afrol News, 14/02/2013
El Mausoleo de Sidi Bou Said en Túnez fue incendiado en enero
Tras la revolución en Túnez y Libia, islamistas y salafistas se convierten en una creciente amenaza para musulmanes y cristianos. Los ataques terroristas, las amenazas y los ataques contra los lugares religiosos están extendiendo el miedo y cada día huyen más personas.
"A pesar de que las libertades democráticas básicas están protegidas por la legislación de ambos países después de la revolución árabe, la presión de los islamistas contra musulmanes y cristianos en la vida diaria ha aumentado mucho", advirtió a afrol News Ulrich Delius, de la Asociación Alemana para pueblos amenazados (GfbV), una de las principales asociaciones Europeas de lucha por la defensa de los derechos humanos.
Han pasado ya dos años desde el comienzo de la desintegración política de Libia, pero los grupos de mayor crecimiento en el país hacen empeorar la situación legal. Las minorías religiosas, especialmente en Túnez y Libia, se ven marcadas por la presión, pero ésta también afecta a los musulmanes de a pie a la mayoría de la población.
En Libia, existe una pequeña minoría católica. El Vicariado Apostólico (una especie de diócesis a modo de prueba) sigue el desarrollo de los acontecimientos en Trípoli con preocupación. Giovanni Martinelli se queja abiertamente en una gran y creciente presión por parte de los islamistas radicales.
Según Martinelli, la situación es especialmente tensa en Benghasi, en el este del país, donde los islamistas tienen cada vez más influencia. En la aldea de Barce, al este de Benghasi, los franciscanos han comenzado a salir de su monasterio. Más al este, en Derna, la orden de la Compañía de la Sagrada Familia de Spoleto se ha retirado por completo después de una serie de amenazas de los islamistas.
El gran grupo de coptos egipcios en Libia, en su mayoría trabajadores extranjeros en el país, está particularmente expuesto al nuevo clima intolerante, de acuerdo con Delius. Antes de la guerra civil en Libia, vivían unas 60.000 coptos egipcios en el país, pero se estima que este número se ha reducido en gran medida, también a causa de la recesión económica en el país.
Pero fue sobre todo un episodio concreto el que asustó a los coptos. El 31 de diciembre de 2012 tuvo lugar un gran atentado en la iglesia copta en Dafniya, cerca de la ciudad de Misrata, donde murieron dos egipcios. Los coptos interpretaron esto como una advertencia y creció el temor a nuevos ataques terroristas en Libia.
Y el terror islamista también se propaga en la vecina Túnez. En particular, contra el extendido sufismo - una antigua y mística variante del Islam -. Aquí, los ataques contra santuarios sufíes y grandes tumbas de sus "santos" han creado un gran temor y frustración en Túnez.
En la ciudad costera de Bizerte, cerca de la capital de Túnez, los islamistas destruyeron la noche del Año Nuevo el mausoleo dedicado al "santo" Ali Hacheni, construido en el siglo XI. El 12 de enero quemaban el importante mausoleo sufí de Sidi Bou Said. El santuario, del siglo XIII, se encontraba inscrito en la Lista de Patrimonio Mundial de la Unesco.
El 23 de enero, el santuario sufí de Sidi Ahmed Ouerfelli también era reducido a las llamas. Mausoleo se encontraba en la ciudad turística y liberal de Sousse, en la costa mediterránea. De acuerdo con medios de comunicación tunecinos, al menos 34 monumentos y mausoleos sido objeto de vandalismo o incendiados por extremistas religiosos desde la revolución.
Son especialmente los salafistas, un grupo fundamentalista asociado a los wahabíes de Saudi Arabia, los responsables del vandalismo de los grandes santuarios sufíes. Salafistas y wahabíes no toleran ninguna forma de "idolatría", mientras que los sufíes tienen un concepto más abstracto de Dios. Las creencias populares de la mayoría de los tunecinos son elementos mayores o menores del sufismo.
Y no sólo los sufíes están siendo aterrorizados por los extremistas en Túnez. También las minorías religiosas sienten una presión cada vez mayor en el país.
El miedo es especialmente grande entre los cristianos de Túnez, de acuerdo con Delius. La mayoría de los cerca de 22.800 cristianos que viven en el país son extranjeros. Pero también hay unos 1.500 cristianos conversos en Túnez, y éstos ven amenazadas sus vidas. Los conversos "sólo puede ejercer su fe en la clandestinidad y está en peligro de perder la vida", denuncian activistas de derechos humanos.