Por Carlos Aznárez
Resumen Latinoamericano, 19/05/2023
Sergio Rodríguez Gelfenstein es venezolano y reside en Caracas. Es Consultor y analista internacional, graduado en Relaciones Internacionales de la Universidad Central de Venezuela, Mención Magna Cum Laude, y Magíster en Relaciones Internacionales de la misma casa de estudios, además de Doctor en Estudios Políticos por la Universidad de los Andes (Venezuela).
Ha publicado artículos en revistas especializadas de Puerto Rico, Chile, Bolivia, Perú, Brasil, Venezuela, México, Argentina y España así como en diversos periódicos e innumerables páginas de Internet. Fue Coordinador de Relaciones Internacionales del Gobierno del estado de Chiapas en México; Director de Relaciones Internacionales de la Presidencia de la República Bolivariana de Venezuela, Asesor de política internacional de la Presidencia de Telesur y Embajador de la República Bolivariana de Venezuela en Nicaragua.
Es autor de “¿Y cuando Fidel no esté?”, “Plan Colombia, Globalización e intereses hegemónicos de Estados Unidos en América Latina”, “Puerto Rico, un caso de colonialismo en un mundo global”, “Se ha prendido la hierba en todo el continente”. “Relatos de Nuestra América”, “El tiempo de los intentos”. “De la crisis mundial a la cumbre de la CELAC”, “La balanza de poder, las razones del equilibrio del sistema internacional”, “China en el Siglo XXI, el despertar de un gigante”, “La OTAN contra el mundo” y otros. Sergio, además, colabora desde hace años con Resumen Latinoamericano, y va a participar el viernes 2 de junio de una conferencia que organiza nuestra publicación.
Me interesaría empezar por un tema sobre el que habitualmente escribes, que es lo que está ocurriendo en Ucrania y el enfrentamiento entre la Federación Rusa y la OTAN, ¿Cómo estás viendo el momento, donde impera una gran turbulencia de rumores que diagnostican un mal final para Rusia?
-La clave está en lo último que dijiste. Estamos en una guerra de rumores, que casi es más fuerte que la guerra en el terreno estrictamente bélico. Se está tratando de hacer una construcción mediática, en función ya no de los intereses de Ucrania sino de los intereses de Occidente. Y básicamente de la constatación del lío en que se metieron y cómo salir de forma elegante de esto. Tenemos varias experiencias recientes en ese sentido, lo ocurrido en Afganistán y cómo salieron; el lío en que se metieron en Venezuela y cómo terminaron. Evidentemente estamos ante una situación en la que los estrategas imperiales están teniendo más bien un criterio táctico que un criterio estratégico. O, desde otro punto de vista, podríamos decir que los estrategas están siendo superados por los políticos que tienen una visión coyuntural de largo plazo. Aunque suena muy extraño decirlo, yo creo que en este momento, lo más sensato es lo que están haciendo los militares. Cuando tú analizas el rosario de declaraciones, te das cuenta que son militares de la OTAN, en retiro casi todos, pero también inactivos, los que dan una opinión mucho más sensata, formulando un tipo de pensamiento estratégico, y están buscando una salida.
Son muy interesantes, por ejemplo, las declaraciones que hace el presidente checo, un militar retirado que tuvo un alto cargo en la OTAN: él está hablando como presidente pero en el fondo trasciende un pensamiento militar. Hay otros militares que están dando opiniones, y yo te digo casi que estoy siguiendo más las declaraciones que hacen ellos que la que hacen los políticos, porque me voy dando cuenta de que las declaraciones de los políticos tienen que ver más con el corazón que con la cabeza, más con los deseos que con la realidad. Entonces, en ese sentido, ellos pueden ganar la guerra, porque la capacidad que tienen de control del aparato cultural mediático, hace que sean capaces de construir cualquier realidad por muy falsa que sea en los medios, y tratar de ganar en el cerebro de las personas lo que no pueden ganar en el terreno de combate. Por un lado lo veo en esa perspectiva. Y la segunda razón tiene que ver con que también los líderes occidentales están llegando a la conclusión de que se están produciendo transformaciones que superan en mucho a un conflicto entre Ucrania y Rusia. O sea, hoy estamos a un nivel de transformaciones del sistema internacional, de carácter estructural, de largo plazo. Recuerdo las palabras del presidente chino. Cuando se estaba despidiendo del presidente Putin en el Kremlin, le dijo: “están ocurriendo transformaciones nunca antes vistas en los últimos 100 años y nosotros somos los protagonistas”. En esa frase se resume lo que está ocurriendo, transformaciones nunca antes vistas en 100 años. Y lo está diciendo un hombre que viene de un país que tiene una cultura y un pensamiento milenarios que no son de corto plazo, y además señala con claridad, que los protagonistas de esas transformaciones son China y Rusia.
-Esas transformaciones o el comienzo de un nuevo orden internacional es precisamente lo más parecido a una victoria forzada por Rusia. ¿Eso llega también a Latinoamérica y otros continentes?
-Creo que eso es lo que está marcando la situación. No voy a decir las cosas que creo que se conocen, lo que significa eso en el Asia occidental, en el gran espacio euroasiático, donde se construyen instancias en las cuales Estados Unidos y Occidente no están presentes. Incluso aquí, en América Latina, se han comenzado a producir ciertas transformaciones más allá del tropiezo que puede llegar a haber en uno u otro lugar. Pero se ha retomado de alguna manera la agenda integracionista que había sido completamente abandonada. Ni que decir en África, donde los franceses tienen que estar saliendo a la carrera, donde hay una presencia cada vez mayor de China y de Rusia y no necesariamente con fuerzas militares, sino que con inversión, con cooperación. Y se observa ahí, ha habido diez o doce declaraciones de jefes de estado, donde ya hay un rechazo abierto al colonialismo. Donde hay un repudio claro hacia ese paternalismo occidental respecto de África. Entonces, cuando uno observa lo que está ocurriendo en el mundo, primero como consecuencia de la pandemia, que puso en evidencia que el capitalismo no es capaz de enfrentar a un enemigo de la humanidad, sino que integra a la lógica del mercado, del lucro, la lógica de la ganancia, la lógica de los laboratorios. Esto se ha profundizado con la operación militar rusa en Ucrania. Hay que verlo entonces, en términos tácticos y en términos estratégicos.
-Ahora, estas reacciones que se dan en países de América Latina y también en África, esta idea descolonizadora y de hartazgo, brilla por su ausencia en Europa. continente que ha sido realmente la “victima” del uso del imperio para esta confrontación, y no tiene capacidad de reaccionar. Al contrario, sigue metiéndose más en el pantano de suministrar cada vez más armas a Ucrania, atiza el fuego de la guerra, cuando saben que los que van a perder más son ellos.
–Sí Carlos, es verdad. Pero sabes que pasa, que le damos mucha importancia a Europa, porque el mundo todavía es Eurocéntrico. Pero Europa es insignificante. Y además, Europa es una civilización repulsiva, es la cuna del imperialismo, del capitalismo, del esclavismo, del fascismo, del nazismo, de las dos guerras mundiales más devastadoras de la historia de la humanidad. Lo que ha exportado Europa a lo largo de la historia es lo peor que la humanidad ha vivido. Y además, es el 5 o 6 % de la población mundial, entonces, es insignificante. Lo que pasa es que la construcción civilizacional de los últimos cinco siglos le ha dado un peso que no tiene. No tienen energía, dependen de la energía de Rusia, dependen del comercio que pueden hacer con China y de la seguridad que le pueden dar los EEUU. Entonces, ellos no tienen nada por sí mismos. No estoy diciendo nada nuevo, lo dijo el general De Gaulle hace muchos años. Y el camino trazado, al margen de la doctrina de De Gaulle, es la subordinación absoluta a los EEUU. Hay que recordar que el Plan Marshall era el instrumento por el cual EE.UU controlaba Europa, que es una propiedad de ese país. Pero otra vez, su capacidad del aparato cultural mediático, lo transforma en un eje fundamental de la dinámica global que no es. No lo es. La herencia colonial que dejaron en África, en América, en Asia, los hace ser países altamente repudiables. Pero esa idea de que es el centro de la civilización está presente todavía. Incluso está presente en nuestros propios compañeros. El otro día lo decía en una conferencia, oye si tomamos un avión y vamos a Madrid para dónde vamos? Para el este. Y por qué decimos que vamos para Occidente si estamos yendo para el este? Porque nos estamos colocando donde están ellos, no donde estamos nosotros. Para nosotros Europa es Oriente, y China es Occidente. Entonces, esos patrones que están imbricados en nuestras mentes son los que tendríamos que romper. Y es la base, creo yo, de la operación militar rusa. Porque los rusos dijeron: bueno, 25 millones de consumidores, ¿qué es eso al lado de India, China e Indonesia que entre los tres nada más son 1.000 millones?. Que rompan, que hagan sus sanciones, que hagan lo que quieran. Vamos a construir un mundo de otra manera donde la cooperación, donde la colaboración, el comercio, el incremento de las relaciones energéticas se va a dar de forma distinta, no la que quieren ellos. Creo que es un continente atrasado, un continente salvaje. La barbarie ha surgido de ahí y se sigue manifestando en las declaraciones de varios funcionarios que siguen actuando a partir de una concepción claramente nazi fascista.
-¿Ves un peligro real de que esta andanada agresiva que está generando permanentemente EEUU contra China por el tema Taiwán? En las últimas horas ha trascendido que van a armar mucho más a esa isla que pertenece a China, con armamento de última generación. ¿Podrá darse la situación que se extienda esa idea guerrerista de EEUU tratando de buscar provecho económico? Porque detrás de todas estas intervenciones militares finalmente lo que priva es el dinero.
-Así es, EE.UU ha llegado a un nivel en que no puede obviar eso. La crisis económica en EE.UU, ya tiene 40 años. Cuando tú analizas el crecimiento anual de ese país de los años 80, vas a decir que es un crecimiento positivo casi todos los años. Pero un crecimiento de un tres, de un dos por ciento, puede ser positivo para cualquier país pero no para la mayor potencia mundial que necesita sostener 800 bases militares y un gasto bélico exorbitante. Y lo mantiene a partir de la necesidad de estimular su industria. Y su industria principal es la de la guerra. Por lo tanto, EE.UU necesita que haya guerra o en el mejor o el peor de los casos, que haya conflicto. Eso queda claro cuando, por ejemplo, en el Asia occidental, donde están seis de los siete mayores compradores de armas del mundo, técnicamente son enemigos. Arabia Saudí e Israel, Egipto e Israel, pero EEUU le vende armas a los dos. Entonces estimula, a través de la existencia de Israel, el conflicto. Y se estimula un conflicto supuestamente árabe israelí que no existe, lo que sí existe es un conflicto entre Israel y los palestinos que resisten. Y la creación de un eje de la resistencia que está tratando de impedir eso. Pero la guerra en Ucrania es eso, el conflicto en Taiwán es eso. Ahora Biden está en el Asia del Pacífico y va a una reunión para tratar una alianza militar con India, Japón y Australia. Cuando tú ves en el mapa esos tres países, intentan rodear a China. Entonces, a cada uno de ellos les va a decir que “necesitan armarse, aquí está el catálogo, marque cual necesita y se lo mandamos”. Se da entonces una situación de crisis económica de los EE.UU que no se observa en toda su magnitud porque tiene la maquinita de fabricar dólares y está permanentemente tapando la crisis a partir de dólares que no están sustentados en la producción, sino en la especulación. Entonces eso le permite ocultar esa crisis. Pero Trump tenía razón, cuando decía que había que hacer grande a EE.UU porque sabía que se estaba haciendo pequeño. Trump, un tipo proveniente de la empresa y no de la política, estaba pensando en un EE.UU del siglo XIX, que en la penúltima década de ese siglo se transformó en una potencia mundial por el gran desarrollo que tuvo en la producción, en los ferrocarriles, de la industria de los automóviles etc. pero no es la situación de ahora, por eso es imposible que se pueda hacer. En esa medida, uno lo que puede esperar es que los conflictos en el planeta se pueden incrementar.
-Vos que conoces bastante el tema de China, has escrito un libro realmente importante sobre el tema (“China en el Siglo XXI, el despertar de un gigante”). cómo ves la capacidad militar de China para enfrentar un peligro de agresión militar por parte de Occidente, como obviamente están haciendo contra Rusia. ¿Cuál es la capacidad militar de China?
–,La respuesta a esa pregunta tiene varias aristas. Efectivamente se habla poco de ese tema. Cuando se habla de China generalmente se habla del conflicto, de su desarrollo industrial, científico, tecnológico, etc. y del comercio. Pero Xi Jinping, una de las cosas que ha hecho desde su llegada a la Secretaría General del partido en 2012 y a la presidencia en 2013, es producir una gigantesca transformación estructural de la fuerzas armadas chinas que significa la reducción de 1 millón de soldados en las fuerzas armadas chinas. Recursos que se están utilizando básicamente en dos áreas. Una, el fortalecimiento del componente cibernético, o sea, la preparación para la guerra cibernética, que no necesita de tantos combatientes sino de tecnología, para lo cual hay una gran inversión en esto. Hay que recordar que la industria de defensa está cerrada para los extranjeros, es 100 % nacional. Y la segunda área donde se están desarrollando es en la industria naval. En el fortalecimiento del componente naval de sus fuerzas armadas porque el principal déficit, su principal debilidad es el energético. Ellos necesitan resolver ese problema. Lo han hecho de alguna manera con los grandes acuerdos que han hecho con Rusia y también con algunos países de Asia central. Han trazado gigantescos poliductos desde el Asia central y desde Rusia que están abasteciendo, pero incluso así son deficitarios, y esto lo tienen que sustituir con el petróleo y el gas del Asia occidental, que es trasladado por vía marítima.
Entonces, desde el punto de vista estratégico, la vía marítima es la que va a facilitar la capacidad de China de seguir avanzando en la realización de sus planes y proyectos. Ahora en la ecuación general estratégica militar en el planeta, hay un elemento que cambió esta ecuación, que son los misiles hipersónicos. Tema en el cual Rusia es mejor que China, pero este último también ha hecho un desarrollo que occidente no tiene. Piensa que los misiles rusos pueden llegar hasta 27 mach, son 29 mil kilómetros por hora, eso significa que pueden poner desde el extremo oriente ruso, la península de Kamchatka, hasta California, un misil en 8 minutos y medio. O sea que eso es lo que va a durar la tercera guerra mundial, 8 minutos y medio. Pero los misiles hipersónicos transportados en barcos o en submarinos, pueden volar hasta 8 o 10 y hasta 11 mach, y Occidente no tiene tecnología para evitar eso. Eso significa que en una guerra Taiwán desaparece en dos minutos, y todas las bases militares que tiene la OTAN y EEUU en Okinawa, Japón y Corea del Sur desaparecen en tres minutos. Porque no tienen tecnología para evitarlo. Primero por la velocidad, y luego porque tiene una técnica de autoguiado que hace que ante una posible intercepción puedan variar su trayectoria. Eso es lo que ha hecho que las fuerzas armadas de EE.UU no se hayan metido directamente en el conflicto en Ucrania. Es por esa razón, no hay otra. Y en Oriente, en China, pasa lo mismo. Entonces ahí se produce un tire y afloje, una línea en torno a cuánto le puede vender de armas EE UU a Taiwán y a otros países. Porque le está vendiendo a Filipinas, a Australia, a Corea del Sur, a Japón, sin que eso rebase el umbral de paciencia de China. Y ese umbral de paciencia es muy claro, mientras Taiwán no declare la independencia, ellos van a protestar, van a negarse pero siguen fortaleciendo sus fuerzas armadas básicamente en estas tres áreas. Las fuerzas especiales para la guerra cibernética, la armada china y los misiles hipersónicos.
-Hay un tema que en esta confrontación de EEUU con Rusia, se ha incorporado, o por lo menos se ha visibilizado mucho más, que es el de los grupos paramilitares que operan. Me refiero al caso del grupo Wagner, que actúa como un ejército. Y que tienen una capacidad de movilización y de hacer daño al enemigo importante. ¿Esto no complica un poco la existencia de los ejércitos regulares? Digo, porque me refiero a estas declaraciones que ha hecho Prigozhin, el comandante de Wagner, entrando a defenestrar prácticamente al ejército ruso en la confrontación. Después parece que se arregló el tema, pero ese hombre pesa, y hace valer su peso en el campo de batalla.
–Esto no es nuevo. Tú sabes que otra de mis líneas de investigación es la historia y en particular la acción internacional de Simón Bolívar. En la época de Bolívar también hubo ejércitos privados, contratados. Aquí en Venezuela en la guerra de la independencia luchó la Legión Británica que hoy se les considera héroes que lucharon por Venezuela. Pero el que lee las cartas de Bolívar, el que va a la base de la historia, se da cuenta de los tremendos conflictos que Bolívar tuvo con ellos. Y precisamente por cobros, por lo mismo que dice Prigozhin. No recuerdo el nombre, pero hubo una controversia muy fuerte, epistolar, que era como se hacía en esa época entre Bolívar y alguno de esos mercenarios. Entonces ahora es prurito decirles mercenarios, porque fueron luchadores por la independencia de América, etc., etc. pero eran mercenarios. Bolívar, la primera tarea que le dio al embajador nuestro en Gran Bretaña en 1818 fue reclutar soldados combatientes, y había tipos como Prigozhin, que decían yo tengo una fuerza de 300 hombres con experiencia de combate en la guerra contra Napoleón y están estructurados en compañías y cada una de ellas tiene un jefe de batallón, tenemos 15 cañones, etc. y vale tanto. Y fíjate que en Venezuela durante todo el siglo XIX se estuvo pagando eso. Entonces, evidentemente eso ha estado presente. Siempre existe el prurito de que cuando son malos decirles mercenarios y cuando son buenos decirles BMC que creo que significa Compañía Militar Privada. Entonces, ahí hay una indefinición conceptual en función de qué son. Porque cuando supuestamente pelean una guerra en defensa de la patria, lo hacen a partir de principios que tienen que ver con el apego a la patria, con la defensa, con el futuro de tus hijos, etc. no por dinero. Entonces, ahora esto se ha legalizado, y se legalizó primero con empresas mercenarias europeas y estadounidenses que participaron. Por ejemplo en la guerra de Yemen básicamente las tropas bajo el mando de Arabia Saudita eran mercenarios, el país que más aportaba era Colombia, y Chile en segundo lugar. Y entonces ahora aparece esta empresa Wagner, que a pesar de que son mercenarios, tienen un carácter un tanto distinto porque las empresas mercenarias de Europa y EE.UU se mandan solas. Estas de alguna manera no se mandan solas, sí desde el punto de vista operativo, táctico. Pero desde el punto de vista estratégico, ellos dependen del abastecimiento que le den las fuerzas armadas rusas. Ellos se subordinan a un plan general. Hay que pensar que la línea de confrontación entre Rusia y Ucrania son cientos o miles de kilómetros, y Wagner está en un lugar que es muy mediático, pero eso representa a 20, 30, 40 km del frente. Es muy mediático además por las declaraciones que hace este señor. Incluso amenazó que se iba a ir, y al final tuvo que quedarse. Porque finalmente, él depende y su negocio de que le den armas, etc. Como empieza a mirar uno, desde el punto de vista militar, cuando uno ha tenido una preparación militar, en las escuelas esto no existía, cómo hacer para insertarse. Pero cuando tú ves la lógica estratégica, cuando ves el cuadro general del conflicto en Ucrania, te das cuenta de que ellos actúan bajo un plan operativo estratégico de las fuerzas armadas y del Ministerio de Defensa, en la cual ellos juegan un papel absolutamente táctico. Cuando se dio cuenta Prigozhin, que si seguía ahí, iba a ser destituido por los chechenos, echó para atrás. Los rusos tampoco tienen interés en generar un conflicto mediático con él y fíjate que no entraron en contradicción con él. Se llegan a acuerdos, pero además este tipo es un bocón, porque le interesa para su negocio. Pero es algo que en términos del arte operativo, del arte militar se va a tener que definir en un futuro. Creo que es necesario hacer una conceptualización al respecto. Porque si tú te vas al derecho internacional, las agrupaciones mercenarias son ilegales, y sin embargo están actuando legalmente, en términos prácticos.
-¿Crees que se corre realmente peligro de guerra nuclear? Rusia lo ha dicho, EE.UU generalmente no lo dice tanto pero también se prepara para eso.
-Mientras haya armas nucleares, el peligro de guerra nuclear existe. Y no necesariamente porque haya una orden del presidente de los E.UU o del primer ministro británico de empezarla. Puede ser tranquilamente un jefe de regimiento de misiles que cometa un error y se vaya un misil y haya una respuesta. Eso sobre todo en el caso de los navíos, de los submarinos. Finalmente estamos al aire de un botón. Se equivoca de botón y se puede armar una guerra nuclear, es un peligro latente. Por un lado eso, y por otro lado yo me apego a esa extraordinaria frase del Che, que decía “al imperialismo ni un tantito así”. O sea, creer en la racionalidad o la ecuanimidad del imperialismo es algo que no podemos permitirnos. Confiar en que exista un pensamiento ecuánime en torno a lo que pudiera suceder si se llegara a lanzar una bomba o un misil nuclear, yo por lo menos no lo creo. Pienso que mientras lo tengan y el afán desmedido de lucro, de ganancia, de expansión, de dominación del planeta puede llegar a cualquier cosa. Por eso te digo que es tan importante hoy en la ecuación, el tema de los misiles hipersónicos. Porque con esos misiles se rompió la paridad nuclear a favor de Rusia y China. Entonces, yo hice ese cálculo, 8 minutos y medio desde Kamchatka a California, dos minutos y medio desde Leningrado a París. Dos minutos 55 desde Stalingrado a Londres. Desaparecen. Y si ponemos un barco, a la fragata más avanzada de Rusia, navegando a mil kilómetros de la costa oeste de EE.UU se demora 6 minutos 38 segundos en poner un misil en Nueva York. La tercera guerra mundial no va a durar más de 8 minutos y medio. Eso es lo que algunas mentes racionales que todavía existen en el imperio, los limita. Si ellos tuvieran la misma capacidad, tal vez la cosa sería distinta, pero no la tienen y no la van a tener por muchos años. Han hecho cinco pruebas. Con misiles hipersónicos que vuelan a 5 mach. Un mach es la velocidad del sonido, son 343 metros por segundo, 1234 kilómetros por hora. Ellos no han logrado poner un misil. Para que sea considerado hipersónico tiene que durar más de 5 mach. EEUU no lo ha logrado. Ha tenido cinco pruebas y todas fallidas. Los rusos tienen misiles naturalmente que vuelan 10, 11 mach. Y tienen estos que te digo, los abangar que vuelan hasta 27 mach, o sea 29.000 km por hora. En la guerra fría se decía que la paridad nuclear era lo que impedía que se pudiera desatar una tercera guerra mundial. Yo creo que hoy lo que impide que se pueda desatar es la posesión por parte de China y de Rusia de la tecnología de los misiles hipersónicos que no puede ser contrarrestada tecnológicamente por parte de EEUU.
Transcripción: Ana Schaposnik