[Parece ser que Biden vuelve a reabrir la teroría conspiranoica que culpa a China de la pandemia. Igual que hizo Trump. Solo que ahora la prensa occidental ya no habla de "sinofobia" e incluso le vuelva a dar pábulo a la patraña desmentida por múltiples casos de infecciones de COVID-19 fuera de China antes de diciembre de 2019. De momento China contraataca con el secretismo y la sospecha que rodea a Fort Detrick, un centro militar de Maryland (EEUU) que lleva décadas experimentando con virus.]
El portavoz de la Cancillería china considera que la Inteligencia estadounidense "no tiene credibilidad" para realizar una investigación sobre el origen del covid-19.
El portavoz del Ministerio de Exteriores de China, Zhao Lijian, ha pedido a Estados Unidos que proporcione información sobre el "brote inexplicable" de enfermedades respiratorias y el importante número de casos de una dolencia pulmonar que se registraron en 2019 en la nación norteamericana.
Lijian formuló la solicitud este jueves durante su habitual conferencia de prensa, en respuesta a la orden dictada por el presidente estadounidense, Joe Biden, a la Inteligencia de su país para que le informe en los próximos tres meses sobre si el covid-19 surgió por primera vez en China de una fuente animal o de un accidente de laboratorio.
La Inteligencia de EE.UU. "no tiene credibilidad"
Zhao Lijian indicó que el equipo de la Organización Mundial de la Salud que investigó los orígenes del covid-19 en China concluyó que era "extremadamente improbable" que la pandemia se originara en un laboratorio chino. Asimismo, acusó a las autoridades estadounidenses de no tener "ningún interés en un estudio científico serio de los orígenes" del covid-19.
"Su único objetivo es utilizar la pandemia para perseguir la estigmatización y la manipulación política para echar la culpa" a Pekín, denunció. También pidió a EE.UU. que reflexionara sobre su propio papel en la pandemia, puesto que es el país con mayor número de contagios y muertes.
También recordó que la Inteligencia estadounidense tiene un "notorio historial" de "obras maestras" que incluyen la probeta con polvo blanco que en 2003 fue presentada ante la ONU por Colin Powell, entonces secretario de Estado de EE.UU., como prueba de la presencia de armas químicas en Irak para justificar la posterior invasión en el país árabe, o la escenificación de videos por los Cascos Blancos en Siria.
"¿Cómo puede alguien confiar en los resultados de una 'investigación' realizada por un órgano de inteligencia que no tiene credibilidad?", criticó.
Estos días los telediarios nos bombardean con la historia de un "indefenso opositor pro-democracia de Bielorrusia" que ha sido detenido por órdenes del "régimen" Lukashenko cuando viajaba en avión. Pues bien, alguien debería explicar a la opinión pública quién este "indefenso opositor pro-democracia".
Protasevich, vestido de opositor "democrático"
Roman Protasevich, de 26 años, perteneció al Frente de la Juventud, que, como el nombre ya sugiere, es cualquier cosa menos una organización pro-democracia. Este colectivo fundado en 1997 es un grupo de extrema derecha con parafernalia guerrera y simbología neonazi, aunque según Radio Svaboda (que es como se hace llamar Radio Free Europe, tapadera de la CIA, en Bielorrusia) es un "club de patriotas". Este individuo ya estuvo involucrado en el Maidan ucraniano, que culminó con un golpe de estado en el que participaron neonazis en 2013-2014 y fue apoyado por la OTAN y la UE. Aquí lo vemos tomando parte en el derribo y decapitación de una estatua de Lenin.
Protasevich, decapitando la estatua de Lenin
Además Protasevich es simpatizante del bielorruso Destacamento Pahonia que participó junto con el batallón neonazi ucraniano Azov en la guerra civil que siguió al Maidan en Ucrania. De vuelta en Bielorrusia, este "demócrata" tomó parte en las manifestaciones anti-Lukashenko que tuvieron lugar en 2017 integrado como fotógrafo en el Bloque Negro, donde aparte de neonazis también había anarquistas. Estos grupos disidentes, por cierto, hicieron una gran quema de libros y levantaron un memorial a nacionalistas bielorrusos.
Anarquistas del Bloque Negro compartiendo manifestación con los neonazis
Más tarde en 2018 Protasevich entra en contacto con el americano-bielorruso Gleb Zhavoronkov en Washington DC, donde le colocaron en la emisora Euroradio.fm detrás de la cual está la USAID (tentáculo del intervencionismo de Washington). Allí incluso tuvo tiempo de hacerse una foto en el Departamento de Estado y colgarla en las redes (es la foto que se reproduce más abajo). En 2019 dejó la emisora y se empleó en un canal de Telegram llamado NEXTA. Este canal operado desde Polonia, donde Protasevich ha residido en los últimos años, se ha dedicado a difundir información confidencial del gobierno Bieloruuso, o sea, al espionaje. El canal de Telegram, por cierto, pertenece a la emisora de TV polaca Belsat, que en 2015 hizo propaganda para que su audiencia se enrolara en el bando nazi en la guerra civil de Ucrania.
El indefenso disidente visitando el Departamento de Estado de los EEUU
Y éste es, a grandes rasgos, el "ejemplar" historial de este sujeto. Se puede criticar que se intercepte un avión que lleva a un disidente pero no se puede presentar a este disidente como un demócrata, un moderado o un periodista que lucha en favor de la libertad de prensa, como nos han asegurado los medios occidentales. Protasevich es un simpatizante neonazi y un espía pagado por Washington para derrocar por la fuerza el gobierno de Bielorrusia mediante una revolución de colores otánica. Y a estas alturas ya deberíamos saber lo que esto a la postre implica: miseria y guerra. Ahí están los horrores de Ucrania, Kosovo o Libia para corroborarlo.
[El discurso de Ana Iris Simón ha levantado ampollas entre la pseudoizquierda identitaria... Por ejemplo entre los partidarios del nacionalismo pelayuno y del supremacismo feminista que la han llamado "falangista." ¿Aspirar a una vivienda y a un trabajo decentes es "falangismo"? Claro, estos pijiprogres son los que han convertido cosas tan básicas como éstas en artículos de lujo y me imagino que no les gusta que alguien se lo recuerde de manera tan descarnada. En fin, queridos y queridas, ya os va quedando menos para ir al sitio al que pertenecéis: al basurero de la historia.
Aquí dejo un buen artículo sobre ella de Daniel Bernabé, un autor muy crítico con la izquierda del caviar... Aunque yo habría sido menos diplomático en mi diatriba.]
Este fin de semana una intervención en la Moncloa ha despertado gran atención en redes sociales. No se trataba de la comparecencia tras un consejo de ministros, tampoco de un discurso del presidente, ni siquiera el esperado anuncio de crisis de gabinete para encarar la segunda parte de, más que una legislatura, un nuevo mundo tras una pandemia que, como una de esas relaciones difíciles que se agarran al corazón, sabemos que serán historia aunque nos cueste imaginarnos cómo seremos después de su paso por nuestra vida. El discurso al que me refiero duró tan sólo algo más de cuatro minutos y se pronunció en el acto Pueblo con futuro organizado por el ministerio de Transición Ecológica y Reto Demográfico. Quien lo pronunció fue la periodista y escritora Ana Iris Simón.
Ana Iris, a quien me refiero por su nombre por la admiración y amistad que le profeso, es la misma autora que ustedes ya conocerán por Feria, el celebrado libro que no para de agotar ediciones y cuya temática, una historia familiar, manchega y de clase trabajadora, una revelación personal de ese viaje del moderneo aspiracional a la desnudez de un presente inquietante, tiene todo que ver con el discurso al que nos referimos, uno que me atrevo a bautizar como el del día en que la valentía de lo obvio se impuso a la candidez de lo esperable. No debe ser fácil enlazar, delante de las máximas autoridades políticas del país, con una cortés aridez, la realidad de lo que para muchos ciudadanos de este país es un presente lleno de zancadillas vitales e indeterminación.
Ana Iris habló de sus padres, de cómo la vida de una familia de clase trabajadora hace tres décadas podía ser más estable de lo que es hoy la existencia de cualquiera dentro de ese mismo estrato social. Continuó con el progreso truncado que para las siguientes generaciones significó la Gran Recesión de 2008, pero que ya había hundido sus raíces en la conversión de España como un país de la periferia europea, desindustrializado, que salvo la década de la gran borrachera del crédito fácil, había quedado reducido a los servicios y al turismo. "La aldea global arruinó la aldea real", se atrevió a sentenciar la escritora como una patada a la entrepierna de Fukuyama y la UE, para pasar a hablar de esa natalidad pospuesta por la escasez de seguridades, de la recuperación de una soberanía que pase, más que por lo rojigualdo, por el trabajo, la vivienda y la oposición a un "capitalismo global" que importa personas empobreciendo aún más a sus países de origen: "Mientras que les pedimos a los inmigrantes que paguen nuestras pensiones, no les estamos permitiendo pagar las de sus padres ni las de sus abuelos".
"No habrá agenda 2030 ni plan 2050 si en 2021 no hay techo para placas solares porque no tenemos casas, ni niños que se conecten al wifi porque no tenemos hijos", finalizó Ana Iris, creando un silencio en el auditorio, como el que se hace cuando detrás del trueno sabemos de la tormenta y carecemos de refugio para evitar la inclemencia. Primer apunte importante: desconocemos cómo cayó en Moncloa el discurso, si nos atrevemos a aconsejar fervientemente a los allí presentes, entre los que se encontraba el presidente Sánchez, que tomen cumplida nota de las palabras de Ana Iris: justo se les votó para que reviertan la inercia neoliberal de estos diez últimos años. Aunque ahora cueste verlo este país cambió en la década convulsa, por eso hoy preside el consejo de ministros alguien a quien el sector involucionista de su partido trató de eliminar, por eso le acompaña en la tarea Unidas Podemos y por eso, probablemente, quien les dirigió estas palabras era una escritora de 29 años y no un intelectual de gesto circunspecto y palabra de las que permiten comer en Lhardy.
¿La respuesta al discurso de Ana Iris? Decepcionante a derecha e izquierda, los primeros por un incómodo oportunismo y los segundos por una ciega y pertinaz cobardía a admitir que el camino elegido no fue el acertado. No hablo tan sólo de figuras públicas o medios de comunicación, hablo también de ustedes, de todos nosotros, por la sencilla razón de que ya es hora de implosionar el mito de "la gente", eso a lo que en la anterior década se le atribuyeron cualidades semi-mágicas, obviando que la gente es siempre oportunidad y abismo, porque nadie nace sabiendo, por la clamorosa verdad de que la mayoría de sentidos comunes no nos pertenecen, o a lo sumo lo hacen como eso que decimos porque creemos que es lo que hay que decir.
Leer las respuestas al propio tuit de Ana Iris donde hacía pública su intervención, leer artículos y editoriales de la prensa liberal-conservadora era tan triste como grotesco. Lo único que la derecha parecía celebrar era que la escritora pronunció aquellas palabras delante de Sánchez, quedándose en el escenario pero olvidando el libreto. ¿A qué diablos piensa la derecha que se refería a Ana Iris con su crítica al capitalismo global? Literalmente a su proyecto, a una sociedad impulsada en los últimos cuarenta años por sus padres fundadores, Reagan y Thatcher, que ha vaporizado la certeza, la producción e incluso los valores sustituyéndolos por indeterminación, especulación y una promiscuidad ética donde el único principio válido es la codicia.
¿A qué diablos piensa la derecha que se refiere Ana Iris cuando habla de seguridad vital? A derechos laborales, a sindicatos fuertes, a una vivienda que vuelva a su función, la de guarecernos, usurpada por rentistas y fondos buitres norteamericanos. A la familia, ni siquiera un tipo concreto de familia, que pueda desarrollarse sin el sobresalto permanente del despido, la carestía de lo cotidiano y los modelos individualistas emocionales que cambian compromiso y solidaridad por consumo de cuerpos y rechazo al cuidado. A un mundo que existió, antes de la plaga de langosta neoliberal, donde, a pesar de todos sus desastres y desigualdades, las finanzas eran aún un método y no un fin ensimismado donde todo se postra ante ellas. En palabras de Zachary D. Carter, que a lo mejor les inspira más confianza por no ser manchego, que la economía se predisponga para resolver los problemas sociales, no para crearlos y esperar que la sociedad se adapte a ellos haciéndose más desigual.
Lo cierto es que quien les escribe espera ya muy poco de una derecha española, política, mediática y social, tan ensimismada en sus fantasías persecutorias de un gobierno "socialcomunista" que es incapaz de ver, incluso, cuando una roja, sin apellidos, les lanza una invectiva a ese punto al que están tan poco acostumbrados a enfrentar: el resultado de sus políticas de caos y postración ante los sacerdotes de Goldman Sachs, el BCE y Wall Street. Imbéciles ensimismados de nacionalismo españolista a los que les cuesta saber qué será de sus vidas en seis meses pero que votan encantados al trumpismo de Ayuso o al ultra-liberalismo de Espinosa de los Monteros, lo que en última instancia es Vox, a pesar de que de poner al portero de discoteca Abascal hablando de invasiones.
Pero, y aquí viene lo grave, si hay una postura triste, cobarde, patética y miserable es la de ese progresismo que ante el discurso de Ana Iris lo que ve es una amenaza y no una oportunidad, una de volver a pintar algo como fuerza política en Europa. Son los mismos torpes que llaman falangista a la escritora de Feria simplemente por expresar que la vida debería ser algo más que un triste devenir de ocupaciones sin sentido, los mismos que llamaron rojipardos a Julio Anguita, Manolo Monereo y Héctor Illueca -al actual director de la Inspección de Trabajo- por comentar en 2019 que la izquierda debería recuperar el concepto de soberanía, los mismos que machacaron a un tipo por escribir un libro donde se denunciaba que el progresismo había comprado del discurso neoliberal que asimila la diferencia y desigualdad. El berrinche viene de lejos, pero casi nadie se atreve a poner nombre a su causa: la ideología del progresismo liberal.
Si Cayetana Álvarez de Toledo, por citar una, resulta risible cuando atribuye el identitarismo político que nos ahoga a una conspiración del marxismo cultural, no son menos fallidos los que atribuyen a la izquierda la responsabilidad de los problemas, obvios y claros, que Ana Iris denunciaba en su discurso. El progresismo liberal es, precisamente, la ideología que casi ha acabado con la izquierda, y que se replica desde hace dos décadas en partidos institucionales como el PSOE pero también sin duda en Unidas Podemos. En esas otras organizaciones extramuros, más por impericia que por deseo, que va desde los pequeños partidos rebotados de la aventura morada y municipalista hasta todo tipo de iniciativas activistas. Que impregna el feminismo y, en menor medida, hasta los sindicatos. Y que por supuesto se replica sin control en los medios de comunicación progresistas y en ese cuerpo social que se tiene a sí mismo por la izquierda. Lo notable es que en todas estas organizaciones, en todo este cuerpo social, hay mucha gente, incluidos algunos de sus dirigentes, que distan mucho del progresismo liberal, pero que parecen no acabar de enterarse, o no parecen atreverse, a señalar el problema que les perjudica. No se trata de buscar nada nuevo, cuando lo nuevo existió y se ha marchitado en un quinquenio, se trata de reconducir lo existente.
El progresismo liberal coincide con la izquierda de la misma forma que una película indie norteamericana de los noventa coincide con el cine social britanico: ambas son películas, ambas parecen preocupadas por problemas sociales, ambas disienten en protagonistas, tratamiento formal y mensaje subyacente. Mientras que el progresismo liberal es una ideología de minorías y alteridades, la izquierda basa su fuerza en las mayorías trabajadoras. Mientras que unos se regocijan en la diversidad entendida como una competición de representaciones, la otra busca qué es lo que une a personas diferentes para buscar la igualdad. Mientras que una es relativista, la otra es universalista. Mientras que una se conforma con la políticas de lo simbólico la otra aspira a transformar la vulgaridad de lo real. Mientras que una ronronea con batallas culturales que siempre pierde, la otra entiende la cultura como el sustrato del poder. Mientras que una habla de privilegios y opresiones la otra atiende a lo concreto de la explotación. Mientras que una se pierde en justificaciones culturalistas acomplejadas, la otra busca el valor unificador del concepto de ciudadanía. Mientras que una está obsesionada con la narrativa, la otra se preocupa de los números. Mientras una busca el cambio en el individualismo de la revisión, la otra intenta la transformación de lo estructural y desde lo colectivo. Mientras que una habla de multitudes y del 99%, la otra entiende el potencial unificador de la realidad de clase. Mientras que el progresismo liberal es hoy mayoritario en casi todos los ámbitos de lo político, la izquierda ya sólo vale como nombre al que culpar de nuestras desgracias sin merecerlo.
Que Yolanda Díaz sea una de las ministras mejor valoradas del Gobierno, que Ana Iris venda edición tras edición, que los sindicatos estén volviendo a crecer en afiliación a lo mejor tiene que ver con que sus medidas, su discurso, su función apelan a problemas inmediatos, reales, reconocidos y masivos y no a una fantasiosa conspiración rojiparda, el último invento de un estéril progresismo liberal que, por mucha etiqueta de radical e independiente que se arrogue, no pasa de ser una ideología tan obsoleta como su contraparte derechista neoliberal.
Lo hemos avisado muchas veces, pero es siempre más fácil matar al mensajero que reconocer que toda una carrera política, o activista, tan sólo se ha basado en una virtualidad ideológica producto del desconcierto, las prisas y cierto espíritu de venganza desarrollada a partir de 1991 de aquellos que siempre tuvieron que ponerle apellidos al socialismo. Ustedes verán: si no atienden el camino que les marca, a voces, la realidad, lo harán otros, los de ese populismo ultraderechista especialista en disfraces. Nos merecemos una vida mejor, pero para eso, antes, nos merecemos una izquierda que recupere su razón de ser: ilustración, modernidad, soberanía y universalismo al servicio de la igualdad.
Antes de empezar este pequeño artículo, he de decir que adoro la música pero que (precisamente por esto mismo) el Festival de Eurovisión me importa un bledo. En tiempos, los distintos países que concursaban enviaban a buenos músicos con canciones medianamente decentes (Sandy Shaw, France Gall, Françoise Hardy, Cliff Richard, The Shadows, Telex, etc.); sin embargo, lleva décadas sumido en un periodo de absoluta decadencia. Pues bien, ahora para redundar en la degeneración resulta que también hay censura por razones políticas.
Me explico: al parecer a uno de los aspirantes a participar, la banda bielorrusa Galasy ZMesta, ha sido descalificada antes de empezar el evento. Razón: según nuestra prensa y las autoridades de la civilizada UE su letra está "politizada". Cuando oí eso de "politizada", y a pesar de que, como ya he explicado, paso olímpicamente de la horterada de Eurovisión, me empezó a picar la curiosidad. "¿Politizada?" Enseguida comencé a sospechar, siendo la banda de Bielorrusia, hacia qué bando se dirigía la "politización". Fue entonces cuando empecé a indagar y ¡oh sorpresa! resulta que los Galasy ZMesta son un grupo de rock satírico formado por conocidos cómicos que querían concursar con una canción que ironizaba sobre las protestas en Bielorrusia financiadas por EEUU y la UE y orquestadas por la OTAN para montar una revolución fascioliberal de colorines y derribar por la fuerza al presidente Aleksander Lukashenko (ese "malvado dictador" que no tocó la protección social del antiguo estado soviético y que no vendió a las multinacionales las riquezas de su país). Fue entonces cuando se cumplieron mis sospechas. La canción está "politizada" porque la opinión política no gusta a los censores de la UE. Claro, si hubiera sido una canción contra Lukashenko les habrían dejado participar y quizá habrían hasta amañado el concurso para que ganaran. Esto me ha retrotraído al año 2000 cuando una revolución de colorines encabezada por provocadores a sueldo de la CIA asaltó con inusitada violencia el parlamento de Belgrado para linchar al difunto Milosevic y a los miembros de su partido, el Partido Socialista de Serbia. Yo lo oí en directo desde la radio de un coche de un familiar, que resulta que tenía puestos los 40 principales (sí, sí, han leído bien), que fueron interrumpidos para narrar al fin la gran victoria de la democracia en Serbia. Eso demuestra cómo en la civilizada UE no nos gusta politizar la música... Cuando la politización es contraria a la OTAN y a sus designios, claro está.
Hay que decir que la canción no está mal y que el nombre del grupo se traduce como Voces del Pueblo. Esto último lo menciono porque se ha traducido el título de la canción (algo así como "Yo te enseñaré") pero no el de la banda. Obviamente, con un nombre así no puedes hacerlos pasar fácilmante por fascistas o ultranacionalistas paneslavos pro-Putin y hacer así morder el anzuelo, una vez más, a esa izquierda del caviar que aplaude las "gestas humanitarias" de la OTAN.
He aquí el tema de estos pérfidos bielorrusos:
(P.D.: Aquí arriba hay un vídeo, lo juro, si no se ve es por razones ajenas a mi voluntad.)
En Informe Semanal esa versión renovada del NODO franquista se nos aseguró que detrás del "proces" estaba Putin ¿Van a publicar una rectificación?
Aunque la información no había trascendido hasta ahora, un informe de la Audiencia Nacional que acaba de salir a la luz reprocha a los agentes que solo hayan aportado el testimonio de un informante y 'links' a informaciones publicadas en medios de comunicación.
El asunto de la injerencia rusa en el referéndum del 1 de octubre de 2017 en Catalunya lleva años causando revuelo, pero no ha sido hasta ahora cuando se ha sabido que la Audiencia Nacional archivó la causa por no encontrar indicios mínimos de delito.
Para entender el asunto hay que remontarse a 2019, cuando se abrió un expediente de investigación secreta basado en el testimonio de un confidente que afirmaba que espías rusos estaban actuando en el desafío independentista catalán. Entre los nombres de los espías se barajaba el de Sergei Fedotov, supuesto nombre en clave de Denís Serguéiev, general del servicio exterior de la inteligencia militar rusa.
Este confidente, que se presenta como un conocedor de la realidad rusa, habría traslado a los agentes y, posteriormente, al juzgado informaciones publicadas en medios de comunicación y otra desconocida. Entre los nombres que aportaba se encontraban conocidos activistas del procés, como Oriol Soler, empresario del sanedrín de dirigentes externos al Govern que organizó el 1-O, tal y como destaca Eldiario.es.
"Esas afirmaciones quedan ayunas en todo sustrato fáctico en cuanto se intenta ver su enlace o imbricación con el delito investigado. Que sean perfiles de personas cercanas a las tesis independentistas no supone un hecho que se pueda ser objeto de investigación, máxime cuando las actividades realizadas se hacen a la luz pública y a través de medios en modo alguno ilegales", asegura el escrito del fiscal.
Al parecer el sumario 86/19 fue abierto por el Juzgado Central de Instrucción número 6 de la Audiencia Nacional en noviembre de 2019 y archivado en julio de 2020, aunque nada se sabía hasta ahora. Después, el Juzgado dictó un nuevo auto de archivo de las actuaciones de acuerdo al criterio de la Fiscalía de la Audiencia Nacional. Según ha publicado en exclusiva Eldiario.es, que ha tenido acceso al documento, el teniente fiscal de la Audiencia Nacional Miguel Ángel Carballo reprocha a los agentes que durante ese tiempo solo hayan aportado el testimonio de un informante y enlaces a informaciones de medios de comunicación. Tras la publicación de esta información, fuentes de la Audiencia Nacional confirmaron a Sputnik el archivo de la causa.
En dicho escrito Carballo se opone a las diligencias solicitadas por la Policía Nacional y solicita el archivo de la causa: "Nada se aporta por la vía policial que nos permita mantener abierta esta investigación, salvo que pretendamos una causa general en busca de algún indicio que nos permita confirmar la tesis de partida, olvidando que en el proceso penal, con todas las garantías, ese tipo de investigaciones están prohibidas", concluye el informe del número dos de la Fiscalía de la Audiencia Nacional.
Asimismo, el Ministerio Público recuerda que las informaciones sobre la presencia de un agente ruso en Barcelona "solo aparecen en medios periodísticos" y subraya que, incluso si fuera cierto, ese hecho por si mismo "carece de relevancia penal".
Moscú negó en más de una ocasión inmiscuirse en la crisis catalana y atribuyó las acusaciones a problemas internos españoles.
[Ya que a nuestros medios no les interesa lo que pasa en Colombia, ya que periodistas de investigación, fact-checkers y demás plumíferos solo están interesados en la represión si ésta se produce en los países enemigos del imperio yankee aquí está el análisis de "Ahí les va".]
[Qué compañerismo el del Ferreras... Y luego pierde el culo defendiendo al impresentable Eduardo Inda.]
La emisión de 'Las Cosas Claras' generó malestar en 'La Sexta'. Hubo quejas a la Moncloa porque afectaba a la audiencia de la emisora privada. Podemos cree que el cese repentino se enmarca en esas luchas de poder
El anuncio del cierre del programa Las Cosas Claras, del periodista Jesús Cintora, ha alimentado el malestar del entorno de Pablo Iglesias porque creen que detrás de la decisión se encuentra Moncloa. El programa de Cintora, periodista afín al líder de Unidas Podemos desde las primeras tertulias de Cuatro que le impulsaron como presentador, representaba una apuesta de los morados para frenar el dominio informativo de La Sexta, a las órdenes de Antonio García Ferraras.
Según pudo saber este diario de fuentes gubernamentales, La Moncloa recibió quejas feroces por parte de dirigentes de La Sexta contra la apuesta de RTVE, puesto que consideraban que el programa de Cintora en La1 tenía un enfoque parecido y la misma línea editorial que Al Rojo vivo. El enfado aumentó cuando el equipo de Cintora empezó a contactar a algunos colaboradores del programa de Ferreras para intentar ficharles.
Podemos mantiene una relación agridulce con el programa de Ferreras. Aunque sus dirigentes acuden habitualmente a él, y en el entorno conservador sostienen que la programación de La Sexta sirve de palanca para los morados, en la cúpula de Podemos creen que esos programas responden a los intereses del PSOE. Es por ello que aspiraban a que Las Cosas Claras les garantizara un mayor margen de maniobra para lanzar su propuesta política.
Decisión tras la salida de Iglesias
Finalmente, el pasado jueves, el nuevo presidente de RTVE, José Manuel Pérez Tornero, adelantó que la cadena pública no renovará el contrato a Cintora. Dijo que "el periodismo que tiene que hacer TVE es de carácter público y tiene que informar con profundidad. Todo lo que sea banalización y show no debería estar en ninguna parte, y menos en los informativos".
Pérez Tornero criticó la emisión del "info-show", que es como definió Cintora a su espacio, que, además, cuesta unos 60.000 euros diarios a la corporación pública. El programa lo realizan TVE y Lacoproductora, de José Miguel Contreras. "La ley dice que la información es responsabilidad interna de RTVE. Les aseguro mi compromiso con esa responsabilidad interna. Seguiremos el informe de la CNMC sobre esa idea", agregó el presidente de RTVE. La decisión definitiva podría tomarse en el Consejo de Administración que celebrará la corporación el próximo 16 de mayo.
En opinión de las fuentes de Podemos, ese giro no se debe a cuestiones de calidad informativa ni a la queja de algunos periodistas de cabecera de la emisora. Sino que responde directamente a la voluntad de la Moncloa para evitar una "guerra fría con La Sexta". Y, además, coinciden en que la orden se ha dado porque Iglesias ya ha dejado la vicepresidencia del Gobierno.
Dos entrevistas en un mes
Estas fuentes revelan que, mientras Iglesias seguía en el Ejecutivo, tanto la Moncloa como el propio Pedro Sánchez recibieron feroces críticas por haber dado su visto bueno al programa de Cintora. Exigieron una rectificación para no poner en peligro una franja determinante de la cadena privada. La sensación que se percibe en Podemos es que la salida del Gobierno de Iglesias ha facilitado la decisión por parte del nuevo presidente de RTVE.
Hace un mes, el líder de Podemos acudió al plató de Cintora poco después de anunciar por Internet su decisión de dejar el Ejecutivo de Sánchez para disputar la presidencia de la Comunidad de Madrid a Isabel Díaz Ayuso. En aquella entrevista, Iglesias todavía ejercía de vicepresidente del Gobierno. Dos semanas después, el programa volvió a contar con el líder morado.
En esta segunda entrevista, Cintora lanzó algunos comentarios duros con respecto a la decisión de Iglesias de salir del Gobierno, y sobre el resultado del 4-M. Iglesias contestó con una sonrisa: “Lo que no se explica, Jesús, es que si es así haya tanta agresividad por parte de algunos poderes mediáticos y por parte de la derecha y ultraderecha”.
[¿Ya vamos viendo claro por qué el ecologismo junto al feminismo es una ideología de estado?]
El coste de un megavatio hora se sitúa en 65,4 euros, casi cuatro veces más que en el mismo mes del año anterior
El precio de la electricidad se ha disparado en el mes de abril hasta los 65,46 euros por megavatio hora, su registro más alto en 31 meses, según datos del Operador del Mercado Ibérico de Electricidad (Omie). Esta cifra multiplica casi por cuatro el coste de la electricidad registrado el mismo mes del año anterior, lo que se traducirá en un fuerte encarecimiento del suministro energético en plena recuperación de la economía. Si se compara con la última factura, correspondiente al mes de marzo, el aumento rondaría el 15%.
Para un consumidor medio acogido al Precio Voluntario para el Pequeño Consumidor (PVPC) -la antigua tarifa regulada a la que siguen adheridos 11 millones de hogares- el impacto de la subida se traducirá en un incremento de 7 euros con respecto al recibo de marzo.
El 'calentón' en el mercado eléctrico de abril supera incluso al registrado el pasado mes de enero, coincidiendo con el temporal de Filomena. ¿A qué se debe, en esta ocasión, el repunte? Fuentes del sector energético lo vinculan al aumento del coste de los derechos de emisión de CO2 -que ha pasado de 15 a 40 euros por tonelada en un año- y a la mayor entrada en el mercado de los ciclos combinados de gas para responder al incremento de la demanda energética. Estas instalaciones hacen que el coste de contaminar se traduzca directamente al recibo, aunque luego al tratarse de un sistema marginal ese precio lo acaban cobrando todos los agentes que casan sus ofertas.
"Las tecnologías renovables están haciendo su agosto al incrementar sus márgenes de beneficio porque el coste de las emisiones de CO2, en torno a los 45 €/t., supone un sobrecoste para los ciclos combinados de entre 15 y17 €/MWh", explican los expertos del grupo ASE.
El incremento del coste del CO2 está ligado a la carrera emprendida por la Unión Europea para reducir sus emisiones contaminantes de manera importante a lo largo de esta década. La Comisión otorga a las empresas más contaminantes una serie de derechos de emisiones para llevar a cabo su actividad y no perder competitividad frente a industrias de otros continentes donde la contaminación está menos penalizada, pero estas asignaciones cada vez son menores y han derivado en un mercado especulativo que hace que cada vez los derechos sean más caros.
El otro factor que explica la subida del precio de la luz es, curiosamente, el encarecimiento del gas. La mayor demanda de este hidrocarburo desde el continente asiático ha elevado su cotización a nivel mundial, por lo que ahora es más caro utilizarlo para generar electricidad en España. Lo lógico es que, cuando concluya el invierno que es la época de mayor consumo, las cotizaciones comiencen a reducirse.