slavyangrad.es, 10/02/2015
[¡Qué grande eres Emir! Se puede hablar más alto pero no más claro]
En su suplemento del Domingo Humanité Dimanche, el francés L’Humanité publica la entrevista de Vadim Kamenka y Michaël Mélinar al cineasta franco-serbio Emir Kusturica. Parte de esa entrevista se centra en el conflicto de Ucrania y en las similitudes entre Ucrania y Yugoslavia en la lucha por el control de Eurasia.
¿Qué le inspiran los acontecimientos en Ucrania?
EK: La guerra humanitaria es en realidad una legalización de la guerra. Wall Street depende de la guerra. El valor psicológico de una acción depende de la manera en que se es agresivo en algunas partes del mundo. Varias guerras, pequeñas en tamaño, se desarrollan un poco por todas partes a lo largo del planeta. A estas alturas, la opción de los conflictos de baja intensidad parece estar agotada. Y Ucrania marca un punto de inflexión. Rusia ya no acepta verse rodeada por la expansión continua de la OTAN. El ideólogo estadounidense Zbigniew Brzezinski ha escrito extensamente sobre “el reto de Eurasia,” capital a sus ojos, esto es, sobre el control y la colonización de Rusia y del espacio exsoviético. Ucrania es, por tanto, la primera etapa hacia el desmantelamiento imaginado por Brzezinski.
¿No le recuerda lo que sucedió en la antigua Yugoslavia?
En Kiev, la historia de los francotiradores que abrieron fuego en la plaza Maidan se parece de manera perturbadora a los acontecimientos de Sarajevo en 1992. Durante el asedio de la ciudad, tiradores solitarios aterrorizaron a los habitantes y nadie en Sarajevo sabía de dónde venían esos francotiradores. Exactamente igual que en Kiev. Todavía no sabemos quién abrió fuego contra los manifestantes y las fuerzas del orden. Hoy en día, aparece otra verdad distinta de la impuesta por los medios de comunicación. Esto es lo que trataba de describir mi película “Underground”: otra realidad. Se hizo en 1995. Los dirigentes conocen la verdad sobre estos dos eventos. Son incluso parte de los mismos y tratan de abusar de nosotros fingiendo ser imbéciles. Las grandes potencias juegan en un tablero de ajedrez donde Ucrania o la ex Yugoslavia aparecen como peones. Se trata de una repetición de un escenario que ocurrió en Yugoslavia y que llevó a su estallido por intereses similares: la expansión de la OTAN y de la UE. La construcción de la UE es responsable de los dos dramas. A fin de extenderse y aumentar su influencia, divide a los estados para imponer su ley en los territorios pequeños. Para mí, lo que es inaceptable es que las gentes se acomodan. Afortunadamente, hay momentos de esperanza.
La llegada al poder de los comunistas en Grecia forma parte de ellos. Su victoria es histórica y puede, como en América Latina, suponer un verdadero impulso. Este fenómeno se repetirá durante los próximos años. El ascenso de la extrema derecha y de los partidos fascistas, o incluso nazis como en Ucrania donde están en el poder, creará una resistencia para hacerle frente. El choque es inevitable.
¿La histeria de la prensa con respecto a Rusia y Putin le recuerda el tratamiento mediático contra los serbios durante la guerra de Yugoslavia?
Eso fue el punto de partida. En 1992, diversos actores sacaron a relucir algunos aspectos para crear un ambiente propicio al conflicto. Luego legalizaron una intervención en nombre de la ayuda humanitaria. Cualquier posibilidad de paz fue descartada y Yugoslavia se desmembró a su voluntad, dejando a Slobodan Milosevic como único responsable. Kosovo es un buen ejemplo de sus mentiras y de su justicia aleatoria. ¡Apoyaron la separación de la región en nombre del derecho de los pueblos, pero se oponen a ella en Crimea! Los Estados Unidos y el campo atlantista imponen su verdad porque se comportan como vencedores de la Guerra Fría. Piensan que han triunfado sobre el marxismo y matado al comunismo.
Todos los acontecimientos que siguieron a la caída del Muro de Berlín revelan las falsas promesas hechas a Mijaíl Gorbachov acerca de la no extensión de la OTAN. Eso resume su concepción de la diplomacia como forma de asegurar su supremacía. La extensión de la órbita euroatlántica es imperativa. El siglo que viene, para los Estados Unidos, será un punto de inflexión. El aumento de su riqueza e influencia depende de su dominio del modelo liberal. Ese modelo que han impuesto al resto del planeta por la vía de la globalización se basa en la competición, la explotación y la desigualdad. Esta competición, los Estados Unidos ya no podrán ganarla indefinidamente ante el auge de las potencias emergentes. Al enfrentarse a esa fase de declive, hacen trampas. Pero no habían previsto que Eurasia se levantaría contra la dominación de euroatlantismo. La proximidad geográfica cuenta y Rusia y China terminarán cooperando.