Shanghai Lily
Público, 09/09/2015
Ya sabemos por qué, de repente, ha aparecido tanta solidaridad, interés y empatía hacia los refugiados sirios: esa “crisis humanitaria manufacturada” va a justificar la intervención de la OTAN y el capitalismo en Siria. El medio ultracapitalista El País lo ha dejado caer “casualmente” en su portada del 7 de septiembre: La crisis de los refugiados obliga a planear bombardeos en Siria. De ahí a la famosa proclama de intervenir en pro de la democracia y la libertad (eufemismo favorito de los EEUU para invadir) hay un paso. Hay que ser cínico y sinvergüenza para proclamar que la crisis de los refugiados obliga a bombardear. Han tardado muy poco los medios de propaganda de este corrupto sistema capitalista en mostrar sus cartas. Pero lo hemos visto mil veces. Con Oriente Medio han ido perfeccionando esta manipulación del buenrrollismo y facilona sensiblería de los privilegiados habitantes del primer mundo. Sólo fue tras la invasión de Afganistán o Irak cuando nos enteramos de las fotos falsas, blogs falsos, testimonios falsos creados por agentes estadounidenses para crear la indignación y rabia en la ciudadanía del bloque imperialista que justificase las barbaridades antidemocráticas que a continuación ejecutaron. Las revoluciones de colores, un ejemplo de manipulación de una élite en cada país para generar complacencia del país a invadir o “intervenir”, operan en este mismo sentido. Bombardear a los bienpensantes privilegiados del primer mundo para que no se opongan o denuncien los atropellos del imperio capitalista. Inventar crisis no es una novedad.
En puridad, lo que estamos viendo no es más que la estrategia que la visionaria anticapitalista Naomi Klein magistralmente explica en su brillante La doctrina del shock. El auge del capitalismo del desastre.
Ese imprescindible texto trata del auge del llamado “capitalismo del desastre”. Una tecnología para aprovechar periodos de crisis humanitarias, económicas, guerras, desastres naturales, ataques terroristas y epidemias, para asaltar los intereses públicos y llevar a cabo todo tipo de reformas a favor del libre mercado o, como es el caso, justificar la invasión de países por meros intereses económicos disfrazados de “ayuda humanitaria”.
Encima, en este caso concreto, la repulsiva manipulación selectiva de una tragedia, convierte a los verdugos en héroes y generosos benefactores. El colmo de toda esta operación de prensa y publicidad internacional ha acabado en la proclama en los medios de la generosidad y ejemplaridad de una de las piezas clave en generar esta situación insostenible para los sirios: Alemania, uno de los ejes de la imposición del peor capitalismo neoliberal que está destruyendo a la clase trabajadora, a los débiles, a los pueblos soberanos (el caso de Grecia ha sido desolador).
Pues resulta que ahora todos los periodistas, medios, analistas y políticos de izquierdas que deberían denunciar este sucio juego, se han convertido en palmeros de ese estado opresor que es Alemania. De repente, el gobierno y ciudadanos alemanes son un ejemplo de solidaridad, generosidad y solución de una crisis. La realidad, que ninguno se atreve a mencionar, es que a Alemania (y al resto de Europa) le viene muy bien esta nueva oleada de mano de obra esclava. Encima de que le ganará votos a muchos políticos corruptos y distraerá de su salvaje saqueo (Merkel, Rajoy, Hollande, Cameron) resulta que les garantiza una nueva remesa de esclavos a los que utilizar para que hagan el trabajo necesario que sus ciudadanos ya no quieren hacer y mantener, así, la imprescindible jerarquía (o lucha de clases) para el capitalismo: sin pobres no puede haber ricos, sin la posibilidad de conseguir auparse a los opresores no puede haber motivación capitalista, sin diferencia de clases programada no existe el capitalismo.
Otro aspecto perverso que toda esta pantomima está evidenciando es hasta que punto el capitalismo ha perfeccionado el control de los deseos (esenciales en el marketing) y sentimientos de la población a manipular. Reorientar la solidaridad para dirigirla hacia quien le interesa al poder es un fenómeno que ha ido aumentando en las últimas décadas. Controlar la sinergia que antes era espontánea y ahora es premeditada es una peligrosa arma de control. El poder, la plutocracia, la élite, la oligarquía, el capitalismo, como queráis llamarlo, decide a quién debemos dirigir nuestra conmiseración. Y utiliza esa “piedad manufacturada” para mover el tablero geoestratégico mundial a su antojo. Ellos crean las prioridades y las categorías a las que debemos prestar atención.
Porque en todo esto ha quedado claro que hay categorías de refugiados (otra forma de lucha de clases, de nuevo olvidada y más que aplicable en este nuevo esquema). Una categorización que ahora invisibiliza a los subsaharianos, a los negros, a toda esa humanidad asediada en el continente africano, y genera un perverso nuevo racismo que dicta por qué raza, grupo o etnia hay que sentir compasión y por la que hay que hay que sentir… nada. En ese sentido, me ha escandalizado el movimiento de periodistas, medios y políticos a Hungría para mostrar algo que todos sabíamos desde hace décadas (si lo queríamos saber; que ese es el problema: la gente que no quiere saber la verdad). ¿Por qué no se han ido a las vallas con concertinas de Ceuta y Melilla? ¿Por qué nadie nos mostró —o nos muestra, porque sigue— en España la tragedia de Lampedusa? ¿Valen menos los negros, los subsaharianos, los refugiados que huyen de la masacre del imperialismo por toda África? ¿O las personas de etnia gitana a las que en Italia Beppe Grillo y demás partidos declaran como enemigo número uno del estado y culpables de todo? ¿Por qué ningún periodista ha ido a retratar la aniquilación, feminicidio y tortura del pueblo en Arabia Saudita o Yemen o Qatar, países que son visitados por los Borbones en calidad de monarcas nuestros para hacer negocios y pactos? ¿Por qué no se han ido a Turquía a retratar el bombardeo de los kurdos, justificados como bombardeos del ISIS, o de los que se opongan a los planes del imperio capitalista?
En ese sentido me permito rescatar un interesante gráfico que analiza la curiosa ausencia del ISIS o Estado Islámico en todos los países que son aliados o sumisos a la OTAN-EEUU y la agresiva presencia en todos los que se hayan negado a entregar su petróleo y soberanía al imperio capitalista en decadencia (cada vez dependen más del control de las fuentes de suministro de un petróleo en caída). A nadie que haya investigado el tema le puede ser ajena la realidad de que ISIS fue creado, entrenado y financiado por los EEUU e Israel. Los propios mandos de EEUU lo han reconocido y disculpado como algo que “se les fue de las manos”. Lamento que esté en inglés, pero creo que es muy claro.
Sobre todo este tema quiero recomendar la lectura de la siempre brillante, valiente y visionaria Nines Maestro. Su artículo La OTAN y los refugiados: la mano que mece la cuna no tiene desperdicio y explica con datos y lógica aplastante la utilización de esta tragedia por el capitalismo. Quiero destacar unos párrafos de esa brillante denuncia:
¿Y qué ha pasado con las organizaciones y dirigentes de la supuesta izquierda que saben perfectamente todo eso? Yo acuso de complicidad dolosa a quienes no han tenido el valor de enfrentarse a la propaganda de guerra que demoniza sistemáticamente a los dirigentes del país atacado antes de destruirlo. La diana de esta propaganda, el objetivo somos nosotros, nuestra capacidad para saber quienes somos como clase, como pueblo, para enfrentar a nuestros enemigos y descubrir que quienes pagan salarios de miseria por jornadas de trabajo interminables son los mismos culpables directos de la muerte de los miles de Aylanes de todo el mundo.
Lo que temen es que comprendamos eso, que millones de trabajadoras y trabajadores de los países miembros de la OTAN entendamos las bases del sistema que mece esta cuna mortal y actuemos en consecuencia. Quizás la imagen más elocuente sea la del que ha sido hasta haces pocos meses Secretario General de la OTAN (2009 – 2014), Anders Fogh Rasmussen, y responsable directo de los ataques a Libia, a Afganistán, a Siria, etc, contratado como consultor del banco estadounidense Goldman Sachs. Sobre todo si sabemos que se trata del mismo banco que tras la destrucción de Libia se apropió de 1.300 millones de dólares del Estado Libio y participó, con otros bancos europeos y de EEUU, en el expolio de sus fondos soberanos congelados por las potencias agresoras al comienzo del ataque.
Por ello produce una infinita vergüenza ajena observar cómo la llamada crisis de los refugiados con sus dramáticas imágenes de sufrimiento ha servido para que se haya desatado una carrera entre los nuevos alcaldes y alcaldesas “rebeldes” – como se autodenominan – para ver quién destina más recursos, para atender a más personas y mostrar mejor su solidaridad. Todo eso mientras los Centros de Internamiento de Emigrantes (CIES) están repletos, la policía municipal va a la caza de los del top-manta, prosiguen los desahucios de los pobres (de cualquier nacionalidad), etc.
No hay duda de cómo están utilizando las catástrofes humanitarias para imponer sus saqueos. No nos dejemos engañar y utilizar por el perverso sistema propagandístico del capitalismo que dirige nuestra compasión al son de sus crímenes. No hagamos negocio o carrera de la tragedia del día, ofrecida en un lujosos menú que la plutocracia redacta. No os dejéis manipular y distraer. Preguntaos qué hay detrás de tanto consenso. La palabra manufacturado apesta en las cloacas del capitalismo “amable” (ese que no existe y que tantos partidos de “nueva política” quieren imponer).