Eric Dreitser
Global Research, 12/12/2012
Traducido al español por Verdad ahora
Las complejidades de la primavera árabe y la lucha por la libertad política en el mundo árabe no deben ocultar lo que se ha vuelto algo de comprensión absolutamente esencial para todos los antimperialistas: la Hermandad Musulmana es una de las armas más poderosas de la clase dirigente occidental en el mundo musulmán.
Si bien aquello puede ser una píldora difícil de digerir para algunos por razones emocionales o psicológicas, uno no necesita mirar más allá del insidioso papel que la organización está jugando en Siria y los abusos de poder y de derechos humanos del gobierno de Egipto. En la guerra patrocinada por Estados Unidos y la OTAN contra el gobierno de Assad, la Hermandad Musulmana se ha convertido en la principal fuerza sancionada por Occidente, la vanguardia del asalto imperialista. Al mismo tiempo, en Egipto, el presidente Morsi y el gobierno de la Hermandad intentan destruir lo que había sido, hace poco más de un año, la promesa de la revolución.
Emblema de la Hermandad Musulmana
La Hermandad Musulmana en Siria
El establecimiento esta semana de la Comandancia Militar Suprema, a cargo de toda la ayuda militar y la coordinación de los rebeldes, demuestra sin lugar a dudas el papel de liderazgo de la Hermandad Musulmana en el impulso por el cambio de régimen en Siria. Como informó Reuters, "El comando unificado incluye a muchos con vínculos a la Hermandad Musulmana y a los salafistas... excluyendo a los oficiales de más alto rango que han desertado de ejército de Assad." [1] Esta estructura de mando, formada a instancias y bajo el patrocinio de Estados Unidos, Reino Unido, Francia, Arabia Saudita, Qatar y Turquía, entre otros, no se limita a incluir a los miembros de la Hermandad Musulmana ya que es, de hecho, dominada por ellos. ¿Es posible que las potencias imperiales occidentales simplemente no se diesen cuenta que el grupo que estaban formando se componía de estos elementos? Sugerir tal cosa significaría acusar a algunos de los "estadistas" más importantes del mundo (Hillary Clinton, William Hague, Laurent Fabius, Ahmet Davutoglu, etc.) de ser estúpidos. Por desgracia, ellos no lo son. En lugar de eso, estos individuos han colaborado para crear una fuerza subsidiaria de la Hermandad Musulmana en Siria, que pueda ser controlada y sometida para cumplir las órdenes de Occidente.
Sin embargo, no basta con decir que la Hermandad Musulmana dirige esta nueva estructura militar, porque aquello sería dar a entender que no han estado jugando un rol fundamental desde el principio. Por el contrario, la organización ha sido fundamental para la desestabilización de Siria desde el inicio del conflicto armado. El Consejo Nacional Sirio, el rostro original de la "oposición" respaldada por Occidente se vio dominado detrás de la escena por la Hermandad Musulmana. Como declarara el ex líder de la Hermandad Musulmana, Ali Sadreddine, respecto al CNS, "Elegimos este rostro, aceptado por Occidente... Hemos propuesto [al ex jefe del CNS Burhan] Ghalioun como frente para la acción nacional. No nos estamos movilizando ahora como Hermandad, sino como parte de un frente que incluye a todas las corrientes." [2] Esencialmente, entonces, vemos que la organización ha tenido, desde el principio, un alto grado de control sobre la oposición radicada en el extranjero, siendo claramente diferente de la oposición local de los Consejos Nacionales de Coordinación y otros grupos. La Hermandad Musulmana, una máquina política y paramilitar internacional, ha llegado a liderar la batalla contra el gobierno de Assad.
De hecho, la Hermandad Musulmana ha proporcionado muchas formas de liderazgo y asistencia a la oposición radicada en y apoyada por el extranjero más allá del simple liderazgo directo. Desde suministrar cobertura diplomática y política, a dar apoyo táctico en terreno, así como contrabando de armas, reclutamiento de combatientes y otras responsabilidades necesarias, la organización ha llegado a impregnar todos los aspectos de lo que en Occidente convenientemente define como "rebeldes".
Ya en mayo de 2012, la Hermandad Musulmana de Egipto, el centro de la organización, estaba prestando el apoyo político y diplomático que los rebeldes necesitan para derrocar al régimen de Assad. Cuando estaban a punto de ganar las elecciones en Egipto, la Hermandad estaba ocupada haciendo comentarios públicos sobre la necesidad de una intervención militar occidental en Siria. El portavoz de la organización, Mahmoud Ghozlan, declaró, "La Hermandad Musulmana solicita a los gobiernos árabes, islámicos e internacionales el intervenir... derrocar al régimen de [Assad]". [3] Esta declaración pública descarada va en contra de todos los argumentos que afirman que la Hermandad Musulmana es de alguna manera antimperialista y que se opone a la dominación occidental del mundo árabe. Por el contrario, aunque puedan presentarse a sí mismos como opuestos a Occidente son, de hecho, herramientas de las potencias imperiales utilizadas para destruir a naciones independientes que se oponen a la hegemonía estadounidense en Medio Oriente.
Este apoyo político y diplomático es tan sólo una faceta de la participación de la Hermandad en la destrucción de Siria. Como informara el New York Times en junio de 2012, "agentes de la CIA están operando en secreto en el sur de Turquía ayudando a los aliados a decidir qué combatientes de la oposición siria que cruzan la frontera recibirán armas... por medio de una red oscura de intermediarios como la Hermandad Musulmana de Siria". [4] El uso de la Hermandad Musulmana en el contrabando de armas a los rebeldes en Siria no debería ser una sorpresa teniendo en cuenta el hecho de que son las monarquías suníes de la región (fundamentalmente Arabia Saudita y Qatar) quienes han sido las voces más vociferantes en abogar por el cambio de régimen en Siria por cualquier medio necesario. La relación entre estas monarquías y la Hermandad Musulmana es evidente: ellos comparten las mismas convicciones religiosas y son enemigos declarados de todas las formas de chiismo. Además, han sido parte integral del sistema hegemónico con el que Estados Unidos ha mantenido a toda la región bajo su férreo control durante décadas.
Muchos han argumentado en el pasado que, aunque comparten ideologías y "marcas" idénticas, la rama siria de la Hermandad Musulmana es de alguna forma independiente de la Hermandad Musulmana propiamente tal. Esta absurda afirmación es contradicha por el simple hecho de que cada posición pública que la Hermandad Musulmana siria ha tomado lo ha sido en alineación directa con las declaraciones públicas de El Cairo. Como demuestra el artículo Carnegie Middle East Center, The Muslim Brotherhood in Syria, "Desde el comienzo de la revolución, la Hermandad ha sostenido que la intervención extranjera es la única solución posible a la crisis en Siria. En octubre de 2011, también pidió a Turquía intervenir y establecer zonas humanitarias protegidas en territorio turco". [5] Cuando dos entidades llevan el mismo nombre, tienen los mismos patrocinadores, y adoptan las mismas posiciones, es un ejercicio de ignorancia voluntaria argumentar que no son de alguna forma la misma entidad o, siendo más precisos, reciben órdenes de los mismos dueños. Pero ¿quiénes son estos dueños?
Los poderes detrás de la Hermandad Musulmana
Al examinar el papel absolutamente insidioso que la Hermandad Musulmana está jugando en Siria, uno debe comenzar con una comprensión de la relación histórica entre la Hermandad Musulmana y el imperialismo occidental. La organización fue fundada por Hassan al-Banna en 1928 con la intención de restablecer una forma más pura del Islam como había existido siglos antes. Sin embargo, aquello no era más que el barniz religioso creado para ocultar las intenciones políticas de la organización. Como explica el autor del artículo de Mother Jones titulado What is the Muslim Brotherhood and Will It Take Over Egypt?, "La Hermandad Musulmana ha servido de punta de lanza contra los nacionalistas y los comunistas, a pesar del antimperialismo basado en el Islam de la Hermandad, el grupo a menudo terminaba haciendo causa común con los colonialistas británicos. Funcionaba como una agencia de inteligencia, infiltrándose en grupos de izquierda y nacionalistas". [6] Este hecho indiscutible, que la Hermandad Musulmana ha operado, incluso en sus primeros días, como un brazo de facto de la inteligencia occidental, es fundamental para comprender su desarrollo y poder político actuales.
Sin embargo, hay quienes sostienen que, a pesar de esta "coincidencia" de objetivos y agendas, la Hermandad Musulmana nunca podría haber estado vinculada directamente a la comunidad de inteligencia. Sin embargo, como señala claramente el autor del artículo de Mother Jones, Richard Dreyfuss, existe abundante evidencia vinculando el liderazgo de la Hermandad Musulmana directamente a la CIA:
Para entonces [1954], el principal jefe organizador internacional y funcionario más conocido era Said Ramadán, el hijo adoptivo de Hassan al-Banna. Ramadán había llamado la atención de la CIA y el MI-6, el servicio de inteligencia británico. En la investigación de mi libro... me encontré con una fotografía inusual que mostraba a Ramadán con el presidente Eisenhower en la Casa Blanca. Para entonces, o poco después, Ramadán había sido probablemente reclutado como agente de la CIA. El periodista del Wall Street Journal, Ian Johnson, ha documentado desde entonces la estrecha relación entre Ramadán y varios servicios de inteligencia occidentales... Johnson escribe: "Para finales de la década, la CIA abiertamente respaldaba a Ramadán". [7]
El presidente Eisenhower con una delegación
musulmana en el dspacho oval en 1953.
Said Ramadan es el segundo por la derecha.
musulmana en el dspacho oval en 1953.
Said Ramadan es el segundo por la derecha.
El hecho de que la figura central de la organización internacional sea un conocido agente de la CIA corrobora las afirmaciones hechas por innumerables analistas e investigadores de que la Hermandad fue utilizada como arma en contra de Nasser y, de hecho, contra todos los líderes socialistas árabes, que en ese momento formaban parte de una creciente ola de nacionalismo árabe que buscaba, como fin último, la independencia de la dominación imperial occidental.
Con objeto de comprender plenamente hasta qué punto la Hermandad se convirtió en la organización que hoy conocemos, hay que entender la relación entre ésta y la familia real de Arabia Saudita. De hecho, los saudíes han sido los principales financistas de la Hermandad durante décadas por las mismas razones que Estados Unidos y las potencias occidentales los necesitan: la oposición al nacionalismo árabe y a la creciente "insolencia" de los estados chiíes. Dreyfuss escribe: "Desde sus primeros días, la Hermandad fue financiada generosamente por el Reino de Arabia Saudita, que aprecia sus políticas ultra-conservadoras y su odio virulento contra los comunistas árabes". [8] Esencialmente, cuando Estados Unidos comenzó a ejercer su fuerza de posguerra en toda la región, la Hermandad Musulmana estaba allí para ser una beneficiaria dispuesta y humilde servidora sembrando las semillas del odio entre sunitas y chiitas, adoptando una ideología llena de odio salafista que predica conflicto y la guerra inevitable entre las ramas del Islam. Naturalmente, todo ello en beneficio de las potencias occidentales que se preocupaban poco por la ideología y más por el dinero y los recursos.
¿Un instrumento de las potencias occidentales en la actualidad?
A menudo se argumenta que, a pesar de que el registro histórico muestra sin lugar a dudas a la Hermandad como íntimamente conectada con la inteligencia occidental, de alguna manera, la organización ha cambiado, que se ha convertido en una fuerza de paz para el progreso político en el mundo árabe. Los recientes acontecimientos en Egipto han demostrado que nada podría estar más lejos de la verdad. Con el intento de consolidación antidemocrático del poder del presidente egipcio Morsi, el retroceso de las libertades civiles, de los derechos de las mujeres y las minorías étnicas y religiosas, la Hermandad Musulmana ha demostrado ser poco más que una fuerza política reaccionaria que se presenta a sí misma como una forma de "progreso".
Si hubiera alguna duda en cuanto a las verdaderas intenciones y motivaciones de la Hermandad Musulmana, una vez en el poder en Egipto, uno no necesita mirar más lejos de su posición respecto a las instituciones del capital financiero global, en particular el Fondo Monetario Internacional. En una de las primeras decisiones tomadas por Morsi y el gobierno de la Hermandad Musulmana, El Cairo declaró que, de hecho, daría la bienvenida a los préstamos condicionados del FMI [9] para rescatarse a si mismo de la perspectiva de una crisis económica continua. Sin embargo, como parte de las condiciones del préstamo, el gobierno Morsi tendría que reducir drásticamente los subsidios, regulaciones y otras "restricciones al mercado", al tiempo que aumenta los impuestos a la clase media. Esencialmente, esto significa que la Hermandad consiente en el cóctel habitual de la medicina de austeridad que ha sido administrada por los agentes del capital financiero tantas veces en todo el mundo. Esto, por supuesto, plantea la cuestión: ¿Era este el objetivo de la revolución? De hecho, muchos en las calles de El Cairo se hacen la misma pregunta. O, para decirlo con mayor precisión, ya saben la respuesta.
En Egipto, como en Siria, la Hermandad Musulmana se ha convertido en un apéndice de la clase dominante imperialista occidental. Ha servido obedientemente estos intereses a lo largo de las últimas décadas, aunque los nombres, los rostros, y la propaganda han cambiado con los años. Mientras vemos las trágicas imágenes procedentes de Siria o las decenas de miles de personas en las calles de El Cairo, debemos preguntarnos por qué ha tomado tanto tiempo para que esta pérfida organización sea expuesta o incluso comprendida. La respuesta es, como de costumbre, que sirve a los intereses del capital global para mantener el resto del mundo confundido en cuanto a quiénes son los enemigos del progreso en realidad. Al revelar su verdadera naturaleza, las verdaderas fuerzas de la paz y el progreso en todo el mundo pueden rechazar a la Hermandad Musulmana y al sistema imperial en todas sus formas abiertas y encubiertas.
Eric Draitser es el fundador de StopImperialism.com. Es un analista geopolítico independiente radicado en Nueva York. Es colaborador habitual de Russia Today, Press TV, GlobalResearch.ca, y otros medios. Se puede contactar con él en ericdraitser@gmail.com.
Notas
[7] Ibid.
[8] Ibid.