miércoles, 14 de agosto de 2024

LA EXPRIMERA MINISTRA DE BANGLADÉS ACUSA A EE. UU. DE ORQUESTAR SU DESTITUCIÓN POR NO CEDERLE PARTE DE SU TERRITORIO

El Informador, 12/08/2024

La exprimera ministra de Bangladés, Sheikh Hasina, acusó a EE.UU. de orquestar su destitución por haber rechazado cederles el control de la isla de Saint Martin, que proporciona a su propietario el control sobre el golfo de Bengala. Así lo informa la propia Hasina en una carta enviada al The Economic Times.

Los seguidores cercanos a Hasina hicieron llegar al medio, una carta en la que la exdirigente explica por qué dimitió y alerta a su pueblo de posibles provocaciones y manipulaciones.

San Martín es la única isla de arrecife de coral de Bangladés, y según las evidencias histróricas, no es nuevo el interés que EE. UU.  tiene sobre este atolón, donde pretende construir una base aérea que le daría influencia en el golfo de Bengala, cerca de India y China. Sin embargo, el gobierno estadounidense siempre lo ha negado.

También es conocido que Bangladés se ha convertido en un enclave asiático de la industria textil, girando en buena parte su economía alrededor de este sector que representa inversiones millonarias para occidente.

No obstante, si bien la alta dependencia del sector textil es una de las razones de su actual recesión, no es menos cierto que Bangladés fue considerado un ejemplo de resurgimiento económico, en el subcontinente sudasiático.

Ya sea por su atolón, por su ubicación geográfica o por lo que su industria textil pasó a representar para occidente, la exprimera ministra acusaba que EE. UU. tenía los ojos puestos en su país, al punto incluso de aupar el surgimiento de un Estado cristiano -proestadounidense-, como ya sucedió en Timor Oriental.

Este enclave se ubica en una vasta región fronteriza con Birmania, pero, más importante aún, a las puertas del estrecho de Malaca, vital para las importaciones chinas.

Analistas no descartan que la visita del ministro ruso de Asuntos Exteriores, Sergei Lavrov, haya colaborado a aumentar el interés sobre Bangladés, por cuanto la de septiembre de 2023 fue la primera visita de un canciller ruso al país sudasiático,  segundo mayor socio comercial y de inversión de Rusia en esa región.

La victoria de Hasina en los comicios de principios de año estuvieron señaladas por las acusaciones de fraude electoral y de violaciones de DDHH por parte de su gobierno.

EE. UU. manifestó su preocupación por la situación y la alianza política de Hasina lo acusa de financiar al islamista Partido Nacionalista de Bangladesh (BNP), promotor de las protestas

De allí que Hasina, en su carta, pide a los estudiantes que aún están protestando: “los conspiradores se aprovecharon de la inocencia” de los jóvenes y les utilizaron para desestabilizar la nación.

La exmandataria aseguró que tuvo que dimitir porque, de lo contrario, se habría asesinado a más personas y se habría destruido más recursos. Dice estar al tanto de que “muchos líderes han sido asesinados, los trabajadores son acosados y sus hogares son objeto de vandalismo e incendios”.

El 5 de agosto Hasina renunció a su cargo y huyó a la India en medio de los violentos disturbios que costaron la vida a centenares de personas en la última semana. Mientras tanto, continúan en el país los enfrentamientos con la Policía, los actos de violencia y el vandalismo. Desde el inicio de los disturbios, se calcula que ha habido alrededor de 440 muertos.

viernes, 9 de agosto de 2024

CIVIL WAR: ASÍ PREPARAN HOLLYWOOD Y JOE BIDEN A LOS ESTADOUNIDENSES PARA LA PRÓXIMA GUERRA CIVIL

Alexander Markovics

Geopolitica.ru, 09.08.2024

«¿Estás listo para elegir la libertad sobre la democracia? En eso consiste Estados Unidos»: lo que suena como las palabras del líder de un partido de la guerra civil, fue pronunciado por el presidente estadounidense Joe Biden ante los simpatizantes de su partido demócrata en Filadelfia el 18 de abril. Y no se trata de un caso aislado: si se observa la cultura pop estadounidense de los últimos años, pero también numerosos libros publicados por los círculos globalistas y los medios de comunicación estadounidenses, se tiene la impresión de que la «mitad izquierda del reino» estadounidense no está interesada en un traspaso pacífico del poder y prepara una guerra civil para mantenerse en el poder.

Más de cuatro años de Joe Biden han dejado el país en un estado desastroso: la situación en la frontera con México, la inmigración masiva y la escalada de la delincuencia, el colapso de las infraestructuras, la crisis de los opioides, las interminables guerras en Ucrania y Oriente Medio, un poder judicial politizado que ya no imparte justicia, pero también la obsesión por el género, entre otras cosas, han puesto a Estados Unidos, antaño una nación orgullosa, en una situación difícil y lo han dividido profundamente. No es casualidad que Donald Trump siga liderando las encuestas, incluso después de las sentencias en su contra. Uno tiene la impresión de que el Estado profundo está empezando a preparar a sus ciudadanos para lo inimaginable haciéndolo poco a poco concebible: la guerra civil.

Una película para programar la opinión pública estadounidense

Civil War, la última película del director británico Alex Garland, o para ser más precisos, una coproducción estadounidense-británica-,se estrenó en un momento en el que Estados Unidos está más dividido que nunca. En la película, la guerra civil estalla después de que un presidente fácilmente identificable como el alter ego de Donald Trump cumpla un tercer mandato inconstitucional para disolver el FBI y haga que los estados escindidos de California y Texas sean bombardeados, marchando juntos sobre Texas para detener las acciones de lo que consideran un tirano.

El espectador sigue los acontecimientos a través de los ojos de un grupo de reporteros de guerra que documentan la locura de una América devastada por la guerra. Las escenas van desde saqueadores torturados, pasando por peleas en las que nadie sabe quién dispara a quién y por qué, hasta un escuadrón de la muerte leal al presidente que liquida a cualquiera que no haya nacido en Estados Unidos. Lo que en algunos momentos puede leerse como una parábola de la cobertura mediática occidental de la guerra en Oriente Próximo y el resto del mundo (una joven estadounidense se inmola en un centro de distribución de alimentos haciéndose pasar por terrorista suicida con una bandera estadounidense en la mano) pronto se revela como una fantasía de venganza globalista, al final de la cual los tanques Abrams de los estados separatistas asaltan la Casa Blanca y el presidente gime por su vida antes de ser ejecutado por una soldado negra que ni siquiera pestañea.

Lo que las imágenes parecen querer evocar en el espectador es la idea de que «Trump y todo lo que simboliza deben morir». Dado el ambiente recalentado en Estados Unidos y la polarización del país impulsada cada vez más por la administración Biden, cuesta creer que esta película sea un «accidente» artístico que no tenga nada que ver con la programación política. Civil War, al parecer, es una película sobre la programación de la opinión pública estadounidense para que acepte una guerra civil inevitable.

El ciclo electoral de 2024 se convertirá en el acontecimiento clave de la violencia potencial

En el lado estatal, los preparativos para la guerra civil también están en marcha. En sus perspectivas para 2024, el Departamento de Seguridad Nacional de Estados Unidos afirma que el ciclo electoral de 2024 podría convertirse en el acontecimiento clave para la violencia potencial. Según sondeos realizados en 2022 por la revista The Economist y la plataforma YouGov, más del 40% de los estadounidenses creen que una guerra civil es probable o muy probable en los próximos diez años. Casi uno de cada cuatro estadounidenses está a favor de que su estado se separe, siendo la idea más popular en Texas, Alaska y California.

El núcleo del conflicto: el Gran Despertar frente al Gran Reinicio

El núcleo político del conflicto puede reducirse a grandes rasgos a la lucha global entre las fuerzas que apoyan el Gran Reajuste y, por tanto, la globalización (los globalistas, es decir, los demócratas en Estados Unidos) y los partidarios del Gran Despertar de los Pueblos (los patriotas, los republicanos).

No es casualidad que pensadores globalistas como la politóloga estadounidense Barbara Walter, en su libro Cómo empiezan las guerras civiles, hablen de una «mezcla tóxica de teorías conspirativas, milicias armadas, tribalismo cultural, polarización y extremismo político» que lleva a la gente a desear el fin de la sociedad (post)moderna para poder construir una nueva sociedad. La respuesta, por supuesto, es que las élites globalistas de Estados Unidos conspiran contra su propio pueblo (desde las guerras perpetuas del Imperio estadounidense hasta la inmigración masiva, la obsesión por el género y la política del coronavirus), que será llevado al matadero por esas mismas élites si no les planta cara. Hasta ahora, este conflicto ha sido pacífico en los Estados Unidos por parte de los partidarios del Gran Despertar… pero ¿y si las propias élites recurren a la violencia?

No es Norte contra Sur, sino pueblo contra campo: no habrá guerra civil como en el siglo XIX

Si se piensa en la Guerra Civil estadounidense de 1861-1865, con líneas de frente claramente definidas entre el Norte y el Sur, no hace falta ir muy atrás en el tiempo para imaginar cómo sería una segunda Guerra Civil estadounidense: son los acontecimientos que siguieron a la muerte del narcotraficante George Floyd en el verano de 2020 y que desafiaron al Estado norteamericano, entonces todavía liderado por Trump, con ataques masivos a la policía. Siguiendo el modelo de las revoluciones de colores en Europa del Este y Oriente Medio, Estados Unidos vivió por primera vez revueltas civiles que convirtieron partes del país en una réplica de Iraq en ruinas.

También era la primera vez que en Estados Unidos aparecían antifascistas ataviados con pasamontañas negros, al igual que el fenómeno que conocemos en Europa. También podríamos ver escenas como la del 6 de enero de 2021, cuando los furiosos partidarios de Trump protestaron contra el robo de las elecciones por parte de los demócratas, con la diferencia de que esta vez el presidente en ejercicio Joe Biden podría no querer permitir un traspaso pacífico del poder a Trump. Tal escenario, que degeneraría entonces en un conflicto armado entre los partidarios de Trump y los de Biden, no tendría por tanto frentes claros como en el siglo XIX: la guerra se centraría en cambio en las oposiciones entre la ciudad y el campo y el centro y la periferia.

Por ejemplo, en el estado de Maine, en la costa este de Estados Unidos, la costa, muy poblada, votó mayoritariamente a Biden en 2020, mientras que el interior, menos poblado, votó a Trump, ganando así el estado para los republicanos. Un conflicto así sería extremadamente caótico y solo podría resolverse con la intervención de unidades del ejército estadounidense o de la Guardia Nacional, el ejército propio de cada estado, siempre que para entonces no se hubieran disuelto y organizado de otra forma.

Un panorama sombrío para el futuro de Estados Unidos: los Estados norteamericanos divididos

Digan lo que digan, parece que en Estados Unidos se está gestando una guerra civil planeada desde hace tiempo. Aunque la causa parece ser el deseo de las élites globalistas de impedir una revolución pacífica contra el Gran Reemplazo en el corazón del globalismo, las próximas elecciones estadounidenses parecen ser el desencadenante planeado de la guerra. Productos culturales como la película Civil War no sólo son consecuencia de la atmósfera polarizada en todo Occidente y en Estados Unidos en particular, sino que forman parte de una programación que prepara a los estadounidenses para la posibilidad de una guerra civil y les empuja en esa dirección.

La constante escalada de la lucha entre los partidarios del Gran Reemplazo y los del Gran Despertar está siendo provocada por el Deep State en Estados Unidos, precisamente por el pantano que Trump no ha logrado drenar durante su mandato; esto parece estar haciendo que la guerra civil sea cada vez más inevitable. Uno podría desear a los estadounidenses que un escenario tan apocalíptico, que su gobierno ha provocado en muchos países del mundo en las últimas décadas, no sucediera, pero en Washington parece haber otros planes para el futuro de Estados Unidos.

Fuente

martes, 6 de agosto de 2024

BANGLADESH SE SUMERGE EN UNA AUTÉNTICA REVOLUCIÓN DE COLORES

Andrew Korybko

Geopolitika.ru, 06/08/2024

La Guerra Híbrida contra Bangladesh es en realidad parte de la Guerra Híbrida más amplia contra la India que están librando los liberal-globalistas gobernantes de EEUU por razones ideológicas.

Hace menos de dos semanas se afirmó que "los disturbios en Bangladesh no son una revolución de color, pero podrían convertirse fácilmente en una", que es precisamente lo que ha ocurrido desde entonces. El movimiento de protesta indígena liderado por estudiantes consiguió lo que quería en un principio después de que el Tribunal Supremo redujera drásticamente sus odiadas cuotas de empleo en el gobierno, tal y como exigían, pero los disturbios han empeorado. Evolucionó hasta convertirse en una auténtica Revolución de Colores, caracterizada por una oleada de terrorismo urbano llevado a cabo por un variopinto grupo de alborotadores.

Algunos estudiantes siguen implicados en el movimiento que crearon a principios de junio después de que los tribunales restablecieran el mencionado sistema de cuotas tras un paréntesis de varios años, que finalmente fue recortado como se ha escrito anteriormente, pero ahora también implican a miembros radicales de la oposición y a delincuentes. Su última exigencia es la dimisión de la recién reelegida primera ministra Sheikh Hasina, que cumple un histórico cuarto mandato consecutivo tras las elecciones de enero, lo que convierte a este movimiento en un cambio de régimen.

El analista indio Surya Kanegaonkar resumió la secuencia de los acontecimientos en un tuit informativo publicado aquí el domingo, que coincide con la visión mencionada en el análisis hipervinculado de la introducción, pero que la amplía añadiendo más detalles sobre el modus operandi de Estados Unidos. También remitió a la gente al artículo de Aayushi Rana del mismo día titulado "Fake Voices Fuel Real Fury: Ulterior Motives Of Foreign Entities in Bangladesh Student Protests", que merece la pena leer junto con su tuit.

Lo esencial es que una combinación de sanciones contra el partido gobernante, personas influyentes en las redes sociales conectadas con la oposición radical, bots, noticias falsas y activistas locales cultivados en Occidente fueron utilizados como armas para castigar a Hasina por su política exterior y avanzar en el objetivo de crear un Estado cristiano sustituto. Esto último es poco probable debido a la capacidad de resistencia de los servicios de seguridad y de su Estado, pero eso no significa que Estados Unidos no intente poner en práctica su proyecto geopolítico en la coyuntura estratégica del sur y el sudeste asiáticos.

A medida que continúe la violencia, es probable que se impongan más sanciones selectivas contra el partido gobernante, que podrían llegar a ser también sectoriales si Estados Unidos decide utilizar como arma su importación a gran escala de productos textiles bangladeshíes para provocar una crisis económica con el fin de radicalizar a más miembros de la sociedad contra el gobierno. También existe la posibilidad de que la oposición radical recurra a ataques terroristas tradicionales, como atentados con bomba, para maximizar el caos en medio de su actual oleada de terrorismo urbano en las calles contra la policía y los hindúes.

Las implicaciones de este peor escenario para India son que más personas podrían intentar huir a través de la frontera, empeorando así las tensiones entre la población local y los recién llegados, que ya es un problema en algunas partes de India desde hace tiempo. Además, el protagonismo mediático mundial de ese aspecto humanitario de la crisis bangladeshí podría servir para desprestigiar aún más la reputación de India en Occidente, complementando así los esfuerzos existentes impulsados por el escándalo del asesinato especulativo del año pasado.

Entendida de este modo, la Guerra Híbrida contra Bangladesh forma parte en realidad de la Guerra Híbrida más amplia contra India que están librando losliberal-mundialistas gobernantes en Estados Unidos por razones ideológicas, cuyos objetivos contradicen los de sus rivales conservadores-nacionalistas encargados de formular políticas que respetan a India como socio. Las implicaciones son inmensas y es que el primer ministro indio, Narendra Modi, podría verse obligado a endurecer su postura hacia Occidente a pesar de sus intenciones de normalizar y posteriormente ampliar las relaciones.

Es imposible en este momento predecir exactamente lo que sucederá a continuación en Bangladesh, aparte de reafirmar la improbabilidad de que este complot de cambio de régimen en toda regla tenga éxito. Probablemente se derramará mucha más sangre antes de que todo termine, sea cuando sea, y es posible que el país esté entrando en una fase muy oscura que podría durar algún tiempo. No obstante, Bangladesh siempre puede contar con sus estrechos socios indios y rusos, cuyo apoyo le ayudará a capear esta guerra híbrida provocada por Occidente.

¿Cuál es el mejor camino para Bangladesh tras el sorprendente éxito de su cambio de régimen?

Lo que acaba de suceder en Bangladesh es ominosamente similar al "EuroMaidan" de 2014 en Ucrania, donde los agravios legítimos dieron lugar a un movimiento de protesta a nivel nacional que luego fue cooptado por oportunistas políticos, radicales y fuerzas externas para llevar a cabo un cambio de régimen como Occidente quería.

La primera ministra bangladeshí, Sheikh Hasina, acaba de dimitir y huyó del país el lunes, cuando los alborotadores asaltaron su palacio, lo que llevó al jefe militar Waker-uz-Zaman a declarar un gobierno de transición y una investigación sobre las muertes que se produjeron a lo largo de los disturbios de este verano. También dijo que no se impondría la ley marcial si el país volvía a la paz, aunque eso está por ver. He aquí algunos antecedentes de esta rápida secuencia de acontecimientos:

16 de abril de 2023: "¿Por qué EEUU está tramando un cambio de régimen en Bangladesh?"

26 de noviembre de 2023: "Rusia advirtió que EEUU podría orquestar una revolución de color en Bangladesh"

10 de enero de 2024: "El resultado de las elecciones en Bangladesh y Bután da a India un respiro estratégico".

28 de enero de 2024: "Lanueva narrativa de la oposición bangladeshí pretende atraer al máximo a Occidente".

27 de mayo de 2024: "Bangladesh advierte sobre un complot occidental para crear un Estado cristiano sustituto en la región".

25 de julio de 2024: "Los disturbios en Bangladesh no son una revolución de color, pero podrían convertirse fácilmente en una".

5 de agosto de 2024: "Bangladesh ha caído en los estertores de una revolución de color en toda regla".

En el último artículo mencionado se daba por sentado que los militares recurrirían a todos los medios necesarios para mantener la ley y el orden, pero finalmente no fue así después de que se negaran a utilizar la fuerza letal para impedir que un gran número de alborotadores irrumpieran en el palacio presidencial. No está claro si fueron consideraciones humanitarias/morales o el temor a las sanciones occidentales, pero en cualquier caso, ese fallo fue el responsable de que se predijera erróneamente que el cambio de régimen no tendría éxito.

Lo que acaba de suceder en Bangladesh es ominosamente similar al "EuroMaidan" de 2014 en Ucrania, donde los agravios legítimos dieron lugar a un movimiento de protesta a nivel nacional que luego fue cooptado por oportunistas políticos, radicales y fuerzas externas para llevar a cabo un cambio de régimen como Occidente quería. A diferencia de Ucrania, sin embargo, los militares están liderando la transición política y podrían así ayudar a estabilizar el país en lugar de permitir que se convierta en un agujero negro de caos regional (ya sea de inmediato o más adelante).


Aun así, cabe mencionar otra comparación, y es que el bando vencedor en Bangladesh culpa a la India de apuntalar al que ellos consideran su "dictador" ahora derrocado, al igual que el bando vencedor en Ucrania dijo lo mismo sobre el apoyo previo de Rusia a Viktor Yanukovich. Independientemente de cuál sea la política exterior prevista del ejército durante el ínterin, es probable que capitule ante la presión pública para, al menos, distanciarse un poco de la India en aras de restaurar la estabilidad en las calles.

En consecuencia, la investigación prometida también podría implicar convenientemente a Hasina y a sus allegados en las muertes de este verano para encubrir el papel del bando vencedor en todo esto, al igual que la investigación posterior al "Maidan" de Ucrania culpó a Yanukóvich y los suyos (aunque más tarde se supo más de la verdad). Dependiendo de cómo se desarrolle todo y de su ritmo, Bangladesh podría volver a su anterior papel de espina clavada en el costado de India, que podría adoptar la forma de acoger a grupos que Delhi designara como terroristas.

El noreste de India se vio afectado por una breve pero muy intensa ronda de disturbios el verano pasado en Manipur, sobre la que los lectores pueden obtener más información aquí y aquí, y esto recordó a los responsables políticos lo vulnerable que es esa diversa parte de su país a la inestabilidad causada por la afluencia de diferentes grupos demográficos. Los kukis cristianos de Myanmar se enfrentaron a los indígenas hindúes meiteis en Manipur, mientras que los bangladeshíes musulmanes ya se habían enfrentado anteriormente a grupos indígenas en los estados limítrofes del noreste de la India.

La segunda línea de fractura mencionada es excepcionalmente peligrosa debido a que Bangladesh es un Estado independiente, a diferencia de la llamada "Kukilandia" que los grupos separatistas quieren esculpir en la región con el apoyo de Occidente. En consecuencia, cualquier violación percibida de los derechos de su población -incluidos los de los inmigrantes ilegales- podría agravar las tensiones bilaterales, con el consiguiente riesgo de una guerra regional. Para ser claros, éste es sólo el peor escenario posible, y la gente no debería temerlo en este momento.

No obstante, cualquier movimiento en esa dirección podría provocar una grave crisis de seguridad para India, que Estados Unidos y China podrían aprovechar de distintas formas: el primero, mediante el apoyo a las fuerzas armadas y a grupos no estatales potencialmente afiliados activos en India, y el segundo, mediante una posible base. Después de todo, si Bangladesh llega a temer a India o, al menos, fabrica artificialmente tal percepción, se deduce naturalmente que podría intentar "equilibrar" a India ampliando ampliamente los lazos militares con China.

La mejor manera de avanzar sería que la situación interna se estabilizara y que Bangladesh mantuviera las políticas favorables a India de su gobierno anterior, aunque es poco probable que eso se materialice por las razones que se han explicado. La segunda mejor posibilidad es que se enfríen los lazos con India, pero que no se produzca una desconfianza mutua de Estado a Estado. Y, por último, el peor escenario posible es que las relaciones se deterioren, tras lo cual Estados Unidos y China lo aprovechen a su manera para ejercer presión sobre India (coordinada o no).

La violencia política tras el golpe de Estado en Bangladesh es un mal presagio para su futura dirección

Aparte de la violencia política retributiva y de los ataques contra la minoría hindú, los alborotadores también atacaron símbolos y lugares asociados al Padre de la Nación que llevó a Bangladesh a la independencia, lo que envía un mensaje escalofriante sobre lo que tienen en mente para el futuro de su país.

La dimisión el lunes de la primera ministra bangladeshí, Sheikh Hasina, y la sustitución de su gobierno por una administración provisional dirigida por militares fue seguida de una oleada de violencia política. Se tomó el Parlamento, se asaltó el palacio de Hasina, se saquearon algunas oficinas del antiguo partido gobernante y las casas de sus miembros, y se atacó a la minoría hindú. A pesar de ser lamentable, la violencia política retributiva y el ataque a las minorías son previsibles en situaciones "revolucionarias".

Lo que pocos podían prever, sin embargo, es que también se atacaran símbolos del Sheikh Mujibur Rahman, conocido como "Bangabandhu" y venerado como Padre de la Nación. Esto incluyó actos vandálicos contra sus estatuas y murales, así como la quema de su museo conmemorativo en la capital, que solía ser su hogar y desde donde declaró la independencia de Bangladesh. Aunque era el padre de Hasina, no es culpable de los crímenes de los que la acusan los llamados "manifestantes pacíficos prodemocracia".

Algunos le odiaban por su laicismo y su alineación no occidental, lo que explica su asesinato en 1975 y el golpe militar que le siguió, pero gran parte de esa ira ha pasado ya que la mayoría de la población ni siquiera había nacido entonces y, por tanto, no tiene ningún recuerdo personal de él. Independientemente de la opinión que cualquier bangladeshí pueda tener sobre su política, Bangabandhu sigue siendo el Padre de la Nación, y atacar sus símbolos durante los últimos disturbios es un mal presagio para el futuro de Bangladesh.

Sólo los extremistas religiosos y políticos atacarían sus símbolos, lo que desacredita las afirmaciones de los participantes de que son "manifestantes pacíficos en favor de la democracia" y da crédito a las de Hasina de que en realidad son fuerzas radicales contrarias al Estado. Lo ocurrido tiene todas las características del Partido Nacionalista de Bangladesh (BNP) y sus aliados. Se les ha acusado de retozar con extremistas religiosos y de ser radicales políticos, afirmaciones que no carecen de fundamento.

El fundador del partido, Ziaur Rahman, aplicó políticas islamistas al llegar al poder dos años después del asesinato de Bangabandhu y luego pivotó hacia Occidente (incluidos sus entonces socios árabes y chinos). La rivalidad entre el BNP y la Liga Awami (AL) de Bangabandhu se ha mantenido constante desde entonces, al igual que la amenaza que supone el movimiento Jamaat-e-Islami (JEI), polémico desde el punto de vista legal y formado por leales a Pakistán que más tarde se aliaron con el BNP debido a sus políticas islamistas.

Sin embargo, atacar los símbolos de Bangabandhu de una forma tan notoria en este momento crucial de la historia nacional envía el mensaje de que la violencia política continuará, sin que ninguno de los partidarios del AL esté a salvo. A menos que los militares puedan restablecer el orden, y es demasiado pronto para saberlo aunque todo parece ir en esa dirección, el BNP-JEI podría emprender una matanza contra la AL. Podría producirse entonces un éxodo masivo a India, con el riesgo de desestabilizar unas regiones fronterizas ya de por sí tensas demográficamente.

Incluso si ese oscuro escenario no se materializa, está claro que los soldados de a pie del BNP-JEI no estarán contentos hasta que su país borre el legado de laicismo y alineamiento con India de la AL. Al fin y al cabo, eso es precisamente lo que representa Bangabandhu, por lo que atacar sus símbolos transmite su odio hacia esas políticas e implica que cierto nivel de malestar podría continuar mientras sigan en vigor. Bangladesh tiene el derecho soberano de promulgar las políticas que quiera, pero no debe hacerlo bajo presión.

Es demasiado pronto para predecir si el BNP-JEI conseguirá todo lo que quiere, pero el parlamento en el que el BNP no participó por boicotear las elecciones de enero acaba de ser disuelto y su líder encarcelado fue liberado justo después, por lo que es probable que esté preparado para desempeñar un papel en la administración provisional antes de las nuevas elecciones. En ese caso, el BNP y sus soldados de a pie del JEI tendrían muchas más posibilidades de presionar a las autoridades para que distanciaran de algún modo a Bangladesh de India, lo que podría agravar las tensiones regionales.

Análisis de la secuencia del cambio de régimen que derrocó al Primer Ministro de Bangladesh, que llevaba mucho tiempo en el cargo

He aquí cómo se desarrolló todo desde el comienzo de las protestas estudiantiles de este verano, inicialmente pacíficas, contra la reimposición por el poder judicial de un polémico sistema de cuotas de empleo en el gobierno, hasta la oleada de terrorismo urbano que finalmente obligó a la dirigente del país, que llevaba mucho tiempo en el cargo, a huir a la India para salvar su vida.

Los consumidores ocasionales de noticias no saben mucho de Bangladesh, aparte de que es un país del sur de Asia que acaba de experimentar un cambio de régimen, pero también es el octavo país más poblado, con una de las mayores industrias textiles del mundo y una posición geoestratégica de primer orden. Bangladesh limita con los estados del noreste de la India, unidos al "continente" por el "Cuello del Pollo", que sólo tiene entre 12 y 14 millas de ancho en su parte más estrecha, y algunos de estos mismos estados llevan años sufriendo disturbios etnoseparatistas.

Sheikh Hasina, ex primera ministra de Bangladesh durante muchos años, fue una aliada de facto de India a pesar de cultivar estrechos lazos con China y Estados Unidos. Compartía la visión del primer ministro indio, Narendra Modi, sobre el desarrollo regional y, por tanto, permitió a su país derechos de tránsito a través del suyo para facilitar el comercio con sus Estados del noreste. Además, Hasina impidió que su país fuera utilizado por grupos militantes afines calificados de terroristas por Delhi, y también tomó medidas enérgicas contra los radicales religiosos.

Aunque la economía bangladeshí creció rápidamente bajo su liderazgo, recurrió a la mano dura para mantener la estabilidad interna, lo que disgustó a un número cada vez mayor de jóvenes de inclinación islamista que consideraban las causas judiciales de su gobierno contra la oposición como "lawfare antidemocrático". Las controvertidas tácticas de los servicios de seguridad agravaron inadvertidamente la disidencia interna y, en última instancia, provocaron sanciones selectivas por parte de Estados Unidos, que ya empezaba a estar descontento con su equilibrio multipolar.

En los últimos catorce meses han empeorado sus lazos con Estados Unidos, después de que en abril de 2023 acusara a este país de fomentar un cambio de régimen en su contra, y de que en noviembre Rusia expresara su preocupación por la posibilidad de que orquestara una Revolución de Colores durante las elecciones de enero de 2024, que la oposición boicoteó. Hace menos de tres meses, Hasina insinuó con rotundidad que Estados Unidos era el país occidental al que acusaba de conspirar para crear un Estado cristiano proxy en la región, después de que ella rechazara su petición de una base naval.

Poco después, el Tribunal Superior restableció a finales de junio el polémico sistema de cuotas de empleo del Gobierno que había sido declarado ilegal en 2018, lo que sirvió de detonante para que un amplio sector de la población se movilizara en las calles contra esa decisión. Este movimiento fue impulsado inicialmente por los estudiantes, pero rápidamente fue cooptado por miembros oportunistas de la oposición, elementos de la sociedad civil cultivados en Occidente y radicales religiosos, lo que culminó con su dimisión y huida esta semana:

* 16 de abril de 2023: "¿Por qué Estados Unidos está tramando un cambio de régimen en Bangladesh?"

* 26 de noviembre de 2023: "Rusia advirtió que EEUU podría orquestar una revolución de color en Bangladesh"

* 10 de enero de 2024: "El resultado de las elecciones en Bangladesh y Bután da a India un respiro estratégico".

* 28 de enero de 2024: "La nueva narrativa de la oposición bangladeshí pretende atraer al máximo a Occidente".

* 27 de mayo de 2024: "Bangladesh advierte sobre un complot occidental para crear un Estado cristiano sustituto en la región".

* 25 de julio de 2024: "Los disturbios en Bangladesh no son una revolución de color, pero podrían convertirse fácilmente en una".

* 5 de agosto de 2024: "Bangladesh ha caído en los estertores de una revolución de color en toda regla".

* 5 de agosto de 2024: "¿Cuál es el mejor camino para Bangladesh tras el sorprendente éxito de su cambio de régimen?"

* 6 de agosto de 2024: "La violencia política posterior al golpe de Estado en Bangladesh es un mal presagio para su futuro rumbo"

Los análisis precedentes documentan la secuencia del cambio de régimen que tuvo lugar, que continuó después de que se redujera el sistema de cuotas y tuvo éxito debido a que los alborotadores apostaban a que las fuerzas armadas no recurrirían a la fuerza letal para impedir que un gran número de ellos asaltara el parlamento y su palacio. También participaron en ellos bangladeshíes de a pie sin relación con la oposición, radicales religiosos y fuerzas extranjeras, enfurecidos por las imágenes descontextualizadas de la violencia del Estado contra los "manifestantes".

Esta táctica es característica de las revoluciones de colores y fue empleada por los violentos alborotadores, que muchos sospechan que son los aliados prohibidos del opositor Partido Nacionalista de Bangladesh (BNP), Jamaat-e-Islami, provocando a los servicios de seguridad para que utilizaran la fuerza letal como último recurso para restablecer la seguridad en las calles. Las personas que se sumaron a los disturbios tras ver estas imágenes se convirtieron en "escudos humanos" involuntarios para disuadir a los servicios de seguridad de repetir los medios antes mencionados por miedo a matar a manifestantes pacíficos.

Aunque se prohibieron las redes sociales y se impuso el toque de queda, muchos siguieron viendo esas imágenes y un número incontrolable de ciudadanos enfurecidos se echó a la calle, lo que obligó a los servicios de seguridad a enfrentarse al dilema que acabamos de describir y les obligó a retirarse. Hasina huyó cuando quedó claro que no podía contar con los servicios de seguridad para protegerla y mantener el gobierno que dirigía. Siguieron entonces la violencia política vengativa y los ataques contra la minoría hindú.

A India le preocupa la posibilidad de que Bangladesh vuelva a ser el país hostil que solía ser bajo el BNP, lo que podría suponer que volviera a acoger a grupos terroristas designados por Delhi como parte de una gran guerra proxy contra esta emergente Gran Potencia. El odio de Pakistán hacia India es bien conocido, China está inmersa en una amarga disputa fronteriza con India y Estados Unidos está furioso porque India no se somete a ser un vasallo dejando de lado a Rusia y luchando contra China en su nombre, así que los tres tienen razones para castigarla de esta manera.

Por tanto, sus intereses podrían converger en Bangladesh para plantear serias amenazas a la seguridad interna y la integridad territorial de India. En el peor de los casos, el efecto combinado de sus políticas -coordinadas o promulgadas de forma independiente- sería sabotear el ascenso de India como Gran Potencia, lo que representaría un importante juego de poder en la Nueva Guerra Fría. Es demasiado pronto para saber si eso ocurrirá, pero tampoco puede descartarlo India, que sigue de cerca esta crisis vecinal.

Traducción al español para Geopolitika.ru

por el Dr. Enrique Refoyo

Fuente: 1) https://korybko.substack.com/

2) https://korybko.substack.com

3) https://korybko.substack.com/

4) https://korybko.substack.com/

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LA GUERRA CONTRA VENEZUELA Y EL PAPEL DE LA IZQUIERDA

Arboreá Andaluza,  04/08/2024

Tras las elecciones presidenciales en Venezuela del 28 de julio, hemos asistido a una nueva ofensiva en los medios de comunicación y redes sociales contra el chavismo y el gobierno de Nicolás Maduro. Esta ofensiva, masivamente compartida, se ha basado en dar altavoz a la oposición en su anuncio de fraude electoral, unido a denuncias de ser una dictadura, de haber empobrecido al pueblo venezolano, de haber empujado a la migración a millones de compatriotas o ser corruptos. Este comportamiento es lógico en las derechas venezolanas y mundiales, ya que es un patrón que han venido repitiendo en el país, desde el 2002, y en otros países que desarrollan políticas o suponen ejemplos contra sus intereses de clase, como Cuba, Bolivia o Nicaragua. No obstante, choca ver compartir y difundir el discurso de la oposición venezolana por parte de sectores diversos dentro de la denominada izquierda. Consideramos que esto es fruto de una mezcla de compromisos ideológicos -defensa de la democracia formal por encima de cualquier consideración socioeconómica; o chovinismo occidental-, y de desenfoques y errores, tanto en la interpretación del proceso bolivariano en Venezuela y las dificultades que ha atravesado, como de las propias dinámicas de las luchas populares en el contexto imperialista. Frente a ello, queremos sistematizar lo que ha supuesto la lucha de clases en el país latinoamericano y cuáles deberían ser nuestras tareas aquí.

El proyecto bolivariano

La victoria en las elecciones presidenciales de Hugo Chávez en 1998 supuso el punto de llegada de las reivindicaciones de múltiples movimientos populares y sociales venezolanos que venían pugnando contra la gran burguesía compradora y el imperialismo occidental desde hacía décadas [1]. Esta victoria, además, supuso una respuesta a la crisis política, social y económica que vivía el país desde la década de 1980. El pueblo venezolano sufría de una extrema desigualdad social, basada en la existencia de una burguesía corrupta y enriquecida con la venta de las rentas del petróleo a las multinacionales, entregando las riquezas del país al capital internacional. En el otro lado, las mayorías sociales: la clase trabajadora y campesina que se sumía en la pobreza, malnutrición, infravivienda, sin acceso a servicios sociales básicos, sufriendo del racismo institucional y, una parte importante, sin derecho al voto [2]. La llegada de Chávez inaugura la revolución bolivariana con el nacimiento de la V República, que buscaba otorgar derechos y bienestar a la clase trabajadora venezolana en una verdadera revolución nacional antiimperialista y antioligárquica.

Esta revolución se desarrollará condicionada por un aspecto fundamental: Venezuela se inserta en la división mundial del trabajo como periferia extractiva del capital. Una periferia sobreexplotada y expoliada por las burguesías del centro imperialista, que acuden al calor del petróleo (siendo la mayor reserva del mundo) y otros productos energéticos y minerales, como el gas natural. Esto tiene dos consecuencias directas: a) en primer lugar, su economía es fuertemente dependiente del petróleo, sector del que emana la mayor parte de su riqueza. Esto la hace muy vulnerable ante posibles ataques o crisis, e históricamente dependiente de las importaciones de todo tipo de productos por muy pocas empresas. b) Al calor de las demandas del capital internacional y las grandes multinacionales energéticas, ha dominado históricamente una burguesía compradora y rentista, que se ha caracterizado por parasitar las instituciones del estado en todo el siglo XX y de vender el país al imperialismo. Frente a ella, la burguesía terrateniente y la industrial han sido relativamente débiles, conformando una oligarquía que a duras penas ha sabido integrar a las clases medias o trabajadoras a su proyecto de país. Será precisamente el imperialismo occidental -incluido el del estado español [3]-, y sus voceros venezolanos (la oligarquía), los que conformarán un grupo de presión que declaró la guerra al proyecto bolivariano desde sus primeros meses de vida, para poder mantener su descarnada y feroz dictadura de clase.

Para entender esta respuesta es necesario comprender las bases de la política socio-económica de la Venezuela bolivariana. En primer lugar, realizará una serie de leyes en defensa de la redistribución de la riqueza y las rentas del país para proyectos sociales (en forma de Misiones desde el año 2003). En concreto, nos referimos a las 49 leyes promulgadas en diciembre del 2001, que serán profundizadas y aceleradas en los años posteriores, sobre todo desde que en el año 2006 Chávez anunciase el carácter socialista de la revolución. De estas leyes, la principal, por suponer el control público de los beneficios de la exportación de petróleo, será la Ley de Hidrocarburos, que permitirá en un contexto de alza de precios del petróleo la generación de ingresos públicos de la compañía estatal de petróleo (PDVSA) que serán invertidos en sistemas públicos sanitarios, educativos, de viviendas, de infraestructuras, en la diversificación productiva o en importaciones de productos, que mejoraron el nivel de vida de las y los venezolanos. La Ley de Tierras, por su parte, atacó el latifundismo y potenció el acceso a tierras e insumos de la población campesina, así como su capacitación en materia agroecológica. La Ley de Pesca hacía lo propio en ese ámbito, empoderando y ayudando a la pesca artesanal y controlando y limitando el poder de las grandes empresas pesqueras, llegando a prohibir la dañina pesca de arrastre [4].

Todas estas medidas revirtieron en el bienestar de las clases populares venezolanas, con la mejora en todos los parámetros de desarrollo humano: reducción de la pobreza y pobreza extrema, lucha contra el hambre y la malnutrición, aumento de la escolarización, aumento del acceso a la sanidad y a la vivienda, censo electoral ampliado, acceso a la cultura e infraestructuras básicas, etc.

En segundo lugar, la V República tenía la voluntad de construir una nueva democracia alejada de los parámetros formales occidentales: una “democracia participativa y protagónica”, que se basaba en el propio tejido organizado popular venezolano y que incluye como poderes no sólo el ejecutivo, legislativo y judicial, sino además el electoral y el ciudadano. Esta democracia participativa dará un giro en el año 2006, con la Ley de Consejos Comunales. Ante el freno de sectores reformistas y, fundamentalmente, las agresiones de la oligarquía y el imperialismo, se propone construir el estado y poder comunal, que constituiría la semilla y base de un poder popular que no dependiera de las instituciones del estado y que hoy en día reúne a cerca de 50.000 consejos comunales agrupados en más de 300 ciudades comunales. Las comunas constituyen hoy en día uno de los pilares de la revolución, espacio de formación de nuevos cuadros y de construcción del socialismo desde sus mismas bases, contando con el apoyo institucional del Ministerio para el Poder Popular de las Comunas. Las clases dominantes tradicionales en Venezuela, tanto oligárquicas como las “clases medias” no pueden soportar que el proletariado, los indígenas y demás capas populares, que siempre han denostado y despreciado, manejen los mecanismos del estado y tengan todo tipo de formas de participar en política, mostrando su reacción racista y clasista.

Por último, esta revolución ha dado gran importancia a la formación y toma de conciencia de la clase trabajadora, cuyo paradigma será la labor pedagógica de Hugo Chávez en el “Aló Presidente”, inaugurado en 1999, pero que ha tenido múltiples expresiones en el trabajo comunal y de educación formal e informal del pueblo trabajador venezolano.

Cabe destacar que todas estas medidas no han significado la instauración de un sistema socialista y que ha generado tensiones internas, una verdadera lucha de clases, incluso dentro de la revolución, donde encontramos dos tendencias. En primer lugar, la reformista y estatalista, reacia a profundizar en la ruptura con el sistema capitalista, representada por sectores urbanos liberales, cuadros técnicos heredados de la IV República y una pequeña y mediana burguesía. Será esta facción la que fomente y se beneficie del mantenimiento de unas relaciones capitalistas de producción en el país, la que haya boicoteado en ciertos momentos la aplicación de políticas socialistas, o la que haya estado envuelta en problemas de corrupción, combatidas por el propio gobierno.

En segundo lugar, la tendencia revolucionaria y comunal, representada por la clase trabajadora organizada en las comunas. Una clase trabajadora diversa, dominada por el aporte proletario, indígena y de mujeres, que representa la base electoral del proyecto bolivariano y la fuerza activa en las calles en defensa del legado chavista, consciente de que una derrota de la revolución significará la vuelta al poder de la oligarquía y la reversión de las políticas sociales y las conquistas obtenidas en las últimas décadas.

Cabe destacar que estas tensiones permiten explicar una parte de las decisiones del gobierno venezolano en estos últimos 25 años. Así, será la presencia de la primera tendencia en los organismos de poder y las instituciones, la que llevó a Chávez a declarar que la revolución debería seguir por una senda socialista y comunalista, desde el año 2006 y, especialmente, con el “golpe de timón” en el 2012. Más allá de esta situación, el principal enemigo del bolivarianismo y del campo comunal se encuentra en la oligarquía venezolana y sus valedores imperialistas, apoyados en momentos por segmentos de las clases medias reaccionarias -oligarquía obrera, profesiones liberales o la pequeña y mediana burguesía-, quienes han declarado una guerra al pueblo venezolano.

Por lo tanto, en síntesis, a nivel interno la revolución vino a trastocar todo el entramado extractivo y expoliador de la renta del petróleo de estas antiguas clases que detentaban el poder político en el país, además de que, con el golpe de timón, las alarmas sonaron en diversos sectores venezolanos por la profundización en la orientación comunal y socialista de la revolución. El imperialismo y la oligarquía venezolana intentaron desde entonces hacer implosionar el proyecto bolivariano, por ser un ejemplo de ruptura con los regímenes tradicionales latinoamericanos y con el imperialismo, y por haber dado voz y voto a las amplias capas populares venezolanas denostadas históricamente y ahora organizadas y cada vez más conscientes.

Pero es que, además, en clave externa, la revolución bolivariana ha impulsado y fomentado nuevos marcos de integración y solidaridad internacional, en lo que supone una ruptura con el imperialismo. Junto a otros países de la región, han cuestionado y puesto en evidencia la política injerencista y neocolonial del patio trasero estadounidense hacia los países de Latinoamérica, fomentando marcos de cooperación e integración como el ALBA-TCP, el UNASUR, el Foro de Sao Paulo, o el petrocaribe. A esto se suma la alianza de Venezuela con actores antiimperialistas como China, Rusia o Irán, que recientemente se ha materializado en la inminente entrada de Venezuela en los BRICS, y que ha tenido y tendrá grandes impactos positivos a nivel comercial, defensivo, tecnológico, financiero, etc. En suma, Venezuela se ha constituido como un actor internacional fundamental en la construcción del mundo multipolar que se está fraguando.

La guerra contra Venezuela

Por todo ello, desde la llegada al poder de Chávez, comenzaron las respuestas de la patronal y sindicatos corruptos antichavistas, apoyados por el imperialismo, floreciendo una auténtica guerra contra Venezuela, con grandes tintes fascistas, racistas e imperialistas. Una guerra que va a tener diversas manifestaciones aplicando conceptos de guerra híbrida y de baja intensidad, unido a golpes de estado e intervenciones armadas. Una guerra que llega hasta el presente y sin la cual es imposible entender las dificultades y enormes frenos con los que han tenido que lidiar los gobiernos de Hugo Chávez y Nicolás Maduro.

1) Los golpes de estado y las guarimbas. Retomando la tradición más oscura tanto de la burguesía venezolana como del imperialismo, la respuesta militar y golpista fue la primera forma que adquirió esta guerra. En concreto, nos referimos al golpe de estado del 11 de abril del 2002 contra Chávez [5], que tras ser obligado a renunciar, será restituido por el ejército y un pueblo chavista en las calles [6]. Dos años después, se desarrollarán las primeras guarimbas o episodios de violencia organizados por la oposición de las clases medias y altas contra el gobierno de Chávez. Éstas han sido recurrentes hasta la actualidad para desestabilizar, por la fuerza, al país, normalmente con grupos entrenados paramilitarmente en países vecinos, comprando a sectores de la sociedad venezolana y con la ayuda (económica y militar) y connivencia del gobierno de EEUU. Estas guarimbas se han dirigido de forma criminal contra el pueblo venezolano y, especialmente, contra los sectores bolivarianos (llegando a asesinar, quemar vivos o pegar palizas); así como contra los símbolos del nuevo poder, si bien también han atacado infraestructuras básicas (educativas, sanitarias, culturales) o símbolos de memoria histórica o identitaria (derribo de la estatua del indio Comoroto o del propio Chávez en las actuales guarimbas [7]). Este golpismo se ha visto acompañado por llamados por parte de la oposición, como recientemente ha hecho María Corina [8], a la intervención militar extranjera en el país, demostrando la verdadera cara antipatriótica y fascista de la oposición. Una intervención armada que ha tomado la forma de atentados contra la vida de los dirigentes venezolanos, destacando el atentado en el año 2018 contra Nicolás Maduro.

2) Los golpes suaves. En paralelo a las agresiones violentas y armadas, la oposición ha activado todo tipo de acciones para provocar un bloqueo social e institucional, así como una caída del gobierno, en una tipología de golpes suaves que también se han denominado lawfare. Aquí, destacan la convocatoria de huelgas y paros patronales en los años 2002 y 2003, incluyendo el famoso paro petrolero, que se basaba en la actitud cómplice de un sector del sindicalismo y de la clase trabajadora con la oposición al chavismo. La resistencia y boicot de los técnicos y directivos de PDVSA y su control por el gobierno bolivariano fue una victoria decisiva que permitió el desarrollo de políticas sociales y la redistribución de las rentas del petróleo [9].

Dentro de estos golpes suaves, destaca el de tipo electoral. Desde el año 2002, la oposición ha venido aireando y denunciando, sin pruebas, que el chavismo gana por fraude electoral. Una cantinela que, magnificada por los medios de comunicación occidentales, tratan de minar la credibilidad y legitimidad del proyecto bolivariano. Esto a pesar de que no han existido nunca pruebas fiables de dicho fraude y que el Consejo Nacional Electoral (CNE) siempre ha publicado los datos del escrutinio, como de hecho ya lo ha realizado de las actuales elecciones [10]. Cabe destacar que el sistema electoral venezolano es de los más seguros y fiables del mundo, más que la mayoría de los occidentales y que las sospechas de fraude tienen que ver con el altavoz mediático de su oposición, exigiendo una velocidad y pruebas que no se exige a ningún otro país.

En contraposición, la oposición y el imperialismo, que consideran fraude electoral siempre que no ganan, han llegado a avalar a un auto-proclamado presidente de Venezuela en la figura de Juan Guaidó en el 2019, de forma irregular, o actualmente a Edmundo González, a pesar de presentar sólo una fracción de las actas y con todo tipo de irregularidades y actas falsas. Asimismo, la acción del CNE se ha venido desarrollando condicionada por los sabotajes de la oposición, como hemos podido ver en estas últimas elecciones, en forma de ataques informáticos, ataques a la infraestructura eléctrica o acoso a los colegios electorales, por lo que se dificulta la publicación definitiva de votos, alimentando el relato de fraude [11]. Por último, hay que señalar la conexión de las empresas demoscópicas con la CIA y el imperialismo estadounidense, utilizadas por la oposición para mostrar su presunta victoria, denunciadas en un reciente estudio [12].

3) La guerra económica. Los paros y huelgas supusieron el primer paso de una larga guerra económica que el imperialismo occidental había practicado antes contra países como Cuba, Chile o Bolivia. La economista Pasqualina Curcio [13] sistematizó en el año 2016 los ataques recibidos por Venezuela en esta materia, que se han venido reproduciendo hasta la actualidad. En primer lugar, la oligarquía, con el control de las grandes empresas importadoras y comercializadoras (como el caso de Alimentación Polar, emparentada directamente con el opositor Leopoldo López [14)], industrias y, hasta el 2003, PDVSA, han boicoteado el suministro de distintos bienes estratégicos, como el petróleo y, posteriormente, bienes de alimentación básicos como la harina de maíz, arroz, café, carne, pasta, aceite, azúcar o leche.

En segundo lugar, se ha producido una inflación inducida, forzada y planificada desde el exterior, especialmente desde el año 2012 en lo que respecta al cambio paralelo del bolívar con el dólar. Esto ha supuesto un verdadero lastre para la economía familiar y doméstica venezolana, empobreciendo a la clase trabajadora. En tercer lugar, se ha desarrollado un bloqueo financiero internacional, condicionado por los elevados índices de riesgo-país impuestos a Venezuela.

En cuarto lugar, la burguesía venezolana ha realizado una constante fuga de capitales que ha debilitado a la economía. Por último, Venezuela ha sido sometida a un bloqueo económico con cerca de 1.000 medidas coercitivas unilaterales (mal llamadas sanciones) por parte de EEUU, la Unión Europea y otros países aliados occidentales desde el año 2006. Éstas tienen como mayor expresión el robo de activos por parte de Gran Bretaña o de la compañía petrolera CITGO. Este conjunto de ataques económicos deben considerarse como un verdadero «castigo colectivo» al pueblo venezolano, impidiendo el desarrollo de políticas sociales y destruyendo la economía del país, como hemos visto en esta última década, lo cual ha provocado una hiperinflación, carestía de productos básicos, aumento de la deuda pública [15] y una emigración sin precedentes. Sin embargo, muchos de estos parámetros han ido mejorando en los últimos años gracias a las medidas gubernamentales.

4) La guerra mediática y comunicativa. Nos referimos a la agresión informativa, que hace pasar por verdades incuestionables informaciones sesgadas o falsas sobre lo que ocurre en el país. Este control de la propaganda y la información por conglomerados mediáticos están dirigidos por multinacionales capitalistas de la información que hacen y deshacen a su antojo, utilizando, cuando conviene, fake news, y llegando a millones de ciudadanos en todo el mundo. Frente a una supuesta libertad de prensa en el mundo capitalista, lo cierto es que existe un control total por estos conglomerados del relato y una sobre y desinformación sobre los temas que interesan para dirigir la opinión de la ciudadanía. A esto se suman la utilización de figuras públicas, del ámbito de la cultura, los deportes o partidos políticos para aumentar su altavoz, como hemos podido ver en la actual agresión mediática.

Estas cuatro dimensiones de la guerra que se dirige contra Venezuela dificultan y ponen trabas a la revolución bolivariana que se está ensayando en el país, agudizando las contradicciones y tensiones. Esto, lejos de ser algo exclusivo del caso venezolano, lo podemos analizar en cualquier proceso político. Ninguna revolución es un proceso ideal, puro o perfecto, ni siquiera las socialistas, existiendo tensiones, avances y retrocesos, como la experiencia soviética, china, cubana, etc. nos demuestran. Para el caso del análisis de Venezuela y la gestión gubernamental es imprescindible comprender estas contradicciones en un doble contexto: en primer lugar, el de heredar un país neocolonizado y con una gran debilidad económica estructural, que impide la construcción del socialismo de forma directa. Y en segundo lugar, la guerra abierta que hemos rastreado.

No obstante, cabe destacar que, a pesar de esta guerra, los sucesivos gobiernos venezolanos han conseguido mantener la llama de la revolución, materializada de forma viva en las comunas; ahondar en el proyecto bolivariano; conseguir nuevos socios y aliados internacionales; defender al país frente a la injerencia extranjera; y, como dijimos en el caso económico, mejorando ciertas variables en los últimos años, destacando la diversificación productiva en el país, las mejoras en la producción de alimentos y un crecimiento general de la economía.

El papel de la izquierda y la solidaridad antiimperialista

Frente a esta situación, una parte de la izquierda intenta analizar la realidad venezolana sin tener en cuenta la dictadura al descubierto a la que someten al pueblo venezolano los países capitalistas imperialistas. En un principio, para las izquierdas occidentales acomodadas al juego y marco parlamentario, reacias a planteamientos revolucionarios o rupturistas, el ejemplo de Chávez cumplía todos los requisitos para ser bien visto. Bebiendo de ese marxismo occidental que denunció Losurdo [16], veían a este líder puro y heroico venezolano como un ejemplo de la rebeldía que, además, ¡ha llegado por la vía electoral! No obstante, en cuanto la revolución bolivariana mostró sus contradicciones, enfrentó tensiones, debió defenderse, armarse y contratacar, sufrió sabotajes, ataques de todo tipo y no siguió una senda pura o perfecta, una buena parte de la izquierda occidental la ha dejado de lado. Un sector, siguiendo el relato imperialista y de la derecha venezolana, lo hace por “antidemocrática” o por haber tenido una “mala gestión económica”. Y realizan esta crítica sin plantear el origen de dichos problemas económicos o sin comprender que la oposición es la verdaderamente antidemocrática, como ha demostrado en todos estos años.

Otro sector, desde el teoricismo o esquematismo revolucionario, la hace por considerar el chavismo como reformista, burocrático o burgués. Quienes analizan la revolución bolivariana como simplemente una revolución burguesa o como un proyecto reformista, no comprenden el papel del proletariado en dicha revolución y el margen que existe para su fortalecimiento. De esta manera, no entienden ni las dificultades que ha atravesado ni el papel histórico que juega la revolución bolivariana como proceso soberano antiimperialista en un país históricamente empobrecido y sometido al dominio neocolonial, que abre las puertas a la posibilidad de construir el socialismo. Destacan también en estas críticas la incomprensión de las revoluciones antioligárquicas en un contexto imperialista. Incluso aceptando que la revolución bolivariana fuera exclusiva de la pequeña y mediana burguesía venezolana, aspecto que negamos, en ningún caso podría equipararse esta burguesía bolivariana a la oligarquía venezolana como una “pugna de burguesías”, ya que la segunda es el garante y la expresión del gran capital internacional y sus intereses imperialistas, de carácter más reaccionario y fascista que la primera. Un imperialismo que es el responsable, en última instancia, de la mayor parte de dificultades que atraviesa el país en los últimos años [17].

Frente a estos planteamientos, defendemos como guía de acción, para los pueblos que vivimos en el centro imperialista, la solidaridad internacionalista con los pueblos del Sur Global que luchan por su soberanía y desarrollo. Dicho esto, bienvenido sea el debate y la crítica, bienvenido sea señalar la necesidad de ahondar en el poder popular comunal. Pero bienvenido sea también el saber hacer las críticas: tanto en la forma, como en el tipo de argumentos y el momento. Que esta crítica no sirva para dar alas a la derecha fascista, poniendo palos en las ruedas al proceso bolivariano, y a nuestras propias luchas [18]. Máxime cuando son nuestros propios gobiernos y capitales los que están declarando dicha guerra al pueblo venezolano: ¡nuestro apoyo a desenmascarar los relatos imperialistas desde su origen es más necesario que nunca!

La defensa de ésta como de otras revoluciones antiimperialistas, aún con sus contradicciones, es más necesaria que nunca en tiempo de ascenso del fascismo y de la reacción imperialista, que busca redoblar la explotación y el expolio, principalmente, en países del Sur Global como Venezuela.

Recomendamos ver la entrevista realizada días previos a las elecciones al diplomático venezolano Wilmer Depablos.

[1] En general, para una revisión de todo el proceso bolivariano, recomendamos la lectura de Arantxa Tirado Sánchez “Venezuela. Más allá de mentiras y mitos”, publicado en 2019 en la editorial Akal.

[2] Cuando llego Chávez al poder, el 25% de la población estaba indocumentada, lo cual fue revertido bajo Chávez con la Misión identidad.

[3] De más está señalar las históricas relaciones entre las burguesías españolas y Venezuela, con grandes intereses en materia energética y financiera de mano de multinacionales como Repsol, Endesa, BBVA o Santander.

[4] Hay una serie de vídeos muy didácticos sobre estas leyes en el canal de Youtube de Hecmili Thomas: https://www.youtube.com/@hecmilithomas6702

[5] Un golpe de estado orquestado y apoyado por EEUU y España. https://www.elmundo.es/elmundo/2004/11/24/espana/1101319375.html

[6] Recomendamos ver el conocido documental, “La revolución no será televisada” sobre el golpe de estado del 2002. https://www.youtube.com/watch?v=gY2CaFMaw5E&ab_channel=DieterMueller

[7] https://www.instagram.com/mundopoderok/reel/C-Bob4sNkSG/

[8] https://misionverdad.com/venezuela/la-incesante-campana-de-maria-corina-machado-por-la-intervencion-militar

[9] https://defonline.com.ar/internacionales/pdvsa-una-herramienta-clave-de-la-revolucion-bolivariana/

[10] https://www.diario.red/articulo/america-latina/cne-publica-segundo-recuento-9687-dando-victoria-maduro-5195-votos-frente-4318-edmundo-gonzalez/20240802210629033583.html

[11] Para informarse sobre la realidad electoral venezolana y la ausencia de fraude, recomendamos este par de hilos de twitter de la abogada constitucionalista venezolana Olga Álvarez (https://twitter.com/AmalCandanguera/status/1818586434938237082) y este vídeo de Monedero (https://www.instagram.com/p/C-G-8OMPBjP/?hl=es).

[12] https://geopoliticaeconomica.com/2024/07/29/venezuela-edison-research-gobierno-eeuu-fraude-electoral/

[13] https://www.albatcp.org/wp-content/uploads/2022/11/La%20Mano%20Visible%20del%20Mercado.pdf

[14] http://radiomundial.com.ve/el-desfalco-historico-de-la-familia-mendoza-venezuela/

[15] https://www.cadtm.org/La-situacion-de-la-deuda

[16] https://arxiujosepserradell.cat/wp-content/uploads/2023/07/El-marxismo-occidental.-Co%CC%81mo-nacio%CC%81-co%CC%81mo-murio%CC%81-y-co%CC%81mo-puede-resucitar-Domenico-Losurdo-z-lib.org_.pdf

[17] En el año 2017 ya desarrolló esta tesis Iniciativa Comunista. https://iniciativacomunista.net/2024/08/02/chovinismo-venezuela/

[18] Sobre la vinculación entre la derecha venezolana y la española, ver https://ctxt.es/es/20200501/Politica/32309/venezuela-barrio-salamanca-protestas-caravana-ultraderecha-maduro-guaido-arantxa-tirado-william-serafino.htm

lunes, 5 de agosto de 2024

EL DOBLE LINCHAMIENTO DEL PERIODISTA PABLO GONZÁLEZ

Hace unos días se producía un importante canje de presos en Turquía entre occidente (EEUU y sus adláteres) y Rusia. Felizmente, en este canje fue liberado el periodista hispano-ruso Pablo González, por el que muchos nos habíamos interesado y sobre el cual habíamos difundido información en internet. Pablo había estado preso en una cárcel polaca en condiciones muy duras durante más de dos años.

Dejando a un lado lo feliz del acontecimiento, habría que sacar ciertas conclusiones que no dejan en muy buen lugar a la clase periodística de este país. Para empezar, en general el periodismo español lejos de apoyar a su colega durante estos más de dos años lo ha condenado con su silencio cómplice o incluso dando por buena la versión del gobierno polaco de que Pablo era un espía ruso. Y ello a pesar de que en todo ese tiempo el gobierno de Polonia, uno de los países más glorificadores del fascismo de la UE, no ha presentado ni una sola prueba que justificara su cautiverio. Sin embargo, la clase periodística española removió cielo y tierra para pedir la excarcelación de Navalny, que ni era español ni periodista y que estaba demostrado que recibió dinero (hay un video que lo prueba) del servicio secreto británico por traicionar a su país. Además, estaba involucrado en organizaciones racistas (hay otro video en el que el interfecto llama "cucarachas" a los musulmanes) y fascistas que se dedicaban a cometer atentados con bomba, como el que costó la vida precisamente a un periodista de guerra ruso, Vladem Tatarsky. El asesinato de Tatarsky, por cierto, fue justificado de manera velada por el corresponsal español en Rusia Ricardo Marquina en las redes sociales. Al parecer, en los medios patrios hay algo que pesa más que el corporativismo: la sumisión al amo norteamericano. Es curioso: allá por 1999, durante el bombardeo de la OTAN sobre Serbia, el periodista vasco Jon Sistiaga fue apresado por las autoridades serbias cuando intentaba grabar un documental fake en el que pretendía comparar a los serbios (un pueblo con una sólida tradición antifascista) con los nazis; entonces sus compañeros de profesión pusieron el grito en el cielo. Llegaron a decir que los serbios lo habían torturado, e incluso asesinado, pero cuando Sistiaga apareció a las pocas horas de su detención y aseguró que lo más cerca del peligro que había estado fue cuando caían las bombas de su amiga la OTAN se vio de qué pasta estaba hecho el plumífero patrio. De una que mezcla la cobardía y el servilismo al poder.


Poco importa si Pablo González es un espía o no. El coronel Pedro Baños, conocido analista y youtuber, ha dicho más de una vez en público que él sabe de muy buena tinta (nunca mejor dicho en este caso) que hay muchos periodistas de primera fila en España que trabajan para la OTAN y los servicios secretos angloamericanos. Tenemos a gente como Xavier Colás o Carlos Franganillo que se han dedicado a asegurar que Pablo González es un espía del Kremlin mientras escriben crónicas que lavan el cerebro de la audiencia a favor del régimen del Maidán o a favor de la violenta oposición rusa (como esos que ametrallan a civiles en salas de fiestas o escuelas supuestamente en nombre de Alá). Con el proceder de tales individuos cualquiera podría sospechar que son parte de esos agentes de la OTAN, la CIA o el MI6 que menciona el coronel Baños. Sin embargo, solo son eso: sospechas. Como las que tienen ellos contra Pablo González, ya que si hubiera habido pruebas contundentes durante estos dos últimos años Polonia no habría dudado en hacerlas públicas. Por tanto, lo que molesta de Pablo no es que pueda ser un espía, sino que sea un espía ruso. Y es que en nuestra “plural” democracia informativa no puede ocurrir que haya un periodista que tenga puntos de vista cercanos a Rusia. En Rusia, a pesar de las restricciones informativas a causa de la guerra, hay diarios y periodistas liberales que ponen a caldo a Putin y quieren volver a los fríos y oscuros tiempos de la Perestroika, cuando los oligarcas vendían la patria a trozos a las multinacionales occidentales. Pero aquí no puede haber periodistas ni medios pro rusos. Nuestra censura, no es censura: es lucha contra la desinformación rusa. Al fin y al cabo, como señaló Borrell, nosotros somos el jardín, y Rusia es la selva, ergo, demos gracias a nuestros amos por estar librándonos de la “barbarie no occidental”.


En conclusión, Pablo González ha sufrido un doble linchamiento. El primero tuvo lugar cuando el gobierno español no movió ni un dedo por evitar que Polonia lo mantuviera encarcelado durante más de dos años sin presentar pruebas. Y el segundo, cuando sus compañeros de profesión, lejos de solidarizarse, se dedicaron a arrojar mierda contra su persona para que no saliera del Guantánamo europeo que es una cárcel de alta seguridad polaca.

sábado, 3 de agosto de 2024

¡FAKE NEWS! DIARIO EL PAÍS MIENTE SOBRE CREACIÓN DE CÁRCELES EN VENEZUELA PARA QUIENES PROTESTEN POR “FRAUDE ELECTORAL”

Venezuela News, 02/08/2024

El Diario El País de España es protagonista de un nuevo fake news sobre Venezuela, y es que luego de que el presidente reelecto de Venezuela, Nicolás Maduro, anunciara que los más de mil detenidos por actos terroristas serán trasladadas a las cárceles de Tocorón y Tocuyito, el medio español sacó un artículo asegurando que los centros de reclusión serían para apresar a quienes protesten por “fraude electoral”. 

La periodista venezolana, Karen Méndez, a través de sus redes sociales mostró el nuevo fake news del Diario El País. La profesional de la comunicación evidenció el discurso que dio el jefe de Estado venezolano, que fue manipulado por el medio español.

“He decidido crear estas dos cárceles de máxima seguridad, para todas las bandas de nueva generación que están metidas en la guarimba y en el ataque criminal y no va a haber perdón ni contemplación, en el marco de la Constitución, en el marco de las leyes”, es parte de las palabras que expresó Nicolás Maduro.

Por su parte, el Diario El País sacando de contexto, una vez más, las palabras del presidente Maduro, tituló en su artículo lo siguiente: “Maduro endurece la represión y anuncia la creación de dos cárceles de máxima seguridad ante las denuncias de fraude”.



ABOGADO DE PABLO GONZÁLEZ: ESPAÑA NO AYUDÓ EN LIBERACIÓN

Actualidad RT / La Haine, 02/08/2024


En el marco del canje histórico entre Rusia y Occidente, fue liberado el periodista vasco-ruso. Sin embargo, Gonzalo Boye, abogado del periodista español Pablo González, al confirmar a RT su liberación, aclaró que España no tuvo ningún papel en la excarcelación.

Boye indicó que fue un intercambio de periodista por periodista y se sorprendió de que Madrid estuviese al tanto de la excarcelación, a pesar de que se trata de un ciudadano español que debería contar con protección consular.

"No sé cómo se han enterado ni cuándo se han enterado las autoridades españolas de que Pablo sería liberado. A nosotros en ningún momento las autoridades [se] nos han aproximado. Se habrán enterado por la prensa o en el último momento", apuntó.

Rol de España

Por el contrario, denunció que "España ha participado en este procedimiento enviando informes de inteligencia en contra de Pablo y en contra de su abogado". Un escenario que "deja en muy mal lugar a las autoridades españolas", agregó.

Aunque era de esperarse, dada la sumisión del gobierno a las órdenes de la OTAN y, en concreto, de EEUU, y siendo además Pablo González un periodista que no se sometía a los lineamientos de la UE al informar sobre la guerra de la OTAN contra Rusia en Ucrania.

El letrado expresó que González "ha aguantado" un aislamiento riguroso, pero "ahora hay que ver las secuelas" que le ha dejado el encarcelamiento ilegítimo. Durante su estada en prisión solo tuvo contacto con abogados.

"Pablo tiene que recuperar su vida, recuperar su trabajo, el tiempo con su familia", manifestó Boye en un contacto telefónico. "Esta ha sido una prisión dura, una prisión larga", señaló.

Vinculado con Rusia

En febrero de 2022, González estaba realizando su trabajo de fotoperiodista en Polonia, cerca de la frontera con Ucrania, cuando fue detenido por las autoridades del régimen polaco, acusado de espionaje en favor del Kremlin, sin que la Justicia polaca ofreciese ningún detalle o prueba sobre esas presuntas labores.

El único argumento que se ha conocido para sustentar la acusación tenía que ver con la documentación que portaba el periodista. González tiene doble nacionalidad, rusa y española, otorgada por el origen de sus padres, por lo que portaba documentos en regla de ambos países.

"[Los periodistas] tienen poca protección y cuando caen en algún país occidental víctima de algún entramado, evidentemente no tienen ninguna", aseveró Boye.

"¿Qué ha hecho España en 2 años y cinco meses? No lo sé": Esposa de Pablo González habla tras su liberación

Oihana Goiriena, esposa del periodista hispano-ruso Pablo González, concedió una entrevista a RT después de que su marido fuese liberado este jueves, en el marco del histórico canje de prisioneros entre Rusia y Occidente.

Goiriena detalló que todavía no ha conseguido hablar con su esposo. "Se ve que las primeras horas son de revisiones médicas (...) Cuando acabe esa fase protocolaria, ya llamará para explicarnos cómo está después de haber pasado dos años y cinco meses en aislamiento, durante 23 horas (diarias) en una celda, sin hablar con su familia", dijo.

La esposa del periodista aseveró que las autoridades españolas no han intervenido en la liberación de González. "No tengo constancia de nada. Yo, desde el Ministerio de Asuntos de Exteriores de España, no he recibido en estos dos años y cinco meses ni una llamada de teléfono. ¿Qué han hecho? No lo sé", comentó.

Y continuó: "Sé que hasta ahora lo que han estado haciendo es vulnerar la presunción de inocencia diciendo que los cargos que había contra él eran graves y que las pruebas eran irrefutables, cuando no ha habido ni cargos ni pruebas".

Goiriena añadió que España "no ha hecho nada siquiera para desbloquear la situación" o para que "se fijara una fecha de juicio". "No han presionado al Gobierno de Polonia para que fijara fecha", subrayó.

"Y lo que no han hecho tampoco ha sido velar por el respeto de sus derechos básicos como, por ejemplo, el derecho a la vida familiar y a la comunicación directa con la familia", lamentó Goiriena, quien recordó que durante todo este tiempo ni ella ni sus hijos han podido hablar con González.

El intercambio

Además de González, como parte del intercambio, también regresaron a su patria otros siete ciudadanos rusos y dos menores de edad.

Previamente, Gonzalo Boye, abogado del reportero, detalló que este había sido intercambiado "por un periodista estadounidense" y enviado "a su país de nacimiento", Rusia.

Moscú demostró "un interés real en buscar una solución a esta situación, mientras que otros se han centrado principalmente en criminalizar a Pablo González en lugar de defenderle y proteger sus derechos como periodista", indicó el letrado y aclaró que España no tuvo ningún papel en la excarcelación.

EL CAPTAGON REAPARECE EN LOS RESTOS DE SANGRE DE LOS DETENIDOS EN LOS DISTURBIOS EN VENEZUELA

mpr21, 01/08/2024

El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, informó en la jornada de ayer que a todos los detenidos en los disturbios que se están desarrollando a lo largo del país con el objetivo de desconocer el resultado electoral de las elecciones presidenciales 2024, se les practicó exámenes médicos y en todos aparece una droga de nombre Captagon, una vieja conocida de la CIA y la DEA.

Captagon era la marca de un medicamento psicoactivo producido en la década de 1960 por la empresa alemana Degussa Pharma Gruppe. Se prescribía principalmente como tratamiento para el trastorno por déficit de atención, la narcolepsia y como estimulante del sistema nervioso central.

Las tabletas de Captagon contenían fenetilina, una droga sintética de la familia de las fenetilaminas a la que también pertenece la anfetamina. Maduro describió los síntomas de la ingesta que padecían los detenidos en que “es un super estimulante que mejora la atención, el rendimiento cognitivo, reduce el cansancio, el hambre, el sueño. Mantiene un estado de vigilia y de sobrexcitación en la persona, utilizada para conflictos armados, para que salgan a matar”. Quienes la consumen «no pueden dormir, ni siquiera pueden cerrar los ojos“.

En 1986, la fenetilina se incluyó en la Lista II del Convenio de las Naciones Unidas sobre Sustancias Psicotrópicas de 1971 y la mayoría de los países suspendieron el uso de Captagon. La Junta Internacional de Control de Estupefacientes dijo en 2011 que ningún país había producido fenetilina desde 2009.

Sin embargo, el Captagon reapareció en 2011 a partir del inicio de la guerra en Siria, que tenía como objetivo el derrocamiento de Bashar Al Assad. Si bien la DEA acusaba directamente al gobierno sirio de producir esta droga para ser utilizada como arma de guerra, la realidad fue muy diferente.

En marzo de 2021, el delegado de Siria ante la ONU y otros organismos internacionales en Viena, Hassan Khaddour, declaró ante el Comité de Drogas de la ONU que el problema de los narcóticos ilícitos en Siria había empeorado debido al control de organizaciones terroristas apoyadas por varios países sobre algunas zonas fronterizas. .

Señaló que esto creó un ambiente propicio para el contrabando y comercio de drogas, y proporcionó enormes ingresos financieros para financiar grupos terroristas. De hecho, los análisis de sangre realizados a combatientes del ISIS o del Frente Al Nusra (filial siria de Al Qaeda), dieron positivo en Captagon.

La introducción de esta droga entre las guarimbas (piquetes de la derecha venezolana), si bien no es nueva, pues ya había aparecido en 2019, trae consigo la incógnita del origen de la misma y de su producción. Por ejemplo, en junio de este año Jordania decomisó un cargamento de 9 millones y medio de cápsulas de Captagon que tenían el sello «Made in Alemania»; unos meses antes había sido decomisado otro cargamento en Kuwait. En junio de 2020, un cargamento similar, de 750 kilos, fue decomisado en Ucrania.

Pero lo cierto es que el captagon aparece, como lo fue el opio para el imperio británico, en los lugares donde hay un interés geopolítico de por medio, y en este caso, en aquellos sitios de interés para la política exterior de Estados Unidos.