Clara López González
Canarias Semanal, 30/04/2020
Cuerpos en descomposición en las calles de Nueva York, epicentro del “mundo libre”
En estos días ha saltado a los grandes medios la noticia de que en el barrio neoyorkino de Brooklyn se descubrieron dos camiones de mudanza con cincuenta cadáveres malolientes a las puertas de una funeraria. Pero, para El País, aquí no hay una pésima gestión del gobierno, sino un “enorme desafío”.
Este miércoles, los vecinos del barrio de Brooklyn (Nueva York) advirtieron a la policía del hedor que desprendían los camiones aparcados en la funeraria Andrew T. Cleckley. Los mismos vecinos han declarado a diferentes medios que el personal de esta funeraria llevaba varios días trasladando cadáveres en bolsas entre el establecimiento y los camiones. Según fuentes policiales, los cuerpos llevaban allí una semana almacenados.
El colapso en las funerarias debido al aumento exponencial de los fallecimientos ha obligado a recurrir a vehículos refrigerados, aunque parece que, en este caso, la refrigeración no funcionó o fue insuficiente.
Según la noticia publicada por El País, la medida de mantener los cuerpos en contenedores refrigerados es para dar tiempo a que puedan ser reclamados por los familiares. Mientras tanto, los enterramientos en las fosas comunes de la isla de Hart se han multiplicado.
Una de las ciudades más ricas del mundo tiene ya 16.000 fallecidos debido al coronavirus y la situación llega a presentar estas escenas dantescas, que no poco se aproximan a las que vimos en las calles de Guayaquil, en Ecuador.
Si El País alertó del desastre que iba a suponer la crisis del coronavirus en Venezuela, si calificó la gestión de la pandemia en Nicaragua de “inaudita”, si afirma que la sanidad cubana es más propaganda que realidad, si con muchos menos fallecidos en estos países sometidos a crueles sanciones económicas, El País se apresura a hablar de ineficacia de sus gobiernos y sus sistemas sanitarios, la catástrofe neoyorkina, según el diario español, no se debe a ninguna mala gestión estatal, ni a una sanidad que está sólo al alcance de unos pocos sin endeudarse de por vida; no, para El País, la necrópolis en que se ha convertido la ciudad de los rascacielos “ofrece una medida de los enormes desafíos a los que se enfrenta” en medio de la pandemia.
Más bien podríamos decir que es El País el que nos ofrece la medida de hasta dónde llega el doble rasero que aplica al tratamiento de los efectos de la pandemia según se den en los países donde se ubican las instituciones que financian al medio o en los que aquéllos consideran enemigos.
Los simples datos objetivos -ofrecidos por la Universidad estadounidense John Hopkins-, que ponen a una sola ciudad, Nueva York, en el quinto lugar con más muertos por COVID-19 -después de países enteros como Italia, Reino Unido, España y Francia- debería poducir vergüenza en el epicentro del capitalismo mundial. Pero dejémoslo en “desafíos”, que es más poético.