Marcelno Izquerdo
Larioja.com, 12/08/2013
La muerte del General Español Margallo,
ilustración de Le Petit Journal del 18/11/1893
Allá por 1893, España trataba de apuntalar las defensas de Melilla –ciudad acuciada por las tribus locales–, con diversas fortificaciones en Punta de Cabiza y Punta Dolossos. La tensión aumentó cuando, para levantar uno de estos destacamentos, fue elegido un enclave situado junto a la tumba de un santo local, de nombre Sidi Guariach. Era gobernador de la plaza el general de Brigada Juan García y Margallo.
La reacción no se hizo esperar. Más de seis mil bereberes, armados con rifles ‘Remington’, abandonaron sus cabilas del Rif con un solo objetivo: conquistar Melilla. Supo, sin embargo, el destacamento español repeler la ofensiva y, apoyado en días posteriores por la Armada, hostigar al enemigo. Sin embargo, la destrucción de una mezquita a causa de un bombardeo provocó la indignación de todo Marruecos y lo que comenzaba como un incidente aislado se tornó en una yihad (guerra santa).
Tratando de recuperar posiciones perdidas, el general Margallo comandó una ofensiva a campo abierto y, seguro de su éxito, ordenó cargar contra las trincheras enemigas. Para cuando se dio cuenta de su error, ya era tarde. El gobernador cayó abatido de un disparo en la cabeza mientras sus tropas huían despavoridas. Finalmente, la maquinaria del Ejército español impuso su supremacía y los rifeños acabaron rindiéndose.
A raíz de la denominada ‘Guerra de Margallo’ o Primera Guerra del Rif, Francia buscó en España un aliado para repartirse Marruecos, pero el presidente del Gobierno Práxedes Mateo Sagasta se tentó la ropa, pues no quería desairar al imperio británico. Y es que Londres temía que el expansionismo se ampliara hacia Gibraltar.
¿Que quién era el general Margallo? Nada menos que el bisabuelo del ministro de Exteriores José Manuel García-Margallo, famoso por su sentencia: «En Gibraltar, se ha acabado el recreo».