Juan Tortosa
Público, 16/06/2015
[Es hora de que tomemos conciencia de cómo el mejor arma de la oligarquía para frustrar cualquier mejora social son los medios corporativos. Hay que socavar su dictadura no conseguiremos avanzar.]
Rita Maestre y Guillermo Zapata, en el punto de mira
de la oligarquía y de sus medios de manipulación de masas.
Parad ya, malditos. ¿Es que nunca vais a tener suficiente? ¡Y dale con el raca-raca! Siempre os parecerá poco. Os cobráis la pieza y continuáis machacando ¿Quién será el siguiente?
No parece que esta derecha, buena parte de esta derecha, entienda el poder desde la práctica democrática, sino más bien como un patrimonio particular. Un patrimonio que les molesta someter cada equis tiempo a ese ridículo ritual que para ellos parece suponer el hecho de introducir papeletas en una urna y tener, para colmo, que aceptar sus resultados.
Por eso, cuando las cosas no salen como ellos quieren, que para eso invierten una pasta gansa en propaganda; cuando las presiones puerta a puerta no tienen éxito, cuando la descarada manipulación en las televisiones que controlan apenas si retiene los votos de unos cuantos miles de hooligans… entonces, cuando les llega el desastre, se olvidan de la exquisita educación que presuntamente hubieron de inculcarles en sus carísimos colegios de pago y se lanzan a ladrar su rencor por las esquinas exigiendo sin recato alguno sangre, mucha sangre.
No saben, o no quieren, asumir las derrotas. Así que, si antes de las elecciones no consiguen hundir en la miseria a aquellos adversarios que ven con posibilidades de disputarles el poder, lo continúan intentando después y punto. Lo dije el día en que dentro de Podemos creyeron que entregando la cabeza de Juan Carlos Monedero se calmaba a la fiera ¡Ingenuos! Parecéis nuevos. ¿Pero no sabéis que nunca estarán satisfechos, que siempre querrán más?
Este lunes le tocó a Guillermo Zapata al que, por cierto, no por haber dimitido de su cargo como responsable de Cultura en al Ayuntamiento de Madrid, van a dejar de machacar. Quieren su acta de concejal y su ruina definitiva: los periódicos, los tertulianos de radios y teles fachas, el presidente del BBVA y hasta el mismísimo ministro del interior exigen su cabeza en bandeja de plata. Como hicieron con Monedero. Raca-raca.
¿Quién será el siguiente? ¿Pablo Soto? ¿Rita Maestre? Porque no van a parar. Nunca tendrán suficiente. Buscarán petróleo hasta en los cubos de basura de las casas de estos osados perroflautas que van al trabajo en metro o en bicicleta y que brindan a la ciudadanía sus simbólicas varas de mando; rastrearán entre el alumnado de las facultades donde imparten o han impartido clases a ver qué sacan; le tirarán de la lengua a antiguas parejas, familiares, amigos… y no pararán hasta dar con algo, aunque sea aquel fontanero al que pagaron una reparación en negro allá por los primeros años de la última década del siglo pasado. O aquella vez en que, en un Corte Inglés cualquiera, pillaron al ahora cargo institucional ¡llevándose un libro sin pagar!
Les valdrá todo. Y habrá que ir dimitiendo. Porque no se supo, o no se quiso, plantarse a tiempo en los casos Monedero y Zapata. Olvidando aquel célebre dicho: “Hagas lo que hagas, la cagas. Moraleja: haz lo que tengas que hacer sin hacerle caso a nadie“. Porque por muchas cabezas que, en un ejercicio de ejemplar honestidad y pureza democrática, se decida continuar sirviendo en bandeja, ellos nunca tendrán suficiente. Continuarán con el raca-raca. Como continuarán con sus sobres, sus robos, su prevaricación y sus cuentas en Suiza.
Cuentas en Suiza frente a cuentas de twitter
Dinero negro frente a humor negro
Desfalcos fiscales hipermillonarios frente a presuntas irregularidades aún por demostrar…
Seguirán con el raca-raca, compañeros. Se resisten a sumar, a pactar, a discrepar civilizadamente, a ganar en buena lid y a perder con elegancia. Ese es uno de los retos pendientes en nuestro país: que la derecha aprenda, de una puñetera vez, a perder con elegancia, con dignidad. Existe una oportunidad histórica en España, sembrada el 24M, y que comenzó a regarse el pasado sábado: que nos decidamos, entre todos, a aprender a entendernos para siempre. Y que unos dejen las cacerías y otros esa mala conciencia, o esa ingenuidad, que les lleva a servir cabezas en bandeja de plata a las primeras de cambio.