"Hazte feminista y maltrata al varón, niño o [sic] hombre". Esto es lo que apareció ayer escrito en Almería en el monumento a un niño de 8 años asesinado por una mujer de más de 40 que por cierto usó el argumento de que el niño "la había amenazado con un hacha" previamente (una idea típica del argumentario victimista del feminismo). Resulta que las feministas pidieron que se respetaran los derechos de presunción de inocencia de la acusada y que se la protegiera del populacho linchador (cosa que me parece absolutamente justa) pero en el "caso de la manada" (menos grave porque no había un asesinato por medio) estas "rebeldes" subvencionadas y respaldadas por los mass media, las ONGs y buena parte de la oligarquía pidieron justo lo contrario, violando la independencia del poder judicial, intentando asaltar el juzgado y agredir al abogado de la defensa, y pidiendo leyes más represivas y más presencia policial en las calles. Por fin, se quita la máscara el feminismo y muestra lo que es: supremacismo femenino, una suerte machismo a la inversa. Todo vale con tal de dividir y de desviar a la base de la pirámide social de lo que de verdad debería hacer, a saber, rebelarse contra las clases poseedoras.
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