lunes, 6 de enero de 2020

AUTODEFENSA FEMINISTA O IZQUIERDA PARAPOLICIAL, EL FASCISMO DEL SIGLO XXI




La insaciable sed de ganancias que caracteriza al capitalismo conduce inevitablemente a la barbarie, a la degradación más brutal de las relaciones sociales y humanas: todo vale para conseguir aumentar los márgenes de beneficios, generándose un clima social  inhumano y deshumanizante. Una involución social así sólo puede terminar repercutiendo negativamente en la estabilidad y operatividad del sistema. Esta contradicción ha tratado de ser resuelta históricamente por el capitalismo mediante el fascismo y sus típicas prácticas parapoliciales (e incluso paramilitares), cuyo objetivo era complementar al apartado represivo del Estado para llegar hasta donde éste no podía, salvaguardando de este modo el orden capitalista ante el creciente malestar creado y evitando así su desmoronamiento, llegando a facilitar el ascenso del propio fascismo al poder en periodos especialmente críticos. Evidentemente, una "solución" así sólo puede conducir a un incremento de las tensiones sociales, como demuestran experiencias tan nefastas como las que tuvieron lugar en los casos del nazismo alemán o el fascismo italiano (por poner sólo dos ejemplos): la irracionalidad más absoluta se apodera del orden social, todo se convierte en una amenaza para la estabilidad del mismo y toda violencia es poca para su defensa.


La mercantilización y la cosificación de la vida humana ha ido aumentando con el paso de los años debido a la incesante y demencial necesidad de acumulación de capital propia del capitalismo (única forma que tiene éste de sobrevivir), no quedando ya casi ni una sola parcela de la vida humana sin comercializar. Esto nos ha llevado a una situación de malestar social sin precedentes, un malestar que afecta tanto a hombres como a mujeres, aunque especialmente a éstas últimas de forma más severa. Esto ha tratado de solucionarlo en las últimas décadas el capitalismo con el feminismo -incluido el feminismo policial promovido por el PSOE (Ley Integral contra la Violencia de Género)-, pero, como toda solución reformista, no ha servido para erradicar la causa del problema, al no ir a la raíz (las inhumanas e irracionales relaciones de producción capitalista), con lo que éste se ha agravado con el paso del tiempo.

Ante la agudización del problema y del malestar social al que conduce la voracidad capitalista por un lado, y la necesidad de seguir aumentando el grado de explotación de la clase obrera sin sobresaltos que le ocasionen perdidas por otro, el capitalismo se ha visto obligado a recurrir a medidas más extremas, no quedándole otra opción que el fascismo. Pero, para evitar que éste sea fácilmente reconocible -y, por lo tanto, repudiado-, no puede recurrir abiertamente a él, teniendo que disfrazarlo. Y así apareció Podemos, quien, recordemos, dio el salto a la escena política gracias a la promoción multimillonaria hecha por cadenas de televisión ultraliberales como Intereconomía. Este partido, con su potente discurso "anticapitalista" y su renuncia expresa a la revolución, ha sido ideal para movilizar el descontento de las clases medias (especialmente su miedo a la proletarización) de un modo similar a cómo las movilizó el fascismo en el pasado: mediante la búsqueda de chivos expiatorios. Su anticapitalismo feminista/antimachista, al considerar al capitalismo producto de una supuesta maldad inherente al sexo masculino, culpabiliza y criminaliza nada menos que a la mitad de la población por cuestión de su sexo, lo que es de gran utilidad al propio capitalismo, pues conduce a dichas clases medias a fundirse con el Estado en la lucha contra el nuevo chivo expiatorio, "el macho", asegurando así la perpetuación del orden burgués a través del corporativismo de Estado. El anticapitalismo de Podemos no es más que la enésima reedición del fascismo de siempre [1].


El feminismo parapolicial

El creciente malestar de la población femenina en el capitalismo y la caída en el olvido de la vía revolucionaria como solución al mismo, ha sido aprovechado por los partidos y organizaciones izquierdistas de nueva creación (Podemos, Compromís, equo, Más País, etc.) para dar una nueva vuelta de tuerca al feminismo y hacerlo aún más reaccionario, pudiendo así justificar entre su militancia, simpatizantes y los habitantes de las regiones donde gobiernan la promoción de prácticas y hábitos parapoliciales que serían la envidia de los antiguos regímenes fascistas. Así, con la excusa de enseñar a las mujeres a hacer frente a carteristas, violadores, asesinos y demás criaturas del inframundo masculino, fue cómo nacieron los cursos y talleres de autodefensa feminista. ¡Como si esa fuera la mayor preocupación de una mujer en el capitalismo, y no el chantaje de tener que someterse diariamente a una brutal y denigrante explotación a manos del empresario o empresaria de turno si no quiere verse condenada a la miseria!

En realidad, el verdadero objetivo de estos talleres es normalizar y promover la violencia y el enfrentamiento entre iguales (violencia parapolicial) como la mejor solución a los problemas sociales, criminalizando de este modo al individuo aislado, sembrando la desconfianza entre los integrantes de la clase obrera y manteniendo así a salvo el orden burgués. Estas prácticas y hábitos parapoliciales terminarán sirviendo para justificar también la criminalización de los inmigrantes, tal y como ya está sucediendo en Francia, donde grupos parapoliciales como "ciudadanos de Calais en cólera" utilizan como excusa la prevención de las agresiones sexuales para intimidar a la población inmigrante [2], haciendo así más difícil que puedan reclamar abiertamente sus derechos frente a la brutal explotación que sufren. En este sentido, en España, es la derecha la encargada de alentar estas prácticas parapoliciales antiinmigración entre la población nativa, tratando de imponer la idea de que a los inmigrantes no se les criminaliza con la misma saña que a los españoles por este tipo de delitos, para que su represión sea reclamada e incluso ejercida por la propia población [3].

La generación de una paranoia colectiva en torno a la delincuencia común ha sido la baza que ha jugado y que hoy sigue jugando el fascismo para inocular actitudes parapoliciales entre la población, para que cada individuo acabe convirtiéndose en un policía, defensor del orden capitalista. Todo esto no sólo ha venido siendo ineficaz para erradicar aquello contra lo que se decía luchar, sino que, sobre todo, ha servido para justificar la intimidación y persecución de aquéllos que se negaban a considerar a la naturaleza humana como la causa del problema (causa, por otra parte, esgrimida por todos los regímenes tiránicos hasta la fecha), al considerarlos como inductores al crimen, tal como hoy hace el feminismo con aquellos que se oponen a las irracionales teorías de la violencia de género. Es decir, las prácticas parapoliciales promovidas por el fascismo, gracias a las paranoias colectivas generadas previamente, han sido y siguen siendo de gran utilidad para evitar el cuestionamiento del capitalismo y ahorrar trabajo al Estado en la represión de sus opositores, contribuyendo con ello al fortalecimiento del uno y del otro, pero agravando el problema que se busca combatir (al aumentar la cosificación del ser humano hecha por un capitalismo cada vez más voraz), lo cual no supone un problema, sino todo lo contrario, pues servirá nuevamente para justificar y avivar el fuego de la locura represiva. Y es que, a mayor fascistización social, menor capacidad para volver atrás.

El problema ya no es sólo que estas organizaciones izquierdistas promocionen prácticas parapoliciales con sus talleres de autodefensa feminista -tal y como vienen haciendo también desde hace un tiempo partidos de corte nítidamente fascistas como España2000 (cuyos argumentos son exactamente los mismos que los utilizados por los izquierdistas para justificar sus "talleres") [4]-, sino que dichas organizaciones hayan llegado a lo más alto en la administración del Estado -como ocurrirá en breve con Podemos, que probablemente cogobernará con el PSOE durante los próximos cuatro años-, pues ello les permitirá desarrollar sus tendencias fascistas con mucha mayor libertad que hasta la fecha, fascistizando aún más a la sociedad... todo bajo la cínica excusa del feminismo y la lucha contra el machismo.

No es casualidad que Sonia Vivas, una de las feministas que más se ha significado públicamente en la promoción de hábitos y prácticas parapoliciales a través de libros y charlas -promocionadas masivamente por los grandes medios de comunicación de masas [5]-, haya sido policía durante buena parte de su vida, convirtiéndose, al poco tiempo de cesar en ese cargo, en Concejala de Justicia Social por Podemos en el Ayuntamiento de Palma de Mallorca, uno de los muchos ayuntamientos españoles que llevan ya bastantes años invirtiendo cuantiosas sumas de dinero público en la impartición de talleres de autodefensa feminista. Todo apunta a una estrategia perfectamente diseñada por un Estado que, al necesitar aumentar los niveles de explotación -debido a las nuevas necesidades de acumulación del capital-, necesita inocular el fascismo del modo más discreto posible, para tratar de solucionar los problemas que genera el propio capitalismo sin alterar la estructura del sistema, aumentando el grado de disciplina y sumisión del individuos al Estado con el apoyo y el consentimiento de la mayoría de la población.


Un ejemplo muy ilustrativo de todo esto son las múltiples manifestaciones y actos reivindicativos que se vienen celebrando los días previos a las fiestas patronales en diferentes localidades españolas, manifestaciones y actos promovidos en muchos casos por los representantes políticos de los ayuntamientos de dichas localidades [6], en las que, con la excusa de la autodefensa feminista, se anima a la población a implicarse en prácticas de tipo parapolicial (como la participación en los talleres de autodefensa feminista que esos mismos ayuntamientos imparten, muchas veces, en colaboración con la policía [7]) con el fin de que tales fiestas transcurran sin incidentes, los jóvenes no tengan miedo a participar en ellas y los ingresos de los empresarios y empresarias de la hostelería no se vean afectados.


Puede resultar paradójico que la mayor parte de los colectivos feministas que abogan por este tipo de prácticas parapoliciales propias del fascismo se autodenominen antifascistas, sin embargo esto no es tan difícil de entender. El capitalismo lleva tanto tiempo usando la excusa del antifascismo para ganarse el apoyo de las masas obreras y de las clases medias, que, en momentos en los que necesita una mayor acumulación de capital, ya no tiene la posibilidad de recurrir abiertamente al fascismo por el rechazo social masivo que provoca, no quedándole ya otro remedio que utilizar el antifascismo con el mismo fin.

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[1] Recordemos como el anticapitalismo antisemita de los nazis, que consideraba al capitalismo una creación exclusiva de los judíos, fue ideal para fomentar el corporativismo de Estado, favoreciendo el desarrollo del capitalismo alemán.
[2] "Ciudadanos en cólera", el grupo parapolicial que crea controversia en Calais
https://www.efe.com/efe/espana/sociedad/ciudadanos-en-colera-el-grupo-parapolicial-que-crea-controversia-calais/10004-3049033
[3] En este sentido, destaca el cinismo de Federico Jiménez Losantos, quien, desde un medio de comunicación de masas tan influyente como El Mundo, después de hacer una descripción pormenorizada de un delito sexual cometido por inmigrantes y recordarnos la más que dudosa historia de las violaciones "en masa y organizadas" del día de noche vieja en Alemania, dice que los delitos sexuales cometidos por inmigrantes se silencian en nuestra sociedad
https://www.elmundo.es/opinion/2019/03/22/5c93dfc621efa0c10f8b45d2.html
[4]"España2000 organiza un taller de defensa personal por el Día de la Mujer"
https://www.alcalahoy.es/2019/03/08/espana2000-organiza-un-taller-de-defensa-personal-por-el-dia-de-la-mujer/
[5] La cadena TeleCinco, especializada en hacer dinero explotando el lado más vil del ser humano con sus programas de cotilleo y telerrealidad, ha prestado un gran apoyo a Sonia Vivas para la difusión de su obra, destinada a justificar hábitos y prácticas parapoliciales contra los individuos, nunca contra el sistema que les deshumaniza.
https://www.telecinco.es/informativos/sociedad/feminismo-sonia-vivas-manual-autodefensa-feminista_18_2838945234.html
[6] "EH Bildu pone en marcha la campaña de sensibilización ‘Jaietan ere, emakumeok libre’ (Disfruto de las fiestas como quiero) y propone una serie de medidas para garantizar unas fiestas igualitarias"
http://ehbildu.eus/herriak/bilbo/es/noticias/eh-bildu-pone-en-marcha-la-campana-de-sensibilizacion-jaietan-ere-emakumeok-libre-y-propone-una-serie-de-medidas-para-garantizar-unas-fiestas-igualitarias
[7] La mejor prueba del actual interés del Estado en la promoción de prácticas parapoliciales no es el que la mayoría de los ayuntamientos españoles impartan talleres de autodefensa feminista (que ya es una prueba bastante significativa), sino que muchos de ellos sean impartidos directamente por los propios cuerpos represivos, como en el caso del Ayuntamiento de Burjassot, gobernado por el PSOE.
http://www.burjassot.org/la-policia-local-de-burjassot-propone-un-nuevo-curso-gratuito-de-autodefensa-para-mujeres-y-jovenes-desde-los-14-anos/