jueves, 17 de febrero de 2011

LE MONDE DIPLOMATIQUE, CAMPEÓN DEL ANTIIMPERIALISMO SELECTIVO

Guillaume Menchi

[Este excelente artículo solía estar alojado en http://www.survie-france.org/ pero por lo visto ya no está. Suerte que decidí guardarlo porque éste es de los pocos sitios de la red en los que se puede leer.]

Ignacio Ramonet, director de Le Monde Diplomatique.

En África, el Estado francés es un gran criminal. Desde que las colonias obtuvieron la independencia, no ha dejado de apoyar dictaduras y, a menudo, de ayudar en guerras civiles o de fomentar golpes de Estado. Para la clase dirigente francesa, la obtención de buenas perspectivas, el saqueo de materias primas (petróleo, gas, uranio, metales raros, madera…) y la influencia en las instituciones internacionales (en particular, en la AG de la ONU) es lo que está en juego y ante estos intereses las consideraciones humanistas no tienen ningún valor. Si las antiguas colonias francesas son parcialmente, pero sobre todo formalmente, independientes, el Estado francés estableció unos vínculos muy complejos francoafricanos que ha sido la base del sistema neocolonial: bases militares que garantizan la seguridad de los intereses franceses (Dakar, Yibuti, Libreville, Port-Bouët, Bangui.), "ayuda" bilateral, franco CFA, acuerdos de cooperación (militaires, económicos, técnicos y culturales), producción y selección de clases dirigentes francófilas. La situación económica de estos países, a menudo desastrosa para las poblaciones, refleja la nocividad de este sistema y la profunda hipocresía de las proclamaciones francesas sobre la solidaridad norte-sur. En Francia, se oculta ampliamente esta soberanía neocolonial. Los medios de comunicación franceses prefieren hablar del imperialismo americano. Incluso hay un periódico especializado en este tema. Haciendo en cada número de su publicación la crítica de la política americana.

Por supuesto que el imperialismo americano debe combatirse, especialmente en el contexto actual de ofensiva "antiterrorista". “Le Monde Doplomatique” lo hace y es necesario. Sin embargo, su antiimperialismo es demasiado selectivo para no tener intenciones inconfesables. ¿Por qué “Le Monde Diplomatique”, tan rápido en denunciar los crímenes de regímenes sostenidas por la CIA, no ataca a los Bongo, Eyadéma, Compaoré, Biya, Sassou y otros déspotas africanos? ¿El reino de un Houphouet-Boigny era más legítimo que el de un Pinochet cualquiera? Parece que cuando un dictador es un africano francófilo, “Le Monde Diplomatique” juzga la crítica inconveniente y desplazada. Sin embargo, esta publicación "ciudadana" debería considerar importante el alertar a los franceses de la política criminal del Estado que pretende representarlos. Sobre todo teniendo en cuenta que es en relación a esta política, y no respecto a la de Estados Unidos, que la población francesa puede actuar más eficazmente [1].

No sólo no hay nunca en esta publicación una verdadera crítica de la política exterior francesa sino que es necesario también observar que las posiciones editoriales se asemejan estrañamente a las posiciones diplomáticas del Estado francés.

Tercermundista como la V República

Respecto a la hostilidad hacia Estados Unidos, De Gaulle, que no hacía más que mentir y cuyo antiamericanismo era sobradamente conocido, un día declaró: "No olvidéis nunca que nuestros aliados son también nuestros adversarios". En realidad, Estados Unidos son competidores que amenazan particularmente en África a las empresas francesas en los "mercados tropicales y mediterráneos [2] " y la explotación de las materias primas. Desde el final de la guerra fría esta rivalidad inter imperialista se acentuó, puesto que las compañías americanas quitaron a los capitalistas franceses los derechos de explotación de materias primas estratégicas desde Argelia al Congo-Kinshasa pasando por Níger y países del Golfo de Guinea [3]. No hay duda alguna de la existencia de una ofensiva americana contra los intereses franceses. África es "uno de nuestros socios comercialmente más potenciales y más importantes" declaraba Bill Clinton en agosto de 2000. Ya en 1994, Philippe Leymarie evocando la ayuda financiera americana a la Organisation de la Unidad Africana escribía en “Le Monde Diplomatique”: "esta verdadera OPA sobre la gran organización política africana, si mantiene sus promesas, hará desaparecer parte del dispositivo militar francés que ha sido útil a los intereses de Francia dieciocho veces desde 1960". Leymarie puede estar tranquilo, el dispositivo francés tiene buena salut, pero su frase es ciertamente reveladora. Recientemente en una emisión de France-Inter, la importancia de esta ofensiva americana fue confirmada por Alexandre Adler quien, llevado por su impulso, dejó caer esta frase preciosa sin ser contradicho por Colombani: "la ofensiva llevada a cabo por Estados Unidos contra la política de Francia en África ha ocasionado numerosas catástrofes [Adler pensaba seguramente en la impaciencia francesa para conservar Ruanda], como la instalación de la familia Kabila en Kinshasa y esto en una actitud de verdadera confrontación [4] ". Las palabras empleadas por Adler dan prueba de la vivacidad del conflicto inter imperialista (si esta expresión puede parecer "anticuada" a algunos, el concepto de "Imperio" de Toni Négri, actualmente en moda, no permite incluir los conflictos africanos).

En cuanto a las posiciones "anti mundialización" de “Le Monde Diplomatique” son, al menos en parte, el producto de ese antiamericanismo vinculado a las rivalidades inter impérialistes [5]. Dos políticos eminentes, Henri Emmanuelli y Jean-Luc Mélenchon confesaron en un artículo cuyo título recoge la consigna de ATTAC: "Otro mundo es posible". Estos pseudoradicales escriben: "es una cobardía hacer ver que se cree que el orden económico actual del mundo puede separarse política, diplomática y militarmente de la hiper potencia americana [6]". Es necesario pensar que la apertura de los mercados africanos exigida por la OMC y el FMI [7] significa la llegada de competidores muy peligrosos para los capitalistas franceses. Además, las ayudas financieras concedidas por el FMI a las oligarquías de Estado puede contribuir a que algunos regímenes se revuelvan, en particular, en lo que hace referencia a la identidad de los beneficiarios de las privatizaciones y de la adjudicación de los contratos públicos. En un artículo de enero de 1994, Philippe Leymarie escribió: "Impotente para garantizar ella sola la carga que representan las economías y sociedades con problemas graves, Francia abandona cada vez más los países de la zona del franco a las leyes implacables del Fondo Monetario Internacional, dominado por Estados Unidos para quienes la integración del África francófono en el mercado mundial es un imperativo tanto económico como político”. El artículo nos informa igualmente que "en su último informe anual, el Consejo de los inversores franceses en África se queja del acercamiento anglosajón del libre comercio que parece olvidar las relaciones privilegiadas entre París y una parte del continente [8]". Queda bastante claro. Por muchos aspectos, la política del FMI constituye un grave peligro para los intereses de los capitalistas franceses. Así, el FMI deseó que las compañías petrolíferas gabonesas "sean auditadas una vez al año" (“La lettre du continent” 26 de julio de 2001). Desde el asunto Elf, se conoce (vagamente) la importancia de la malversación del dinero del petróleo, de su papel en la financiación de los partidos políticos y del sistema de comisiones y retrocomisiones que lo acompaña. Por ello, en Francia y en Gabón, en ELF y en los Ministerios, la solicitud del FMI no debió ser del gusto de todo el mundo… Tengamos en cuenta que la rivalidad con Estados Unidos se intensificó, todavía más, desde el reciente empuje del unilateralismo americano. Aparece, últimamente, claramente en la prensa francesa. Habida cuenta de la relación de fuerzas internacional, el imperialismo francés y el imperialismo europeo, utilizan vías que tergiversan y mistifican el discurso moral.

Respecto al apoyo al pueblo palestino, otra gran posición editorial de “Le Monde Diplomatique”, es, desde luego, legítimo y necesario pero, en el marco francés, no debe tomarse como subversión puesto que corresponde a la política tradicional de la V República en busca de activos para reforzar su política árabe ante Estados Unidos. “Le Monde Diplomatique” está a favor del Tercer Mundo como lo está la V República. Ésta siempre ha defendido "la ayuda al tercer mundo", lo que se comprende fácilmente cuando se sabe que esta ayuda se utiliza para mantener los regímenes clientes, para obtener mercados a los capitalistas franceses (la ayuda es en gran parte vinculada, es decir, combinada con obligaciones de compra), guardar el control sobre las materias primas y llenar los bolsillos de las clases políticas francesas y africanas [9]. Es decir, la ayuda es uno de los mecanismos esenciales del sistema neocolonial.

En octubre de 1981, en México, François Mitterand, dirigiéndose a los pueblos de América Latina, lanzaba "un mensaje de esperanza a todos los combatientes por la libertad". De Gaulle, el padre del neocolonialismo francés sabía hacer muy el papel de héroe del tercer mundo. En 1966, poco antes de la guerra de Biafra que ocasionaría un millón y medio de víctimas y que fue mantenida completamente por Francia, De Gaulle el amigo del tercer mundo fue a Phnom Penh para hablar contra la guerra del Vietnam. En Francia, hubo "Comités Vietnam", pero no comités contra la política francesa en Biafra. Al sostener Biafra, Francia pretendía defender "el derecho de los pueblos a decidir por ellos mismos" mientras que ella mantenía como colonias a Djibuti y a las Comoras (por no citar otros ejemplos) y que era el principal proveedor de armas de la Sudáfrica del apartheid [10] . En realidad, "el país de los derechos humanos" perseguía dos objetivos: quitar a las compañías anglosajonas los derechos de explotación petrolífera y desestabilizar Nigeria, gigante anglófono en el centro de la zona francófona. “Le Monde” y con él “Le Monde Diplomatique” se las ingeniaron para enmascarar la responsabilidad francesa, prefiriendo llenar sus columnas de artículos sobre la urgencia humanitaria y sobre las ventas de armas británicas a Nigeria.

A lo largo de los años 60, “Le Monde Diplomatique” se subtitulaba: "el periódico de la cooperación y de las organizaciones internacionales". Obviamente, no se podía esperar del “periódico de la cooperación" un cuestionamiento de la política francesa, precisamente llamada "de cooperación". Este subtítulo era un testimonio de su adhesión ideológica al proyecto neocolonial del Estado francés.

La leyenda de Hubert Beuve-Mery

“Le Monde Diplomatique” fue creado en 1954 por el “Le Monde” entonces dirigido por Hubert Beuve-Mery. Primer director de “Le Monde Diplomatique”, se le presenta muy a menudo como el ilustre fundador, el modelo deontológico, la autoridad moral. “Le Monde” construyó la leyenda de Hubert Beuve-Mery y afirma aún normalmente que fue su fundador. En realidad, para ser más exacto (más honesto), debería decirse que “Le Monde” fue creado por el Estado francés puesto que Hubert Beuve-Mery fue nombrado director de “Le Monde” en 1944 por el Ministro de Información Pierre-Henri Teitgen. De Gaulle decía que se necesitaba “Le Monde” "para el exterior". Quería también "un periódico de prestigio" que ejerciera "una función de servicio público" y que fuera "un instrumento de la conciencia nacional [11]". Los otros dirigentes y proprietarios del periódico, todos buenos burgueses patriotas, así como los periodistas, fueron también escogidos directamente por el Ministerio de Información o con su aval. Cuando se le nombra a la cabeza de “Le Monde”, Hubert Beuve-Mery ya tiene tras de sí un pasado de servidor del Estado. En 1934 era corresponsal de “Temps” en Praga. Ahora bien "la costumbre marca que el corresponsal, en una capital extranjera, del periódico oficioso de la III República esté en la esfera de influencia de la embajada de Francia [12]”. Durante la guerra, dirigió la oficina de estudios de la escuela de Uriage, fundada por el gobierno de Vichy para formar los dirigentes del país. Después de la liberación, Georges Bidault le propone un puesto de embajador en Praga, que rechaza.

“Le Monde Diplomatique” fue creado, por lo tanto, por un periódico fundado por el Estado. “Le Monde” tiene como accionistas grupos que han invertido ampliamente en África: Totalfina, BNP, el Crédit agricole, la Compañía financiera de Suez, Thomson, etc. “Le Monde” controla el capital de “Le Monde Diplomatique” y tiene participaciones importantes en “Politis” y “Témoignage chrétien”, dos periódicos que se forman parte del movimiento "anti globalización". Jean-Marie Colombani, director de “Le Monde” y próximo a la DGSE (Dirección General de Seguridad del Estado) [13], es el Presidente del Consejo de vigilancia de “Le Monde Diplomatique”. Los vínculos entre las dos publicaciones son muy fuertes. Claude Julien que fue jefe-adjunto del servicio extranjero de “Le Monde” de 1960 a 1968 y jefe de este servicio de 1968 a 1971, dirigió “Le Monde Diplomatique” de 1973 a 1990. Bajo su dirección, se acentuó la denuncia del imperialismo americano. Oficial de la Legión de Honor, es el autor "El imperio americano", un libro que se publica en el momento en que Claude Julien coge la responsabilidad del servicio extranjero de “Le Monde”. Este libro premiado (premio Aujourd’hui 1968) por algunos personajes influentes del periodismo francés, como Jacques Fauvet, futuro director de “Le Monde”, y Louis-Gabriel Robinet, director de “Le Fígaro”. Bien mediatizado, tuvo un impacto importante, en particular, entre los estudiantes. Al mismo momento, Francia financiaba y armaba la secesión biafreña… En realidad, en cuanto a política exterior, “Le Monde” y “Le Monde Diplomatique” dicen a menudo la misma cosa pero de manera diferente. “Le Monde” es la pretensión a la objetividad con artículos al parecer equilibrados y medidos. “Le Monde Diplomatique” por el contrario elige el tono del compromiso y del militantismo. Pero sobre el fondo, las dos publicaciones llaman la atención de sus lectores sobre los mismos crímenes, los mismos temas, las mismas responsabilidades. Ninguno pone en entredicho los grandes intereses capitalistas y geopolíticos franceses.

A lo largo de los años 70, Philippe Decraene, jefe de la rúbrica africana de “Le Monde”, escribe frecuentemente en “Le Monde Diplomatique”. Es el autor, en particular, de un amable artículo sobre el Congo-Kinshasa de Mobutu publicado en enero de 1970 y titulado: "En la vía de la prosperidad". En julio de 1974, “Le Monde Diplomatique” publica un suplemento sobre el Gabón titulado: "Gabón, el Estado piloto del África central". En estas nueve páginas de publi-reportage, Philippe Decraene titula su artículo: "Una política exterior realista". En el número del mes de agosto de 1982, su artículo se titula: "Costa de Marfil, símbolo de prosperidad y estabilidad". Así es como tratan a las dictaduras francoafricaines en “Le Monde Diplomatique”: con la cortesía obligada de los amigos que por otra parte se la devuelven con creces, puesto que Philippe Decraene, Oficial de la Legión de Honor, fue decorado también en la mayoría de los países del África francófona (Gran oficial de la estrella ecuatorial de Gabón, oficial del mérito nigeriano, del mérito centroafricano, del orden senegalés del león etc.). Philippe Decraene ocupó el puesto estratégico de vicepresidente de la asociación de los periodistas de ultramar, lo que no es sorprendente puesto que en cuanto a información africana, “Le Monde” es el guía para el resto de la prensa francesa.

Cuando a principios de los años 60 el ejército francés interviene en el Camerún para proteger el régimen neocolonial de Ahmadou Ahidjo, bombardeando pueblos con napalm y masacrando decenas de millares de personas, “Le Monde” no juzgó útil informar a sus lectores. Indignado por el antiimperialismo selectivo de los servicios de información franceses, Mongo Beti tituló uno de los capítulos de “Main basse sur le Cameroun” [14] : "Vergüenza y maldición sobre el Vietnam… de los otros”.

Disimulaciones ciudadanas

En 1994 se perpetró uno de los peores genocidios del siglo XX siglo. El genocidio ruandés ocasionó cerca de un millón de víctimas en tres meses. El "país de los derechos humanos" apoyó a los verdugos financiera y militarmente (operación Noroît, entregas de armas, operación turquesa…) antes, durante y después del genocidio. Sin Francia, no hubiera habido genocidio ruandés. Después de haber cubierto la retirada de las Fuerzas Armadas Ruandeses (FAR), y de los milicianos que había formado y equipado, el Estado francés los utilizó para defender el régimen “del amigo" Mobutu que estaba a punto de irse a pique. Lógicamente, “Le Monde Diplomatique”, que se definía como defensor del tercer mundo y antiimperoalista, hubiera debido indignarse por la complicidad francesa en el último genocidio del siglo. Merecía como mínimo algunas editoriales virulentas. Ninguna editorial trató este tema. “Le Monde Diplomatique” se limitó a publicar en páginas interiores algunas informaciones ya aparecidas en otros periódicos, en particular, en la prensa extranjera. En el mes de junio de 1994, en vez de llamar a sus lectores a que expresaran su rebelión contra la horrible política de Francia, Philippe Leymarie titula su artículo: "Francia y el mantenimiento del orden en África". Escribe: "este esfuerzo en cuanto a ayuda a la seguridad y al mantenimiento del orden se combina con las acciones puramente civiles del Ministerio de Cooperación, en parte consagradas a la promoción del Estado de Derecho". Es cierto que al mes siguiente, firma finalmente un artículo serio ("Controvertida intervención francesa en Ruanda"). Pero finalmente, “Le Monde Diplomatique” no llegó a informar a sus lectores sobre la escandalosa implicación francesa.

En 1997 el dictador Denis Sassou Nguesso vuelve al poder por las armas en Congo-Brazzaville. ¿ “Le Monde Diplomatique” criticó la política francesa que hizo posible esa vuelta? Obviamente no. Un artículo se contenta con esta interrogación: ¿"Qué explicaciones tendrá que dar el Sr. Sassou Nguesso a los que probablemente le ayudaron (Angola, Gabón, Francia, Elf) y a los que al parecer habían tomado ciertas distancias respecto a él (el ex Zaire, Ruanda, Uganda, Estados Unidos)?" Finalmente el artículo concluye muy educadamente:" "por lo menos, rehacer la unidad nacional en el Congo será una tarea difícil [15] ". No se va a pedir cuentas a los que actúan en nuestro nombre…

Si se leen algunos artículos recientes, las señales de complacencia con el imperialismo francés no faltan. Madagascar ha sufrido últimamentea una crisis política con consecuencias económicas desastrosas. “Le Monde Diplomatique” hubiera podido indignarse por el apoyo total del Estado francés al dictador Didier Ratsiraka. Pero es cierto que su rival Marc Ravalomanana, que ahora es Presidente, se le considera cercano a los americanos. “Le Monde Diplomatique” prefirió llamar la atención sobre "las raíces culturales de la crisis Malgache" (marzo de 2002).

En el número d`avril, un article ("Mayotte asediado por los indeseables") nos explica que la unión de Mayotte a las Comoras no es deseable, menospreciando las pretensiones comoranas y las numerosas resoluciones de la Asamblea General de las Naciones Unidas. Francia no tiene la intención de abandonar este punto de apoyo en el Océano Índico, sobre todo teniendo en cuenta que Mayotte está en la ruta por la cual se transporta el petróleo de Oriente Medio.

En el mes de junio de 2002, un artículo titulado "La Unión Europea bajo el fuego de la crítica" criticaba el acuerdo de Porto Novo (entre la Unión Europea y los países de África, el Caribe y el Pacífico) de prever la suspensión de la ayuda en caso de violación de los principios democráticos. El autor no duda en escribir: "Sería necesario dejar a los países ACP en general y a los países africanos en particular la posibilidad de pronunciarse sobre cada litigio. En efecto, un campo (la Unión Europea) no puede imponer la decisión o la sanción que corresponde al otro campo sin el dictamen o el voto de éste”. Dado que los propios tiranos africanos no van a sancionarse ellos mismos, esta posición equivale a defender, no a los africanos como el artículo quiere hacer creer, sino a las dictaduras francoafricaines”. Para un periódico supuestamente en la punta del progresismo, fue bastante osado atreverse a decir esto.

En el mes de agosto, otro artículo pretende defender a los africanos. En realidad, está al servicio de los intereses de los grandes grupos forestales franceses (Bolloré, Interwood, Rougier…). Fue una gran superchería. El autor del artículo titulado "Cómo preservar el bosque" acusa a los ecologistas de no tener en cuenta los intereses económicos africanos. Pretende disipar las inquietudes: "los proveedores de fondos -Francia, el Banco Mundial- han financiado planes de gestión y de explotación racional". El autor nos explica que no hay por qué militar contra la deforestación. Destaca que "algunos compromisos ecologistas son el producto de un sentimentalismo de nuestras culturas occidentales”. He aquí algunas informaciones que el artículo esconde. La explotación de la madera, más allá de sus consecuencias estrictamente ecológicas, es a menudo profundamente dañina para el campesinado africano. El 22 de marzo de 2002, 7 agricultores cameruneses presentaron una denuncia contra el grupo francés Rougier y su filial camerunesa SFID ante los tribunales franceses por explotación ilegal de madera, destrucción de bienes perteneciendo a otros, estafa, ocultación, corrupción de funcionario. El expediente realizado por “Los amigos de la tierra” y la asociación SHERPA precisa que "en mayo de 1999, la Sociedad Forestal de Doumé (SFID) [… ] procede a un corte ilegal de diversas clases de madera a espaldas de los proprietarios (que se habían dirigido a su pueblo), y, para acceder a las zonas forestales, construye pistas cruzando algunos campos. Esta operación ilegal causa la destrucción de algunos cultivos (árboles frutales) y algunos cultivadores debieron renunciar desde ese día a una actividad que representaba su sola fuente de ingresos”. Francia es el primer importador mundial de madera africana”. En la actualidad, el saqueo de los bosques de la cuenca del Congo continúa. “Le Monde Diplomatique” habría podido explicar a sus lectores que cerca del 50% de la madera exótica importada en Francia se corta en condiciones ilegales. Habría podido indicar que, en el Consejo de Seguridad, France (conjuntamente con China) se opuso a la instauración de un embargo sobre la madera de Liberia a sabiendas de que el dinero que proviene de la explotación forestal se utiliza para el tráfico de armas, en Liberia y en Sierra Leona [16] . Pero “Le Monde Diplomatique” prefiere seguramente servir al Estado francés.

En el número de septiembre, “Le Monde Diplomatique” utiliza el concepto de "neocolonialismo" pero se trata de estigmatizar a un competidor ("El evangelio neocolonial del Sr. Blair"). Por otra parte, cada uno podrá comprobar la ausencia de críticas a Francia en el artículo de Aminata Traoré ("La opresión del desarrollo"). Sin embargo ataca a los "que tienen todo el mercado, en particular, a la muy potente administración americana". Para los capitalistas franceses, cuyas posiciones en África no han sido criticadas durante mucho tiempo, la competencia se hace dura en los mercados africanos.

Una publicación muy bien subvencionada.

Existe un fondo de ayuda "a la extensión de la prensa francesa en el extranjero". Con los 750.000 ejemplares de sus ediciones alemana, árabe, española, griega, italiana, mexicana, suiza, austríaca, argentina, chilena, portuguesa e inglesa, “Le Monde Diplomatique” debe ser uno de los principales beneficiarios. Esta publicación supuestamente contestataria es pues uno de los periódicos franceses mejor subvencionado, o incluso el periódico francés más subvencionado por números. Por lo tanto, es inútil asombrarse de que el Ministerio de Asuntos Exteriores haya subvencionado el foro mundial de Oporto Alegre, organizado en gran medida por “Le Monde Diplomatique” (con "la asociación brasileña de los empresarios por la ciudadanía") [17] . Puede preguntarse si ese foro no era una especie de caballo de Troya de la diplomacia francesa en el corazón de la “guarida” americana.

Sea lo que sea, es necesario destacar que la difusión de la información a escala internacional es una cuestión muy importante. Los Estados han buscado siempre la posibilidad de influir sobre las opiniones públicas de los países extranjeros [18] . Los medios de comunicación son protagonistas de las relaciones internacionales. Al influir sobre las opiniones públicas, permiten modificar relaciones de fuerza, acompañar políticas o incluso simplemente hacer que sean posibles. Por ejemplo, “Le Monde Diplomatique” es una publicación mensual muy leída en África francófona. Los análisis demasiado críticos de la política francesa plantearían muchos problemas a Francia y a sus aliados. Estados Unidos controlan la CNN, Francia por su parte dispone de RFI y de “Le Monde Diplomatique”. Su independencia oficial permite al Estado francés no asumir todos los artículos y garantizar la credibilidad y en consecuencia el gran número de lectores de esta publicación.

“Le Monde Diplomatique” tiene muy buenos artículos, verdaderamente críticos, sobre distintos temas. Su propia calidad es la propaganda de su calidad. Es la condición de su influencia ideológica en la izquierda y en la extrema izquierda política, sindical y asociativa. La expresión "aparato ideológico de Estado" de Louis Althusser, que designaba, en particular, los medios de comunicación, parece especialmente inventada para “Le Monde Diplomatique”. Igualmente, es necesario leer estas frases de Pierre Albert, un especialista de los medios de comunicación al que no se puede acusar de izquierdismo: "Siempre y en todo momento la propaganda ha sido el auxiliar del poder: propaganda interna para convencer a los gobernados de la legitimidad del Estado, así como de la cordura de la acción gubernamental; propaganda externa para magnificar en el extranjero la imagen del país y apoyar sus operaciones diplomáticas y militares [19]”. Instrumento de la diplomacia francesa en el exterior, instrumento de control ideológico dentro, este periódico muy patriota debe tener por divisa: "el imperialismo es siempre el del otro". En cuanto a los militantes internacionalistas, que no se identifican con ningún Estado y que no poseen ningún yacimiento minero en África, deben evitar seguir este antiimpérialisme selectivo y unilateral, e incluso engañoso en el acompañamiento de una estrategia que les es extraña. Todos los imperialismos merecen ser puesstos al desnudo, el de la primera potencia mundial pero también el del Estado que pretende representarnos.

Notas

[1] Es el razonamiento de Noam Chomsky, estadounidense que combate la política de Estados Unidos. “Le Monde Diplomatique” publica sus artículos pero no aplica sus análisis a la política exterior de Francia.

[ 2 ] Título de una revista destinada a los inversores franceses, llamada "mercados coloniales del mundo" hasta 1956, fecha de la independencia de Túnez y Marruecos.

[ 3 ] Ver “La lettre du continent” n°381, n°395, n°399.

[ 4 ] France-Inter, “La rumeur du Monde”, 28.07.2002.

[ 5 ] Se trata de las motivaciones de la dirección del periódico, que fija la línea editorial. Por supuesto que las motivaciones de la mayoría de las personas que escriben en “Le Monde Diplomatique” son muy diferentes. Por otra parte, hay que precisar que no ponemos en duda el carácter nefasto de los planes del ajuste estructural.

[ 6 ] “Le Monde”, 13.08.2002.

[ 7 ] La OMC y el FMI constituyen, con el Banco Mundial, "el eje del mal" según Ignacio Ramonet que utiliza la retórica de G. Bush.

[ 8 ] “Le Monde Diplomatique”, "Inexorable desmoronamiento del modelo francoafricano", enero de 1994.

[ 9 ] Leer a Tibor Mende, “De l’aide à la recolonisation” y Francois- Xavier Vershave, “La Françafrique”.

[ 10 ] Estas armas, proporcionada con total menosprecio del embargo decretado por la ONU, protegieron al régimen del apartheid contra sus enemigos del exterior y del interior. Leer a Claude Wauthier, “Quatre présidents et l’Afrique”.

[ 11 ] Leer a Jacques Thibau, “Le Monde”, “1944-1996. Histoire d’un journal, un journal dans l’histoire”.

[ 12 ] Ibid, p. 21.

[ 13 ] Leer a Jean-Paul Gouteux, “Le monde un contre pouvoir”? Désinformation et manipulation sur le génocide rwandais”, l’Esprit frappeur.

[ 14 ] Libro apasionante publicado por François Maspéro en 1972. Prohibido en Francia hasta 1976.

[ 15 ] Martina-Renée Galloy, Marc-Eric Gruenais, “Au Congo, le pouvoir par les armes”.

[ 16 ] “Le Point”, “Les dealers du bois”, 15 de marzo de 2002.

[ 17 ] 80.000 euros según “Le Monde” de 02.02.02. Es evidente que este dinero no fue asignado por pura filantropía.

[ 18 ] Leer “Les médias acteurs de la vie internationale”, bajo la dirección de André-Jean Tudesq, Apogée, 1997.

[19 ] “Les médias acteurs…”, op.cit. p.179.