lunes, 22 de julio de 2024

LA MUERTE DE IRINA FARION

Slavyangrad, 21/07/2024

El viernes por la noche, en la ciudad de Lviv en la que residía, fue asesinada de un disparo en la cabeza Irina Farion, exdiputada del partido fascista Svoboda y una de las principales representantes de la facción más radical del nacionalismo ucraniano que ha hecho del odio a todo lo ruso su razón de ser. “La policía de Lviv está estableciendo las circunstancias del atentado contra la vida de un personaje público. Una mujer con una herida de bala en la cabeza fue hospitalizada. Las fuerzas del orden están tomando medidas para detener al autor de los disparos. El incidente ocurrió hoy, 19 de julio, sobre las 19.30 horas en una de las calles de Lviv. Un desconocido disparó un arma contra una mujer de 60 años. Los médicos hospitalizaron a la víctima con una herida en la cabeza. Investigadores, agentes y la dirección de la policía de Lviv están trabajando en el lugar de los hechos. Se están tomando medidas para identificar a la persona y detener al autor de los disparos”, informaron las autoridades de Lviv, durante décadas la capital nacionalista de Ucrania.

Poco después de conocerse el suceso, cuando se anunciaba que Farion se debatía ente la vida y la muerte, el presidente Zelensky publicó un comunicado en el que afirmaba que “el ministro del Interior, Igor Klimenko, y el jefe del Servicio de Seguridad de Ucrania, Vasyl Malyuk, están informando puntualmente sobre la búsqueda de la persona que atacó a Irina Farion. Todas las fuerzas necesarias de la Policía Nacional de Ucrania y del SBU participan en el establecimiento de las circunstancias de este crimen. Los médicos luchan por la vida de Irina Farion. Es obvio que toda violencia sólo merece condena y todos los culpables de este ataque deben asumir toda la responsabilidad”. La prensa ucraniana publicaba también declaraciones de los vecinos, que aseguraban que un hombre había vigilado los alrededores del lugar de residencia de la exdiputada durante varios días y añadían la imagen del supuesto asesino.

El asesinato de Farion, cuya muerte se confirmó ayer por la mañana, es posiblemente el ataque de más alto perfil contra una persona civil que se ha producido desde la invasión rusa de Ucrania. La sorpresa del ataque y la notoriedad que la asesinada había logrado en la última década ha provocado que su muerte haya llegado a los medios internacionales. “Activista nacionalista en favor de la lengua ucraniana es asesinada en Lviv”, titulaba ayer el medio británico The Guardian en un artículo que presentaba a la lingüista y expolítica como “conocida por sus ruidosas campañas para defender la lengua ucraniana”. Sin el más mínimo contexto, el medio no entra a valorar las formas con las que Farion defendió la lengua y la cultura ucraniana y, por supuesto, queda sin mención su voluntad de imponer sobre la parte del país rusófona y culturalmente rusa la forma de entender el significado de ser ucraniano de la parte más occidental del país.

A pesar de haber formado parte del Partido Comunista de la Unión Soviética en sus últimos años de existencia, Farion realizó su vida pública y política en los sectores más radicales del nacionalismo ucraniano en la región de la que proviene el tipo de nacionalismo que el Gobierno pretende imponer a toda la población, Galicia. Fue allí donde más rápidamente fueron desmantelados los monumentos soviéticos, sustituidos por homenajes a los nuevos héroes: fundamentalmente Bandera y Shujievich, una tendencia que no se extendió al resto del país hasta la revolución de la dignidad, cuando el Estado adoptó gran parte del ideario de Svoboda y comenzó a imponer el discurso nacionalista como único discurso nacional posible. En esa tarea, Farion, lingüista de formación y profesión, se ha destacado por su exaltada oposición al uso de la lengua rusa en Ucrania. “Ucranianos de habla rusa, eso es un oxímoron. Es un muerto viviente, agua muerta. Nuestra labor es crear las condiciones para que dejen de hablar la lengua del ocupante. “Que no existan esas condiciones. Para que así tengan que dominar la lengua ucraniana. Y que haya condiciones para que no vuelvan a hablar en el idioma del ocupante en nuestra presencia”, afirmó en estos años de guerra en Donbass, en la que insistía en que “se trata de forma demasiado delicada a aquellos que viven en un país llamado Ucrania y no utilizan la lengua ucraniana”. La defensa del uso del ruso, su lengua natal, en el ámbito público fue una de las reivindicaciones de la población de Donbass, que se levantó ante la certeza de que el Gobierno nacido de Maidan buscaba imponer su agenda nacionalista.

Desde el fanatismo de quien llegó a afirmar que “Hitler tenía razón: hay que destruir Moscú”, Farion partía de la base de Ucrania para los ucranianos, identificando a la nación con la lengua utilizada por las personas. Como recordaba ayer el diario ucraniano Strana, muy crítico con los tipos de imposición nacionalista que ha representado a lo largo de los años Svoboda, Irina Farion alcanzó un estatus de celebridad -tanto por parte de detractores como de defensores- a raíz de un episodio que se produjo en 2010, cuando en una visita a una guardería, corrigió sus nombres a los niños y niñas e intentó que comprendieran que debían utilizar sus equivalentes ucranianos. En aquel momento, en el que la imposición nacionalista se encontraba en una fase inicial cuya expansión geográfica más allá del oeste de Ucrania se detendría durante los cuatro años de mandato de Yanukovich, la actuación de Farion causó un escándalo en el país. Era el mismo año en el que Viktor Yuschenko concedió el título de héroe de Ucrania a Stepan Bandera, causando una oleada de condenas y la exigencia explícita de su retirada del Parlamento Europeo.

Catorce años después, ninguna de esas acciones causa ya escándalo alguno. Bandera no solo recibió su título de nuevo, sino que los homenajes han aumentado notablemente, ya sin causar ningún tipo de reacción de la Unión Europea y otros países occidentales, sino que se enaltece por ley a aquellos grupos que, como OUN o UPA, en muchos casos de la mano de la Alemania nazi, lucharon por la libertad de Ucrania. La idea de destruir Moscú es tan mainstream que Serhiy Sternenko, exlíder del Praviy Sektor en Odessa y ahora representante en alza de la sociedad civil, se fotografía con camisetas que muestran el estallido de una bomba en la Plaza Roja. Y también el presidente Zelensky, que hasta su llegada al poder había hecho su carrera en el ámbito de la cultura con la Federación Rusa como mercado principal, se permite también llamar Mykita a un niño que, al darle la mano, se había presentado como Nikita.

Hace tiempo que Svoboda perdió su base electoral, incluso en el oeste de Ucrania, donde más implantación tuviera en el pasado. El motivo no es la percepción de sus exigencias como extremas o el rechazo a sus métodos agresivos y violentos, sino que han sido otros partidos del centro respetable los que han adoptado prácticamente todo el ideario de la formación de extrema derecha. Como Farion, también el actual presidente Zelensky ha animado a la población ucraniana que se siente rusa a abandonar el país para mudarse a la Federación Rusa. La idea de Ucrania para cierto tipo de ucranianos se ha impuesto a lo largo de la última década de guerra sobre el pluralismo y la convivencia de las dos culturas, ambas autóctonas, que Ucrania había heredado de la República Socialista Soviética.

El asesinato de Farion ha provocado una rápida especulación sobre la autoría del atentado. “Farion fue asesinada por los rusos”, afirmó Sergey Leschenko, asesor de la Oficina del Presidente, alegando que “son los únicos que se benefician. Ahora, en lugar de unidad contra el enemigo externo, crearán divisiones internas, que los ucranianos se peleen entre ellos”. El discurso del partido de Farion, Svoboda, comparte los argumentos y la culpabilidad y difiere de la versión de la Oficina del Presidente tan solo en los términos. “Este crimen beneficia solo a Muscovia, que es quien, sin duda, lo ha cometido. Es su técnica ancestral: exterminar físicamente a la élite ucraniana”. Frente a esas certezas, DeepState, un medio afiliado al Ministerio de Defensa, apuntaba a la cuestión de la tenencia de armas sin señalar ningún posible culpable. “El precedente de hoy es otra sonora llamada de atención, también en la cuestión de la posesión de armas. Los asesinos pueden disponer de ellas para cometer un crimen, pero la gente sigue sin poder tenerlas para defenderse. Esperamos que las fuerzas del orden encuentren a los autores y los lleven ante la justicia, porque tales acciones no tienen cabida en nuestro país”, afirmaba después de sentenciar que “solo los rusos deben morir”.

En su fanatismo, Farion no solo se ofendió por el uso de la lengua rusa por parte de población del este refugiada en Lviv o de los miles de refugiadas y refugiados ahora en Polonia, sino que insultó también a los actuales héroes, los miembros de las unidades vinculadas a Azov. “No puedo llamarles ucranianos si no hablan en ucraniano. Que se llamen a sí mismos rusos”, afirmó Farion en relación con los soldados que, en el frente, utilizan su lengua materna para comunicarse. “Si sois tan fuertes y tan listos, ¿qué os impide cumplir el Artículo 29 de la ley de las Fuerzas Armadas de Ucrania? ¿No sabéis qué es la disciplina en el ejército?”, afirmó provocando la ira de Maksym Zhoryn, comandante adjunto de la Tercera Brigada de Asalto, miembro del Corpus Nacional de Azov y representante de la derecha más extrema de las facciones de Azov. “¡El primer post en ruso en este canal! Especialmente para Irina Farion”, escribió para advertirle de que “nadie le dio el derecho de abrir la boca en la dirección de los combatientes de Azov, el tercer asalto o cualquier otra división del ejército ucraniano”. Zhoryin terminaba el post con un insulto soez y llamaba a las autoridades del país y al SBU a investigar a Farion “por dividir a la sociedad ucraniana según el guion del FSB”.

Dos semanas después, el segundo de Andriy Biletsky en la Tercera Brigada volvía al ataque después de que Farion desvelara la identidad de una estudiante de Crimea de la que había recibido una carta en la que abogaba por la política de ucranización forzosa de la península. La estudiante fue detenida por las autoridades rusas y Farion, despedida de su trabajo en la universidad (aunque recuperó el puesto posteriormente por decisión judicial). “Ni siquiera hace falta estudiar los archivos de la URSS para encontrar pruebas de la labor prorrusa de Farion, basta con ver cómo trabaja al unísono con el FSB ahora mismo”, escribió entonces Zhoryn, ya en ucraniano. En Ucrania, la sombra de la acusación de ser agente ruso o tonto útil de los servicios secretos rusos nunca está lejos.

“Farion no será bien recordada en Ucrania. Una de las figuras oscuras cuya retórica tóxica contribuyó significativamente al conflicto actual”, escribió el periodista opositor ruso Leonid Ragozin al conocer el asesinato de Farion, una figura muy significativa de la deriva que ha tomado el país en la última década. Entre los detalles que no trascenderán en exceso estos días está lo recordado por el profesor ucraniano-canadiense Ivan Katchanovski, que ha estudiado incansablemente la masacre de Maidan desde que se produjo en 2014. “Los francotiradores del Maidán se encontraban en la habitación de Farion en el Hotel Ukraina, controlado por la ultraderechista Svoboda, durante la masacre del Maidán en Ucrania. Un informe de los medios de comunicación ucranianos reveló que un periodista de la BBC vio una advertencia del Servicio de Seguridad de Ucrania de no entrar en la habitación 1109 del hotel”, escribió.

La muerte de Farion tiene similitudes con la de Oles Buzina, asesinado a tiros a las puertas de su casa horas después de que su dirección apareciera publicada en la web Myrotvorets. De él, asesinado por dos activistas vinculados a Svoboda y que aún no han pagado por su crimen, afirmó Farion que “al menos alguien ha neutralizado la basura que derramaba este bastardo”. En su noticia sobre la muerte de Farion y las primeras investigaciones, Strana menciona las dos líneas posibles, la mano rusa y el ajuste de cuentas interno, aunque recuerda que la lista de enemigos de la exdiputada era larga: “Teniendo en cuenta que durante su vida Farion entró en conflicto con un abanico muy amplio de personas, puede haber versiones muy diferentes sobre quién la mató y por qué”.