medida contra la familia.
La fuente que habló con The Cradle afirma que, los días 4 y 5 de marzo, miembros de la familia Aslan distribuyeron armas a los hombres alauitas del barrio, animándoles a tomar las armas contra la Seguridad General.
Esto era, por supuesto, extraño, dada la estrecha relación entre los Aslan y la Seguridad General, así como porque una rebelión de este tipo tenía pocas posibilidades de éxito.
«¿Por qué la familia Aslan distribuiría armas a sus compañeros alauitas en Datour sabiendo que una rebelión fracasaría?», se pregunta la fuente.
¿Qué ocurrió en Daliyah?
El 6 de marzo estalló un importante enfrentamiento en las aldeas alauitas de Daliyah y Beit Ana, situadas una junto a otra en las montañas de la zona rural de Jableh.
Fuentes de Daliyah que hablaron con The Cradle confirman que una gran comitiva de la Seguridad General entró en la aldea esa mañana para detener a un hombre de la zona, Ali Ahmad, que había escrito mensajes contra el Gobierno de Julani en Facebook.
Los miembros de la Seguridad General se llevaron a Ahmad de su trabajo en la estación local de minibuses y lo ejecutaron a la entrada de la aldea.
A continuación, los miembros de la Seguridad General entraron en la casa cercana de un oficial del ejército retirado, Taha Saad, en la aldea adyacente de Beit Ana, y mataron a sus dos hijos adultos.
En respuesta a los asesinatos, los hombres locales de la aldea reunieron armas ligeras y atacaron a los miembros de la Seguridad General. Después de que la Seguridad General pidiera refuerzos, llegó un convoy de 20 vehículos para ayudar a las fuerzas gubernamentales en la lucha.
Las fuentes de Daliyah que hablaron con The Cradle afirman que alrededor de 20 miembros de la Seguridad General y 17 hombres de la aldea murieron en el tiroteo.
Mientras continuaban los enfrentamientos, Damasco envió helicópteros para lanzar bombas sobre Daliyah y Beit Ana hasta que un avión ruso obligó a los helicópteros a retirarse.
El ejército de Julani intensificó aún más los ataques disparando artillería contra varias aldeas alauitas en las zonas montañosas desde la academia militar de Rumaylah, en la costa, cerca de la ciudad de Jableh.
Una fuente de Jableh que habló con The Cradle afirma que los bombardeos hicieron «enloquecer» a los alauitas, sobre todo porque Daliyah alberga un importante santuario religioso alauita.
La masacre y sus beneficiarios
Cuando el avión ruso apareció sobre Daliyah y Beit Ana, «la gente pensó que había llegado «el momento», así que se levantaron basándose en eso», declaró el exoficial de inteligencia que habló con The Cradle.
Los insurgentes alauitas atacaron posiciones de la Seguridad General y del ejército en varias zonas de la costa, incluida la Brigada 107 cerca de Ayn al-Sharqiyah, donde el grupo de Bassam Hossam al-Din secuestró a los miembros de la Seguridad General antes de ser asesinados en enero.
«No había ningún Meqdad Fatiha ni nadie más de fuera, ni iraníes ni otros. Se trataba únicamente de una fuerza popular que se levantaba contra esta situación», explica el exoficial de inteligencia.
Sin embargo, se sintieron envalentonados por las promesas de ayuda externa de la coalición liderada por Estados Unidos, los drusos y los kurdos.
Los enfrentamientos en la base de la Brigada 107 duraron toda la noche, pero los insurgentes alauitas interrumpieron el ataque a primera hora de la mañana siguiente, el 7 de marzo, pensando que las fuerzas de la coalición acudirían en su ayuda y bombardearían la brigada.
«Esperaron dos horas, pero no se produjo ningún ataque, no llegó ningún refuerzo. Su moral se derrumbó, se dieron cuenta de que todo era mentira, solo una trampa», continúa diciendo la fuente.
Una vez cesados los combates, se extendió la desilusión y los insurgentes alauitas que atacaban la base se retiraron y regresaron a sus pueblos.
El papel de Al Jazeera
Mientras los combates seguían en pleno apogeo el 6 de marzo, Al Jazeera repitió las informaciones falsas de los medios de comunicación turcos que afirmaban que los insurgentes alauitas estaban recibiendo un apoyo externo masivo de Irán, Hezbolá, las Fuerzas Democráticas Sirias kurdas e incluso Assad.
La propaganda de este medio de comunicación dio a Damasco el pretexto para movilizar no solo a los miembros oficiales de las unidades militares del Ministerio de Defensa, sino también a muchas facciones armadas no oficiales que respondieron a los llamamientos de las mezquitas para luchar en la «yihad» contra los alauitas.
En la mañana del 7 de marzo, convoyes de vehículos militares llenos de decenas de miles de combatientes extremistas de Sharaa comenzaron a llegar a la costa.
Debido a que la insurgencia alauita era débil y desorganizada, y no contaba con ayuda del extranjero, no pudo proporcionar ninguna protección a los civiles alauitas mientras se desarrollaban las masacres.
Al no encontrar resistencia, las fuerzas de Julani comenzaron a masacrar sistemáticamente a todos los hombres alauitas que encontraban, así como a muchas mujeres y niños, en ciudades, pueblos y aldeas de toda la costa, incluidos Jableh, Al-Mukhtariyah, Snobar, Al-Shir y los barrios de Al-Qusour en Baniyas y Datour en Latakia.
El alcance masivo y la naturaleza sistemática de las masacres, en las que participaron un gran número de hombres armados en tantos lugares, sugiere una planificación previa por parte de Julani y su ministro de Defensa, Murhaf Abu Qasra, antiguo comandante en jefe del ala militar del HTS.
Una creación mediática
La movilización de las fuerzas de Julani también se vio favorecida el 6 de marzo por la aparición en Internet de nuevos vídeos en los que se afirmaba que Meqdad Fatiha y miembros de la Brigada Escudo Costero juraban luchar contra el nuevo Gobierno.
En uno de los vídeos, el hombre que afirmaba ser Fatiha llevaba una máscara (esta vez vestido como un personaje del popular videojuego Mortal Kombat y de pie ante un fondo blanco), lo que hacía imposible saber quién era y si se encontraba en las montañas de Latakia o en un estudio de televisión en Tel Aviv o Doha.
En otro vídeo, Fatiha aparecía enmascarado y vestido igual que un militante del ISIS que decapitaba a cristianos en un vídeo en Libia en 2015, lo que llevó a especular que el vídeo era falso y había sido creado utilizando inteligencia artificial (IA).
Más tarde se publicó otro vídeo en el que Fatiha aparecía sin máscara, diciendo que los vídeos anteriores eran reales y no habían sido creados con IA. Sin embargo, el nuevo vídeo también parecía falso, ya que su cara, hombros y ojos se movían de forma antinatural mientras hablaba.
Durante múltiples visitas a la costa siria, The Cradle no pudo encontrar a ningún alauita que expresara su apoyo a Fatiha o creyera que su grupo era real.
La fuente de Daliyah afirma que «aquí nadie apoya a Meqdad Fatiha. Todos creemos que trabaja para Julani. La Brigada Escudo Costero es una invención».
Un antiguo oficial alauita del ejército de Assad de la costa siria declara a The Cradle: «Solo vemos vídeos de Meqdad Fatiha en Internet. Creemos que es solo una creación de los medios de comunicación».
Después de mostrar a The Cradle sus dientes podridos, el exoficial comenta: «¿Crees que estamos recibiendo ayuda de Irán o Hezbolá? Ni siquiera tengo dinero para arreglarme los dientes».
Una mujer alauita cuyo marido y dos hijos adultos fueron asesinados el 7 de marzo sugiere a The Cradle que Fatiha es un personaje ficticio, que solo existe en Facebook y que fue creado por las autoridades para justificar las masacres.
«¿Quién es? Julani lo creó. Es una mentira», explica.
Bajas de la Seguridad General
La movilización de las fuerzas extremistas de Sharaa de todo el país también se vio favorecida por las afirmaciones de que los insurgentes alauitas habían matado a 236 miembros de la Seguridad General en los ataques del 6 de abril.
Es cierto que algunos miembros de la Seguridad General fueron asesinados, pero las autoridades sirias nunca proporcionaron ninguna prueba de esta elevada cifra, lo que sugiere que se exageró enormemente para avivar la ira sectaria. Cuando Reuters solicitó los nombres o un recuento actualizado, los funcionarios sirios se negaron a proporcionarlos.
En un caso, el canal de Telegram «Euphrates Shield», favorable al HTS, publicó un collage de fotos en el que supuestamente se veía a miembros de la Seguridad General asesinados por «remanentes del régimen» durante los combates.
Sin embargo, uno de los combatientes que aparecía en las fotos publicó rápidamente una historia en su Instagram con un emoji de «risa a carcajadas» para demostrar que seguía vivo, según mostró el Observatorio Democrático Sirio.
Las ambiciones israelíes
El 10 de marzo, antes de que se enterrara a las víctimas de las masacres, i24 News publicó una carta supuestamente escrita por líderes alauitas en la que pedían a Netanyahu que enviara a su ejército para protegerlos.
«Si viene a la costa siria, que es predominantemente alauita, será recibido con canciones y flores», decía la carta.
También pedía a Israel que se uniera contra la «ola islámica liderada por Turquía», al tiempo que solicitaba ayuda para separarse de «este Estado extremista».
Cuando Israel «dio luz verde» en secreto a la masacre de drusos perpetrada por Julani en Suwayda en julio, el objetivo de dividir Siria avanzó aún más. Muchos drusos son conscientes de la relación secreta entre Damasco y Tel Aviv, pero, por temor a ser exterminados, sienten que no tienen más remedio que pedir protección a Israel y establecer una región autónoma en el sur de Siria.
Tres semanas después de las masacres de alauitas en marzo, un general israelí admitió discretamente que la violencia sectaria en Siria beneficia a Tel Aviv.
«Esta situación en la que todos luchan contra todos, y un día hay un acuerdo con los kurdos, al día siguiente una masacre de alauitas, al tercer día una amenaza a los drusos y ataques israelíes en el sur. Todo este caos es, en cierta medida, bueno para Israel», declaró Tamir Hayman en declaraciones a la Radio del Ejército israelí.
«Deseo suerte a todas las partes (pero) háganlo en silencio. No hablen de ello», añadió el general.
Traducción al español para Geopolitika.ru
por el Dr. Enrique Refoyo



