domingo, 6 de noviembre de 2016

EL PISO DE ESPINAR

Beatriz Talegón Ramops
Diario 16, 04/11/2016

Todos los días Podemos en la picota del "pograma" Al Facha Vivo


Si algo bueno tiene decir siempre lo que una piensa es que no te debes a más criterio que la ética, la justicia y la búsqueda de la verdad. No es sencillo puesto que siempre te van a llover críticas por algún lado y, cuando los asuntos a tratar suelen estar manipulados, es bastante probable que a corto plazo te lluevan palos por todos lados. Pero lo cierto es que, hasta ahora, solamente ha hecho falta esperar un poco para poder ver que lo defendido terminaba siendo lo acertado.

No es que exista una bola mágica que dé las soluciones. Más bien la clave está en procurar conocer el contexto, adquirir la información necesaria y no dejarse llevar por los intereses que siempre suele haber detrás del asunto puesto en la palestra.

Han sido ya varias las veces que me he visto prácticamente sola defendiendo una postura en tertulias y en distintos medios de comunicación. La más desgarradora que he vivido fue ante el acoso y derribo de Juan Fernando López Aguilar. Se articuló una campaña mediática de difamación, con acusaciones tremendamente graves por parte de su exmujer, en la que contribuyeron todos los medios de comunicación.

Recuerdo verme sola defendiendo la inocencia de Juan Fernando, tratando de explicar que todo aquello era una estrategia que tenía como finalidad que el canario no se presentase a la candidatura para ser candidato a la Presidencia de Gobierno por el PSOE. Fue una experiencia durísima: por el sufrimiento que se le causó al agraviado, tanto en su vida personal como en su carrera política. Pasado el tiempo se demostró que no había pruebas para acusarle de semejantes hechos y el Tribunal Supremo archivó la causa. Por supuesto la información sobre la inocencia de López Aguilar no ocupó ni los mismos espacios, ni las mismas portadas, ni los mismos minutos en las tertulias y medios  de comunicación. Se ocasionó un daño que jamás se reparó y que, sin lugar a dudas, manchó probablemente para siempre la intachable trayectoria del exministro. 

No soy sospechosa de simpatizar con Podemos. De hecho soy crítica, reconozco que a veces excesivamente crítica, pero siempre argumentando mis posicionamientos. Jamás me he dejado llevar por la corriente ni me he creído los argumentos sin respaldo que en demasiadas ocasiones se vierten. Por eso cuando estos días estalla el llamado “escándalo Espinar” y decido defender al Senador madrileño lo hago porque estoy convencida de su absoluta inocencia ante unos hechos que se le imputan de manera interesada y malintencionada. Como siempre, hablo y escribo con absoluta libertad sin más dependencia que a mi conciencia y principios. Tal y como siempre he hecho. Y precisamente movida por la hartura de escuchar una y mil veces mentiras y medias verdades manipuladas, decido escribir estas líneas.

Los hechos probados, y reconocidos por el Diputado de la Asamblea de Madrid son los siguientes:

Con 21 años Ramón Espinar se apunta a la bolsa de vivienda joven de la Comunidad de Madrid. Año 2007.  En España gobernaba Zapatero y en la capital del reino, el Partido Popular: Esperanza Aguirre era la Presidenta regional y Gallardón el Alcalde de la ciudad.

Por aquél entonces la que escribe trabajaba en la Bolsa de Vivienda y Emancipación de la provincia de Guadalajara y allí me encargaba de asesorar a jóvenes sobre las ayudas, trámites y demás cuestiones de interés a la hora de buscar una vivienda y un empleo… por lo que de este asunto en cuestión he tenido información y experiencia de primera mano.

Era el momento en el que se fomentaba el acceso de los jóvenes a las viviendas, tanto en propiedad (a través de hipotecas especiales, planes regionales y ayudas especificas) como en alquiler (facilitando la ayuda de la Renta Básica de Emancipación, entre otras). Los padres repetían una y otra vez aquéllo de que, como la vivienda estaba subiendo de precio a gran velocidad, lo más inteligente era buscar un proyecto interesante e invertir, puesto que sería una manera de ahorrar, no tirar el dinero y en un futuro, poder recuperar lo invertido si fuera necesario (incluso obtener beneficios). Todos conocemos esta historia porque precisamente por esta vorágine la burbuja se fue inflando cada vez más. Y ya conocemos el final de la historia.

Muchos padres animaron a sus hijos a meterse en la compra de viviendas que, en muchos casos, para que fuesen rentables, se compraban sobre plano -y así eran más baratas- y a través de cooperativas. En no pocos casos nos alistábamos en las bolsas de vivienda joven para poder optar a viviendas con condiciones especiales.

Lo cierto es que en aquel momento había facilidades por todas partes para solicitar una hipoteca: en la mayoría de los casos bastaba con tener algo de dinero ahorrado para dar los primeros pasos y alguien que sirviera como avalista.

Transcurridos los años, estallada la crisis, mucha gente perdió sus empleos y no pudo hacer frente al compromiso adquirido. La verdad es que contar todo esto a estas alturas resulta ciertamente absurdo, porque todos tenemos grabadas en la retina miles de escenas de desahucios: se daban precisamente por la razón que aquí se está explicando. La misma que Espinar ha contado estos días sin parar: nadie esperaba que las cosas pudieran salir mal y de pronto, todo cambió. Comenzaron a sucederse historias desgarradoras: familias sin casa, suicidios y bancos que se hacían con las viviendas para las que hacía no mucho habían dado todas las posibilidades. Todo lo que ya conocemos de sobra y estamos hartos de ver.

Que para pagar la entrada de la vivienda Espinar tuviera que pedir dinero a sus padres y a su abuela, es algo perfectamente normal. Lo raro sería que no lo hubiera hecho así.

Que la vivienda le fue adjudicada a dedo: no exactamente. Que no fuera adjudicada por sorteo no significa que sea dada a dedo. Más bien en aquellos momentos los organismos encargados de gestionar los distintos proyectos de vivienda, y en este caso el referente a los jóvenes menores de 35 años, se encargaban de llamar, en base al listado de demandantes, para ofrecer aquellas viviendas que, o bien no entraban en el sistema de sorteo (siempre se dejaba un porcentaje disponible) o bien habían quedado sin adjudicar ante la falta de demanda necesaria. En este tipo de circunstancias se ofrece la vivienda con las condiciones establecidas y en caso de seguir cumpliendo con los requisitos necesarios, el interesado podrá optar a la adquisición de la misma. Y así le sucedió al Senador de Podemos, como a muchos otros.

¿Cumplía con los requisitos mínimos exigidos? Era menor de 35 años y sus ingresos no superaban el tope establecido. Sin más. Solicitó el dinero necesario para la señal a su familia y se dedicó a terminar la carrera mientras terminaban de construir la vivienda. Se dice que no ocupó la vivienda, algo bastante lógico teniendo en cuenta que no estaba construida.

Transcurrieron tres años hasta que la vivienda se terminó. Era el año 2010 cuando llega el momento de escriturar ante notario. Hay que señalar que las declaraciones hechas por la periodista de PRISA que ha llevado este asunto (Mariela Rubio), señala que la compra de la vivienda no se produce hasta este momento, en 2010. No fue así. En este momento se escritura, pero la adquisición se inicia en 2007 cuando se paga la reserva. Según el contrato que firma con la promotora, el comprador tenía un plazo de tres meses para revocar su decisión y en tal caso, avisándolo según lo establecido en el contrato, podría recuperar las cantidades aportadas hasta la fecha. Una vez transcurridos los tres meses, lo habitual en cualquier cooperativa es que si quieres renunciar a tu derecho (la vivienda, garaje, locales) perderás el dinero aportado hasta la fecha. Suele ser así aunque el Secretario General de CCOO hoy dijera que se podría haber devuelto la cantidad aportada en todo momento. Curioso. Porque normalmente no suele ser así. Además, carece de sentido señalar por escrito que se tienen tres meses para hacerlo si dicen que podía hacerlo en cualquier momento. ¿No cree?

En el momento en que termina la construcción y llega la obligación de escriturar, Espinar entiende que no podrá hacerse cargo de los pagos de la hipoteca. Su situación no era la que le habría gustado que fuera y antes de que sea demasiado tarde, lo más sensato es intentar vender la casa para que no suponga un problema. Solicita permiso para venderla y en la Comunidad de Madrid le indican la manera de hacerlo así como el precio. En este punto la periodista que da la noticia vuelve a aportar información sin mostrar los datos en los que se basa: dice que Espinar solicitó en un principio la venta al mismo precio por el que él adquirió la vivienda y que después modifica la cantidad aumentándola en 30.000 euros. Al dar esta noticia se aporta el documento relativo a la venta con la cantidad aumentada, y no se aporta el supuesto documento donde dice querer vender por la misma cantidad de su compra.

Con la transacción gana netos unos 19.000 euros. Podría igualmente haberlos perdido si la tasación de la Comunidad de Madrid hubiera establecido el descenso del valor de la vivienda. Son las condiciones con las que uno acepta el trato. Resulta lamentable escuchar decir que tendría que haber vendido la vivienda por lo mismo que le costó en su momento. Dudo sinceramente que nadie hiciera semejante cosa: principalmente por los gastos que suponen las gestiones. ¿Alguien vende una casa nueva por menos precio del que pagó? Es evidente que la situación debe ser muy excepcional. No hay ilegalidad ni inmoralidad. El precio de la venta se ajusta exactamente a lo establecido por la autoridad competente. Sin más.

Todo es perfectamente legal, por mucho que se quiera buscar algún resquicio para atacar al político. Es más, en declaraciones dadas por los que adquirieron su vivienda, éstos manifiestan que la transacción fue totalmente normal, que además quedaron contentos porque Ramón Espinar en ningún momento trató de aprovecharse -como sí manifiestan que les pasó en otros casos cuando les pedían dinero negro a parte del precio oficial-, llegando incluso a reconocer que había algún fallo en las cuentas y el hoy Senador fue quien se percató y avisó del error. Nada que reprocharle.

Por si fuera poco, durante estos dos días, la periodista encargada de sacar a la luz esta “primicia” cuestionaba el uso que Espinar pretendía darle a su beca de colaboración en la Universidad. Y es que los ingresos con los que el de Podemos pretendía hacer frente al pago de la hipoteca provenían de la remuneración que obtenía -en concepto de beca de colaboración- por su trabajo en un proyecto audiovisual para la Complutense. Comentaba la periodista de Cadena Ser que con el dinero que te dan de una beca no puedes pagar hipotecas, que debes dedicarlo exclusivamente a libros y material necesario para los estudios. Resulta sorprendente que desconozca esta señora que hay becas que consisten en desarrollar un trabajo y recibir un salario por ello. Sin más. La de Espinar era una de ellas. 

Llama la atención el interés por intentar hacer de algo perfectamente normal un motivo de escarnio. Más sorprendente resulta ver que la práctica totalidad de tertulianos, medios de comunicación se han alineado en defender una misma postura. Es preocupante no encontrar voces que hablen con objetividad del asunto y que, peor aún, no se hayan informado lo más mínimo sobre el tema. Porque me parece importante señalar varias cuestiones:

– No se trata de una Vivienda de Protección Oficial. Se trata de una Vivienda de Protección Pública, y de manera concreta, dentro del plan de Vivienda Joven. Parece lo mismo pero no lo es, hay grandes diferencias. Como los requisitos exigibles al solicitante, así como las condiciones de acceso y venta posterior de la misma.

– El hecho de pedir dinero a familiares para hacer frente a la señal no es nada reprochable. Más bien algo habitual en una sociedad en la que la capacidad adquisitiva de los jóvenes es nula, y las posibilidades de emanciparse, cada vez más escasas.

Todo este asunto más bien parece ir dirigido a generar una opinión negativa sobre la persona de Ramón Espinar. Salpicarle por el escándalo que protagoniza su padre, y dar a entender que el hijo se ha beneficiado también del uso de las tarjetas black. En este sentido llama la atención que se repita constantemente el nombre de la entidad CajaMadrid cuando las declaraciones del Senador de Podemos dejan muy claro que su hipoteca estaba firmada con BBVA.

Y llamativo es también que justamente se haya elegido el momento del inicio de campaña para las primarias de Podemos en Madrid donde Espinar es uno de los principales candidatos, probablemente el más fuerte, puesto que está respaldado por el Secretario General, Pablo Iglesias.

Desde Podemos se ha denunciado la “máquina del fango” del grupo PRISA y su evidente interés por inmiscuirse en el proceso político de la formación. Es algo que resulta evidente: tanto el diario El PAIS como la Cadena Ser están protagonizando ultimamente numerosos escándalos por su falta de objetividad y su manifiesta intencionalidad en la información dada al respecto de formaciones como el PSOE y PODEMOS, atacando de manera directa y evidente a personas como Pedro Sánchez y en este caso, Espinar. Es de todos conocido el viraje de este medio de comunicación en los últimos tiempos. Sobre todo desde que Amber Capital, firma internacional referente en fondos buitre, se haya hecho con la mayoría de las acciones del grupo PRISA.

No se trata de atacar al mensajero, en este caso Mariela Rubio, sino de poner de manifiesto que la información para hacer su función, requiere ser objetiva, equilibrada y veraz. En este asunto se ha puesto de manifiesto una cierta intencionalidad, dejando detalles sin cubrir (como la información relativa al comprador de la vivienda, el tipo de beca obtenida por el Senador en su momento, las condiciones de la VPP dentro del plan para jóvenes), que no era necesario requerir de Espinar, por lo que a pesar de la negativa de éste para conceder una entrevista hace días, no es motivo para haber pasado por alto información contrastable y fundamental en este asunto.

Sirvan estas líneas para tratar de hacer justicia, para poner el foco también sobre la necesidad de una prensa libre y responsable que no haga el juego de enredar en los procesos democráticos ni en la acción política. Va siendo hora de personas valientes que hagan uso de la ética en todos los ámbitos de la vida. Los políticos por supuesto, pero todos los demás también. Es cuestión de establecer unos códigos de conducta que rijan para todos en nuestra sociedad.

Es momento de que los medios de comunicación asuman su responsabilidad en toda la crisis que estamos sufriendo actualmente respecto del sistema político y del debilitamiento de la democracia. Porque no es lo mismo informar que tratar de formar una opinión. La diferencia es abismal y en ella radica la profesionalidad de un periodista. Igual que la ética para la validez de un político.