sábado, 29 de julio de 2023

EL GLADIO ESPAÑOL: ETA Y LA ESTRATEGIA DE TENSIÓN (3)

Berlín Confidencial, 26/05/2019

Swing tiene claras varias cosas a la hora de definir la estrategia de tensión española. Una de ellas es que el “famoso” plan de ETA para atentar contra el Rey “nunca se produjo”. Señala que “Cada vez que había una crisis del sistema, cada vez que querían desmantelar a alguna rama de “las fuentes de la lucha antiterrorista”, utilizaban una metáfora, que era la “bala para el Rey”. Otra es que “las cloacas de Interior, por supuesto, fueron manejadas por el enlace de la CIA en España, Andrés Cassinello, “San Dios” quien afirmará años después, en 2008 (al igual que el juez Bermúdez sobre el 11-m) que “hay cosas que es mejor que no se sepan nunca”.

Cassinello perteneció a los servicios de inteligencia españoles, CESID en los años clave del terrorismo de ETA y se formó en la anticomunista escuela de Fort Bragg, en EEUU, especializada en contrainsurgencia, terrorismo de Estado y escuadrones de la muerte. Swing señala que “Como ocurre en cualquier mafia, hay muchas guerras de clanes, pero quien tendrá la última palabra para detener, defenestrar, asesinar o lo que sea a algún miembro o a algún clan, son los de arriba. Y “los de arriba” están en Langley, Virginia”. Es decir, estamos hablando de la CIA.

Retornando a los años 80, después del sainete fallido del 23-F, operación coordinada por la CIA, el CESID español, el Rey y buena parte de la plana política española del momento (también por el Vaticano, según Swing), aparece Marbella que “se convierte en el centro internacional de vendedores de armas y viven a todo lujo los que participan en el Irangate, en el cual participamos a través de Paesa y otros capos de interior como San Cristobal, Saenz de Santamaría, Rafael del Río. Pero en junio del 81 empieza la guerra de clanes cuando empiezan a desactivar las antiguas tramas terroristas de la policía”

La guerra de clanes antedicha significa, según Swing, que empiezan a apartar discretamente a los elementos más añejos y violentos de la policía franquista a principios de los años 80, como es el caso de Antonio González Pacheco, “Billy el Niño”, quien es separado de la lucha antiterrorista en 1981. Swing lanza una bomba de espoleta retardada, a propósito de los clanes-mafias del Estado que controlaban la guerra de cloacas en los setenta/ochenta: “El jefe de este clan es el comisario Roberto Conesa. Él es ETA, es el FRAP y, sobre todo, es el GRAPO. Aunque por encima estén San Dios (Cassinello) o el hombre del Papa en Cáritas, Rafael del Río, que es el gran aglutinador en la policía”.

“Otros hombres del superagente Conesa, señala Swing, son el inspector Medina o el comisario José Sainz (a mediados de los setenta, Sainz sería director general de la policía), que es quien llevaba a el Lobo (el famoso infiltrado en ETA) y al jefe de ETA Militar durante el juicio de Burgos e “inventor del impuesto revolucionario”, Juan José Echave«. Roberto Conesa y José Sainz son los de las pruebas falsas –tan similares a las del 11M- del atentado de la calle Correo y el de la California 47. Confluirán con el coronel del CESID, Juan Alberto Perote, en la “voladura controlada” del GAL”.

Recordemos que los atentados terroristas contra esas dos cafeterías madrileñas, Rolando, de la calle Correo, en 1974 (que provocó 13 muertos y decenas de heridos), y la California 47 (9 muertos, decenas de heridos), en 1979, fueron dos falsas banderas (enmarcadas en la estrategia de tensión del Gladio español), que se atribuyeron a ETA (junto a varios comunistas) y al GRAPO, respectivamente.

En el NO-DO sobre la “transición española”, el relato que encargaron desde TVE a esa gran embustera llamada Victoria Prego, (en el caso concreto del atentado contra la cafetería Rolando), fue la primera vez que ví cómo aparecía la película oficial de que ETA y un grupo de comunistas habían ideado conjuntamente esa masacre contra una cafetería que, nos decían, era frecuentada diariamente por policías de una comisaría cercana, pero que ese día, “milagrosamente”, no hubo ninguno.

Pero la “idea” de organizar la falsa bandera de Rolando fue obra del SECED y las cloacas del «supercomisario» Conesa, aunque la ejecución material corrió a cargo de un grupo de tontos útiles de ETA (más un grupo de militantes comunistas). Se rumoreó entonces que existía una nota interna policial que fue desvelada en aquella época por la revista Cambio16, que hablaba de que ningún policía se acercara a esa cafetería el día que estalló la bomba. Nota que nunca fue desmentida por Interior. Por otra parte, Lidia Falcón, la hoy conocida líder del Partido Feminista, e implicada en aquel atentado, acusó hace años a la miembro del comando de ETA autor del atentado contra Rolando, Eva Forest, de ser una de las infiltradas. Forest también había participado un año antes, dentro del comando «Txikia» de ETA, en el atentado de encargo contra Carrero Blanco

Llegamos al año 1983, con el PSOE en el poder y tenemos al ex falangista (en el PSOE había unos cuantos) José Barrionuevo y Rafael Vera en el Ministerio cloaquero del Interior. Bajo las órdenes del subcomisario Mariano Baniandrés, jefe de la Brigada Antigolpe, el inspector de policía Juan José Medina Lozano sigue la pista de tres armas Marietta Ingram, al menos dos de ellas utilizadas en el atentado terrorista contra los abogados laboralistas de Atocha, ocurrido en enero de 1977. Ambos policías son cesados antes de que puedan concluir su investigación sobre el Gladio español, pero llegan a reconstruir el itinerario de las tres “mariettas”.

Las “Mariettas” eran metralletas de tipo Ingram, modelo M-19, de 9 milímetros Parabellum, pertenecientes al Servicio Central de Documentación de la Presidencia del Gobierno, entonces dirigido por el coronel Andrés Cassinello Pérez (“San Dios” en todas partes), el hombre clave de la CIA en España. Las Mariettas habían sido compradas por el comisario Roberto Conesa a la fábrica Military Armament Corporation, de Atlanta (Estados Unidos).

El inspector Medina es destituido justo cuando va a viajar a Roma para mostrarle al terrorista neofascista Pier Luigi Concutelli fotos de varios miembros del servicio de inteligencia español, CESID (CNI), con la intención de que el ultraderechista reconozca a la persona que le había dado el arma. Concutelli fue el asesino que acribilló al juez italiano Vittorio Occorsio, en 1976, y cuando fue detenido por la policía italiana en febrero de 1977 se encontró en su poder una de esas metralletas. Concutelli fue el cuarto hombre del Gladio italiano presente en la masacre de la calle Atocha de enero de 1977, en la que resultaron muertos cinco abogados laboralistas.

Según el testimonio del arrepentido neofascista Angelo Izzo, Concutelli también participó en el secuestro y desaparición del dirigente de ETA-PM, Eduardo Moreno Bergaretxe, Pertur, bajo la dirección de otro célebre terrorista internacional que estuvo a sueldo del Ministerio del Interior español y el CESID: Stefano Delle Chiae, jefe de la organización terrorista italiana Ordine Nuovo. Cuando se iba a reabrir el caso “Pertur” en España hace unos años con el testimonio clave de un testigo “protegido” (sic) italiano, llamado Sergio Calore, éste fue asesinado en su celda de Italia y se cerró definitivamente el caso. Las cloacas leyeron el mensaje y pusieron fuera de la circulación a Calore.

Curiosamente, una información de ELPAIS de 1977, a raíz de los asesinatos de los abogados laboralistas de Atocha ocurridos en enero de ese mismo año, se hacía eco de que ETA disponía de ese tipo de armas Mariettas según relataba el periodista Jesús de las Heras: “Un portavoz de ETA declaró a EL PAIS, en este sentido, que «en efecto, la Guardia Civil les había intervenido Mariettas en diversas ocasiones». El mismo portavoz precisó, sobre las características de tal arma, que ETA «le practicaba algunas modificaciones para su más fácil manejo» y que ETA «las conocía desde hace un par de años, aproximadamente. […] Respecto al modo de conseguir las Mariettas en España, dicho portavoz manifestó que resultaba prácticamente imposible. «Las Mariettas -explicó- son muy conocidas en todos los países de Europa occidental, menos en España. Para conseguirlas en el extranjero hay que tener buenos contactos».

Esos “buenos contactos” mediante los cuales ETA obtenía su arsenal de armas nunca fueron desvelados ni tampoco existen investigaciones sobre quiénes fueron los que estaban más “arriba” y firmaban las órdenes de entrega. Ni, claro, cómo unos «mataos» de ETA se hacían, adicionalmente, con explosivos de origen militar “a la carta” o robaba goma2 sin problemas de los que deberían ser “superprotegidos” arsenales de explosivos. El caso del poco conocido traficante de armas, el “aristocrático” Carl Magnus Torsten Von Armfelt, agente de la CIA, fue uno de los que se sabe suministró armas a ETA. Si el ultraderechista Concutelli estaba en posesión de una “Marietta” adquirida por las cloacas del Estado español y ETA disponía de ellas ¿quién podría mover los hilos del tráfico de esas armas? Y es que a veces el “mercado negro”…no es tan negro.

Desde las cloacas del Estado español se inició una campaña contra el subcomisario Mariano Baniandrés, cuya brigada investigaba actividades de ultraderechistas italianos que residían en España y tenían relaciones con la policía franquista, ya que declaró ante el juez de instrucción número 27 de Madrid que durante el tiempo que permaneció al frente de la Brigada de Interior comprobó que existían filtraciones de datos confidenciales hacia los servicios de información militares (el CESID), en concreto a través de un inspector adscrito a su brigada, Leopoldo Seijas Candelas (el “Luis Candelas” de la Brigada). La revista Tiempo, en julio de 1985, acusó a Seijas de filtrar información confidencial de la policía al Centro Superior de Información de la Defensa (CESID, hoy CNI).

Baniandrés había descubierto que faltaban cinco mil documentos de su Brigada y según afirmó “como era insostenible la situación de Leopoldo Seijas, y dado que filtraba todas nuestras investigaciones al CESID, decidimos facilitarle, sin que él se diese cuenta, documentos falsos para desorientar a los servicios de información militares». Entre los documentos sustraídos de la Brigada se encontraban numerosos informes confidenciales sobre el frustrado golpe de Estado del 23-F y sobre actividades involucionistas dirigidas por militares y grupos ultraderechistas civiles. Por dichas revelaciones el entonces capo de las cloacas “socialistas”, Rafael del Río, director general de la policía, abrió un expediente a Baniandrés.

Pero como dice Swing, “no hablemos de golpistas de derechas y brigada antigolpe de izquierdas, ya que la Brigada Antigolpe estaba formada en su mayoría por hombres de Juan Antonio González Pacheco, más conocido por Billy el Niño, antes de que éste fuera depurado de los servicios de información de la policía por el comisario Manuel Ballesteros”.

Este era el panorama de los cloaqueros a mediados de los años 80.

Swing prosigue su análisis con unas sorprendentes afirmaciones qué guardan tantos paralelismos con el Gladio italiano “En 1984 ya están desmontando las antiguas tramas de interior. Por el lado de ETA y por el lado parapolicial. La trama de ETA que quitarán es la de ETA-M, de Txomin, la ETA manejada, aparte de por los chicos de Conesa, por el PNV. En enero del 84 tiene lugar la reunión de Galindo y el etarra Echave en el Faisán, para empezar la “negociación” con Txomin. El primer asesinato de un socialista se produjo el 23-F de 1984, cuando recibieron un aviso clarito de lo que les pasaría si no aceptaban el juego de las cloacas: es el asesinato del socialista Enrique Casas.

En marzo siguen desmontando tramas antiguas. Al pie negro-Gladio de la OAS y auténtico clan mafioso de los bajos fondos-, Jean Pierre Cherid, le estalla la bomba que está manipulando y que le fue entregada en la comisaría de Francisco Alvarez, en Bilbao. Parece que una “interferencia” tuvo la culpa de la muerte de este experto en explosivos”. Lo de la “interferencia” es una ironía que ya pueden imaginar de qué va.

Swing se detiene brevemente en dos personajes clave de las cloacas del CESID. Uno de ellos es el ya mencionado Andrés Cassinello (San Dios), subdirector del “mando único antiterrorista” en 1982 y otro el general Manuel Monzón (asiduo en los últimos tiempos a tertulias de las cadenas de la derecha). A ambos Swing les llama “dos anacletos siameses” (anacletos es el apelativo que les ponen a los espías del CESID-CNI, parodiando el añejo cómic español “Anacleto, agente secreto”). Siameses Cassinello y Monzón…pero no tanto.

Cuenta Swing que “En 1982 mientras el primero, Cassinello, más “artístico” y mentiroso decía que a la lucha contra ETA le faltaba continuidad en los mandos y alguien que controlara toda la información, cosa que hacía precisamente él, en cambio, Monzón dice unas “verdades” de lo más curiosas”.

Monzón, inconscientemente o no, pone sobre la mesa la gran verdad de lo que ha constituido y constituye el eje central del terrorismo de falsa bandera y Gladio, es decir, el terrorismo de Estado, mediante unas declaraciones recogidas por ELPAIS en el año de referencia (1982). Monzón dijo entonces: “El terrorismo se organiza como un Estado que tiene como primera misión infundir miedo entre los ciudadanos para luego vender su seguridad, por lo que necesita de los medios de comunicación para hacer patente su eficacia y existencia». Es de Perogrullo, pero no esta mal que Monzón lo ponga negro sobre blanco”, señala Swing

Y ahora, sí, nos vamos definitivamente hacia el principio, a los inicios de lo que constituye el inicio de la actividad terrorista de ETA, en la etapa de la dictadura franquista, que Swing llama PRIMERA FASE OPERATIVA ETARRA. 1968-1976, siguiendo el plan que habría predicho el coronel del SECED, San Martín. La descripción que hace Swing de estos primeros años es significativa. Por ejemplo, dice que el atentado contra el siniestro comisario Melitón Manzanas “es encargado por Jon Oñatibia, miembro del PNV y agente de la CIA y el FBI. El encargo es hecho a Txabi EtxebarriETA, quien decía que no iba a acabar el año sin que tuvieran un muerto. El muerto fue él. Sin embargo, la muerte de Txabi es utilizada como excusa para hacer el primer atentado. “Cruzar el rubicón”, que decía Madariaga”.

Sin embargo, advierte Swing “El atentado contra Melitón es encargado originalmente al confidente del comisario José Sainz (entonces jefe superior de la policía de Bilbao), Juan José Echave. Pero Echave no lo hace y es acusado de espía. Detienen a toda la cúpula de ETA y el jefe de ETA-militar pasará a ser el propio Echave. Entre la muerte de Pardines-EchevarriETA y Melitón, aparece un serial propagandístico en varios periódicos, permitido (alentado, claro) por el Ministerio de Desinformación y Ocultismo de Fraga, en el que se cuentan las clásicas trolas que han llegado hasta nuestros días sobre los vascos y en el que los servicios secretos anticipan los movimientos que va a hacer ETA durante los siguientes 8 años. Un montón de “flashforwards” que tienen la función de tener a todo el mundo cogido por los huevos”

Para complementar un poco lo anterior, respecto del personaje José Sainz, y tirando de la hemeroteca de ELPAIS, se pueden encontrar, cosas interesantes, entre otras se planteaba abiertamente, en los años 70, de los nexos entre la CIA y ETA. Santiago Carrillo, el secretario general del PCE, fue uno de los que propuso esos vínculos. En una entrevista de ELPAIS de diciembre de 1979 que realizó el periódico al mencionado policía José Saínz, se le plantea por el periodista (Fernando de las Heras) lo siguiente (P, pregunta; 1, respuesta):

P: “Santiago Carrillo ha dicho recientemente que la CIA tuvo contactos con ETA en sus orígenes. Y Marcos Vizcaya (que entonces era parlamentario del PNV en el Congreso), dice que también hubo relaciones entre servicios de información norteamericanos y los del PNV, en los comienzos. Hay sectores que piensan que si la CIA estuvo en un principio, habrá seguido y sigue estando. ¿Qué opina?.

Saínz, que mentía más que hablaba, responde cínicamente:

“Si Carrillo y el PNV lo dicen, tendrán sus motivos. Yo jamás me encontré con esa señora CIA ni con nadie que se le pareciera”

Cuando el periodista aprieta las tuercas a Sainz, empieza a incomodarse.

P. Y sobre la proliferación de comandos autónomos (comandos ocultos), no sólo de ETA, ¿cuál es su juicio?

Ustedes, los periodistas, vienen a por una cosa y luego siempre quieren más.

El periodista De las Heras insiste:

P. Entiendo que puntos como estos no se pueden desligar de una visión global. Por concretar más, en el conjunto del fenómeno terrorista, ETA, GRAPO y otros hay suficientes lagunas y oscuridades como para pensar en la incidencia de agentes desestabilizadores, ¿Cree usted en ello?

Creo que el caso de ETA está bastante claro. En el caso de los GRAPO se ha pretendido ver fantasmas detrás. Nosotros no hemos llegado a ellos. Toda organización, cuando nace, recurre a quien le presta apoyo. ETA, por ejemplo, ha tenido hombres allí donde ha surgido un foco de revolución.

Qué me dices…¿que ETA estaba infiltrada por «agentes desestabilizadores» y el GRAPO no (quizás porque los «grapos» estaban en «candelero» en aquel año)? No sé, uno pensaría que Saínz dio algunas claves sobre ETA en la respuesta y luego recula echando mano de un imaginario «foco de revolución etarra» que no se lo cree ni él mismo. Pero el periodista insiste:

P. Insistiendo en esto, hay evidencias, cuestiones puntuales, que denotan cómo en nuestro propio país algunos individuos de trayectoria oscura -el argentino Cesarsky (un notorio ultraderechista de entonces vinculado con la organización terrorista Triple A y relacionado con las cloacas del Estado españolas), por ejemplo- han tenido contactos con servicios oficiales -el Grupo de la Plaza de España- y, a la vez, con grupos terroristas en mayor o menor grado.

Bien. Es innegable que puede haber incidencias de servicios paralelos. Pero digo puede y, en todo caso, a nivel de individualidades. Desde luego, la policía no tiene ningún grupo asignado a misiones de semejante índole, ni siquiera ese.

Más claro….agua…”incidencias de servicios paralelos”. Ninguna pregunta más señoría.