Nahia Sanzo
Resumen Latinoamericano, 14/06/2022
Por primera vez en siete años, el regimiento Azov no pudo celebrar en su base de Urzuf su principal acto del año: la conmemoración del día en el que el regimiento liberó Mariupol de la RPD. Sin que mediara batalla, y posiblemente con la participación de Rinat Ajmetov, cuyas fábricas ha protegido el regimiento en estos años, el 13 de junio de 2014, las tropas ucranianas tomaron Mariupol, la ciudad más importante de Donbass por detrás de las dos capitales, Donetsk y Lugansk. Fue el primer gran éxito de Ucrania en su reconquista del este de Ucrania. Pocas semanas después, las milicias de Igor Strelkov rompían en plena noche el cerco de Slavyansk para abandonar Slavyansk y Kramatorsk. Lo mismo haría poco después Alexey Mozgovoy. Defender Lisichansk y Severodonetsk era ya imposible. Las milicias se retiraron a Donetsk y Lugansk, tratando de proteger un frente que se estrechaba cada vez más alrededor de las dos capitales, pero en ningún momento aspiraron a responder a ese repliegue con el tratamiento que Ucrania había dado a las ciudades mientras se encontraban bajo control de la RPD y la RPL, es decir, con artillería.
En el verano de 2014, el frente se acercó peligrosamente a la ciudad de Donetsk, cuya caída habría supuesto irremediablemente el colapso de la RPD y la RPL. Ese fue, desde antes incluso de su llegada a la presidencia, el objetivo de Petro Poroshenko, que prometió ganar la guerra en apenas unos días. A punto de quedar rodeada, Donetsk pudo evitar que la lucha llegara al centro de la ciudad en parte gracias a la batalla de Ilovaisk. Infligiendo la que posiblemente sea la derrota más importante del Ejército Ucraniano en la fase activa de la guerra en Donbass, la milicia de la RPD, con especial protagonismo de las unidades lideradas por Givi y Motorola, no solo logró limitar el peligro sobre Donetsk, sino que consolidó el frente con la retirada de las unidades del Ejército Ucraniano.
Aunque alejado el peligro de un cerco que habría sido catastrófico para la capital de la RPD -una ciudad cuya población antes de la guerra se acercaba al millón de habitantes-, la línea del frente ha seguido siendo una amenaza para la ciudad de Donetsk todos estos años. Ni la captura del aeropuerto en la campaña de enero-febrero de 2015 ni los acuerdos de Minsk han logrado en estos años que la artillería deje de ser un sonido habitual, aunque en la distancia, para la población de Donetsk. Sin embargo, los ataques se limitaban a las zonas de las afueras, como la golpeada localidad de Spartak, que por su cercanía a Peski y Avdeevka, bajo control ucraniano, ha vivido un infierno a lo largo de los últimos ochos años. Distritos como Kievsky y Kubishevsky de la capital de Donbass han sido también nombres habituales en los partes de guerra diarios. Lejos de los grandes titulares, ya que ni la prensa occidental ni en muchas ocasiones la prensa rusa se ha preocupado especialmente por la guerra mientras la batalla se ha limitado a Donbass, los bombardeos se habían convertido en parte de la rutina, pero no habían afectado en exceso al centro de la ciudad.
Desde hace un par de semanas, la situación de Donetsk ha empeorado a medida que lo ha hecho la situación de las tropas ucranianas en diferentes zonas del frente, fundamentalmente en Severodonetsk-Lisichansk y en los alrededores de Slavyansk-Kramatorsk. Ayer, Ucrania admitía por primera vez algo evidente desde hacía más de una semana: las tropas rusas y republicanas controlan el centro de la ciudad de Severodonetsk. Como ya ocurriera en Mariupol el pasado abril, las tropas ucranianas, expulsadas de las zonas centrales de la ciudad, se han refugiado en la zona industrial, fundamentalmente en la fábrica Azot, propiedad del oligarca Dmitro Firtash, donde su situación se complica cada día. El domingo, las imágenes mostraban la destrucción del último puente entre Severodonetsk y Lisichansk, dificultando aún más, no solo el suministro de esas tropas, sino sus posibilidades de retirarse a la ciudad vecina junto con su equipamiento pesado.
Los retrocesos en el frente han obligado ya a las autoridades ucranianas a modificar su estrategia informativa. Del discurso de una victoria segura, se ha pasado en las últimas semanas a resaltar el desequilibrio de una batalla que se ha convertido en una guerra de artillería -lo ha sido desde 2014- en la que Ucrania carece de artillería pesada y se queda sin munición. En esos términos se pronunciaba ayer el hasta ahora sonriente gobernador Kim de Nikolaev. El asesor de la Oficina del Presidente, como había hecho horas antes la cuenta oficial de las Fuerzas Armadas de Ucrania, publicaba en las redes sociales la lista del equipamiento pesado que Ucrania necesita para ganar la guerra. Sin grandes sorpresas, la artillería es el centro de la lista de deseos de Kiev.
Escasa de artillería para luchar contra las Fuerzas Armadas de la Federación Rusa, Ucrania sí dispone de sistemas lanzacohetes múltiples y munición para luchar contra la población de Donetsk, que en el día de ayer fue sometida al peor bombardeo desde que comenzó la guerra en 2014. Un mercado, una maternidad, todo tipo de infraestructuras, viviendas unifamiliares y edificios de apartamentos fueron alcanzados por la artillería ucraniana, que disparó 80 proyectiles de Grad -conocidos por su falta de precisión- y una salva de Uragan en apenas una hora. Los ataques, que se produjeron a lo largo de todo el día y por toda la ciudad, obligaron a la población a regresar a los refugios, olvidados en el centro de la ciudad desde los primeros años de la guerra. Al final del día, se hablaba de cinco civiles asesinados -entre ellos un niño- y una treintena de heridos en un ataque en el que se habían producido más de 300 explosiones y que en ningún caso se había dirigido contra objetivos militares.
Los bombardeos ucranianos sobre la ciudad de Donetsk, en la que las posiciones militares no se encuentran en el centro desde 2014, tiene varios objetivos: elevar la moral de las tropas a base de mostrar que ni la RPD ni Rusia pueden garantizar la seguridad incluso en la capital de Donbass, forzar una respuesta de Rusia que posteriormente sería denunciada como crímenes de guerra o simplemente castigar a una población que Ucrania perdió hace ocho años. Al final del día, la artillería de la RPD comenzó a golpear las posiciones ucranianas en los alrededores de Donetsk. Se habló también del trabajo de las aeronaves rusas contra las posiciones fortificadas de Ucrania en zonas como Avdeevka, uno de los puntos fuertes del Ejército Ucraniano en la zona. Es a Rusia a quien apeló ayer Denis Pushilin, solicitando un mayor contingente para defender Donetsk. Sin un notable aumento del peso de las tropas rusas en la zona, no es de esperar que la RPD pueda atacar frontalmente Marinka o Avdeevka, dos de los puntos más fortificados de Donbass, por lo que Ucrania podrá, al menos por un tiempo, continuar bombardeando una ciudad que sabe perdida desde 2014.
Para luchar contra la población de Donetsk y contra el Ejército Ruso en el frente, Volodymyr Zelensky volvió a exigir ayer más artillería a sus socios. “En las batallas por Donbass, nuestras tropas aventajan as las rusas”, alegó ayer el presidente ucraniano, a pesar de que las topas ucranianas retroceden en Donbass desde febrero. “Esperamos que nuestros socios nos den artillería”, suplicó de nuevo. La artillería occidental podría alcanzar localidades y objetivos mucho más alejados del frente. Sin embargo, Kiev ha demostrado ya su capacidad de hacer daño utilizando la artillería ucraniana y soviética que amenaza ahora a los residentes de Donetsk.
«Hablad con Kyrylivka, Genichesk, Berdyansk, Mangush. Hablad con Gorlovka, Donetsk, Lugansk. Hablad con quienes en la región de Járkov todavía se ven obligados a ver la bandera rusa en suelo ucraniano. Dígales que el ejército ucraniano definitivamente vendrá”, afirmó el presidente ucraniano anunciando la futura liberación de esas poblaciones a las que bombardea a diario sin objetivo militar alguno. Después de ocho años de bloqueo y bombardeos, no necesita explicar unos bombardeos que pasan desapercibidos en la prensa y nunca han causado protestas en el país. Y, si hace falta, siempre puede culparse a Rusia, como hiciera ayer un conocido periodista del tabloide alemán Bild, que afirmó en las redes sociales que «como en 2014, los criminales rusos están bombardeando a sus rehenes ucranianos en la ciudad ocupada de Donetsk».
Fuente: Slavyangrad