miércoles, 11 de julio de 2012

MÉXICO, DONDE EL FRAUDE ELECTORAL ES UNA TRADICIÓN

Contrainjerencia, 09/07/2012


El fraude electoral es una práctica que se ha hecho costumbre por varios años en México y una vez más se ve reflejado en el triunfo del candidato del Partido Revolucionario Institucional (PRI), Enrique Peña Nieto, sobre el candidato del Movimiento Progresista Andrés Manuel López Obrador, el pasado 1 de julio.

Esta afirmación fue hecha por el analista político, Vladimir Acosta, durante el programa De Primera Mano, transmitido por Radio Nacional de Venezuela (RNV) a propósito de la impugnación de los comicios presidenciales realizados el domingo pasado por el López Obrador frente a denuncias de la poca transparencia del proceso electoral que arrojó grandes irregularidades como la compra de votos, entre otros.

En opinión de Acosta, el fraude electoral se evidenció de forma descarada también a través de la publicidad electoral por parte de los medios de comunicación monopólicos de ese país en los que se intentaba demonizar la imagen del candidato progresista en contraste con una exaltación de Peña Nieto, quien recibió una inversión económica que excede lo que pauta la normativa legal mexicana.

La oprobiosa práctica de la compra de votos encuentra terreno fértil en un país con altos índices de pobreza, y se evidenció sin duda alguna con el uso de tarjetas de compra con la que gran cantidad de personas abarrotaron determinadas tiendas al día siguiente de los comicios para comprar mercancía con dinero pagado por el PRI a cambio de mostrar fotografías de sus boletas electorales tomadas con aparatos celulares.

“Las elecciones mexicanas son todas fraudulentas y en este caso lo son aún más porque se trataba de que el PRI recuperara el poder despues de 12 años de gobierno del Partido Acción Nacional (PAN)”, destacó Acosta.

Para el experto internacionalista, los pueblos no deben perder de vista todo el aparataje electoral en estos procesos que va más alla de la compra de votos, cuando el verdadero fraude está a niveles más estructurales e inaceptables con medios de comunicación controlados por los intereses imperiales estadounidenses, en un país hundido en la miseria, en el narcotráfico y en una violencia espantosa como lo es México.