martes, 18 de febrero de 2025

EL ORGULLO NACIONALISTA SE DISPARA EN CHINA POR SUS VICTORIAS FRENTE A ESTADOS UNIDOS EN LA NUEVA GUERRA FRÍA DEL CONOCIMIENTO

Lucas de la Cal

El Mundo,  17/02/2025


Los éxitos de la superpotencia asiática en física, biotecnología, investigación espacial o inteligencia artificial explican la ola de patriotismo científico. Pekín invirtió en investigación y desarrollo 500 millones de euros en 2024, un 8,3% más que el año anterior

Hagamos un ejercicio periodístico: repasar durante 15 días seguidos la sección de Ciencia de los tres periódicos estatales chinos con mayor tirada. El primero de todos es el Diario del Pueblo, el periódico oficial del gobernante Partido Comunista. Luego está el Guangming Daily, más centrado en temas educativos, y el Southern Weekly, el favorito de los intelectuales más liberales, que apuesta por enfoques con una temática más social. Si algo tienen algo los tres además de la descarada alineación pro gubernamental --tampoco les queda otra opción si quieren seguir saliendo a los quioscos-- es que funcionan como una inagotable expendedora de hitos científicos, patriotismo y bofetadas, con mayor o menor sutileza, al de siempre, al gran rival: Estados Unidos.

China ha recuperado la corona de investigación en Física que perdió ante EEUU en 2023. Por primera vez, Shanghái ha superado a Nueva York para ocupar el segundo lugar entre las ciudades científicas mundiales en una lista que lidera Pekín. En el último número de Nature, una de las revistas científicas más antiguas y prestigiosas de Occidente, casi la mitad de los estudios publicados presentan trabajos de investigadores chinos. China ha superado a EEUU por primera vez en número de expertos en ciencia y tecnología de alto nivel. ¿Por qué los científicos chinos más destacados que trabajan en Occidente están regresando a China?

Estos son algunos extractos de las noticias que más lucen, las del autobombo, aquellas que suben la autoestima. Todas vienen a decir que Pekín va como un tiro en la carrera por ser la primera superpotencia en todo, empezando por arrasar en el terreno científico y dominar, como ya están haciendo, la producción de investigación mundial.

Una forma de medir la calidad de la investigación científica es contar el número de artículos que los investigadores de cada país publican cada año en las revistas científicas internacionales. Pero, sobre todo, el alto impacto que estos tienen: es decir, la cantidad de veces que los trabajos son citados por sus colegas en otros estudios. Según datos de Clarivate, una empresa de análisis científico, hace dos décadas EEUU producía 20 veces más artículos que China. En 2022, China superó a EEUU por primera vez en cantidad y calidad de artículos científicos, liderando además los ranking del Nature Index, creado por la editorial del mismo nombre, que incluye las contribuciones a informes de calidad que aparecen en las publicaciones más prestigiosas. Según este citado índice, el gigante asiático, que también presenta ahora más patentes que cualquier otro país, es líder mundial en ciencias de la Tierra, físicas, químicas y medioambientales.

En medio de la nueva Guerra Fría entre las dos superpotencias mundiales --estos días estamos viendo los primeros disparos de la guerra comercial--, el asalto a la cima del conocimiento por parte del régimen de Xi Jinping nutre un orgullo nacional avivado en los medios estatales, que también dedican amplio espacio para destacar los hechos concretos.Es decir, los últimos logros, como cuando un grupo de investigadores de la Universidad de Ciencia y Tecnología de Huazhong consiguió recientemente mantener vivo a un mono durante seis meses con un riñón de cerdo modificado genéticamente, lo que supone un gran avance en el trasplante de órganos de una especie a otra.

"Pacientes de todo el mundo que esperan trasplantes están muriendo debido a la escasez de órganos, incluso en China, donde solo se realizan 10.000 trasplantes al año, a pesar de que más de un millón de personas padecen enfermedad renal terminal", explica Chen Gang, el director del equipo. "Los órganos de cerdo, que tienen un tamaño similar a los órganos humanos y tienen mecanismos metabólicos similares, pueden ofrecer una solución al problema".

En esta línea de la investigación genética tenemos más noticias sobre científicos chinos que han utilizado la ingeniería de células madre embrionarias para crear los primeros ratones con dos padres que llegan a la edad adulta, lo que también ha revelado una posible forma de mejorar el potencial de desarrollo de los embriones. O que unos investigadores del Instituto de Materia Médica de Shanghai han probado en ratones una prometedora vacuna, desarrollada a partir de membranas de células tumorales, para el tratamiento del cáncer de mama.

"La nanovacuna está diseñada para estimular la respuesta inmune de las células B (un glóbulo blanco abundante que se encuentra en los tumores) y se sabe que tiene efectos antitumorales a través de múltiples mecanismos. Cuando se probó en ratones con cáncer de mama triple negativo (una forma invasiva que no se puede tratar con terapia hormonal), la nanovacuna logró una tasa de inhibición tumoral del 89,3%", reza el informe presentado por los investigadores, quienes destacaban que este camino podría ayudar a crear vacunas contra el cáncer "más personalizadas" que se puedan extraer incluso de las propias células tumorales del paciente.

De las prometedoras pruebas en roedores saltamos al espacio con un proyecto para crear una "central solar" que recoja la energía del sol en la órbita de la Tierra y la transmita a la Tierra, proporcionando energía de forma continua. "Las estaciones solares espaciales pueden recolectar energía sin verse afectadas por los ciclos día-noche. Además, la densidad energética es mucho mayor en el espacio: aproximadamente 10 veces la media en la superficie de la Tierra", señala Long Lehao, miembro de la Academia China de Ingeniería (CAE), que compara esta idea con la construcción de la famosa presa de las Tres Gargantas, el mayor proyecto hidroeléctrico del mundo, que se ubica en el río más largo de China, el Yangtsé, y tiene una capacidad de generación de energía anual de unos 100.000 millones de kWh.

Long señala que para que este proyecto salga adelante se necesitan cohetes con la capacidad para transportar pesados materiales al espacio y el desarrollo de nuevas tecnologías para transmitir de manera eficiente la energía hasta la Tierra. Lo primero parece que pronto estará listo porque el equipo de Long ya tiene a punto el Long March-9, un cohete de carga pesada reutilizable que podría transportar hasta 150 toneladas a la órbita baja de la Tierra, superando, según los investigadores chinos, a los cohetes de carga pesada de la NASA.

En los últimos días, las páginas científicas de los medios chinos resaltan que un dron comercial chino "super rápido", capaz de alcanzar cuatro veces la velocidad del sonido, realizará su primer vuelo el próximo año como parte de un proyecto más amplio para desarrollar un avión de pasajeros supersónico antes de 2030. Y no hay que pasar por alto los informes sobre uno de los vídeos más virales en las redes sociales chinas: perros robot, capacitados para llevar cargas pesadas en condiciones de frío extremo, a temperaturas de hasta menos 40 grados, caminando por la Antártida.

Los chinos parecen haber cogido el gusto por los robots de cuatro patas. En algunas ciudades como Nanjing o Tianjin es habitual ver perros robot policías patrullando por las zonas comerciales. Y el ejército ya cuenta con los bautizados como lobos robot, unidades cuadrúpedas armadas con fusiles, que trabajan en equipo y que pueden servir de apoyo a los soldados en primera línea de combate.

Cada uno de estos lobos pesa 70 kilos y está equipado con cámaras de reconocimiento de alta definición, cámaras termográficas infrarrojas y pequeños radares. "Actúan en manada, por eso los comparamos con los lobos. Pueden realizar distintas tareas, como trabajos de reconocimiento avanzado sobre el terreno, transporte de suministros y ataques de precisión con armas ligeras contra objetivos", detallan desde China Ordnance Industry Group, la corporación de defensa estatal que ha desarrollado estos robots.

Otra empresa del sector, Shanghai Qingbao Engine Robot, ha fabricado 20 monjes robot, vestidos con la tradicional túnica naranja, que serán enviados a India para lanzar sermones en un templo hindú. Unitree, fabricante de robots humanoides de la ciudad de Hangzhou, triunfó hace unos días al llevar a la gala del Año Nuevo Chino, el programa de televisión más visto del mundo cada año, a 16 robots que cautivaron al público con sus sincronizados bailes.

Hangzhou, un importante centro de fabricación en la carrera robótica entre China y EEUU, también es la cuna de los mejores startups chinas, como DeepSeek, el asistente de inteligencia artificial que provocó un terremoto en el mercado de las tecnológicas por su bajo coste y su potente modelo de razonamiento publicado en código abierto. Después de la ola de pánico entre los inversores estadounidenses por el pelotazo de Pekín en IA, el gigante chino Alibaba adelantó la presentación de su nuevo modelo de IA, Qwen 2.5, asegurando que superaba incluso al aclamado DeepSeek-V3. ByteDance, la matriz de TikTok, también ha lanzado un modelo de razonamiento que, según sus pruebas de referencia, también superaba al ChatGPT de OpenAI.

Otro fenómeno tecnológico chino que inquietó recientemente a Washington fue la red social Xiaohongshu, un híbrido chino entre Instagram, Pinterest y Tripadvisor con más de 300 millones de usuarios. En enero se convirtió en la nueva casa de los autodenominados refugiados de TikTok, usuarios estadounidenses que se mudaron a esta app china desde la popular plataforma de vídeos cortos. Esto sucedió antes de que el presidente Donald Trump salvara a TikTok de la prohibición con un periodo de gracia para buscar una posible venta a un comprador estadounidense.

Los programadores de Xiaohongshu, que significa pequeño libro rojo y para el público occidental ha adoptado el nombre de RedNote -algo parecido hizo en su día TikTok, cuya aplicación hermana china, la original, se llama Douyin-, tuvieron que contratar a moderadores bilingües en inglés ante la oleada de nuevas inscripciones procedentes de EEUU. Quien dice moderadores dice censores, porque esta app china, al igual que el resto, operan bajo el estricto control del Gran Cortafuegos. Toda plataforma que no acepte estas reglas, como es el caso de las occidentales Instagram, Facebook o X, son bloqueadas en el ciberespacio patrio y únicamente se puede acceder a ellas a través de una VPN, el sistema que encripta la conexión y que, a pesar de ser ilegal, su uso está bastante extendido en China, incluso entre los políticos que impusieron el cerrojazo a Internet.

Pero el estrellato repentino de la aplicación china pilló a los reguladores desprevenidos y Xiaohongshu se abrió como un patio en línea en el que se conectan sin filtros, con conversaciones muy abiertas y directas, chinos y estadounidenses. "Estoy buscando a mi espía chino", bromeaba un nuevo usuario norteamericano en un comentario ampliamente compartido en una plataforma que se lanzó en 2013 y que se usa en China como una especie de motor de búsqueda para todo, desde restaurantes hasta consejos para viajar.

Algunos analistas vieron a Xiaohongshu como una especie de puente de reconciliación entre dos pueblos que en los últimos años se han encontrado con muchos muros para conectarse por la rivalidad entre las dos actuales superpotencias. Mientras que Washington ha estado intentando ahogar el avance de su gran rival con todo tipo de restricciones a las exportaciones de chips y otros componentes esenciales para el desarrollo tecnológico, desde Pekín parece que ya se ha apagado definitivamente el viejo sueño americano. Porque no hace mucho tiempo que en China todo lo que venía de EEUU se consideraba automáticamente mejor. Ahora es todo lo contrario.

"La polarización política y la nefasta gobernanza social en Estados Unidos, que siempre ha afirmado ser el faro de la democracia mundial, ha dejado a los estadounidenses sin esperanza y ha provocado que ese sueño americano, que en su día estaba muy bien empaquetado, parezca ahora pálido e impotente", dice Lu Xiang, investigador de la Academia China de Ciencias Sociales, que sostiene que estas son algunas de las razones por las que EEUU ha perdido gran parte de su atractivo en China.

Fue durante la primera etapa de Donald Trump en la Casa Blanca cuando el Gobierno chino, a través de sus múltiples canales de propaganda, comenzó a pregonar sobre el ascenso de China frente a la decadencia de EEUU y a la caída del orden mundial dominado por Occidente. En Pekín tienen claro que para consolidar este ascenso hay que apostar fuerte por la ansiada autosuficiencia tecnológica, y que para ello se necesita seguir invirtiendo mucho dinero (el gasto anunciado en investigación y desarrollo fue de alrededor de 500 millones de euros en 2024, un 8,3% más que el año anterior) en ambiciosos proyectos que seguirán disparando el orgullo patriótico del pueblo chino.