martes, 31 de mayo de 2022

YURI RUBTSOV. HITLER, UCRANIA Y LA UNIÓN SOVIÉTICA

Diario Octubre, 31/05/2022


Imagen de portada: 1941. Transeúntes en la calle de una ciudad ocupada de Ucrania miran a un hombre atado a un poste por soldados alemanes. Es el mismo método que hoy ocupan los discípulos de los nazis en las ciudades de Ucrania contra quienes consideran saqueadores, rusos o comunistas.

En su visita a la Ucrania ocupada en septiembre de 1941, Hitler dijo que la población de Kiev debería haberse reducido en un 80-90%.

El descarado apoyo del Occidente colectivo al régimen de Kiev sugiere que es muy probable que se esté preparando una confrontación militar con Rusia utilizando no sólo las fuerzas neonazis ucranianas sino también las de la alianza del Atlántico Norte.

El tabloide británico Daily Express convence a sus lectores de que Alemania estará en la vanguardia de un ataque a la Federación Rusa junto con Estados Unidos. No le falta razón. Con el canciller Olaf Scholz, la RFA ha aumentado el gasto en defensa hasta el 2% del PIB, elevando el presupuesto militar anual de 50.300 millones de euros a casi 70.000 millones.

Berlín da un fuerte apoyo al régimen de Kiev. Su retórica se ha vuelto recientemente mucho más beligerante. El 9 de mayo, que el canciller alemán parece lamentar, O. Scholz dijo que Moscú no deja a Berlín otra opción que suministrar armas a Kiev.

El Ministro de Finanzas alemán, Christian Lindner, declaró el otro día que su país estaba dispuesto a ayudar a cubrir las necesidades financieras a corto plazo del presupuesto ucraniano. Para ello, la RFA enviará a Kiev alrededor de 1.000 millones de euros de apoyo presupuestario.

Y la “guinda del pastel” fue una declaración de la ministra de Asuntos Exteriores alemana, Annalena Berbock, sobre la necesidad de “destruir” a Rusia, que enfureció incluso a sus compatriotas. El ex presidente del Partido Socialdemócrata Alemán, Oskar Lafontaine, comparó las palabras de Berbock sobre Rusia con “el lenguaje de la Alemania nazi”, pues sus palabras “bien podrían haber complacido a los dirigentes del Tercer Reich”.

El hecho de que el régimen de Kiev tenga todas las características de un régimen neonazi y que la cúspide de sus actos criminales sea el genocidio de la población rusa y rusoparlante que vive en el Donbass no importa a Occidente. Lo que las fuerzas armadas ucranianas han estado haciendo durante ocho años en el territorio de las repúblicas populares de Donetsk (DPR) y Luhansk (LPR), cometiendo masacres con el uso de lanzacohetes múltiples Grad y Uragan, cohetes no guiados de aviones de racimo, misiles tácticos Tochka-U y otros tipos de armas pesadas ofensivas de efecto indiscriminado, “no lo saben”. Occidente tampoco se ha “enterado” de la muerte de al menos 13.000-14.000 personas en Donbás como consecuencia de la agresión ucraniana desde 2014.

En Berlín, sin embargo, no ven nada criminal en las acciones del régimen de Kiev. Alemania, dado su pesado pasado nazi, debería comportarse con más modestia. El régimen de Hitler dejó una huella demasiado profunda en la memoria histórica de los habitantes de la tierra a la que Berlín envía hoy material militar pesado.

Entonces, ¿por qué exactamente es Alemania el principal patrocinador del régimen de Kiev en Europa? Será más fácil encontrar una respuesta a esta pregunta si se recuerda con qué programa los jefes nazis condujeron sus hordas a la tierra soviética. “La guerra se libra por el grano y el pan… una guerra por las materias primas, por el caucho, el hierro y los minerales…”, explicaba a los alemanes J. Goebbels, Ministro de Propaganda del Tercer Reich. – En los vastos campos del Este se mecen espigas amarillas, que son suficientes para alimentar a nuestro pueblo y a toda Europa… Este es el objetivo de nuestra guerra.

Recordemos el destino que los dirigentes de la Alemania nazi habían preparado para Ucrania. El propósito criminal de los hitlerianos era liquidar a la URSS, apoderarse de sus riquezas y tierras para ampliar el “espacio vital”, exterminar a la parte políticamente activa de la población y a todos los que dirigieran la lucha contra el agresor.

El 16 de julio de 1940, en la reunión en su cuartel general con Göring, el Comisario en Jefe para la ejecución del plan económico cuatrienal, que en julio de 1941 dirigía el ministerio imperial para los territorios orientales ocupados (Ministerio del Este), Rosenberg y otros dirigentes nazis declararon que, tras la derrota de la URSS, el territorio del Tercer Reich debía ampliarse hacia el este al menos hasta los Urales. Y el 31 de julio de 1940, en la reunión del alto mando de la Wehrmacht, dedicada a la preparación del ataque a la URSS, declaró directamente: “Ucrania, Bielorrusia y el Báltico son para nosotros”.

La “teoría de la raza” y la “teoría del espacio vital” se habían originado en Alemania mucho antes de que los nazis llegaran al poder, pero sólo bajo ellos adquirieron el estatus de ideología de Estado. La guerra contra la URSS fue vista por los dirigentes nazis, sobre todo, como una guerra contra los pueblos eslavos. En una entrevista con H. Rauschning, presidente del Senado de Danzig, Hitler explicó: “Una de las principales tareas del gobierno estatal alemán es impedir el desarrollo de las razas eslavas de todas las formas posibles. Los instintos naturales de todos los seres vivos nos dicen no sólo que derrotemos a nuestros enemigos, sino también que los destruyamos”.

Hablando al alto mando de la Wehrmacht el 9 de enero, el 17 y el 30 de marzo de 1941, Hitler dijo que la guerra contra la Unión Soviética sería “exactamente lo contrario de una guerra normal en el oeste y el norte de Europa”, será “la destrucción total”, “la destrucción de Rusia como Estado”. Tratando de dar una base ideológica a estos planes, anunció que la guerra que se avecinaba contra la Unión Soviética sería “una batalla de dos ideologías” con “el uso de una violencia brutal”, que en esta guerra se destruiría no sólo el Ejército Rojo, sino también la “maquinaria de gobierno” de la URSS, “para destruir a los comisarios y a la intelectualidad comunista”, a los funcionarios y así destruir los “vínculos ideológicos” del pueblo ruso.

Hitler ha declarado más de una vez que los rusos y los ucranianos no merecen ninguna educación; no se les debe enseñar ningún trabajo mental; sólo servirán como mano de obra para el desarrollo del Este por parte de los alemanes: “Saber leer las señales de tráfico será suficiente para ellos; no hay nada que deba hacer un profesor alemán. Por libertad, los ucranianos entienden que sólo se les permite bañarse una vez al mes, no dos como antes; un alemán con un cepillo de dientes pronto será un irritante para ellos.

En septiembre de 1941, Hitler visitó Ucrania, tras lo cual se conocieron las impresiones del Führer en el cuartel general de Hitler: “En Kiev se ha quemado todo un barrio, pero todavía hay bastante gente viviendo en la ciudad. Dan muy mala impresión, parecen proletarios y, por tanto, su número debería reducirse en un 80-90%. El Führer apoyó inmediatamente la propuesta del Reichsführer (Himmler. – J.R.) de confiscar el antiguo monasterio ruso situado cerca de Kiev … para que no se convirtiera en un centro de renacimiento de la fe ortodoxa y del espíritu nacional.

Entonces, ¿qué les esperaba a los habitantes de Ucrania en caso de victoria de las armas alemanas en el Este? La minoría estaba destinada a convertirse en esclavos, el resto debía ser destruido físicamente y exiliado a las afueras del continente euroasiático. Esto se desprende directamente del contenido del Plan Maestro Oriental, elaborado a instancias de los altos mandos de la Alemania nazi y promulgado en el otoño de 1941.

Comisaría de Hitler en Ucrania

El desarrollo del Masterplan Ost (Plan Maestro Este) está vinculado al nombre del Reichsführer (Inspector del Führer) SS Heinrich Himmler, que en octubre de 1939 asumió simultáneamente el cargo de Reichskommissar (Comisaría de Hitler) para la “consolidación de la raza alemana” y desempeñó un papel destacado en la determinación del destino que esperaba a la población soviética.

El 24 de junio de 1941, Himmler encargó al profesor K. Meyer-Hetling, Oberfuhrer (Comandante) de las SS, jefe del Departamento de Planificación del Reichskommissar y director del Instituto de Asuntos Agrarios y Política Agraria de la Universidad de Berlín, que preparara un plan para la deportación masiva de indígenas de Europa Central y Oriental con el fin de liberar espacio para el asentamiento de alemanes.

El 15 de julio de 1941 se presentó a Himmler un documento secreto bajo el título “Generalplan Ost”. Además de la deportación del 80-85% de la población de Polonia y del 50% de la República Checa, el plan consistía en expulsar en un plazo de 25-30 años al 85% de los habitantes de Lituania, al 75% de los de Bielorrusia, al 65% de los de Ucrania Occidental y al 50% de los de Letonia y Estonia.

De los 45 millones de personas que vivían en la zona prevista para la colonización alemana, al menos 31 millones de “indeseables racialmente” debían ser deportados. Estaba previsto asentar hasta 840,000 alemanes en los territorios despoblados inmediatamente después de la derrota de la Unión Soviética. En las dos o tres décadas siguientes se asentarían otras dos oleadas de 1,1 y 2,6 millones de personas.

Los nazis prestaban especial atención a los rusos, refiriéndose a los pueblos eslavos del Este que eran la base de la población de la Unión Soviética. En junio de 1942, el Dr. E. Wetzel, asesor racial del Ministerio del Este de Rosenberg, preparó unas observaciones para Himmler sobre el plan maestro original en las que se afirmaba que “sin la destrucción completa” o el debilitamiento de los “poderes biológicos” de la población autóctona por cualquier medio, no se lograría la supremacía alemana.

Siguiendo los pasos de las tropas que avanzaban, a mediados de noviembre de 1941 las unidades especiales de castigo (Einsatzgruppen) de los ejércitos “Norte”, “Centro” y “Sur” exterminaron por sí solas a más de 300 mil civiles en el Báltico, Bielorrusia y Ucrania. Se dedicaron a los asesinatos en masa y al saqueo hasta finales de 1942. Según las estimaciones más prudentes, representaron más de un millón de víctimas.

Eliminar «gente superflua»

Para “limpiar” las tierras soviéticas ocupadas de “gente superflua” y establecer allí un “nuevo orden”, los nazis crearon un amplio mecanismo militar-administrativo y punitivo. El poder en los territorios adyacentes al frente pertenecía a la administración militar alemana. Estaba dirigido por el teniente general E. Wagner, intendente general del Estado Mayor de las Fuerzas Terrestres.

Los jefes de las administraciones militares bajo los Grupos de Ejército “Norte”, “Centro” y “Sur” en sus zonas de retaguardia eran comandantes de las Fuerzas Terrestres, y bajo los ejércitos eran comandantes de las zonas de retaguardia. Contaban con el apoyo de numerosas guarniciones y comandancias de campo, de pueblo y de ciudad. Tenían a su disposición divisiones de guardia, batallones de guardia y policía y unidades de gendarmería de campaña. Los comandantes fueron ayudados a “asegurar el espacio” en la retaguardia operativa por los comandantes de las SS y de la policía, que tenían a su disposición tres brigadas de las SS y una serie de unidades policiales independientes.

Mientras la Wehrmacht avanzaba hacia el Este, los nazis se apresuraron a establecer un sistema de administración civil en las tierras ocupadas. Los Reichskommissariats creados en las regiones y administrados allí estaban subordinados al Ministerio del Este, dirigido por el Reichsleiter A. Rosenberg. De hecho, los alemanes sólo consiguieron formar dos Reichskommissariats: el de “Ostland”, dirigido por el gobernador de Schleswig-Holstein G. Lose (que incluía las repúblicas bálticas y partes de Bielorrusia) y el de “Ucrania”, dirigido por el gobernador de Prusia Oriental E. Koch (que incluía la mayor parte de la RSS ucraniana). Estos últimos establecieron comisarías generales (Volhynia-Podolia, Kiev, Mykolayiv, Zhitomir, Dnepropetrovsk y Tavria).

Se planeó la creación de otros dos Reichskommissariats: el de “Moscú”, que debía incluir el territorio desde las fronteras occidentales de Rusia hasta el Trans-Ural, y el del “Cáucaso”, pero el curso desfavorable de los acontecimientos en el frente para la Wehrmacht («Fuerza de Defensa») impidió que estos planes se materializaran.

A los Reichskommissars se les confió la dirección de “todas las esferas de la administración civil de sus regiones”. Los comandantes de las fuerzas de ocupación, entre ellos el general K. Kritzinger (“Ucrania”), recibieron instrucciones de apoyar a los Reichskommissars en el trabajo político y de gestión y de garantizar la seguridad militar interna. Los líderes de las SS y de la policía estaban adscritos a los Reichskommissars – en la “Ucrania”, el Obergruppenführer de las SS G. Prützmann. Los jefes de las SS y de la policía actuaban bajo las órdenes de los comisarios generales de distrito.

La foto superior ilustra uno de las tantas acciones horrorosas de los nazis en Ucrania. En vísperas de la Gran Guerra Patria vivían en Lubny 28 mil personas, 9 mil de ellas judías. Lubny es una ciudad entre Kyv y Poltava. Al principio de la guerra, Lubny se encontró en el centro de una feroz lucha. Persiguiendo impetuosamente a las exangües y fragmentadas unidades del Frente Sudoeste, tropas nazis superiores derrotaron el cuartel general del general Kirponos en Lubny, y el 13 de septiembre de 1941 entraron en la ciudad por la retaguardia, desde el pueblo de Zasulia.

Como los alemanes planeaban construir el cuartel general de Hitler cerca de Lubny, la llamada “Casa del Roble”, se pusieron inmediatamente a “limpiar la ciudad de elementos peligrosos y dañinos”. Ya a principios de octubre de 1941 se publicaron instrucciones en toda la ciudad: “Que todos los judíos se reúnan en la plaza del mercado con objetos de valor”. Personas desprevenidas comenzaron a recoger sus “valiosos” tesoros.

El 15 de octubre de 1941, corrientes de judíos con sus familias, sus hijos y los ancianos, rodeados por la policía y las SS, se desplazaron por la antigua carretera de “Poltava” hacia Zasulia. Antes de llegar al puente sobre el río Sula, empezaron a adivinar el verdadero objetivo de la marcha. Intentaron huir, pero los nazis tenían las culatas de sus armas y las balas a mano. Sólo unos pocos lograron escapar arrojándose al río o al bosque. Los padres de los niños pequeños trataban de empujarlos entre la multitud de lugareños que se encontraban a lo largo del camino, y si lo conseguían, la multitud se los tragaba, salvándolos de los verdugos. Sólo se permitía cruzar el puente a los condenados. El cerco estaba a ambos lados de la carretera.

El convoy se detuvo antes de llegar al acantilado, a unos cientos de metros. Los hombres fueron obligados a desvestirse y a meter sus ropas en bolsas, y luego fueron llevados en pequeños grupos al precipicio detrás de la arboleda. Pronto se escucharon disparos de rifles automáticos desde allí. Los lugareños recuerdan que los disparos se escucharon ese día hasta bien entrada la noche y que el suelo siguió moviéndose durante varios días después.

Según el “Sonderkommando 4a” que exterminó a los judíos en Lubny, el 16 de octubre fueron asesinadas 1,865 personas, pero en realidad fueron alrededor de 4 mil personas.

La organización nazi en Ucrania

Los Reichskommissariats acababan de establecerse y el trabajo de destrucción de la integridad territorial y de rediseño de las fronteras de las repúblicas soviéticas ocupadas estaba en pleno apogeo. El 1 de agosto de 1941, Ucrania Occidental (Galitzia) fue incorporada a la “Gobernación General del Imperio Alemán”, establecida en octubre de 1939 en la parte oriental del territorio polaco ocupado. El 30 de agosto, las tierras ucranianas situadas entre los ríos Dniéster y Bug (parte de las regiones ocupadas de Vinnitsa, Odessa y Mykolayiv) y Moldavia, llamadas Transnistria, fueron transferidas por Alemania a la Rumanía aliada. El 1 de septiembre, la zona entre Pinsk, Brest, Kamyanets-Podolsky y Mogilev fue incluida en el Reichskommissariat “Ucrania”, el 20 de octubre incluyó las regiones de Vinnitsa, Pervomaisk, Cherkassy, Kiev y Zhitomir, y el 15 de noviembre, las del Este de Ucrania, Nikolaev, Kherson, Nikopol y Dnepropetrovsk.

Conviene decir que ésta fue la verdadera respuesta del Tercer Reich a los sueños de sus aliados, los nacionalistas ucranianos, de un “Estado autodidacta”.

La contraofensiva del Ejército Rojo en Moscú obligó a los nazis a moderar sus apetitos depredadores, pero en la primavera de 1942, cuando tomaron la iniciativa estratégica, parecieron abrirse ante ellos nuevos horizontes. Berlín se dedicó a perfeccionar el plan maestro oriental. El mencionado E. Wetzel criticó la versión del plan preparada por K. Meyer. Expuso sus consideraciones en un documento titulado “Observaciones y propuestas del Ministerio del Este sobre el Plan General “Ost” de las tropas SS del Reichsführer”.

Aunque apoyaba la colonización de Europa Central y Oriental, Wetzel criticó el plan de Meyer porque reducía considerablemente el número de habitantes de las tierras ocupadas por Alemania en Polonia, la República Checa, los Estados Bálticos y Ucrania. En realidad, no eran 45, sino 60-65 millones, y el número de los que debían ser deportados a Siberia, o exterminados, no era de 31, sino de 46-51 millones. Otra deficiencia del plan fue vista por Wetzel en el hecho de que no se propusieron medidas prácticas para la deportación de la población indígena y el reasentamiento de las tierras liberadas de ellos por los alemanes. Wetzel llegó a la conclusión de que “sin la aniquilación completa” o el debilitamiento del poder biológico del pueblo ruso por diversos medios, la dominación alemana en Europa no sería posible.

Por orden de Himmler, Meyer siguió trabajando en un programa para ampliar el espacio vital alemán en el Este (en gran medida a costa del territorio ruso). En junio de 1942, se preparó un memorando titulado “Masterplan Ost: Legal, economic and territorial basis of settlement in the East” (Plan Maestro del Este: Bases jurídicas, económicas y territoriales del asentamiento en el Este). El documento no se refería tanto a la deportación de la población local de los territorios orientales capturados por la Wehrmacht (su destino en caso de victoria militar del Tercer Reich estaba sellado), sino a su asentamiento por parte de alemanes y otros pueblos de raza alemana.

El plan consistía en crear y colonizar tres distritos imperiales tras la derrota de la URSS “en el menor tiempo posible”: Ingermanland (distritos de Leningrado, Pskov y Novgorod), Gothengau (Crimea y distrito de Kherson) y Memel-Narew (distrito de Bialystok y Lituania occidental). Estaba previsto construir dos autopistas de hasta 2.000 km cada una para unir Alemania con Ingermanlandia y Gotemburgo. Uno habría llegado a Leningrado, el otro a la península de Crimea.

Según los cálculos de Meyer, la construcción de carreteras, el alojamiento de 4,85 millones de alemanes en tres distritos y su arreglo requerían 25 años y unos 67 mil millones de marcos (moneda alemana).

1942. Grupo de judíos en la calle Drohobych antes de la deportación. Región de Lvov

«La Carpeta Verde» de Goering sobre Ucrania

A finales de diciembre de 1942 se presentó al Reichsfuhrer otra versión del “plan maestro para las colonias”, perfeccionado según los deseos de Himmler. El territorio de las colonias alemanas en el Este debía superar la totalidad del territorio del Reich, como en 1938. Las direcciones principales de la colonización se denominaron Norte (Prusia Oriental – Estados Bálticos) y Sur (Cracovia – Lviv – costa del Mar Negro).

El asentamiento de colonos alemanes en los estados bálticos soviéticos y en Ucrania ya había comenzado, pero la victoria del Ejército Rojo en Stalingrado puso fin a todos los esfuerzos por establecer un “nuevo orden”.

Hay que señalar que los historiadores no obtuvieron una imagen completa del Plan General Oriental hasta hace relativamente poco, en 2009. Antes de eso, tenían que conformarse con fragmentos dispersos. Los borradores individuales nunca se consolidaron en un solo documento, y muchos de ellos, en particular el primer borrador de Meyer, se ocultaron. Esto es sintomático: los planificadores alemanes de la destrucción de pueblos enteros eran conscientes de la criminalidad de lo que estaban planeando.

Con el objetivo de conquistar la dominación mundial, el régimen de Hitler intentó drenar los recursos materiales de la Unión Soviética, poner su potencial industrial a su servicio, saquear la agricultura, y exportar al Tercer Reich equipos, suministros de materias primas y mano de obra. En una reunión con los comandantes de la Wehrmacht el 9 de enero de 1941, Hitler dijo que si Alemania “pone sus manos en la inconmensurable riqueza de los vastos territorios rusos”, “en el futuro podrá luchar contra cualquier continente”.

En los juicios de Núremberg contra los principales criminales de guerra de Alemania, se informó de una reunión celebrada por Hitler en su cuartel general el 16 de julio de 1941 con A. Rosenberg, nombrado al día siguiente jefe del Ministerio del Este, con el Jefe de la Cancillería Imperial G. Lammers; con M. Bormann, el Jefe de la Oficina del Partido del Partido Nacionalsocialista Obrero Alemán (NSDAP siglas en alemán) y con el Mariscal de Campo W. Keitel, Jefe de Estado Mayor del Mando Supremo de la Wehrmacht. Hitler definió los objetivos del Reich en relación con Rusia de la siguiente manera: “El principio básico es dividir este pastel de la manera más conveniente para que podamos: primero, poseerlo, segundo, administrarlo y, tercero, explotarlo”.

Hitler decidió que, tras la derrota de la URSS, el territorio del Tercer Reich debía ampliarse hacia el Este, al menos hasta los Urales. “Todo el Báltico”, proclamó el Führer, “debe convertirse en una región del imperio, Crimea con sus zonas adyacentes, las regiones del Volga deben convertirse en una región del imperio del mismo modo que la región de Bakú”.

1943. Los habitantes de Donbass lloran la muerte de sus hijos a manos de los nazi.

Saqueo de los recursos soviéticos

La explotación del potencial económico soviético, y que simplemente es un robo, fue llevada a cabo por los alemanes sobre una base estrictamente planificada. En marzo de 1941 se creó una organización paramilitar de monopolio estatal, la Central de Gestión Económica “Vostok”, para explotar los recursos del territorio soviético ocupado. Bajo su subordinación estaba el Cuartel General Económico “Vostok”, cuyo ámbito de actividades se extendía a toda la economía de las tierras orientales ocupadas.

Los planes de los dirigentes alemanes para explotar la industria soviética se expusieron en las “Directrices para el liderazgo en las zonas recién ocupadas”, conocidas como la “Carpeta Verde” de Goering. El documento exigía organizar la extracción y exportación al Reich de aquellas materias primas que eran importantes para el funcionamiento de la economía de guerra alemana, y restaurar una serie de fábricas para reparar el equipamiento de la Wehrmacht y producir ciertos tipos de armas en territorio soviético.

Göring y los representantes de los intereses militares-industriales alemanes estaban especialmente interesados en la incautación de Ucrania y el traslado a Alemania de los equipos supervivientes de las fábricas y plantas, el mineral de hierro, el carbón y los metales ferrosos y no ferrosos. Indicativo de la magnitud del saqueo fue el hecho de que en junio de 1943 los alemanes exportaron desde Ucrania más de 232,000 toneladas de mineral de hierro, casi 65.000 toneladas de mineral de manganeso y más de 25,000 toneladas de concentrado de manganeso.

Las mayores empresas ucranianas fueron adquiridas por los amos alemanes, la misma empresa estatal “Hermann Goering Werke” se apropió de minas y acerías en toda Ucrania.

En cuanto a la agricultura, las directivas del Cuartel General Económico “Vostok” del 23 de mayo de 1941, afirmaban que el propósito de la campaña militar contra la Unión Soviética era “abastecer a las Fuerzas Armadas alemanas y proveer a la población civil alemana de alimentos durante mucho tiempo”. Se planeó lograr este objetivo “reduciendo el consumo propio de Rusia” cortando el suministro de alimentos de la zona sur de la Tierra Negra a la zona norte de la Tierra no Negra, incluyendo Moscú y Leningrado. Los que prepararon estas instrucciones eran muy conscientes de que esto llevaría a la muerte por inanición de millones de soviéticos.

El Reichsmarshal G. Göring dijo en una reunión del cuartel general del “Este” sobre la “cuestión oriental” en febrero de 1941: “La tarea consiste en sacar de las nuevas regiones del Este la mayor cantidad de productos agrícolas, materias primas, mano de obra … Si conseguimos desviar todo lo que necesitamos del país, decenas de millones de personas morirán de hambre”. Y estos planes se llevaron a cabo con la metódica alemana. Los ocupantes retiraron de Ucrania el 85% de los recursos alimentarios.

El destino de los Ostalbaiters (trabajadores forzados exportados a Alemania) fue compartido por 2,3 millones de habitantes de la República Socialista Soviética de Ucrania.

Sólo el Ejército Rojo puso fin a los saqueos

El mecanismo para el atraco de las tierras soviéticas fue extenso. El Cuartel General Vostok estaba subordinado a las inspecciones económicas que operaban en la retaguardia operativa de las tropas alemanas; a los departamentos económicos en la retaguardia de los ejércitos, incluidos los batallones técnicos de especialistas en las industrias minera y petrolera; a las unidades dedicadas a la incautación de materias primas, productos agrícolas e implementos de producción. Incluso, se crearon equipos y grupos económicos en las divisiones y comandancias de campo.

Es digno de mención el hecho de que varios funcionarios de la Central Económica “Vostok” se convirtieran en miembros del personal directivo del Ministerio del Este, encargado de la administración civil de las tierras ocupadas, lo que indica aún más los planes deliberados de los nazis para robar las tierras soviéticas.

Por las acciones del Cuartel General Económico de Vostok, la economía de la URSS fue dañada a gran escala. Según los datos oficiales, sólo en Ucrania se quemaron 714 ciudades y 28 mil pueblos, se destruyeron 16 mil empresas industriales, 2 mil estaciones de ferrocarril, se expoliaron los bienes de decenas de miles de granjas colectivas, 872 granjas estatales y 1300 TM, se sacaron 7,6 millones de cabezas de ganado, 3,3 millones de caballos, 9,3 millones de cerdos, 7,3 millones de ovejas. La aniquilación sometió a la destrucción a 18 mil instituciones médicas, 83 mil escuelas, escuelas técnicas e instituciones de educación superior, 20 mil bibliotecas.

Sólo el Ejército Rojo puso fin a los saqueos.

* * *

Tras la guerra caliente y la victoria sobre Alemania, parecía que el nazismo quedaba excluido para siempre del territorio ucraniano. Resultó lo contrario: el nazismo ha dado abundantes brotes en el árbol del nacionalismo ucraniano, se cultiva, se llena de armas y dinero con el apoyo de una nueva generación de políticos alemanes.

Es muy oportuno recordarles hoy cómo acabaron sus predecesores, los gobernantes del Tercer Reich, en Nuremberg. 

EMBAJADOR RUSO EN ESPAÑA: "EL GOBIERNO ESPAÑOL HA ECHADO POR TIERRA 500 AÑOS DE RELACIONES CON RUSIA"

Ana Alonso  

El Independiente, 29/05/2022

[Un ejemplo de cómo funciona el periodismo en este país de lacayos de la OTAN. La señora periodista hace una entrevista al Embajador de Rusia en España, no para informar al lector sino para, una vez autoproclamada jueza, someter a un careo al entrevistado a ver si en un desliz demuestra la tesis que mantiene el dueño del medio para el que trabaja, a saber, que Rusia es la reencarnación del mal. Sin embargo, la falta de profesionalidad de esta sicaria hace que vaya por lana y salga trasquilada: el repaso que le da el Sr Embajador a la juntaletras y a los "mass mierda" occidentales es de órdago.]


El jefe de la legación rusa en Madrid lamenta que su misión se acerque a su término en un momento de excepcional distanciamiento, marcado por la guerra en Ucrania, lo que él llama "operación militar especial"

Es uno de los embajadores con más años de servicio en España y en breve dejará el cargo en un momento tan complicado que ni siquiera ve comparable con la Guerra Fría. Yuri Korchagin (Vorónezh, 1950) es el embajador de la Federación de Rusia en España desde hace más de una década. Encabeza la decena de diplomáticos que queda en la legación después de la expulsión de otros 27 en respuesta a la invasión rusa de Ucrania, ordenada por el líder ruso, Vladimir Putin el 24 de febrero de este año. La mayoría de los gobiernos europeos han tomado medidas similares y recientemente Rusia respondió a la par. Reconoce con pesar que los contactos con el gobierno español ya no existen. Recibe a El Independiente en la sala San Petersburgo de la embajada, presidida por el retrato de Piotr Potemkin, quien fuera primer embajador ruso en España. El original de la obra, de Juan Carreño de Miranda, está en el Museo del Prado. En el último encuentro que mantuvimos en la misma estancia presumía de haberse llevado bien con los gobiernos españoles de todas las tendencias políticas. Ahora tanto los partidos políticos como la opinión pública española condenan la invasión rusa. “El gobierno español ha echado por tierra 500 años de relaciones entre Rusia y España”, asegura el diplomático que defiende sin fisuras la posición del Kremlin en lo que él denomina «operación militar especial» en Ucrania. Desde la sala se escucha al grupo de defensores de la causa ucraniana que están apostados de forma permanente frente a la embajada rusa. 

Pregunta.- El gobierno español defiende de forma clara a Ucrania y ha secundado medidas contra la Federación Rusa. Las relaciones entre Rusia y España se han deteriorado como nunca antes. ¿Qué consecuencias prevé? 

Respuesta.- Tengo la suerte de llevar más de una década en España. Las relaciones entre Rusia y España se remontan a 500 años atrás. Los primeros contactos datan del reinado de Carlos I, aunque el primer embajador fue Piotr Potemkin, en 1667. Ahora se cumplen 300 años de la primera embajada establecida en Madrid en 1722. Mucha gente contribuyó a construir ese edificio de relaciones bilaterales que siempre se ha caracterizado por el beneficio mutuo y la simpatía mutua. Entre nuestros dos países nunca hubo una guerra. Como embajador que ha dedicado toda su labor a mejorar las relaciones diplomáticas entre España y Rusia, me da mucha pena terminar mi misión en estas circunstancias. Y lo que vivimos ahora borra todo lo bueno que logramos en estos 500 años. Decisiones como eliminar contactos en la esfera cultural me parecen erróneas. Al eliminar la cultura rusa están perjudicando, no tanto a la cultura de mi país como al ciudadano español, quien no tendrá la oportunidad de admirar obras maestras. Además, me apena que no haya contacto con el Ministerio de Exteriores. Se han echado por tierra esos 500 años de buenas relaciones con Rusia. 

P.- ¿Está dañada la relación comercial? ¿Prevé más perjuicios?

R.- Las condiciones actuales no favorecen a la esfera económica y comercial. Desde 2014 ha bajado el volumen comercial entre los dos países. En 2013 llegaba a los 13.000 millones de euros. Y bajó tres veces después de las sanciones. Una empresa como Inditex, con el mayor número de tiendas fuera de España en Rusia, cerró sus tiendas por problemas logísticos, ya que no hay conexión aérea ni terrestre. Eso significa una pérdida para el empresario. No veo con optimismo cómo se va a desarrollar la relación bilateral. Y observo cierta hipocresía en los que toman estas decisiones como cortar el comercio con Rusia: la UE sigue comprando el gas y petróleo ruso. Como resultado, a pesar de las decisiones adoptadas en Bruselas, Rusia ha pasado de ser quinto a cuarto socio comercial, según las cifras del primer trimestre. Llaman a cortar las relaciones pero la realidad es diferente. Eso me recuerda a que el presidente Zelenski, en su intervención ante los diputados españoles, llamó a algunas empresas españolas a cortar sus negocios con Rusia, mientras Ucrania sigue recibiendo dinero por el tránsito del gas ruso. A eso yo lo llamo hipocresía.  

P.- En España todas las fuerzas políticas están de acuerdo en la condena a Rusia por la invasión de Ucrania. También la opinión pública es favorable a Ucrania. 

R.- Tengo la explicación a esto y tiene que ver con cierta hipocresía. En Occidente existe supuestamente la libertad de expresión. Pero no lo veo así porque están prohibidos los medios estatales rusos que lograron mucha audiencia. Presentaban una opinión alternativa. Mi juicio es que el lector aquí tiene todo el derecho a leer cualquier tipo de fuente, sea estatal o privada, comparar con otras fuentes y tomar su propia decisión respecto a los hechos. 

P.- Eso es lo que sucede en Rusia. Están prohibidos medios independientes. Los periodistas críticos han de salir del país. No puede decirse ni siquiera “guerra” en una información.

R.- No estoy de acuerdo. En Rusia pueden leerse todos los medios extranjeros. Trabajan periodistas extranjeros inclusive de medios españoles. Y titulan sus artículos de una forma ajena a la cultura periodística rusa. Allí nunca calificaríamos de forma inaceptable a un dirigente extranjero. Aquí rige una sola opinión, la adoptada por el mainstream, y si alguien se atreve a decir algo que lo contradice será calificado como infiltrado de Putin, tonto útil de los rusos… Usted puede no estar de acuerdo, pero eso es lo que percibimos nosotros. Están privando a la gente de tener una opinión alternativa. 

P.- No es cierto. Aquí sí pueden leerse y difundirse opiniones favorables a Rusia. 

R.- Se puede pero inclusive el sitio web de la embajada se cataloga como «medio estatal ruso». Así se avisa al lector: ten cuidado. 

P.- En Rusia sí que hay limitaciones a la libertad de expresión. Cierran think thanks, como el Carnegie. No puede usarse la palabra «guerra». 

R.- En Rusia se aprobó una ley para penalizar los intentos de tergiversar el rol de las Fuerzas Armadas del país. Mucho antes se aprobó otra sobre las organizaciones que se denominan «agentes extranjeros». El Estado y el fisco debe conocer la fuente de financiación de estas organizaciones.

P.- Muchos periodistas rusos han tenido que ir fuera a trabajar para seguir haciéndolo. Por ejemplo, quienes hacen Meduza. 

R.- Pero siguen haciendo su trabajo. 

P.- En Rusia hay limitaciones a quienes son críticos con el Kremlin y son favorables a Ucrania. 

P.- Aquí han cortado el acceso a medios rusos.

R.- Cuando difunden información falsa y cuando recurren a la desinformación. 

P.- ¿Cómo se distingue? Nosotros cuando se difundió la información sobre el ataque en Kramatorsk dimos los datos de que el misil procedía de las Fuerzas Armadas de Ucrania. Calculamos la trayectoria, dimos el nombre del comandante del destacamento, y el número de serie del de misil que es el mismo que se dispara contra Donetsk y Lugansk. 

P.- Nade más sostiene esa versión, salvo ustedes. ¿Están todos confabulados?

R.- Sin duda. Quien no quiere tener problemas y quiere conservar su trabajo en su medio ha de pensar tres veces antes de apoyar la versión de Rusia. Por ejemplo, Rusia no está bloqueando los barcos en el sur de Ucrania. Ucrania hizo una operación de minado contra los barcos rusos, pero ahora los afectados son los barcos ucranianos y extranjeros bloqueados en esos puertos. Hicimos un arduo y delicado trabajo de desminado, gracias a lo cual ya han salido los primeros barcos y habrá un corredor humanitario para otros 70 de más de 16 países. También hemos abierto corredores humanitarios para que los civiles salgan bien al este o al oeste. Hacia Rusia ha salido 1,4 millones de personas. Hay libertad de escoger. Aquí se habla de deportaciones si van al este y evacuación si van al oeste. Hay gente que voluntariamente va a Rusia. Temen represalias por su sentimientos pro rusos. ¿Por qué llaman esta salida de civiles de diferente manera? ¿Hay órdenes de llamarlo deportación?

P.-  No hay ninguna orden. Hay muchos periodistas sobre el terreno que están informando y hablan de deportaciones forzosas. Como sucede con Bucha, donde varios medios internacionales confirman las matanzas, pero ustedes insisten en la escenificación. Vayamos al origen: es Rusia quien invade Ucrania. No fue al revés. 

R.- Esa tesis tiene el derecho de existir. Pero antes de juzgar los hechos hay que entender las condiciones que llevan a ese acontecimiento. Hubo cinco oleadas de ampliación de la Alianza totalmente defensiva hacia las fronteras de Rusia. Hay quienes ahora dicen es Rusia que de repente se ha aparecido en la frontera de la OTAN. Hay que lamentar esto. Desde nuestro punto de vista, que coincide con lo que dijo un general español retirado, a los rusos les daban dos opciones: o la OTAN se mete en tu cocina o la echas fuera. No tuvimos otra opción. 

P.- Había opciones. La OTAN es una organización defensiva. Y los países quieren sumarse porque se ven amenazados. No te obligan a unirte. No había una amenaza real contra Rusia. 

R.- Nosotros percibimos esa amenaza. En la doctrina de la OTAN Rusia se perfila como un enemigo que hay que rodear. 

P.- Ahora sí. La cumbre de Madrid no tenía el punto de mira en Rusia. Ahora han conseguido que la OTAN se fortalezca y se amplíe. 

R.-  Repito: Rusia se siente amenazada. La OTAN dice en sus documentos doctrinales que somos un enemigo. Y estaban colocando armamento ofensivo cerca de Rusia y querían instalarlo en Ucrania. En este caso en dos minutos un misil podría alcanzar Moscú.  

P.- Ucrania no iba a entrar en la OTAN. No estaba en la agenda. 

R.- Ucrania demandaba armas nucleares. 

P.- Las tenía y renunció a ellas. Rusia fue una de las garantes del memorándum de Budapest y ahora se ve expuesta. De vuelta al principio: si creo que estoy en mi casa y creo que el vecino me va a agredir pero soy yo el que entro y ataco, seré yo la agresora. 

R.- Si quiere este ejemplo, el vecino se mete en tu jardín, y luego en tu cocina. Y dice que lo hace porque es lo mejor para usted.

P.- No se mete en el jardín, ni en la cocina. 

R.- Usted lo ve así porque lee solo una fuente. Yo defiendo la posición de Rusia. No se puede negar que la OTAN estuvo acercándose a Rusia… ¿con qué razón?

P.- Los países lo piden libremente. 

R.- En los documentos que presenté en diciembre del año pasado a mis colegas diplomáticos españoles planteamos los proyectos de dos tratados a EEUU y la OTAN que la seguridad es compartida y no puede crearse a detrimento de la seguridad de otros. Cuanto más se acerca la OTAN a Rusia, la amenaza se percibe más. Es lo que traté de explicar entonces a mis colegas españoles. Pero no me escucharon. Y Ucrania nos preocupaba especialmente porque vivimos juntos más de 300 años. Muchos son nuestros parientes, además tenemos una frontera común.

P.- Si un país soberano quiere unirse a una organización, puede hacerlo. Si no, sería un satélite. 

R.-  Es el enfoque que tiene Occidente. Recordemos el desmembramiento de Yugoslavia. Muchos en la UE reconocieron la independencia de Kosovo. 

P.- España no. 

R.- Kosovo ni tuvo un referéndum pero reconocieron el derecho de autodeterminación. En Crimea hubo un referéndum y votaron a favor abrumadamente pero nadie lo reconoció. Para los crimeanos no existe este derecho, para Kosovo sí.

P.- No coincidimos. Crimea fue anexionada ilegalmente. Pero me gustaría saber si ustedes hacen autocrítica. ¿En qué se ha equivocado Rusia? ¿Han cometido algún error?

R.-  Sí, reconozco que nos hemos equivocado. Nos creímos las afirmaciones de la OTAN y de la UE. Pensábamos que eran socios fiables. 

P.- Desde la UE podrían decir lo mismo. Creían que Rusia era un socio fiable. Entablaron relaciones comerciales con compra de energía. 

R.- Siguen comprando. 

P.- Van a cortar y eso perjudicará a Rusia. 

R.- Cuando la UE deje de comprar el gas ruso, más barato que el estadounidense, comprará en otras fuentes. El gas será más caro. La industria europea perderá su competitividad respecto a la industria de EEUU. Creo que es el objetivo estratégico de EEUU. Europa está entre dos fuegos. Ucrania es un instrumento para debilitar a Rusia y Europa, que está siendo manipulada, es la manivela para conseguirlo. EEUU dirige desde detrás. 

P.- En ese caso Rusia habría caído en la trampa.

R.- En cierto modo sí. Pero Rusia está defendiendo sus intereses nacionales. 

P.- ¿Qué pretende Rusia? ¿Cuál es su jugada final?

R.- Como anunció nuestro presidente el objetivo es la desmilitarización de Ucrania. Este fin está al alcance pero no tan rápido como creían los observadores occidentales. Las razones son las siguientes: la operación dura porque el ejército ruso tiene la orden estricta de no alcanzar objetivos civiles, solo infraestructura militar. Para salvar la infraestructura civil, el movimiento debe ser cauteloso. En segundo lugar, porque la infraestructura civil se utiliza por los batallones ucranianos como escudo humano. La ONG Fundación para los Estudios Democráticos de Maxim Grigoriev, que encabeza un tribunal popular sobre Ucrania, ha reunido 300 evidencias que denuncian que los soldados ucranianos utilizan estas instalaciones civiles. Y las tropas atacantes han de calcular porque el disparo sale de ahí. Y en tercer lugar y quizá lo más importante es que ahora otro obstáculo es el suministro masivo de armamento letal y pesado de países de la OTAN. 

P.- Ucrania está más militarizada que nunca por la invasión rusa. 

R.- Hablamos de militarización en relación al suministro de armas y utilización de armas contra la  población rusa en el Donbás. Desde 2014 esas repúblicas sufren por esta razón. 

P.- Pero las tropas rusas ahora están arrasando y devastando ciudades en el Donbás. Según su versión, los ucranianos estarían entonces sacrificando a su población para culpar a Rusia. Es una guerra y Rusia está matando población civil. 

R.- Rusia no mata población civil. Ya le puse el ejemplo de Kramatorsk. 

P.- Lo hace. Está lleno Ucrania de periodistas, ong y están contando que los rusos atacan y arrasan ciudades. Mariúpol ha sido devastada. No es verosímil decir que las tropas rusas no estén haciéndolo. Pero no vamos a coincidir. Lo que me gustaría saber es qué quiere Rusia: que Ucrania sea parte de Rusia. 

R.- Rusia quiere que Ucrania sea un país amistoso con Rusia aniquilando los brotes de neonazismo como en los batallones nacionalistas. 

P.- ¿Amistoso a la fuerza? En Ucrania hay menos neonazismo que en otros países europeos, como se vio en las elecciones. Y ustedes han tenido tratos con partidos de ultraderecha como el de Marine Le Pen.

R.- No me meto en esto. En Ucrania hubo una ideología. Los colaboracionistas nazis se calificaron como héroes y se pusieron de ejemplo y estaban los batallones (como el Azov).

P.- Ucrania no era ni es un país nazi. Ustedes han tratado con AfD en Alemania sin problema. ¿Quieren que sea un país amistoso con Rusia imponiendo esa amistad tras una guerra?

R.- No digo que la población en general fuera nazi pero había quienes trataban de introducir esa ideología. Han tratado de convertir a Ucrania, con ayuda de muchos países de la OTAN, en una anti Rusia. Además, según nuestras fuentes militares, se preparaba un ataque inminente a las dos repúblicas de Donetsk y Lugansk que llevan siendo acosadas ocho años. Allí han muerto 14.000 personas por disparos de la artillería. Tuvimos que defender a esa población. 

P.- ¿No cree que Ucrania va a ser más anti rusa que nunca después de esta guerra? 

R.- No sé. No lo veo así. Nosotros los rusos tuvimos una buena relación con los alemanes. Era el país que mejor entendía a Rusia, a pesar de la Segunda Guerra Mundial.

P.- Pasaron muchos años hasta tejer esa relación. El país estuvo dividido y una parte estaba bajo su órbita. La Ucrania posterior a esta guerra será muy anti rusa. Es el drama. 

R.- ¿Qué deberíamos hacer entonces? ¿Dejar que Ucrania entre en la OTAN?

P.- Si Ucrania quiere, sí. La OTAN no es una organización de ataque, es defensiva, a la que los países se suman voluntariamente. Suecia y Finlandia son países no alineados que llaman a la puerta porque se sienten amenazados, quieren garantías de seguridad. 

R.- Nosotros consideramos a la OTAN una organización de ataque. Por eso se expande y declara su interés vital inclusive en Asia Pacífico. Pero no sabemos el contenido de lo que van a firmar Finlandia y Suecia. No creo que tengan garantías de seguridad mejores de las existentes al entrar. Estarán supeditadas a las decisiones de Bruselas. 

P.- ¿Ve riesgo de un enfrentamiento de Rusia y la OTAN? 

R.- Queremos evitarlo de todos modos, pero la OTAN está cada vez más involucrada en el suministro de armas a Ucrania. Los jefes de la diplomacia europea han hecho declaraciones muy beligerantes y hablan de que solo por la vía militar pueden lograrse los objetivos. Se han referido a la necesidad de debilitar y subyugar a Rusia. No queremos que suceda un enfrentamiento pero depende de esta alianza que usted considera defensiva. 

P.- ¿Qué es lo que Rusia persigue finalmente? ¿Cómo acabaría la guerra?

R.- Nuestro fin es que la seguridad de nuestro país sea aceptada por los países occidentales. Compartimos el mismo continente. Vivimos en el mismo espacio. Estamos preocupados por nuestra seguridad y creemos que los documentos aprobados en Estambul y París, firmados por los países de la OTAN y la Federación Rusa, siguen vigentes. Es una seguridad compartida e indivisible. Exigimos a nuestros colegas en Occidente que recuerden que sus firmas están en estos documentos. No se puede decir que la OTAN es una alianza defensiva y luego llevar la Alianza hasta nuestras fronteras. Cuando los políticos de la OTAN actúen con sentido común, volveremos a la normalidad. Además lo que está pasando ahora es la transición de la unipolaridad que quiere conservar EEUU hacia el mundo multipolar. En estas circunstancias Occidente trata de sustituirse el derecho internacional por un así llamado «orden basado en unas reglas» que nadie vio, ni aprobó. Son reglas que se adaptan según la circunstancia. Por ejemplo, los rusos hemos visto congelados nuestros activos en los bancos occidentales. Nadie antes había ido tan lejos. Nos han robado. Se supone que estas son las reglas.

P.- Han violado el derecho internacional con la guerra. 

R.- No lo consideramos así. Quiero recordar que no se actuó de una manera similar con sanciones y todo contra EEUU por la guerra de Irak. O en Yugoslavia. O Libia. Hay doble rasero. 

P.- Hay otras violaciones del derecho internacional que no deberían tolerarse. De vuelta a Ucrania. ¿Mantendrá su territorio? ¿Tendría que renunciar a entrar en la OTAN?

R.- Ucrania había perdido parte de su territorio en 2014 en Donetsk y Lugansk. La propuesta que presentó Rusia en diciembre decía que la OTAN tendría que quedarse en las fronteras de 1997 (antes de la ampliación a Europa del Este). 

P.- Pero no es realista. 

R.- Ni la contestaron. Podrían haber dicho que no es realista y dar opciones, pero fue arrogantemente rechazado todo. Decían que cada país tiene su derecho a ser parte de la OTAN. 

P.- ¿Ve cercano el final de la guerra? ¿Cómo se imagina esa posguerra?

R.- Todo se termina. Espero que el final satisfaga a nosotros y al pueblo ucraniano. No hablo de la OTAN porque la OTAN no está interesada en el fin de esta contienda. Es notable. Todos sus llamamientos son de luchar hasta el último ucraniano.

P.- ¿España también?

R.- España suministra las armas a Ucrania y eso no ayuda a buscar el final cuando habíamos intentado con el proceso de negociación con las primeras dos rondas en Bielorrusia y luego de forma presencial en Turquía. La parte ucraniana presentó una tesis y nosotros incorporamos nuestras propuestas. Justo después rechazaron todo y salió Bucha. Todo el proceso se congeló. 

P.- Un punto y aparte sobre España: ¿tienen en su radar a Nikolai Sadovnikov, el empresario y diplomático ruso que se vio con Carles Puigdemont antes de la declaración unilateral de independencia, según informaciones periodísticas?

R.- Nunca había escuchado ese nombre. Ni siquiera si existe esa gente. Quizá sean estafadores. Por el contenido de las ofertas que leímos en la prensa (los 10.000 soldados o el paraíso de criptomonedas, por ejemplo) es raro que en un país tan avanzado como España se tomara a esos tipos en serio. Suena a ciencia ficción o a chiste.

P.- De nuevo sobre la guerra: ¿confían en la mediación de Turquía?

R.- Tiene un potencial y capacidad muy elevada de ofrecer sus buenos oficios. Ya lo aceptamos en la última ronda en Estambul. Cualquier iniciativa buena es bienvenida.  

P.- ¿Cómo llevan los rusos esta guerra?

R.- Los rusos han consolidado su apoyo al presidente. Entendemos los objetivos de esta operación militar especial pero esto conlleva daños. Lo que tratamos es de hacer el menor daño posible a la infraestructura civil y a los civiles. 

P.- El Ministerio de Defensa británico habla de más bajas que en Afganistán.

R.- Les recomiendo seguir lo que dice el Ministerio ruso de Defensa. Los británicos suelen confundirse con los datos y las ubicaciones. 

P.- ¿Le ha sorprendido Zelenski? Ha vencido al softpower de Rusia. 

R.- En cierto sentido sí me ha sorprendido, porque le escuché cuando prometía al pueblo ucraniano hacer reformas, que también habrían gustado a los ruso parlantes. Me parecían razonables sus críticas al anterior régimen. Como artista que había trabajado en Rusia, donde ganaba dinero, conocía mi país, me parecía que representaba una esperanza para que nuestros países se acercaran. Pero luego tomó un camino diferente al prometido. Entiendo que él ahora quiere aniquilar a la oposición y se han prohibido los medios rusos. Todo esto ustedes lo llaman el pilar de la democracia. A Zelenski le ayuda su profesión, sin duda, a la hora de exportar la imagen de Ucrania, y también se ha logrado al prohibir cualquier opinión alternativa. Si aquí se dice una verdad que promueve Rusia, te tachan de ser pro Putin. 

P.- ¿Cómo va a pasar Putin a la historia después de esto?

R.- Ya está en la Historia como un líder fuerte con gran apoyo. Ha convertido a mi patria de un Estado que en los 90 estaba medio destruido con la ayuda de los amigos de Occidente en un Estado fuerte, moderno, donde la gente se siente libre. Muchas ciudades rusas superan en nivel de vida, cultura, a muchas urbes europeas. Gracias a nuestro presidente. 

P.- Será difícil restablecer las relaciones.

R.- Si Europa tiene cierta autonomía, se restablecerán más pronto que tarde. Pero de momento sobreviven a nivel subterráneo. 

CARTA A LA DIRECTORA DEL DIARIO EL PAÍS MARÍA JOSÉ BUENO MÁRQUEZ

https://twitter.com/EmbajadaRusaES

No hay persona adecuada que sea indiferente a las tragedias de la gente inocente. Especialmente cuando se trata de niños. Así que queríamos completar la publicación del 19 de mayo en la cual El País muestra fotos escalofriantes de los niños heridos en el ataque a la estación de tren de Kramatorsk.

​El 8 de abril el ataque con un misil contra una estación de tren en Kramatorsk desde Dobropolie, ciudad de la región de Donetsk a 45 km al suroeste de Kramatorsk en una zona controlada por las fuerzas ucranianas, dejó al menos 50 muertos y unos 100 heridos. El Ministerio de Defensa de nuestro país señaló que en esa fecha las fuerzas rusas no apuntaban objetivos en Kramatorsk (https://t.me/mod_russia_en/767). Además, subrayó que los misiles tácticos Tochka-U, cuyos restos se habían encontrado junto al lugar del suceso, los utilizan unicamente las Fuerzas Armadas de Ucrania. Específicamente este sistema de misiles sólo estaba en servicio en la 19.ª Brigada Especial de Misiles de las Fuerzas Armadas de Ucrania bajo el mando del coronel Fiódor Yaroshévich.

​La investigación continúa recogiendo pruebas. El análisis de las piezas de misiles encontradas en el lugar de los ataques demostró que las municiones con los números de identificación Sh89455, Sh89464 y Sh89466, fabricadas en 1989 y en servicio en las Fuerzas Armadas de Ucrania, se habían utilizado para bombardear objetivos en las Repúblicas Populares de Donetsk y Lugansk.

​Estimada Señora Directora, consideramos importante que los medios de comunicación utilicen fuentes verificadas en especial en temas sensibles vinculados con las víctimas de conflicto militar. En el artículo faltaba señalar el verdadero autor de este hecho que causó tanta desgracia humana.

Sección de Prensa de la Embajada de Rusia en España

lunes, 30 de mayo de 2022

EL ARMA MÁS PELIGROSA DE RUSIA

Amor y Rabia29/05/2022
El principal problema de la lluvia constante de mentiras de la prensa occidental es que han impregnado las mentes de la población occidental, dificultando analizar fríamente la actuación de Rusia en las últimas décadas y sus objetivos actuales. Desde la llegada al poder de Putin acabó la era de caos que siguió al derrumbe de la URSS, y el Estado ruso ha logrado fortalecerse internamente en una primera etapa, para a continuación dedicarse a intentar recuperar su antigua esfera de influencia, modernizando al mismo tiempo su ejército. El pistoletazo de salida se inició en 1998-99 iniciado con el impago de su deuda externa y el enfrentamiento con la OTAN por el control del aeropuerto de Pristina, capital de Kosovo, y fue seguido con un acuerdo de traspaso amistoso del poder entre el sector de las élites rusas representado por Boris Yeltsin y el representado por Vladimir Putin. A partir de ese momento se inició la resurrección del estado ruso: en julio, Putin se reunió en público con los principales oligarcas en el kremlin para decirles que quien no aceptase la primacía del Estado no tenia cabida en la nueva Rusia, dando lugar a la rebelión inútil del sector pro-EEUU, que acabaría exiliado en Londres. A continuación, Putin ordenó la eliminación de las redes yihadistas creadas en el Cáucaso por occidente, arrasando Grosni, la capital de Chechenia, y aplastando a la insurgencia chechena. Fue entonces cuando apareció en escena la que desde entonces ha sido el principal arma de Rusia: la diplomacia.
Grosni destruida en 2000, y actualmente
Mientras el ejército ruso eliminaba cualquier oposición en Chechenia, el Estado ruso se dedicó a negociar con los clanes chechenos y logró establecer una alianza con ellos, basada en permitirles controlar su territorio y ayudarles a reconstruirlo. Hoy día Grosni no tiene nada que envidiar a las ciudades más pujantes de Oriente Medio y no hay rastro de la guerra que duró una década, y los soldados chechenos se han convertido en la punta de lanza del ejército ruso, algo que se puso de manifiesto en 2008 durante la guerra de Georgia, cuando se vieron por primera vez soldados chechenos senados en los tanques rusos. Desde entonces, los chechenos han estado en la primera linea de combate de todas las guerras que ha librado Rusia, como Siria o, actualmente, Ucrania.
La conversión de Chechenia en una aliada fiel de Moscú es un buen ejemplo de la política del estado ruso durante las últimas década, y no es ni mucho menos el único. Algo similar ha ocurrido con Hungría, antaño cuartel general en Europa del este de las ONGs del oligarca estadounidense George Soros, que ayudó a llevar al poder a Victor Orbán, representante del tradicional nacionalismo rusófobo húngaro heredero de los insurrectos anticomunistas de 1956. Sin embargo, la negativa de Orbán a ceder ante las presiones de la UE y defender su soberanía nacional han sido apoyadas por Putin, que ha utilizado hábilmente los suministros de energía para transformar al dirigente húngaro en su principal aliado en Europa Central. Hoy día, Orbán ha sido el principal obstáculo a los intentos de la Comunidad Europea de prohibir la compra de petróleo ruso, posición que puede permitirse gracias a que Rusia e suministra gas a bajo precio a través del gasoducto Balkan Stream, que entró en servicio en 2021.
Este uso de la energía para establecer alianzas, temido por Washington, está siendo aplicado por Rusia para recuperar su influencia sobre Mongolia. Tras una revolución de colores en 2008 que llevó al poder aun gobierno marcadamente nacionalista, Mongolia estableció lazos con la OTAN en 2012 y el clima del país se tornó marcadamente antichino. Sin embargo, esta situación no ha afectado a Rusia, que tiene una buena imagen entre el 90% de la población mongola según una encuesta de 2017. Esto es debido, entre otras cosas, a la ayuda clave del ejército rojo en lograr la independencia de China, y se refleja en el nombre de la capital mongola, Ulaanbaatar ("guerrero rojo"), así como en nombres de pila mongoles como “Seser” (de SSSR, siglas en ruso de URSS), “Oktyabr” (Octubre) o “Melscho” (iniciales de Marx, Engels, Lenin, Stalin y el líder mongol Choybalsan). Para recuperar la antaño estrecha relación entre ambos países Moscú ha impuesto a China que el gasoducto Power of Siberia 2 atraviese territorio mongol, lo que profundizará los lazos económicos a largo plazo.
El gasoducto Power of Siberia, que atravesará Mongolia para suministrar gas a China
Sin embargo, Rusia es también capaz de utilizar medios más refinados para defender su esfera de influencia. Un ejemplo pudo verse a comienzos de este año, poco antes de su invasión de Ucrania, en Kazajistán, donde manipuló las estructuras creadas en los últimos años por EEUU para montar una revolución de colores para poner en marcha unas protestas que degeneraron en un caos de violencia. Sorprendidos por lo ocurrido, EEUU y sus aliados occidentales fueron incapaces de reaccionar mientras Rusia ponía en marcha con una velocidad sorprendente una fuerza de intervención bajo el paraguas de la CSTO (la OTAN rusa), derrocando al rusófobo jefe de gobierno kazajo, cercano a Biden y EEUU, sustituyéndole por una persona acorde a los intereses rusos (y chinos), demostrando al mismo tiempo la efectividad del ejército ruso y asegurándose el control del país para poder llevar a cabo la invasión de Ucrania sin sorpresas.
DAR LA VUELTA A LA TORTILLA: LA ALIANZA CON TURQUÍA
Pero sin duda el mejor ejemplo de porqué la diplomacia rusa tiene que preocupar a EEUU más que sus misiles balísticos es Turquía. La llegada de Erdogan al poder fue similar a la de Aznar: si en España se usaron filtraciones de datos de las cloacas del estado relacionados con los GAL, en Turquía se filtraron datos de los escuadrones de la muerte de Ergenekon, el estado profundo turco, que permitieron derrocar a la élite laicista favorable a pactos con Rusia. La llegada al poder de Erdogan tuvo lugar poco antes de finalizarse la construcción del gasoducto Blue Stream, y Erdogan, contrario a la dependencia energética de Rusia, se dedicó a sabotear los acuerdos con Rusia por todos los medios. EEUU le había prometido convertir a Turquía en el hub energético que asegurase el suministro energético del sur de Europa sustituyendo al gas ruso, convirtiendo a Turquía en el principal rival estratégico de Moscú en Oriente Medio. De la misma forma que EEUU engañó a Ucrania asegurándola que podría sustituir el petróleo ruso con el oleoducto Odessa-Brody, Washington aseguró a Erdogan que con el gasoducto Nabucco podría sustituir el suministro de los gasoductos soviéticos. 
El problema es que para sustituir a Rusia era necesario obtener el gas de varios países: de Turkemistán,  Irán, y de Egipto y Catar, atravesando Siria para llegar a Turquía. Rusia logró bloquear el gas de Turkemistán cuestionando el estatus del Mar Caspio y con ello el reparto de sus aguas, el intento de derrocar al gobierno iraní mediante una revolución de colores fracasó, y finalmente Siria se negó a apoyar los planes de Erdogan para no dañar su alianza estratégica con Irán, prefiriendo acordar con Irán e Iraq para construir un gasoducto hasta el Mediterráneo que sería un competidor directo del gasoducto Nabuco. La reacción de Turquía fue apoyar el intento de derrocar al gobierno sirio mediante una intervención armada de miles de yhadistas venidos en buena parte del extranjero con ayuda de la hermandad Musulmana y occidente.
Tras aguantar Siria la primera fase del ataque en 2011-12, el gobierno turco organizó en 2013 un ataque de falsa bandera con armas químicas para justificar una intervención militar occidental. La intervención de Rusia, que desplegó su flota para defender a Siria, hizo que occidente abandonase sus planes de un ataque, salvando al gobierno sirio. Fue entonces cuando la diplomacia rusa ofreció destruir las armas químicas sirias para que occidente no quedase en ridículo, aplicando el viejo dicho de „enemigo que huye, puente de plata“. Conscientes de que el gasoducto Nabucco era inviable, a finales de año las empresas occidentales lo abandonaron, lo que acababa con los sueños energéticos de Erdogan. Pero el gobierno turco se negó a aceptarlo.


Rutas de transporte de petróleo sirio a Turquía por el ISIS, según el ejército ruso
Fue entonces cuando apareció el Estado Islámico (ISIS) en Siria, canalizando los grupos de "rebeldes" yihadistas desplegados contra el gobierno sirio: desde finales de 2013 hasta 2015, el gobierno sirio tuvo que aguantar un nuevo intento de derrocamiento basado en el terror puro y dirigido desde Turquía. EEUU se distanció de su aliado y empezó a apoyar a los nacionalistas kurdos del PKK, enemigos declarados de Erdogan, lo que enfrió aún más las relaciones entre Washington y Ankara. En un último intento de forzar una intervención occidental, Turquía abrió su frontera, permitiendo que cientos de miles de refugiados sirios atravesaran los Balcanes en dirección a Europa; esto dio lugar a que varios gobiernos occidentales pidieran derrocar al gobierno sirio "por el bien de los refugiados", pero antes de que se diera un paso concreto en esa dirección Rusia acudió al rescate de Siria mediante una intervención militar solicitada por Damasco, que marcó el fin de cualquier ilusión de poder derrocar al régimen de Asad.
Erdogan se negó nuevamente a aceptarlo, ya que había perdido mucho en la guerra: además de perder el acceso privilegiado al mercado sirio, las empresas turcas que mandaban sus mercancías a los países del Golfo Pérsico fueron castigadas por la dictadura militar egipcia a pagar más tarifas aduaneras en respuesta al apoyo de Erdogan al derrocado gobierno de la Hermandad Musulmana. Por si esto no fuera suficiente, la aviación rusa inició una campaña contra las rutas del Estado Islámico para trasladar el petróleo ruso a Turquía (y de allí a Israel), destruyendo el principal negocio de Turquía. Al no haber logrado nada y haberlo perdido todo, Erdogan eligió la huida hacia adelante y decidió seguir la guerra por su cuenta, esta vez contra Rusia, cometiendo el grave error de derribar a uno de sus aviones. La respuesta rusa no se hará esperar, cortando todos los lazos comerciales con Turquía, eliminando el enorme flujo de turistas rusos y cancelando la presencia de empresas turcas en Rusia. Fue entonces cuando la diplomacia rusa se puso en marcha y ofreció una alianza a Erogan: ¿por qué enfrentarnos si podemos ponernos de acuerdo?
La compra del sistema de misiles ruso S-400 por Turquía, un obstáculo en las relaciones entre EEUU y Turquía
Rusia ofreció a Erdogan olvidar lo ocurrido a cambio de un acuerdo sobre Siria: aceptando las exigencias turcas de establecer un corredor de seguridad en torno a la frontera turca, Rusia aceptó que yihadistas pro turcos se quedasen con una franja de territorio sirio cercano a la frontera turca. Además, para compensar la pérdida del proyecto Nabuco, Gazprom estaba dispuesta a ceder el mercado italiano a cambio de que Turquía permitiese construir un gasoducto Turk Stream, que sería el punto de partida de Balkan Stream, de manera que Turquía recibiría fuertes sumas de dinero por derechos de tránsito, y gas en condiciones amistosas. Asimismo, Rusia se declaró dispuesta a vender su sistema de misiles S-400 a Turquía, así como tecnología para construir una central nuclear. Esto significaba que Rusia estaba dispuesta a aceptar los intereses turcos y llevar a cabo una transferencia de tecnología a cambio de que Turquía reconociese los intereses rusos, de igual a igual, anulando las interferencias de EEUU. De esta manera, Rusia logró establecer una alianza „sui generis“ con el país con el segundo ejército de la OTAN, lo que desde entonces se ha convertido en un quebradero de cabeza para Washington, negándose a imponer sanciones a Rusia y bloqueando la entrada de Suecia y Finlandia en la OTAN.
PONIENDO INTERMARIUM AL SERVICIO DE RUSIA
Para acabar de proteger su perímetro eliminando la influencia de Washington, Rusia necesita establecer una alianza con Polonia similar a la de Turquía, y el estado fallido ucraniano es el instrumento perfecto para ello. Los objetivos estratégicos del Estado polaco desde su aparición han sido siempre convertirse en la potencia dominante en Europa Central: así fue durante la Confederación polaco-lituana, que llegó a ocupar Moscú, y así fue en el periodo de entreguerras tras su resurrección a manos Pilsudski, que diseñó como objetivo la creación de Intermarium, la resurrección de la Confederación polaco-lituana en forma de una alianza de países centroeuropeos liderados por Polonia. Tras ser destruida por los nazis y reconstruida por la URSS, Polonia se convirtió en el talón de Aquiles de la URSS en el Comecon, saboteando los objetivos estratégicos de los planificadores soviéticos preguntando constantemente „¿que hay de lo mío?“. Tras la caída de la URSS, Polonia se convirtió en la punta de lanza de EEUU contra Rusia, y Washington ha propuesto al gobierno polaco algo similar a lo que propuso al gobierno turco: convertirse en un hub energético para el suministro de energía de Europa Central, sustituyendo a Rusia.
Las declaraciones de los dirigentes rusos desde hace unos años indican que Moscú ha llegado a la conclusión de que Europa es un instrumento en manos de EEUU carente de capacidad de decisión propia. Por ello es posible que Rusia esté ofreciendo al gobierno de Varsovia una alianza „Sui generis“ similar a la ofrecida a Erdogan: A cambio de quedarse con el sur de Ucrania y posiblemente fundar un estado ucraniano neutral, con Kiev de capital, Rusia estaría dispuesta a aceptar que Polonia se anexione la Ucrania occidental, que formó parte de Polonia antes de la invasión nazi, y que si perdiese su papel actual de hub energético para los suministros de gas rusos a Europa, sería completamente dependiente de Varsovia. A diferencia de lo ocurrido con Turquía, el gobierno ruso no necesitaría llevar a cabo negociaciones directas con el gobierno polaco: la mera anexión de territorio ucraniano por Polonia legitimaría las anexiones rusas. Y semejante idea no es nueva, ya que hace años Putin se lo propuso a a dirigentes polacos, ya que sería la mejor forma de librarse de la Galizia, el territorio más rusófobo de toda Europa.
El avance constante del ejército ruso en el Donbás y el cada vez más preocupante debilitamiento del ejército ucraniano auguran un próximo hundimiento del frente y la derrota segura de Kiev. Esto ha llevado al régimen ucraniano a acercarse a Polonia, poniendo en marcha los primeros pasos de una anexión por parte de Polonia, lo que ha llevado a Yanukovich, jefe de gobierno de Ucrania derrocado por el Maidan, que la anexión está en marcha. La desaparición de Ucrania en su forma actual posiblemente será paralela al fin del uso de su territorio como país de tránsito de gas ruso: de hecho, Hungría está construyendo un gasoducto para suministrar gas ruso a Eslovaquia, y Polonia está haciendo lo mismo. El problema de Polonia es que la anexión será cara, especialmente si Rusia deja de suministrar gas a la Galizia, y además con los precios actuales del gas los planes polacos de sustituir el gas ruso son irrealizables; por ello, posiblemente Varsovia y Moscú acaben llegando a un acuerdo para volver a reutilizar el gasoducto Yamal que atraviesa territorio polaco a cambio un dinero que Polonia necesitará más que nunca. De esta forma, el gobierno ruso habrá alcanzado su objetivo: establecer relaciones directas con los países en su entorno, eliminando las interferencias de Washington, provocando al mismo tiempo una nueva grieta en la OTAN, tras Turquía y Hungría.
¿El futuro? Posible reparto del territorio de Ucrania al final del actual conflicto