Albert Sanchis
Xataka, 16/11/2023
La heroína elaborada con opio afgano representaba el 95% del mercado en Europa
Afganistán ha sido durante décadas el principal proveedor del mundo de opio (de donde sale la heroína). La comunidad internacional intentó, sin éxito, frenar la economía de las drogas en Afganistán, que en 2021 representó al menos el 14% del PIB del país. Pero no ha sido hasta el regreso de los talibanes al poder, en agosto de 2021 tras la marcha de Estados Unidos, cuando el viejo anhelo de occidente se ha cumplido: reducir al mínimo el cultivo de opio.
A primera vista, se podría decir que es un avance positivo. Pero suprimir la producción de opio sin ofrecer alternativas económicas está creando graves daños socioeconómicos al pueblo afgano. Y consecuencias mucho peores para la salud pública a nivel mundial.
El contexto. Afganistán ha llegado a producir más del 80% del opio del mundo. Tanto, que la heroína elaborada con opio afgano representaba el 95% del mercado en Europa. Pero en abril de 2022, el líder supremo talibán, Haibatullah Akhundzada, decretó que el cultivo de la amapola, de la que se extrae el opio, quedaba estrictamente prohibido: "A cualquiera que viole la prohibición se le destruirá su campo y será sancionado según la ley Sharia". El motivo que expusieron eran los efectos nocivos y que iba contra sus creencias religiosas.
Los datos. Desde entonces, el cultivo de amapola y la producción de opio se han desplomado en todo el país a sólo 10.800 hectáreas en 2023 desde 233.000 hectáreas el año anterior, reduciendo la oferta en casi un 95%, según un informe de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC). La cosecha estimada de este año asciende a 24-38 toneladas de heroína exportable, en comparación con las 350-580 toneladas del año pasado.
Tal y como comentan los funcionarios de la ONU, si bien esta tendencia podría ayudar en la lucha contra el comercio ilícito de drogas, también presenta riesgos para una población vulnerable que durante mucho tiempo ha dependido de esta industria para su sustento.
El impacto en Afganistán. De hecho, según la consultora Alcis, la actual prohibición del opio le ha costado ya a la economía afgana 1.300 millones de dólares y 450.000 puestos de trabajo sólo a nivel agrícola, sin incluir las pérdidas económicas que están por llegar. Y eso cuando la mayor parte del presupuesto de los talibanes se utiliza para financiar su aparato militar y de seguridad, dejando al pueblo afgano en una precariedad preocupante.
En el país, aproximadamente el 90% de la población está atrapada en la pobreza. Y lo que ha impedido que los afganos mueran de hambre ha sido hasta ahora la ayuda humanitaria. Sin embargo, esa ayuda ha ido disminuyendo este año: en al menos 1.000 millones de dólares de los 3.000 millones de dólares proporcionados en 2022. Quienes perdieron su medio de vida con opio en su mayoría no pueden encontrar alternativas económicas para alimentar a sus familias.
El impacto internacional. Y no sólo existen consecuencias nacionales. También hay preocupantes efectos negativos para la salud pública mundial. En lo que respecta a la adicción a la heroína en Europa, Mike Trace, de las Naciones Unidas y exconsejero del Gobierno de Reino Unido sobre el tema de drogas, explica en este artículo de BBC que una reducción drástica del cultivo de opio en Afganistán probablemente altere el tipo de narcóticos consumidos: "Es probable que la gente recurra a drogas sintéticas que pueden ser mucho más desagradables que el opio". Cortar el suministro no acaba con el uso, simplemente obliga a aquellos con adicciones a cambiar a drogas más peligrosas o a nuevos proveedores.
La amenaza del fentanilo. Si se mantiene la prohibición y dentro de un año más o menos Europa comienza a experimentar una sequía de heroína, es probable que surja una epidemia de fentanilo. A diferencia de lo que ocurrió durante la prohibición de la amapola en el año 2000 (también por parte de los talibanes), hoy en día el fentanilo está a la orden del día. Sólo en América del Norte, ha desencadenado la epidemia de drogas más mortífera de la historia.
Los cárteles han desarrollado nuevas redes de contrabando y venta minorista, así como centros de producción de drogas sintéticas en Europa occidental. Hasta ahora, los laboratorios han estado produciendo metanfetamina, la más potente del mundo, pero pueden cambiar fácilmente al fentanilo.