[He recopilado una serie de interesantísmos tweets de @Herbert_Keg sobre cómo el feminismo fue utilizado por el imperialismo como arma contra el estado socialista de la República Democrática Alemana. Esto demuestra que el ascenso del feminismo a ideología de estado en fechas recientes no ha sido precisamente producto de una casualidad.]
En la llamada “revolución pacífica” de la RDA de 1989, mejor denominada contrarrevolución o golpe de Estado, las feministas de la RDA (llamadas “mujeres independientes”) jugaron un importante papel (aunque poco conocido) en la co-destrucción del Estado socialista alemán.
En la década de 1980 se empezaron a crear en la RDA, bajo las sotanas de la Iglesia protestante, grupos de feministas para impulsar la ideología de género, la homosexualidad, el ecologismo y para protestar contra la “militarización” del ejemplar sistema educativo de la RDA.
A la agenda que llevó al golpe de Estado en la RDA la barnizaron con feminismo. Se crearon Mujeres por el Cambio en Erfurt, Mujeres en Movimiento en Karl-Marx-Stadt, la Iniciativa de Mujeres en Leipzig o la Ofensiva Lila y la Asociación de Mujeres Independientes de Berlín Este.
Según los propagandistas que han aclamado la contrarrevolución feminista, “la Revolución Pacífica de la RDA se convirtió en una tormenta feminista de otoño”. Feministas de la RDA como Cornelia Matzke y Petra Lux “declararon la cuestión de las mujeres como una cuestión de poder”.
La abolición de la “Stasi” (una demanda que provenía de la RFA y la CIA) fue uno de los pilares de la involución feminista en la RDA. Por iniciativa de las feministas Kerstin Schöne [en la foto de abajo] y Sabine Fabien, “opositores” ocuparon una oficina del MfS (“Stasi”) en Erfurt, el 4-12-1989.
El establecimiento de la infraestructura feminista en la RDA tuvo lugar con fuerte apoyo de Occidente. Fundaciones y proyectos de mujeres de la RFA pusieron a su disposición material y dinero. El Ministerio Federal de Asuntos de la Mujer les subvencionó con 100.000 marcos en 1990.
A las feministas, una vez consumada la anexión de la RDA a la RFA, la euforia les duró un suspiro. Comenzó la inseguridad social, que creció exponencialmente, al igual que el desempleo masivo o el no reconocimiento de títulos profesionales y universitarios a mujeres de la RDA.