Sergio Sánchez
El Común, 12/07/2021
La popular ONG Amnistía Internacional, que en su momento lanzó campañas animando a la OTAN a seguir la senda empezada por EEUU en Afganistán, no ha tardado en manifestarse a favor del intervencionismo de Estados Unidos en Cuba, que se expresó a través de manifestaciones en algunas calles de la isla el pasado domingo y con campañas internacionales pidiendo la intervención en el país soberano de Centroamérica.
No es de extrañar que Amnistía Internacional se haya sumado a la campaña que se ha orquestado contra Cuba si tenemos en cuenta quien dirige la ONG, supuestamente, sin ánimo de lucro. En el organigrama publicado en su propia página web podemos ver como la mayoría de la Junta Directiva de la organización está formada por representantes empresariales, ejecutivos con vínculos en EEUU o consultores de organismos estadounidenses dedicados a financiar revueltas en países soberanos como Venezuela, como es el caso del Presidente de AI.
Vincent Adzahlie-Mensah, Presidente de Amnistía, tiene a sus espaldas una larga trayectoria para institutos y consultoras del Reino Unido y EEUU, donde destaca su colaboración con el USAID, agencia encargada, entre otras cosas, de inyectar dinero en países en los que EEUU tiene algún tipo de interés, como es el caso de Venezuela, en donde la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional ha inyectado más de 158 millones de dólares para desestabilizar el país. También destaca la agencia estadounidense en su labor detrás del aparato mediático antisandinista en Nicaragua, creado a través de ONG y fundaciones como la Fundación Violeta Barrios de Chamorro, posteriormente señalada por lavar fondos del USAID a través de la organización.
La actividad de USAID en Cuba está de sobra relatada y denunciada y constituye el caso más flagrante de desestabilización que cualquier país pudiese tolerar
También encontramos en el organigrama a Aniket Shah, un ejecutivo experto en finanzas sostenibles que, entre otras, ha tenido responsabilidades Goldman Sachs. El respeto por los derechos humanos de la compañía es tal que muchos de sus empleados se han denunciado tener que trabajar hasta 95 horas semanales.
La lista de personas vinculadas a instituciones norteamericanas es larga, pero finalizaremos mencionando a Christopher Schläffer, responsable de firmar la primera asociación de Apple en el extranjero, caracterizada por su respeto a los Derechos Humanos de los niños congoleños muertos en las minas de cobalto explotadas por la compañía a la que Schläffer estuvo asociado. Actualmente representa intereses empresariales, ostentando el cargo de Presidente Ejecutivo en la compañía NYOUM. La mencionada compañía colabora, entre otros, con The Wall Street Journal o Forbes, esta última fue la responsable de publicar un supuesto patrimonio millonario de Fidel Castro que la propia publicación jamás pudo demostrar.
La fiabilidad de Amnistía Internacional en materia de defensa de los Derechos Humanos no mejora si nos atenemos a sus vías de financiación, entre las que se encuentran la Open Society del multimillonario Soros, el ferviente anticomunista que hundió en 1992 la libra esterlina, ganando para sí con ello mil millones de euros. Otras vías de financiación son la Comisión Europea o el Departamento de Desarrollo Internacional de Reino Unido.
¿Cabe esperar algún tipo de imparcialidad o posicionamiento distinto al que defiende los intereses empresariales y de los EEUU por parte de una organización dirigida y orientada por miembros destacados de las altas capas del establishment del norte de américa?