Caracas, 14 Jun. AVN (Hernán Mena Cifuentes).- Desde los tiempos más remotos el sexo ha sido usado como arma en la guerra, en la política, en la finanzas y en toda causa que persiga la conquista del poder, de las riquezas y de las naciones como Libia, donde Estados Unidos (EEUU) lo utiliza en el conflicto para derrocar a Gaddafi y en el campo financiero para obligar al socialista Dominique Strauss Khan a renunciar a la dirección del Fondo Monetario Internacional (FMI) y a su candidatura a la presidencia de Francia, pues su triunfo, virtualmente asegurado, sería un devastador golpe para el sistema capitalista.
Ambos casos contienen los ingredientes de esa venenosa e irresistible pócima que se da a beber a las víctimas, como lo recuerda el bíblico relato que da cuenta de cómo Dalila convenció a Sansón para que el guerrero, embriagado con el sexual licor, le revelara que el secreto de su fuerza estaba en su cabello y ella, después de raparlo mientras dormía, lo entregó a sus enemigos, los filisteos, que lo torturaron y mataron.
Hoy, Estados Unidos y las potencias europeas utilizan esa arma contra Gaddafi para adueñarse del petróleo, del gas y del agua del “Gran Río hecho por el Hombre”, construido por el líder libio a un costo superior a los 25.000 millones de dólares, y contra Strauss Khan para impedir que se convierta en el próximo jefe del Estado francés y obligarlo a renunciar, como ya lo hizo, a la dirección del FMI.
Los primeros disparos contra el líder libio fueron hechos a manera de “globo de ensayo” hace mes y medio por Susan Rice, embajadora estadounidense ante la Organización de Naciones Unidas (ONU), ente convertido en rehén y cómplice de Washington y sus secuaces europeos que desde el Consejo de Seguridad manejan a su antejo al organismo mundial que se ha prostituido para facilitar el avance del proyecto hegemónico de dominación mundial del imperio yanqui.
Rice, de acuerdo con una nota de la agencia Reuters, en reunión a puerta cerrada, sostenida el 28 de abril con varios colegas suyos, manifestó sin aportar ninguna prueba que Gaddafi estaba suministrando a sus tropas grandes cantidades de viagra y de condones para que bajo el efecto de esa droga violaran a mujeres y niños y cometieran otras atrocidades en las ciudades que ocuparan.
“Varios de los embajadores asistentes dijeron que Rice no dio pruebas sobre la alegación y que lo hizo en un intento por persuadir a China y Rusia, países que tienen dudas de que el conflicto bélico en Libia no es una simple guerra civil, sino algo mucho más repugnante”, resalta la nota.
Y es que lo dicho por la diplomática se inscribe en el contexto de una perversa agenda que comenzó a cumplirse un mes antes de lo dicho por ella, cuando el 26 de marzo, Emán Al-Boeidi, una joven de 28 años, irrumpió en la sala del hotel Rixos de Trípoli, donde se alojan la mayoría de los corresponsales que cubren el conflicto, para denunciar entre gritos y lamentos que había sido violada por soldados de Gaddafi.
Retenida y conducida fuera del hotel por miembros del personal de seguridad del establecimiento, la mujer narró más tarde con lujo de detalles el supuesto ultraje del cual habría sido víctima durante dos días por quince efectivos militares, cifra cuya precisión, en circunstancias como esas, a cualquiera le sería difícil establecer, agregando, como para reforzar la presunta responsabilidad del líder, que “entre los asaltantes figuraba un primo de Gaddafi”.
Más extraño aún resulta el hecho de que esta joven apareciera días después en Túnez, a donde habría escapado, según contó, gracias a un militar amigo que la llevó en su vehículo hasta la frontera libio-tunecina y, después de haber viajado a Malta, pasó a Qatar de donde fue expulsada y devuelta a Bengasi. De repente, aparece con su padre en EEUU, por lo que algunos analistas dudan de su versión por considerar que se trató de un montaje.
La sospecha cobra fuerza en razón de que un vocero del Departamento de Estado yanqui admitió días antes “la profunda preocupación que EEUU mantenía por el bienestar de Al-Obeidi para lo cual se trabajó estrechamente con funcionarios de Libia y de Europa para sacarla sana y salva del país”.
¿De dónde surge esa “profunda preocupación” por una mujer como ella cuando no ha demostrado malestar, angustia o desasosiego por los cientos de mujeres y sus hijos que sus bombas y misiles matan en el país? La tendría, a menos que tenga algún interés en ello, pues como dijo Foster Dulles: “EEUU no tiene amigos sino intereses”, ya que nunca se ha preocupado por las mujeres violadas por sus soldados, en Irak, Afganistán y demás países que ocupa en todo el mundo con sus guerras y sus bases militares.
Y siguiendo el guión establecido, Luis Moreno-Ocampo, quien como fiscal de la Corte Internacional de Justicia había cumplido la primera etapa de su tarea solicitando la captura de Gaddafi, su hijo y su cuñado, tras acusarlos de ser autores de crímenes de guerra, anunció hace una semana que “existen evidencias de que autoridades libias compraron medicinas de tipo viagra y se las entregaron a las tropas como parte de una política oficial de violaciones”.
El fiscal, actuando como actor del reparto de ese filme de terror que es la guerra contra Libia y su líder, apretó una vez más el gatillo del arma sexual al repetir el mismo parlamento asignado a la diplomática imperial y asegurar que las fuerzas de Gaddafi “compraron containers (llenos del medicamento) para aumentar las posibilidades de violar mujeres. Tuvimos dudas al principio, pero ahora estamos más que convencidos de que decidió castigar mediante violaciones”.
Su falaz afirmación contradice las hechas por miembros de organizaciones defensoras de los derechos humanos como Amnistía Internacional (AI) y Human Rights Watch (HRW), las cuales aseguran no haber encontrado pruebas concretas de ese tipo de delito por parte de las tropas leales al líder libio.
Incluso un vocero de AI manifestó que “por el momento no se han encontrado casos de violaciones en el este de Libia a manos de las tropas de Gaddafi".
Por su parte, Fred Abrahams, asesor especial de HRW, aseguró que la organización se toma seriamente las denuncias de agresiones sexuales que están siendo investigadas activamente, pero en este momento "no hay pruebas que sugieran que son de naturaleza sistemática o de una política oficial. No tenemos nada sobre la distribución de viagra y de condones. No es por descartarlo, pero no tenemos nada”.
Sin embargo, a los argumentos de ambas organizaciones, sustentados en base a exhaustivas investigaciones in situ, se han impuesto, tal como se esperaba, los que sin prueba alguna sostuvieron Al-Obeidi y Rice y “santificados” como palabra santa por Moreno-Ocampo, quien también ha anunciado que “podría pedir se le impute a Gaddafi (además de los que le han sido achacados) un nuevo cargo de violación masiva de acuerdo con la evidencia recabada”.
Pero, de repente, este sábado quedó al desnudo la pantomima montada por Rice y Moreno-Ocampo, cuando Cheriff Bassiouni, investigador de la Naciones Unidas para los DDHH en Libia, echó por tierra el andamiaje de mentiras y calumnias levantadas por ambos, ya que la evidencia presentada por el fiscal de la Corte Internacional de Justicia se basó en una encuesta que jamás se realizó.
Para ello Bassiouni citó el caso de una mujer libia que dijo haber enviado por correo 70 mil cuestionarios preguntando sobre casos de violaciones por las tropas libias, de los cuales admitió haber recibido 60 mil respuestas, 259 de ellas de mujeres que afirmaron haber sido violadas, pero cuando se le pidió que presentaran los cuestionarios recibidos no enviaron ninguno, además, agregó el funcionario, su versión es poco creíble, ya que el sistema de correo libio está prácticamente inoperativo.
Pero ¿quién se atreve a discutir y hacer valer la verdad por más razón que tenga ante lo que se ordena desde Washington y se hace cumplir desde la prostituida ONU a través del Consejo de Seguridad, su brazo ejecutor de injusticias contra los pueblos y naciones débiles? Ni siquiera lo hicieron potencias como China y Rusia que callaron y se abstuvieron de vetar la criminal Resolución 1973, la cual le otorgó a los cruzados licencia para matar al pueblo libio.
Ello demuestra que los pueblos del Tercer Mundo están solos y solamente unidos, como Bolívar lo propuso hace 200 años al exhortar a los de América Latina y del Caribe a unirse, podrán enfrentar y vencer a cualquier imperio que se atreva a agredirlos, como lo están haciendo hoy a través de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (Alba), de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) y de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac), bajo el liderazgo de Chávez, Fidel, Raúl, Evo, Ortega, Correa y otros gobernantes progresistas y revolucionarios.
En cuanto al drama que hoy vive Strauss Khan, no es más que el resultado de otra forma de utilización del sexo como arma, esta vez en el campo de batalla de la política y las finanzas, en el que las grandes potencias occidentales, lideradas por EEUU, han visto peligrar con su presencia en el FMI y su candidatura a la presidencia de Francia la posición de amos en esos escenarios donde el poder y el dinero son claves para asegurar su protagonismo y dominio en el planeta.
Strauss Khan es considerado una las personalidades más brillantes de la política francesa actual y de la economía mundial, ya que desarrolló desde el Fondo Monetario Internacional, donde se desempeñaba desde hace algunos años como presidente, una audaz y exitosa estrategia de corte social, cuyos objetivos no eran del agrado de Wall Street ni mucho menos de EEUU que veía con gran preocupación su desempeño al frente del poderoso ente financiero.
Por otra parte, como candidato del Partido Socialista Francés Strauss Khan exhibía una abrumadora ventaja en las encuestas sobre el conservador Nicolás Sarkozy, actual mandatario y su rival en los venideros comicios, por lo que todo hacía pensar que sería el próximo presidente de Francia, lo que era visto como la más grave amenaza para el sistema capitalista que rige la economía no sólo de esta nación, de Europa y EEUU, sino de la mayor parte del planeta.
Y como no se le podía vencer a través de medios legales y legítimos, para deshacerse de él EEUU decidió utilizar la misma arma que está usando contra Gaddafi: el arma del sexo, conociendo que como Sansón, el personaje bíblico, tenía su talón de Aquiles: su debilidad por las mujeres, hecho que aprovechó para planificar su destrucción política y moral, tendiéndole una vil celada.
Se montó la trampa y la presa cayó en ella en esa selva de acero y concreto que es Nueva York, acusado por una camarera del hotel donde se hospedaba de asaltarla sexualmente y, perseguido hasta el aeropuerto, sacado esposado del avión donde se disponía a viajar a París, lo arrojaron al calabozo de una cárcel donde se encierra a delincuentes peligrosos, y hasta la juez de la causa rechazó la millonaria fianza ofrecida, alegando absurdamente que “podía escaparse”.
Todo aconteció en medio de circunstancias poco comunes, como el hecho mismo de la denuncia de la supuesta agraviada, quien dijo haber sido obligada a realizar un acto que sólo es posible bajo la amenaza de un arma, pues de lo contrario podría fácilmente haber peleado, gritado o pedir auxilio, y como nada sucedió lo más probable es que si el acto se cometió, fue consensuado, como afirman algunos analistas y la defensa del acusado.
Lo mismo puede decirse de la inusual y veloz persecución que culminó con su captura como si se tratara de un peligroso criminal por la policía estadounidense, casi siempre negada a atender ese tipo de denuncias cuando es hecha por un inmigrante y cuyo historial de racismo y agresividad contra la gente de color e “hispanos” es conocido, como lo evidencia el asesinato esta semana de un joven haitiano en Miami, uno más de los que a diario comete la policía en el país.
Pero, mientras la parte acusadora no ha presentado hasta ahora pruebas concluyentes en el marco de la denuncia hecha contra Strauss Khan , han surgido indicios o elementos con alto grado de credibilidad que apuntan a que detrás de su detención existe una maniobra dirigida a destruirlo por representar una amenaza para un sistema y un peligro para las aspiraciones de reelección de Sarkozy.
Estos argumentos pueden encontrarse en la opinión de destacados analistas que siguen con atención el caso, como Michel Chossudovsky, profesor de Economía de la Universidad de Ottawa y director del Centro de Investigación de la Globalización, quien en un amplio trabajo titulado Cambio de Régimen en el FMI: ¿Montaje a Strauss Khan sugiere que su arresto se trató de un complot para sacarlo del importante cargo.
Las sospechas del académico se basan, como lo sostiene en el inicio de su análisis, en el hecho de que su “arresto tiene todas las apariencias de una trampa ordenada por los miembros poderosos del sector financiero en colaboración con Nicolás Sarkozy, cuya presidencia ha servido a los intereses de EEUU a expensas de los de Francia y la Unión Europea”.
“Inmediatamente después de la detención de Strauss Khan, presiones fueron ejercidas por Washington para acelerar su reemplazo como director-gerente del FMI, de preferencia por un no europeo, un estadounidense o un candidato elegido a dedo de una economía de mercado emergente o de un país en desarrollo”, manifiesta en el texto.
Continúa: “Strauss Khan está clasificado como una de las personas más influyentes del mundo, es un académico y político en lugar de un banquero. A diferencia de sus predecesores en el FMI, no tiene afiliación directa a una institución bancaria o financiera, pero al mismo tiempo es un chivo expiatorio. Su metedura de pata fue hacer frente al consenso de Washington-Wall Street e impulsar reformas en el FMI que cuestionaban el papel primordial de EEUU dentro de la organización”.
Según Chossudovsky, “la desaparición de Strauss-Khan (como presidente del FMI) sirve potencialmente para fortalecer la hegemonía de EEUU y su control sobre el FMI a costa de lo que el ex secretario de Defensa Donald Rumsfeld llamó la "Vieja Europa" y además rescata del fracaso electoral a Sarkozy".
Agrega que “una presidencia de Strauss Khan y un gobierno socialista habría sido un grave revés para Washington, contribuyendo a un cambio importante en las relaciones franco-estadounidenses. Habría contribuido a debilitar el papel de EEUU en el tablero político europeo, dando lugar a un cambio en el equilibrio de poder entre EEUU y la Vieja Europa”.
Chossudovsky cita a continuación una serie de datos sospechosos como el hecho de que “la libertad de fianza le fue denegada a Strauss Khan por la jueza Melissa Jackson, nombrada y protegida por Michael Bloomberg, quien, además de su papel como alcalde, es una figura poderosa en Wall Street”.
“El fiscal del distrito de Manhattan, Cyrus Vance Jr. (acusó con escasas pruebas) a Strauss Khan, de siete delitos, entre ellos intento de violación, abuso sexual, tocando la fuerza y la prisión ilegal”, manifesta, para seguidamente hacerse una serie de preguntas a las que también responde.
“¿Quien es Jr. Cyrus Vance? Él es el hijo del difunto Cyrus Vance, quien se desempeñó como secretario de Estado en la administración Carter.
“Pero, hay mucho más de lo que parece. El padrastro de Nicolás Sarkozy, Frank G. Wisner II, es un prominente funcionario de la CIA que se casó con su madre, Christine de Ganay, en 1977 y se desempeñó como secretario ejecutivo adjunto de Estado bajo el mando de Cyrus Vance Senior, el padre del fiscal del Distrito, Cyrus Vance Jr”, refiere.
Luego de otras preguntas y respuestas que evidencian las estrechas relaciones que mantienen entre si esas familias, el académico vuelve a preguntar.
"¿La CIA habría jugado un papel (en la conjura)?, ¿Fue Strauss Khan víctima de una trampa de las personas en su entorno político inmediato, entre ellos el presidente Obama y el secretario del Tesoro, Tim Geithner. Tendrá un juicio justo?, ¿Cuántas supuestas agresiones sexuales similares o comparables se producen sobre una base mensual en Nueva York?".
También se pregunta: “¿Cuántas de estas son denunciadas a la policía? ¿Cuántas son objeto de seguimiento por la policía una vez que han sido presentadas? ¿Cuál es el porcentaje de quejas presentadas a la policía que son objeto de detención policial? ¿Cuántas de estas detenciones dan lugar a un procedimiento judicial? ¿Cuáles son los retrasos en los procedimientos judiciales? ¿Cuántas de estas detenciones se producen sin llegar a un procedimiento judicial?".
Todas las interrogantes planteadas por Chossudovsky ponen al desnudo el complot de que ha sido víctima Dominique Strauss Khan, quien como parte del mismo ha sido enjuiciado y condenado por la prensa mercenaria al servicio del imperio, pues para él se cerró toda posibilidad de libertad, ya que como afirma el académico al final de su trabajo.
“Sin una trampa instrumentada por personas muy poderosas, el jefe del FMI hubiera sido tratado de una manera muy diferente. El alcalde de Nueva York, Michael Bloomberg, y Timothy Geithner habrían llegado a su rescate. El asunto habría sido silenciado, con el fin de proteger la reputación de una figura pública de gran alcance, pero eso no sucedió”.
No sucedió, porque los Cruzados que hoy desatan nuevas guerras santas por el mundo no aceptan que hayan líderes como Muammar al Gaddafi y Dominique Strauss Khan, consagrados al bienestar y futuro de los pueblos olvidados, e incapaces de vencerlos con las armas convencionales, recurren al sexo utilizándolo como arma en la guerra, la política y las finanzas y en cualquier otra causa que persiga la conquista de naciones para adueñarse de sus riquezas.