RT, 30/01/2014
Manifestantes ucranianos con la foto del colaboracionista nazi Stepan Bandera
"He tirado y seguiré tirando cócteles molotov. Ya no tomamos rehenes, ahora iremos matando", así se manifiesta un radical ucraniano en Kiev, mientras otros miles se organizan por todo el país.
La leña es una de las cosas más requeridas por los manifestantes de Maidán. Sin ella apenas se podría permanecer ocupando las calles del centro de Kiev a 20 grados bajo cero. Andréi es un emprendedor de 22 años que vive en la capital ucraniana y desde hace dos meses tiene una nueva costumbre.
"Por lo general vengo varias veces a la semana y creo que es admirable la capacidad de organización que tienen. Funcionan mejor que muchos procesos en nuestro país. Y yo estoy feliz de ser parte de esta comunidad, ayudar a esta gente, porque aquí el frío es un infierno", explicó el estudiante y empresario.
De hecho, la perseverancia de los manifestantes hizo que muchos ciudadanos de Kiev simpatizaran con los que luchan por un futuro mejor. Sin embargo, no muchos respaldarían algunos de los métodos de combate vistos durante los enfrentamientos con las fuerzas de seguridad.
Los ataques contra los policías por parte de algunos participantes de las manifestaciones teóricamente pacíficas destacan por su carácter muy violento y muy organizado. La sospecha se reveló bien fundada más tarde. Integrantes de partidos de ultraderecha, unidos bajo el nombre de 'Sector Derecho', reconocen la autoría de todos los asaltos a los ministerios, la organización de los disturbios e incluso del asesinato de un policía. "No nos interesa tanto la asociación con la Unión Europea como la construcción del estado nacional ucraniano y la revolución nacional", dicen en Sector Derecho.
Estos jóvenes, que en su mayoría llevan máscaras, cascos y van armados con palos, son herederos de las antiguas organizaciones profascistas. Como por ejemplo, el Ejercito Insurgente Ucraniano (UPA, por sus siglas en ucraniano), involucrado en matanzas de judíos y polacos durante la Segunda Guerra Mundial. A pesar de que han pasado más de siete décadas, Mioslaw Hermazsewski aún recuerda los trágicos acontecimientos de 1943.
"Uno se acercó y disparó a corta distancia. Hubo un ruido enorme. Una bala le acertó en la oreja rozándole la sien. Mi madre cayó al suelo. Estaba inconsciente. Había sangre por todos lados. Pensaron que estaba muerta y fueron a la aldea a asesinar. No a matar, sino a asesinar con horcas y hachas", recuerda Hermaszewski, superviviente de la masacre de polacos de Volinia.
El tiempo pasa. No obstante, los métodos de la lucha de los grupos profascistas no varían mucho. Los nuevos nacionalistas, que se han instalado en el centro de Kiev, han prometido matar a unos cuantos policías cada semana hasta que el Gobierno cumpla todas sus exigencias.
"Si al pueblo no le gusta algo, sale a la calle y se pronuncia. Las leyes que han aprobado no nos gustan nada. Las han creado de manera que solo les sirvan a ellos. Es por eso que lucho contra ellos. He tirado y seguiré tirando cócteles molotov. Ya no tomamos rehenes, ahora iremos matando. Algunos piden que no hagamos ningún mal. Pero así lo hemos decidido nosotros, es decir la nación, los llevaremos a Maidán y allí los asesinaremos o al menos los humillaremos", asegura Anatoli, uno de los radicales.
Según algunos analistas políticos, los propios líderes de la oposición ucraniana tienen miedo de los ultraderechistas y se arrepienten de haber formado una alianza con ellos al inicio de las protestas.
"Lo que buscaba prácticamente la oposición era conseguir adeptos a toda costa. El problema es que se les fue de las manos lo de los radicales y los actos de violencia cometidos por estos han terminado por deslegitimar a la oposición ucraniana y han hecho que el apoyo por parte de la Unón Europea y los Estados Unidos hacia estos disidentes sea muy difícil precisamente por los métodos a los que han apelado", Mauricio Jaramillo Jassir, analista político.
A pesar de que los líderes de la oposición aseguran que harán todo lo posible para evitar más derramamiento de sangre en Maidán, los integrantes de Sector Derecho se entrenan a diario en la plaza para poder resistir contra las fuerzas del orden. Todo indica que difícilmente querrán recurrir a la diplomacia, y que apostarán por los que tradicionalmente son sus puntos fuertes.