cazatormentas.net, 20/08/2013
[Otro chasco más para los que predican el apocalipsis climático... Por cierto, ¿dónde está el verano breve y frío que predijeron ciertos calentólogos franceses?... Yo mientras coloco esta entrada del blog, botijo en ristre, no paro de sudar.]
El deshielo del Ártico durante el verano de 2013 está siendo sensiblemente menor que el del año pasado, período tras el cual se midió la mínima superficie de banquisa ártica registrada hasta el momento. Aunque aún restan varias semanas para que acabe el período de derretimiento del hielo en el Polo Norte, parece casi imposible que con el actual estado del Ártico este año se repita una situación tan crítica como la de 2012.
La causa del buen estado de la banquisa ártica es (fundamentalmente) la formación de tres importantes borrascas durante el mes de julio en aquella región del Planeta. Los temporales de nieve y las bajas temperaturas asociadas a las bajas presiones, propiciaron incluso una recuperación de la superficie helada respecto a junio en torno a 20.000 Km cuadrados.
Como se puede ver en este gráfico, aunque luego continuó el descenso de la superficie helada, la superficie en agosto de 2013, aunque está lejos de la media 1979-2000 es mejor que la de los años precedentes.
Actualmente, la banquisa ártica tiene medio millón de kilómetros cuadrados más que el mínimo de 2012.
Y todo ello pese a que la pasada primavera resultó la segunda con mayor pérdida de hielo de los últimos años, circunstancia que hacía albergar un verano muy preocupante nuevamente.
Curiosamente, como ya indicamos el año pasado por estas fechas, una potente borrasca formada a principios de agosto de 2012 fue la causa de un repentino y dramático debilitamiento de la banquisa ártica entonces, lo que luego propició el mínimo histórico.
Una de las borrascas que afectó al Ártico en julio de 2013 (c) Satélite Terra NASA
En aquella ocasión, la profunda borrasca llegó desde Norteamérica y trasladó aire templado a las capas más bajas de la atmósfera del Ártico, registrándose precipitaciones en forma de agua y nieve. Este año, las borrascas han propiciado un clima más frío, generándose el propio continente helado, quedando el aire templado circulando por latitudes más bajas.