lunes, 9 de agosto de 2021

EL 'BOOM' DE LA ENERGÍA SOLAR EN OCCIDENTE SE LEVANTA SOBRE UNA MONTAÑA DE CARBÓN CHINO

The Wall Street Journal, 09/08/2021

[Otra mentira más del capitalismo verde.]


En EEUU y Europa, crece la preocupación por la posibilidad de que la dependencia del carbón chino de la industria solar dé lugar a un fuerte aumento de emisiones en los próximos años

A medida que los países occidentales buscan reducir su dependencia de los combustibles fósiles, se ha disparado el número de instalaciones de paneles solares en Estados Unidos y Europa. No obstante, estas regiones se enfrentan a un dilema a la hora de instalar paneles tanto en pequeños tejados como en extensas instalaciones en el desierto: la mayoría de ellos se producen utilizando energía obtenida de grandes centrales chinas que queman carbón y emiten CO2.

En Estados Unidos y Europa, aumenta la preocupación por la posibilidad de que la dependencia del carbón chino de la industria solar dé lugar a un aumento importante de emisiones en los próximos años a medida que los fabricantes incrementen la producción para satisfacer la demanda. Los analistas indican que la industria solar se convertiría así en uno de los mayores contaminadores del mundo, desvirtuando la reducción de emisiones generada por la adopción generalizada de los paneles.

Durante años, la electricidad china de bajo coste, generada a partir de carbón, ha proporcionado una ventaja competitiva a los fabricantes de paneles solares del país que les ha permitido dominar el mercado mundial.

Según el analista del sector Johannes Bernreuter, las fábricas chinas aportan más de tres cuartas partes del polisilicio mundial, un componente esencial de la mayoría de los paneles solares. Las fábricas refinan el metal de silicio mediante un proceso que consume grandes cantidades de electricidad, por lo que el acceso a energía barata constituye una ventaja en lo referente a costes. Las autoridades chinas han construido una serie de centrales eléctricas en zonas poco pobladas, como las regiones de Xinjiang o Mongolia Interior, como apoyo a los fabricantes de polisilicio y otras industrias de alto consumo energético.

Fengqi You, profesor de ingeniería de sistemas energéticos de Cornell University, explica que fabricar un panel solar en China genera aproximadamente el doble de emisiones que fabricarlo en Europa. Añade que en algunos países o regiones que no dependan en gran medida de los combustibles fósiles para generar electricidad, como Noruega o Francia, la instalación de un panel solar hecho en China podría no reducir emisiones en absoluto.

You aclaró también que "aunque contaminemos poco [en Occidente], el transporte de estos paneles desde otro país, ahora desde China y más adelante puede que otros, produce muchas emisiones".

No obstante, los científicos indican que, con el tiempo, instalar paneles chinos casi siempre da lugar a una reducción neta de emisiones de CO2, ya que suelen sustituir la electricidad generada a partir de combustibles fósiles. Las emisiones que evita el panel durante los primeros años de sus tres décadas de vida útil pueden compensar las emisiones creadas al producirlo.

Fabricar un panel solar en China genera casi el doble de emisiones que en Europa

Algunos gobiernos occidentales están intentando alejar la industria solar del carbón. Las empresas que adquieren energía renovable están sentando las bases para dar prioridad a los paneles de bajas emisiones de carbono a la hora de aportar financiación para proyectos solares. Según un portavoz de la Agencia de Protección Medioambiental de EEUU, el Gobierno está elaborando una política para hacer lo propio cuando compre paneles solares. La Unión Europea, por su parte, está estudiando la posibilidad de regular el contenido de carbono de los paneles que se venden en todos los Estados miembros.

Algunos ejecutivos occidentales han señalado que estas políticas también favorecerían la reconstrucción de la industria solar occidental, que se ha visto limitada ante sus competidores más contaminantes en China.

Según la consultora Wood Mackenzie, la potencia de energía solar de Estados Unidos ha subido un 48% en los dos últimos años. En Europa, el aumento es de un 34%. Esto conlleva el envío de decenas de miles de paneles solares cada año.

Jen Snook, de la Alianza de Compradores de Energía Renovable, un grupo que incluye a Amazon.com, Salesforce.com y más de 200 empresas más, afirmó que "los grandes compradores de energía pueden afectar a las cadenas de suministro. (…) Se espera que el uso de energía solar siga aumentando a buen ritmo, y queremos asegurarnos de que ese crecimiento sea sostenible".

La disyuntiva se hace cada vez más evidente a medida que los líderes mundiales se preparan para reunirse en Glasgow (Escocia) en noviembre para dar un nuevo impulso a la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero. Este impulso conlleva convencer a China, el mayor emisor del mundo, de que abandone la electricidad obtenida mediante carbón para reducir emisiones, a pesar de que Occidente siga comprando productos chinos de forma masiva, desde paneles solares a aluminio ligero para coches eléctricos. Durante una reunión de ministros de Medioambiente de las 20 principales economías del mundo, China e India bloquearon un acuerdo para eliminar la electricidad obtenida a partir de carbón de forma gradual.

Encontrar alternativas no será fácil. El auge de la producción barata de polisilicio china ha afectado a las productoras estadounidenses, obligando a cerrar a varias fábricas que utilizaban fuentes de energía con menos emisiones que las chinas. Según Christof Bachmair, portavoz de Wacker Chemie AG, la mayor productora de polisilicio para paneles solares de Occidente, la empresa paga hasta cuatro veces más por la energía de sus fábricas en Alemania que las productoras chinas ubicadas en Xinjiang.

China ha presionado a la baja los precios de los paneles solares hasta tal punto que la energía solar ya es más barata que la energía generada a partir de combustibles fósiles en muchos mercados de todo el mundo. Así mismo, están llegando grandes cantidades de las células solares que componen los paneles a Europa y Estados Unidos. Estos envíos o bien vienen directamente de China o incluyen elementos clave hechos en China.

Robbie Andrew, un investigador principal del Centro de Investigación Climática Internacional de Oslo, explica que "si China no contase con carbón, la energía solar no sería barata ahora mismo… ¿Es un problema que hayamos tenido un aumento enorme de emisiones de CO2 de China porque les permitía desarrollar todas estas energías de forma barata? Probablemente no lo sepamos hasta dentro de tres o cuatro décadas".

Algunas productoras de polisilicio chinas están bien posicionadas para actuar ante la demanda occidental de paneles de bajas emisiones. Tongwei, la mayor productora del mundo, tiene fábricas que funcionan con energía hidroeléctrica. Sin embargo, sus mayores competidores chinos, Dago New Energy y GCL Poly, dependen principalmente del carbón.

Francia es uno de los pocos países que regulan el contenido de carbono de los paneles solares. Requiere paneles bajos en carbono para los grandes proyectos solares, lo que ha animado a algunos fabricantes de China a utilizar energías renovables en algunos procesos para poder vender en el mercado francés. Este año, Corea del Sur ha seguido el ejemplo de la normativa francesa para implementar regulaciones propias, y varios países europeos han expresado su interés en hacer lo propio.

La posición predominante de China en la cadena de suministro de la industria solar también dificulta la tarea del puñado de empresas que intentan reconstruir la capacidad de producción de paneles solares de Occidente. La mayoría de las empresas que cortan el polisilicio en obleas, empaquetan las obleas en células y usan las células para montar paneles tiene su sede en China. Los aranceles estadounidenses sobre células y paneles solares chinos han llevado las empresas chinas a montar fábricas de estas piezas en otros países.

JinkoSolar, una empresa china, estableció una planta de ensamblaje de paneles en Florida para suministrárselos a NextEra Energy, una de las mayores empresas de energías renovables de Estados Unidos. No obstante, según algunos analistas, las células y el polisilicio vienen de China.

Enel, una empresa de energía italiana, se ha propuesto expandir su fábrica de paneles solares, ubicada en Sicilia, que es una de las pocas que quedan en Europa, pero seguirá dependiendo de las obleas de polisilicona importadas de China.

"Nos encantaría que se estableciese en Europa la otra parte de la cadena de valor", reveló Antonello Irace, director de la fábrica en Sicilia. "Piensa en la sostenibilidad, las condiciones de trabajo, los costes de logística y la proximidad".

Beijing también ha obstaculizado los esfuerzos occidentales al imponer aranceles al polisilicio estadounidense en el marco de las tensiones comerciales duraderas entre los dos países relativas a los paneles solares. Ello ha impedido que los productores estadounidenses vendan materias primas a las fábricas de obleas chinas, de forma que se quedan sin apenas compradores, ya que el 95% de la producción mundial proviene precisamente de China.

En 2019, los aranceles obligaron a REC Silicon a parar la producción en una planta en Moses Lake, en Washington, que funciona con energía hidroeléctrica libre de emisiones. La compañía esperaba que, gracias a las negociaciones entre el Gobierno de Trump y Beijing, se suprimieran los aranceles. No obstante, al final, Beijing extendió la duración de los mismos otros cinco años.

"Tenemos una gran capacidad de producción de polisilicona", afirma David Feldman, un investigador del Laboratorio Nacional de Energías Renovables del Gobierno estadounidense. "Estaría bien que tuviéramos clientes".

A medida que los países occidentales buscan reducir su dependencia de los combustibles fósiles, se ha disparado el número de instalaciones de paneles solares en Estados Unidos y Europa. No obstante, estas regiones se enfrentan a un dilema a la hora de instalar paneles tanto en pequeños tejados como en extensas instalaciones en el desierto: la mayoría de ellos se producen utilizando energía obtenida de grandes centrales chinas que queman carbón y emiten CO2.