Red Voltaire, 23/11/2015
Varios periodistas que participaban en un viaje de prensa organizado por el Australia/Israel and Jewish Affairs Council (AIJAC) visitaron el Ziv Medical Centre, en Zefat (norte de Israel). Este hospital (ver foto) cuenta con un servicio especializado en traumatología de guerra y colabora oficialmente con las fuerzas armadas de Israel. En ese marco, dicho centro está prestando atención médica a «refugiados» sirios.
Mientras el resto del grupo de periodistas –el redactor jefe adjunto del Daily Telegraph, Ben English; el periodista de Seven News, Alex Hart; el reportero político de Sky News, David Lipson; el redactor jefe de la Australian Financial Review, Aaron Patrick; el jefe de la sección de política del Sydney Morning Herald y de The Age, Bevan Shields– seguía a los organizadores, una célebre periodista de News Corp, Sharri Markson, trabó conversación con algunos pacientes para recoger sus testimonios. La periodista pudo así verificar que más de 500 de esos pacientes son miembros de al-Qaeda heridos en combate en suelo sirio.
Varios oficiales de seguridad intervinieron para interrumpir a la periodista cuando esta anotaba detalles sobre la manera como estos yihadistas son trasladados a Israel para recibir atención médica y como son enviados posteriormente a proseguir la yihad en Siria.
En septiembre de 2014, el primer ministro israelí, Benyamin Netanyahu había sido fotografiado en ese mismo hospital mientras visitaba y felicitaba a los yihadistas de al-Qaeda.
En aquel momento, los yihadistas acababan de secuestrar a los cascos azules de la ONU –provenientes de Filipinas y de las islas Fidji– encargados de vigilar la línea de demarcación en el Golán ocupado por Israel. Durante las negociaciones sobre la liberación de los cascos azules, la ONU pagó a al-Qaeda un rescate cuyo monto fue transferido a una cuenta bancaria sin que aquello diese lugar a la apertura de una investigación para identificar al titular de la cuenta.
En definitiva, los cascos azules acabaron retirándose de la línea de demarcación. El resultado es que quienes separan actualmente a los ejércitos de Israel y de Siria en el Golán no son las fuerzas de la ONU sino los yihadistas de al-Qaeda.