miércoles, 30 de noviembre de 2022

MARIA ZAJAROVA, UNA MUJER EN EL CORAZÓN DEL PODER RUSO

Boltxe, 24/11/2022

El periódico Le Point publicó esta entrevista, ¿qué debemos deducir de ella? Por qué esta brecha, esta «bomba» que destroza todos los argumentos por su franqueza, por qué en la propaganda de nuestra prensa y esto viniendo de un jefe de prensa Pinault que es lo que es: un multimillonario ultraconservador que a veces se hace el populista y el inconformista, pero que en realidad muestra el chantaje permanente que, a través de los medios de comunicación, esta casta industrial-financiera ejerce sobre su «Estado» al que no paga impuestos y el «goteo de beneficios» que se espera de este aparato cada vez menos capaz de defender el interés general, incluido el capital. Lo que está en juego en las competencias y contradicciones de una clase social y que puede servir para comprender la realidad de la situación, de la guerra en particular, es un aprendizaje al que ya nos invitaba Lenin, saber leer la verdad en las mentiras del adversario aunque todo se haga, incluso por el adversario, para invitarnos a no leer, a reducir nuestra apreciación a la sola personalidad de su autor, se explotan instintos que ya no son de clase para ahorrarnos la reflexión. Así que lean… aunque lo que debería aparecer en L’Humanité aparezca en la de Pinault… No es una casualidad y es la izquierda, véase L’Humanité, la que tiene que censurar mientras que la derecha y la extrema derecha tienen cierta libertad… A meditar… (nota de Danielle Bleitrach para histoireetsociete.)

He aquí una entrevista realmente notable con Maria Zakharova, portavoz del Ministro de Asuntos Exteriores ruso, realizada por el periódico francés Le Point. Por una vez, uno no puede sino sorprenderse gratamente de la publicación de un documento así en un semanario francés de rango nacional y en el contexto general de una verdadera histeria rusófila.

El punto de vista ruso se pone por fin a disposición de los ciudadanos de nuestro país que no están cegados por la propaganda de guerra. Es difícil no encontrar muchos puntos de convergencia con lo que dice Maria Zakharova. (nota de Dominique Delawarde.) Maria Zakharova, de 46 años, es la portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores de la Federación Rusa desde 2015. Primera mujer que ocupa este puesto en el corazón del poder, es conocida por su franqueza y su incansable determinación de desarrollar y aclarar la visión rusa del mundo, especialmente en su canal de Telegram. La reunión, sin intérprete, duró más de una hora en una sala de reuniones del Ministerio de Asuntos Exteriores, en el centro de Moscú, la víspera de la partida de la delegación rusa hacia el G20 en Bali.

Maria Zakharova respondió con brío, sin consultar las notas que le habían preparado sus colaboradores. Clasificada por la BBC hace cinco años como una de las 100 mujeres más influyentes del mundo, llevaba varios meses sin conceder una entrevista a un medio de comunicación occidental. La traducción de sus palabras, hecha por nosotros, ha sido validada por el ministerio.

Le Point: ¿En qué cree que ha «fallado» Occidente en sus relaciones con Rusia? ¿Y más concretamente en la guerra entre Rusia y Ucrania? 

Maria Zakharova: Todo comenzó a finales de los años 80 y principios de los 90. En aquella época, todavía se podía diferenciar entre Europa y Estados Unidos. Antes de la desintegración de la URSS, el mundo era bipolar. Cuando los Estados miembros del Pacto de Varsovia comenzaron a abandonarlo –y este proceso se inició antes del fin de la URSS – , Europa pudo haber afirmado su independencia. La URSS estaba a favor de la unión de las dos Alemanias, Estados Unidos estaba en contra…

Fue entonces cuando Europa empezó a comprender lo que significaba ser una Europa verdaderamente unida, sin líneas divisorias. Comenzó a unirse. También en este caso estamos a favor. Hemos dicho: ¡estamos con vosotros! Unámonos, integrémonos. ¡Construyamos un futuro juntos! Pero entonces fue un horror: Estados Unidos de América, las elites, el «Estado profundo», no sé muy bien, comprendieron de repente que sería una pesadilla. Que si Europa se unia a nosotros, con nuestros recursos rusos, no solo competiría con ellos, sino que sería el fin para ellos. 

Primero se pronunciaron en contra de nuestra integración, rechazaron el régimen de exención de visados y luego iniciaron el proceso de traslado de sus bases militares, con contingentes y equipos, más cerca de nuestras fronteras. Luego aceptaron nuevos miembros en la OTAN, pero, sobre todo, crearon esta narrativa histórica antirrusa.

Le Point: ¿En qué momento cambió esto? 

Maria Zakharova: A principios de la década de 2000, cuando por fin comprendimos de qué se trataba, les dijimos: «Oigan, camaradas, ¿qué clase de mundo estamos construyendo? Fuimos nosotros los que nos abrimos a Occidente, ¡no al revés! Europa continuó su integración, sobre todo económica: creación del euro, Schengen; y para Estados Unidos fue un segundo choque: el dólar dejó de ser la única moneda dominante. Pero el dólar solo está garantizado por su propia deuda, por nada más. El euro, en cambio, está asegurado por el alto nivel económico de una veintena de países, por no hablar de las economías del Este, del Centro y del Norte de Europa… ¡Lo siento, pero es una economía poderosa, que, además, en ese momento, se alimentaba del fuerte potencial de los recursos rusos!

Por otro lado, la moneda estadounidense es una burbuja de jabón. Ahora se dieron cuenta de que tenían que actuar, no solo contra nosotros, sino también contra Europa: empezaron a socavar nuestros vínculos energéticos con Ucrania, que se convirtió en el nudo central de esta política. Los políticos ucranianos empezaron a gritar que éramos muy peligrosos porque no les dábamos nuestro gas gratis, los americanos dijeron a los europeos, ¡pero compren nuestro gas! Los europeos replicaron: es caro, si compramos más, nuestra opinión pública no lo entenderá… ¡Entonces suban los impuestos, respondieron! Problema, porque los impuestos también son el pueblo, respondió Europa. Bien, de acuerdo, espabílense, eso es lo que dijeron los americanos. 

Así que Ucrania es solo un instrumento, ¡eso es todo! Y Europa se tapa los oídos.

Le Point: Entonces, para usted, ¿esta situación no es nueva? 

Maria Zakharova: ¿Qué hay de nuevo? ¿Que Europa tiene los ojos cerrados y no quiere oír nada? Todo esto se debe a sus medios de comunicación, que nunca fueron al Donbass durante todo este período, excepto unos pocos. En cambio, en la época de Pussy Riot o de Navalny, estaban todos. Pero allí, cuando miles de personas morían, no había nadie. ¿Y sabes que desde 2014 no se permite a los ciudadanos de Crimea obtener visados Schengen? ¿Por qué no? ¡Porque podrían haber contado la situación!

Por otro lado, solo había que ir a Crimea para comprobarlo. En 2016, organizamos viajes de prensa a Crimea, preguntamos a los periodistas qué querían ver y hacer, y dijimos que sí a todo. Un francés dijo que quería ir a la base naval de la Flota del Mar Negro. Estamos de acuerdo. Pero cuando leímos su artículo, no podíamos creer lo que veíamos, ¡qué censura! Su título era algo así como «para asustar a Europa, Rusia reunió a los periodistas y les mostró la Flota del Mar Negro», ¡y usted me pregunta por qué Europa no sabe nada al respecto! Precisamente por este tipo de periodistas.

Le Point: En los últimos nueve meses, ¿ha conseguido Rusia desarrollar sus relaciones con países ajenos a la esfera occidental? 

Maria Zakharova: No nos involucramos en golpes de Estado ni en derrocamientos de gobiernos. Durante todos estos años, hemos intentado realmente mirar hacia Occidente. Hoy en día, queremos tener relaciones armoniosas y equilibradas con todos aquellos con los que sea posible construir relaciones igualitarias, mutuamente respetuosas y beneficiosas. Un enfoque «multivectorial» comenzó a desplegarse tan pronto como Primakov asumió el cargo de Ministro de Asuntos Exteriores (Yevgeny Primakov fue Ministro de Asuntos Exteriores de 1996 a 1998 antes de convertirse en Primer Ministro, nota de la redacción). Antes de él, solo teníamos ojos para Occidente. Kozyrev (Andrei Kozyrev fue ministro de Asuntos Exteriores de 1990 a 1996, nota de la redacciónr) llegó a decir la siguiente frase: «¡Es imposible que Rusia tenga intereses diferentes a los de Estados Unidos!» Sí, lo dijo, y hoy dice que Lavrov era bueno antes, y que hoy es terrible…

Pero lo terrible es precisamente lo que ocurrió con Kozyrev, y no con Lavrov. Los que dirigían Rusia en la década de 1990 incluso pensaron que podían reducir el número de embajadas rusas en el mundo, ¡y lo hicieron! No pagaban los sueldos de los funcionarios del ministerio, no los enviaban a misiones, etc. Primakov, en cambio, no quería ser el único que tuviera trabajo. Primakov, por su parte, insistió en nuestros intereses nacionales y en la necesidad de una diplomacia fuerte. Hizo todo lo posible para que recibiéramos nuestros salarios y para que a nuestras embajadas no les faltara nada. A partir de ese momento, Rusia comenzó a estrechar lazos fuera de Occidente. Y hoy, estos países de Asia, África y América Latina son precisamente los que, en contra de las exigencias de Estados Unidos, no adoptan una posición anti rusa. Y representan a la mayoría de los países del mundo.

Las armas que envían a Ucrania ya están llegando al mercado negro de Europa. 

Le Point: En su opinión, ¿Occidente está llevando a cabo una política anti rusa?

Maria Zakharova: No es una posición anti rusa, es una posición antinacional hacia sus propios pueblos. ¿Qué tenemos que ver nosotros con eso? Por supuesto, nos gustaría que nos percibieran de forma normal, objetiva y positiva, pero ¿qué podemos hacer? En primer lugar, ¡se están destruyendo a sí mismos! Al final, no os queda nada, ya no tenéis los recursos ni las posibilidades que os ofrecían las relaciones con Rusia, y ni siquiera tenéis paz en Europa.

Ucrania lleva ardiendo desde 2014 en el Donbass y nadie se preocupó por ello. Ni siquiera podeís entender que todas las armas que está enviando a Ucrania ya están llegando a Europa en el mercado negro. ¿Sabe por qué? Porque lo que vosotros pensáis que es la mafia «rusa» nunca fue «rusa», eran tipos de Moldavia y Ucrania. Siempre habéis creído que todos los que venían de la antigua URSS eran rusos, nunca habéis hecho la distinción. Vuestros Ministerios del Interior, vuestras fuerzas policiales y servicios de inteligencia son conscientes de ello, pero el público en general no lo sabe. Os felicito, después de haber recibido a las «elites» del norte de África y de Oriente Medio, hoy habéis sustituido todo eso por gente que viene de Ucrania, pero no es gente que quiera trabajar o estudiar…

Le Point: ¿Se refiere a los refugiados de guerra?

Maria Zakharova: Sí, se les llama así. Muchos sufren la situación humanitaria, es cierto, pero no son personas que vayan a aportar su parte personal a la vida en Europa, ¡sólo van a disfrutarla!

Necesitan prestaciones, vivienda y aprovecharán esta situación política. Han visto cómo aprovecharse… Nosotros conocemos su mentalidad, ustedes no. Sus bellos valores sobre la tolerancia han perdido su sentido: nos hemos pasado a la autocomplacencia. La tolerancia ya no es el respeto a una opinión diferente o la posibilidad de escuchar a alguien que no tiene la misma mentalidad que tú, se ha convertido en complacencia hacia todas las acciones de una persona, buenas o malas. Como resultado, es un caos.

Le Point: ¿Está hablando así si estuviéramos antes de que empezara la guerra, en febrero de 2022? 

Maria Zakharova: ¡Por supuesto! Llevamos años diciéndolo, al menos desde 2014. Y recuerde que en 2007, Vladimir Putin acudió a la conferencia de Múnich. Dijo: «Piénselo bien, ¿qué quieren de nosotros? ¿Que estamos juntos o no? ¡No podemos permanecer impasibles ante vuestras mentiras!»

En 2015, sobre Siria, Putin dijo ante la Asamblea General de la ONU: «Si ustedes ven, como yo, que el Estado Islámico existe, debemos unirnos para contrarrestarlo. Igual que en 1941, cuando todos fracasamos ante Hitler precisamente porque ustedes no se decideron a tiempo. Unámonos y juntos derrotaremos al EI. Una mitad del público se burló, la otra mitad abucheó… Putin dijo que de acuerdo, volvió a Moscú, y a la semana siguiente nuestros aviones partían hacia Siria. Tenía razón, en todos los sentidos, aunque, en aquel momento, muchos nos amenazaran. Hoy, los mismos países nos dan las gracias y nos dicen que les hemos salvado. ¿Qué le parece? ¿Que hubiera terminado así con Siria? En absoluto, el «Occidente colectivo» se habría ido a otra parte, donde hay gas y petróleo. Nunca van donde hay pobreza, problemas y hambre. Solo donde hay recursos.

Le Point: ¿Occidente solo se ha despertado por el conflicto de Ucrania? 

Maria Zakharova: ¿Quién se ha despertado? ¿Occidente? Duerme en un sueño letárgico. Los Estados Unidos de América son los más activos en este juego. La Unión Europea es un poco como el Titanic, el agua entra por todos lados, ¡pero la orquesta sigue tocando! 

En cuanto la batalla es honesta, los americanos pierden.

Le Point: Los medios de comunicación occidentales y los dirigentes políticos han interpretado la retirada de las tropas rusas de Jerson como una derrota. ¿Puede convencerles de lo contrario?

Maria Zakharova: No tenemos intención de convencer a nadie de nada. Se acabó el tiempo de intentar convencer, es su problema. A ver cómo se lo toman. Algunos duermen, o nos silban, pero todos están ocupados con la entrega de armas, y ya nos hemos dado cuenta de que la discusión en este formato no tiene sentido. Llevamos ocho años detrás de ellos, intentando que Kiev respete los acuerdos de Minsk a través de Occidente. Durante ocho años, Occidente no lo hizo. ¿Y ahora vamos a hablar con ellos?

Entiendo que no se apiaden de nosotros, incluso entiendo que no se apiaden de Ucrania, pero al final, no se apiadan ni de ustedes mismos, con todas esas armas que están suministrando, ¿se han olvidado de todos los actos terroristas cometidos en su suelo? Todos ustedes los han sufrido. Nadie presta atención, se ha convertido en una cuestión política interna. Además, al frente de las instituciones políticas de algunos de estos países hay personas vinculadas a Estados Unidos porque estudiaron y trabajaron allí… Estados Unidos solo quiere una cosa: en primer lugar, dominar el mundo y ser los únicos en controlar todos los procesos; en segundo lugar, no tener competidores…

Pero en cuanto la batalla es honesta, pierden. Desde el punto de vista tecnológico, ya han perdido frente a China; desde el punto de vista económico, financiero y de la civilización, han perdido frente a Europa y el resto del mundo; desde el punto de vista de su complejo militar-industrial, se han dado cuenta de que están atrasados. En cuanto al cosmos, estoy encantada de que se pueda enviar coches allí, ¡pero eso ha sido posible gracias a nuestros cohetes de lanzamiento! Todo es pura palabrería. De hecho, Estados Unidos lo ha perdido todo por la crisis de su sistema basado en esta supremacía del dólar. Su deuda es gigantesca. Su economía no es real, es solo virtual. ¿Necesita pruebas? ¡Escuche a Trump! Cuando hablaba de «Make America Great Again», quería decir que era necesario volver a la economía real.

Recuerden cómo se creó el G20 en 2008, cuando el mercado inmobiliario estadounidense estalló, llevándose consigo todas las bolsas del mundo. Fue una crisis global pero artificial, por el sistema hipotecario americano… En 2008, necesitaban a todo el mundo para reanimar el sistema económico global, la Unión Europea, Brasil, los países del Golfo, Rusia, China. E «Big Brother» se cagó encima y era necesario que todo el mundo le ayudara. Luego, cuando se recuperó, el «Gran Hermano» comenzó a inmiscuirse en Irak, Libia, Afganistán, Siria y Ucrania…

Le Point: ¿Fueron más fáciles las relaciones ruso-estadounidenses con Trump que con Biden?

Maria Zakharova: En absoluto, sobre todo cuando cada día se acusaba a Trump de tener vínculos especiales con los rusos… ¿Y qué significa «más fácil»?

Le Point: ¿No es más complicado hoy, con Biden? 

Maria Zakharova: Hoy es más divertido… No, estoy bromeando, pero todos nos damos cuenta de que lo que está pasando es absurdo. La elección que eligió a Biden en 2020 se llevó a cabo de forma salvaje y poco ética. Lo dicen los propios estadounidenses: ¡lean las encuestas que dicen que el público no cree en los resultados! Y de qué libertad de expresión estamos hablando cuando cerramos la cuenta de Twitter de un presidente en funciones, ¡fíjate, en funciones! ¡Solo porque es el deseo de las esferas liberales!

En 2016, Trump ganó precisamente porque fue capaz de hablar directamente a su público a través de las redes sociales. Durante esos cuatro años, no hubo un solo día en el que no se le acusara de tener vínculos con Rusia, pero ¿qué tenemos que ver con eso? Por otro lado, hemos visto cómo algunos líderes europeos estaban vinculados a Hillary Clinton. François Hollande, por ejemplo, que la felicitó incluso antes de que se anunciaran los resultados, probablemente quería ser el primero. El problema es que se ha acusado a Rusia de apoyar a Trump, aunque no hay hechos que lo demuestren, mientras que algunos apoyaban abiertamente a Hillary Clinton, y esto es otra doble moral. Ellos creen que tienen derecho a hacerlo y nosotros no. Dicen que es porque no somos una democracia «real». Eso es, todo está dicho.

¡Con clase! Les preguntamos: ¿pero quién define una «verdadera» democracia? Nosotros, «el Occidente colectivo», responden. ¿Irán? No, Irán no es una democracia, ¿Venezuela? En 2020, la señora Rodríguez, vicepresidenta de Venezuela, dijo algo brillante durante una visita aquí en Moscú: «¿Saben cuántas votaciones electorales hemos celebrado? Ni uno solo ha complacido a los Estados Unidos. ¿Por qué no? Porque no les interesan las elecciones, ¡sino los resultados! Así es: los estadounidenses solo consideran legítimos los resultados electorales que les convienen».

Le Point: The Wall Street Journal afirma que, en las últimas semanas, el Kremlin y la administración presidencial han mantenido conversaciones oficiales sobre la amenaza nuclear. ¿Puede confirmarlo?

Maria Zakharova: ¿Está hablando de ello ahora? No. Nosotros decidimos lo que queremos decir, y ustedes deciden lo que quieren oír. Seguiremos diciendo lo que queremos decir. Y en cuanto a seguir dialogando, oiga… Aquí Macron nos ha cansado a todos.

Sobre todo cuando nos enteramos de que durante sus llamadas telefónicas con Moscú, había una cámara detrás de él y que todo se grababa para una película (Un presidente, l’Europe et la guerre, 2022, nota de la redacción). ¿Con quién estamos hablando entonces, y sobre qué? Han pasado ocho años desde que se discutió todo, y en lo que respecta a Ucrania, es Estados Unidos quien decide.

Imagínese que el embajador ucraniano en Alemania llamó al canciller Scholz «salchicha ofendida» (en mayo de 2022, nota de la redacción), como si le dijera que su único trabajo es seguir dando dinero y armas. ¿Con quién podríamos hablar de Ucrania en la Unión Europea? Aconséjeme. ¿Tal vez con Borrell? ¿O con un italiano? ¿O con el ecologista alemán Baerbock? ¿Con quién hablar y sobre qué? Ni siquiera saben de qué están hablando…

Le Point: ¿Así que nadie en Europa podría influir en la situación? 

Maria Zakharova: Podrían, si admitieran que el centro de la toma de decisiones está en Washington, que impone sanciones, elabora listas, entrega armas, dice que debemos acoger a los refugiados, hacer esto, o votar aquello… ¿Cómo podrían los europeos admitir todo eso, cuando ni siquiera pueden ser independientes, es decir, actuar por su cuenta? Lo triste es, y lo digo en tono sarcástico, que todos los Estados de la Unión Europea se creen independientes, están convencidos de ello, aunque sean incapaces de decir en qué consiste eso. Ni siquiera son capaces de plantear preguntas con delicadeza, por ejemplo, ¿quién voló los gasoductos (Nord Stream, nota de la redacción) en el fondo del Mar Báltico? Ni siquiera se les permite preguntar. Sin embargo, cuando un tal Skripal fue envenenado (Sergei Skripal es un agente ruso convertido en doble agente británico, que sobrevivió a un intento de envenenamiento con Novitchok en 2018, nota de la redacción), toda Europa hablaba de ello… pero ¿qué tenía que ver con Francia, Italia, Gran Bretaña? Ni siquiera sabían lo que había pasado realmente.

Mientras que este proyecto es una infraestructura que nos concierne a todos. Sí, es nuestro gas y nuestras tuberías, ¡pero para abastecer a Europa! Han sido destruidas y ningún Jefe de Estado o Primer Ministro de la Unión Europea se atreve a hacer esta simple pregunta: ¿quién lo hizo? ¡Y usted me habla de política europea independiente! El pueblo es capaz de hacer preguntas, pero en casa, no públicamente. En cuanto alguien habla de esto, los servicios especiales vienen a verle y le acusan de ser un agente ruso.

Le Point: ¿Cree que lo que dice está ocurriendo en Francia? 

Maria Zakharova: No lo creo, lo sé… 

Le Point: ¿Existe la rusofobia en Francia? 

Maria Zakharova: Los franceses intentan resistirse porque leen, ven películas, van al teatro y están acostumbrados a pensar y reflexionar por sí mismos gracias a su nivel cultural. Pero intentan imponérselo desde arriba. Como en España, Portugal y Grecia.

Le Point: Usted habla a menudo de lo que denomina «doble rasero» entre Rusia y Occidente, ¿puede explicar a qué se refiere en relación con Ucrania?

Maria Zakharova: He aquí un ejemplo: en 2012, un grupo de jóvenes rusas vestidas de punk irrumpió en una catedral de Moscú. Se llamaban a sí mismas Pussy Riot. Saltaron detrás del altar, bailaron sobre el fondo de iconos y objetos sagrados, hicieron algunas declaraciones y publicaron ese momento en las redes sociales. En Rusia, la población y las estructuras de seguridad estaban consternadas. Esta catedral de Cristo Salvador es la más grande del territorio ruso y fue completamente reconstruida después de que los comunistas la destruyeran y construyeran una piscina. Se construyó con el dinero del pueblo, primero en el siglo XIX para celebrar nuestra victoria sobre Napoleón en 1812, y luego en el siglo XX. Estas chicas profanaron en pocos minutos todo aquello en lo que cree el pueblo de nuestro país. Querían provocar. El mundo liberal los defendió y también a Madonna, Sting, Red Hot Chili Peppers, etc. Nos dijeron: ¿Cómo se atreven a castigar a las jóvenes por sus actos cívicos? ¡Esto es arte!

Actualmente, vemos que en diferentes partes de Europa los activistas, de la misma edad que ellas, están entrando en los museos y arrojando una sustancia sobre las obras de arte. Protestan contra lo que consideran un daño a la naturaleza por parte de las industrias. Su objetivo no es destruir las obras de arte protegidas por el cristal, sino llamar la atención sobre el problema. ¿Y qué vemos?

Nadie habla en favor de ellos. Ni la Unión Europea, ni el Presidente de los Estados Unidos, ni ningún diplomático los apoya, a pesar de que cada uno de ellos tiene una agenda medioambiental y de que en todos estos países los demócratas consideran la ecología como un tema central. Todo esto para decir que acciones grotescas similares no provocan las mismas reacciones.

Cuando ocurre en Rusia, se critica, pero en cuanto ocurre en Occidente, ¡se considera a estas personas como gamberros! ¿Por qué? Me gustaría saberlo. Y esto es solo un ejemplo.

¿Cuántos jóvenes han acabado en la cárcel por participar en los Chalecos Amarillos en Francia o en las protestas en Estados Unidos? Cientos, miles de personas que asaltaron el Capitolio han sido condenadas penalmente. Pero tan pronto como pasa en Rusia, es algo que concierne inmediatamente a Estados Unidos, Bruselas, París, Roma, Madrid, Lisboa. Me apetece decir: ¡Eh, amigos, quizá deberíamos tener las mismas normas!

En cuanto a las elecciones, es lo mismo. En Estados Unidos nadie entiende lo que realmente sucedió. Los observadores de la OSCE hablaron con mucha delicadeza sobre las violaciones. Lo sé, leí atentamente su conferencia de prensa. Sin embargo, para estos mismos observadores occidentales, ni una sola de las votaciones se desarrolló sin problemas en nuestro país. Cada vez, era la misma histeria. Nosotros no interferimos en las elecciones de Estados Unidos, ¡entonces, que ellos no interfieren en las nuestras! Este es un segundo ejemplo. ¡Y en Venezuela! Para Occidente, Maduro no es presidente. Bien, pero ¿quién es entonces? Aunque hoy todo ha cambiado, Macron le ha saludado, y también Kerry que, le recuerdo, representa a un país que le busca.

Le Point: ¿Y Ucrania? 

Maria Zakharova: En lo que respecta a Ucrania, todo comenzó cuando Estados Unidos, junto con la Unión Europea, Bruselas, Berlín y París en menor medida, Varsovia y los Países Bálticos comenzaron a inmiscuirse en los asuntos internos de este país, y no solo lo hicieron: moldearon completamente la situación sobre el terreno gastando dinero, multiplicando el apoyo político y entrenando a quienes, en 2014, fomentaron el golpe de Estado. ¿En 2004, la Revolución Naranja qué fue? ¿La tercera ronda de elecciones? Mientras todo el mundo podía ver que Yanukóvich (el expresidente ucraniano pro ruso entre 2010 y 2014, nota de la redacción) las había ganado. Todo el sureste de Ucrania había votado por él. Así que diseñaron una Ucrania propia, fueron el origen de un cambio gubernamental y convirtieron los problemas energéticos en un factor político. Fueron ellos los que decidieron cómo Ucrania iba a comprarnos energía y que estas tuberías pasaran por su territorio en tránsito. Luego quedó claro que solo ellos tenían derecho a hacerlo, otro doble rasero, y estaba destinado a explotar, porque cuando se echa a un presidente elegido dos veces, no puede salir bien. ¡Lo echaron como si fuera basura!

Le Point: ¿Puede explicar el término «Occidente colectivo»? 

Maria Zakharova: ¡Es el hecho de no tener una política exterior individual!

En muchas ocasiones, durante las conferencias de prensa, he sido testigo de cómo los periodistas hacían preguntas a los ministros de Asuntos Exteriores de los países europeos. Todos ellos respondieron que no se les permitía opinar sobre cuestiones internacionales globales porque siguen una política colectiva dentro de la Unión Europea y la OTAN. Así que solo pueden comentar las relaciones bilaterales.

Ustedes son el «Occidente colectivo» porque están unidos en un sistema administrativo de liderazgo dentro de la OTAN. Desde los años 90 y 2000, la Unión Europea ha dejado de ser una unión político-económica, ha pasado a formar parte de la OTAN, ha dejado de ser autónoma.

Sin embargo, según algunas encuestas, la población de tal o cual país europeo no apoya las sanciones anti rusas, no porque ame a Rusia, sino porque les complica la vida, pero no tienen forma de delegar su opinión en los dirigentes. Es bien sabido quién fue el primero en tomar la decisión de las sanciones a raíz de 2014, fue Biden, entonces vicepresidente, fue él quien influyó en la decisión de la Unión Europea, es de dominio público. Solo después, los países de la Unión Europea decidieron sancionarnos, ¡así que ya ven lo que queremos decir con la idea del «Occidente colectivo»! No hay nada malo en tomar una decisión de forma colectiva, nosotros también somos miembros de estructuras colectivas, pero hay una diferencia fundamental: decidimos con otros en igualdad de condiciones.

En algunas cuestiones que no son realmente cruciales, los europeos toman decisiones juntos, pero en cuanto algunos países tienen la tentación de tomar decisiones que les beneficiarían individualmente, pero que difieren de lo que es importante para la superestructura, son castigados. Miren lo que pasa en Polonia, y esto no tiene nada que ver con Rusia, ellos tienen su propia legislación nacional sobre la cuestión de género o la cuestión nacional, pero si a Bruselas no le gusta, ¡se les castiga! ¡Y Hungría! ¡Cómo la han tratado, cómo tratan a Orban! Eso es: nadie puede tomar sus propias decisiones si no coinciden con las opiniones del «Gran Hermano».

23 de noviembre de 2022 

Fuente: https://histoireetsociete.com/2022/11/23/maria-zakharova-une-femme-au-coeur-du-pouvoir-russe/?utm_source=mailpoet&utm_medium=email&utm_campaign=les-newsletter-total-derniers-articles-de-notre-blog-histoire-et-societe_1


SOBRE LAS PROTESTAS EN CHINA

https://twitter.com/mfceli


[La usuaria de la cuenta de twitter más arriba citada colgó este interesante hilo sobre lo que pasa en China con las medidas anti covid más allá de las mentiras y el sensacionalismo de la prensa de occidente, que sacrificó a millones de personas por la sacrosanta economía "de mercado".]

Ya están en todos los medios que, por supuesto, aprovechan para tergiversar el momento difícil que atraviesa el país. Así que intentaré explicarlas. Digo "intentar" porque hay cosas de China que son difíciles de entender, si no estas aquí.

Primero, 5 aclaraciones indispensables. 1) Desde 2020, hemos pasado por momentos de control y de flexibilización de las medidas. SH desde abril de 2020 (los estudiantes desde julio) tuvo una vida casi normal hasta marzo 2022. En general, pasó con todas las ciudades grandes.

2) No puedo decir que la estrategia de covid-cero dinámica haya fracasado en el control de la pandemia porque muy poca gente ha muerto y los casos se han controlado. El problema es que, con Omicron, la presión sobre la gente fue mucho mayor así como el impacto sobre sus vidas.

Paréntesis: antes de que empiecen con que "es imposible que no haya virus", la estrategia covid-cero dinámica se basa en 2 pilares: 1) Vigilancia constante, 2) cuando se escapa el virus, tomar medidas para reducirlo a 0. Se vive una vida normal, hasta la siguiente crisis.

En ningún momento se asume de que no habrá virus. Cierro paréntesis.

3) Antes de octubre, el hartazgo ya era generalizado, pero había un acuerdo implícito entre el gobierno y la población: la situación se mantiene hasta el XX Congreso. Luego toca empezar a abrir porque la economía está al límite y la gente está harta. /.../

4) El sistema chino se caracteriza por tener las estrategias y políticas centralizadas, pero su implementación es descentralizada. China es tan grande y con realidades tan distintas que cada gobierno local es independiente y no siempre se llevan bien con el gobierno central.

La tensión entre los diferentes niveles de gobierno es una contradicción intrínseca al sistema. Entonces, el gobierno central da directiva, gobierno provincial ajusta, gob. municipales y así hasta los comités vecinales. El problema está cuando tus líderes directos carecen de de criterio al implementar las medidas. La vida se te puede complicar mucho. Entonces es necesario que te organices y protestes para que la autoridad superior se ocupe. Esa es la dinámica en China y si algo ha mostrado la pandemia es que los comités necesitan reformarse.

5) y última aclaración. En los últimos meses, se han ido construyendo narrativas, incluso por especialistas, que han aumentado el malestar de la gente y que el gobierno ha dejado pasar. Algunos ejemplos: 1) En el extranjero ya no hay pandemia, 2) si te da es como un resfriado.

Entonces, post XX Congreso, el gob. central publicó 20 medidas para controlar la pandemia de manera más eficiente. Los gobiernos locales o no las implementaron o cuando lo hicieron, los casos se dispararon y decidieron volver a las cuarentenas draconianas.

El 24NOV sucedió lo que muchos temían. Un incendio en Urumqi (Xinjiang) dejó 10 muertos en un compound en cuarentena hace 100 días, en un área de bajo riesgo. Luego de muchos fakes, se aclaró que las salidas no estaban bloqueadas lo que explica que muchos se hayan salvado, pero los que murieron quedaron atrapados y los bomberos no pudieron llegar a tiempo porque el camino estaba bloqueado por autos, la mayoría eléctricos, que se quedaron sin batería. Imposible moverlos. Todo salió mal y la gente ya estaba fuera de sí. Encima, cuando los bomberos dieron el reporte, entre las explicaciones que dieron, dijeron que las víctimas no estaban familiarizadas con los procedimientos en caso de incendio. La gente lo tomó como si estuviesen culpabilizando a las víctimas y la furia los llevó a las calles.

Esa misma noche las autoridades dijeron que personas en zonas de bajo riesgo podrían salir y que, el transporte público se retomaría por partes. Nadie va a devolver a los muertos y hay gente que debe pagar, pero fue una gran victoria de la gente en Urumqi.

Aquí, la historia se complica. Ayer, se dio una protesta en SH, supuestamente, en apoyo a las víctimas de Urumqi. Hasta ahí, todo normal, pero empezaron con cánticos contra el PCCh, frases en inglés y mucha performance poco comunes en protestas chinas. Se encendieron las alarmas.

Resultó que la protesta fue organizada por un grupo de Telegram en coordinación con periodistas extranjeros. Quedaron en un lugar conocido por ser punto de extranjeros y chinos con dinero. Cuando se descubrió el grupo y se empezaron a meter en masa, lo hicieron privado.



Quise entrar, pero a los pocos segundos, me apareció que ya no existía. @zhao_dashuai, sí lo logró y ha conseguido imágenes como estas en la que les enseñan a cómo hacer una "muralla humana" si la policía los quiere atrapar o les indica quién es "el director".

Hoy he descubierto que Telegram es el espacio virtual de los grupos anti-China y anti-PCCh, tal cual sucedió en Hong Kong. Ahí comparten videos, algunos reales y otros editados; enseñan cómo hacer bombas molotov, difunden bulos y promueven hashtags sensacionalistas.





Para que se hagan una idea de quiénes participaron, aquí ven a una chica, presentada como muy valiente, en la que humilla a un policía diciéndole: "cuánto ganas? 20 mil 30 mil? 240 mil al año? Por tan poco te vendes". Para que se hagan una idea, el sueldo mínimo en Shanghái es de 2480 yuanes, el promedio es 10 mil yuanes. Así que 20 mil yuanes es un buen sueldo de alguien de clase media que la niña le parece una miseria. Qué cantidad de plata debe tener para decir algo así y además, sentirse con la potestad de humillar a un policía.


Se han visto escenarios parecidos en universidades en BJ, Nanjing y Xi'an. Además de protestas en la calle en  Wuhan y Guangzhou. Quién es responsable por esto? Para mí hay 2 niveles. Primero, el gobierno central por haberse "dormido en sus laureles" y no comunicar el por qué de las medidas. El mensaje en los últimos meses es solo "la política sigue" y hay motivos médicos para hacerlo, pero no se explican. Mientras tanto, han dejado que falsedades o tergiversaciones sobre la COVID se consoliden como verdades y será difícil cambiarlas.

Segundo, los gobiernos locales por aplicar las medidas, a veces, pensando en los resultados y en avanzar en sus carreras antes que la gente. Mientras el peligro es evidente, se puede entender, pero llega un momento en que empiezas a cuestionar el sentido de toda la estrategia.

Y se han dado casos de situaciones inhumanas. Los estudiantes somos uno de los grupos más afectados (y en especial, los extranjeros, pero somos tan poquitos que no importamos). Parte de la estrategia es mantener las universidades cerradas y a los estudiantes sin poder salir.

Por eso no me sorprende que la "cuerda" se haya roto por ese sector y se han vuelto las víctimas perfectas de grupos más pequeños con una agenda política específica que es el cambio de régimen.

Ahora la situación es complicada y en ningún caso se gana. Si flexibilizan, se dispararán los casos. Cuando se empiecen a morir los viejos y a contagiarse los niños, van a empezar a entrar en pánico. Van a salir menos, van a consumir menos. La economía estará más afectada.

China, además, está lejos de tener un sistema de salud como en los países europeos. Si bien hay ciudades muy desarrolladas, la mayoría del país recién está avanzando. Los servicios sociales son algo de este siglo y es MUCHÍSIMA gente. Probablemente, los hospitales colapsen.

Por otro lado, los ánimos están tan sensibles, que cualquier intento de mantener los controles va a terminar con un enfrentamiento. Tal vez veamos represión, arrestos y todo será comidilla de la prensa extranjera y los gobiernos que representan.

Me voy a dormir triste porque quiero mucho a este país y me apena ver esta situación. También estoy a la expectativa de lo que pueda suceder. Tal vez, haya alguna salida intermedia que yo no estoy viendo.

lunes, 28 de noviembre de 2022

CARTA PARA JOAQUÍN SABINA

Oleg Yasinsky 

Canarias Semanal, 24/11/2022

Fuente: RT

Señor Sabina:

Confieso que me sorprende estar ahora escribiéndole una carta, además una carta abierta en un medio cerrado por el gobierno progresista español (cosa que no sorprende), y además una carta a su nombre que, honestamente, no es para Ud.

Hace tiempo me gustaron sus canciones, tal vez por una compensación a mi rigidez soviética y por otra, a la solemnidad comunista de los Quilapayún, así que, sintiéndome una vez, más triste que un pingüino en un garaje, descubrí su ironía y su humor negro, que coincidió con mi búsqueda de liberarme de ser tan grave. Por supuesto, se lo agradezco, aunque el objetivo de esta carta sea otro.

Señor Sabina, me importa tratar de ser justo y no quiero caer en descalificaciones o caricaturas, lo que suelen hacer con los artistas e ídolos que desenamoran a su público enamoradizo; es más interesante aprender a discrepar valorando lo que compartimos o admiramos de otro. Esta carta, que como ya lo advertí, no es para usted, la escribo con ese ánimo.

Hace pocos días, usted hizo algunas declaraciones públicas sobre la Revolución Cubana y sobre algunos otros temas de nuestros tiempos. Y aunque las últimas noticias nos han enseñado a no sorprendernos con nada, me sentí perplejo, como tratando de hacer coincidir al Joaquín Sabina de las letras de sus canciones, lúdicas, oníricas y siempre irreverentes, con sus recientes declaraciones, que me parecen de extrema, diría, grosera superficialidad y totalmente idénticas a la narrativa del sistema que se empeña en destruir lo que queda del planeta. No se trata de discrepancias políticas, Joaquín, que son legítimas, bienvenidas y siempre enriquecen cualquier intercambio.

El problema es otro: la falta de criterio y de contexto, algo que siempre es antipoesía y anticultura, que en vez de incentivar el cuestionamiento humano de las cómodas y tóxicas verdades instaladas por el poder, impone al público una plana ordinariez caricaturesca.

Me parece sospechoso que cuando el sistema capitalista mundial se sentía más seguro en su supremacía y se daba el lujo de jugar a la democracia, varios artistas populares como Ud., o Calle Trece, para dar algún ejemplo, no dudaban en exponerse al lado de Fidel y de la Revolución Cubana, esto les daba la tan apreciada imagen por el público de ser "los críticos del modelo" y hasta los "revolucionarios".

Pero ahora, cuando el sistema se quita la máscara, establece una dictadura mediática total, prohíbe pensar o discrepar, y las grandes masas humanas (cada vez con una peor educación y necesidades más apremiantes), confundidas por la manipulación política y cultural, tragan el anzuelo, ustedes, en vez de enfrentar y de denunciar por humanismo, la bestial arremetida del capitalismo mundial, se ponen en el cómodo lado del poder, que les garantiza los sellos discográficos, premios internacionales y los aplausos del público enajenado y teledirigido, públicamente "rompiendo" con la Revolución Cubana y hablando del "fracaso del comunismo", como si el mundo de hoy, dirigido por la derecha neoliberal tuviera un gran éxito.

Claro, algunos como usted seguramente dirán "pero es que el régimen cubano...". Pero no vale, señor Sabina. El Gobierno cubano siempre cometió errores, ha sido burocrático, permitió excesos, ha tenido varios problemas sin resolver, nunca fue perfecto, pero antes, al parecer, cuando mediáticamente todavía era permitido, parece que no le importaba mucho. Y ahora, cuando Cuba con todos sus errores y defectos está más sola que nunca y ya no se tolera ninguna expresión de solidaridad con los países que no se dejan dominar, como su España "de izquierda", por los EE.UU., dice usted:

"Fui amigo de la Revolución Cubana y de Fidel Castro. Pero ya no lo soy, no puedo serlo... Los que hemos sido de izquierdas tenemos la responsabilidad de decir la verdad ante algunos desastres de la izquierda" y saca los aplausos en Miami.

Miro sus fotos con Fidel, que en su agenda apretaba, encontraba tiempo e interés para compartir con gente como usted. Después de su muerte, Ud. decide no ser más "su amigo". Eso último, aparte de ser patético, me parece exagerado. Fidel Castro nunca ha sido su amigo ni usted amigo de él. Las fotos de sus encuentros con él más parecen elementos de su marketing cuando ser "su amigo" todavía era un buen negocio artístico. También me acuerdo de la larga lista de políticos de la derecha chilena (obviamente "democrática", igual que la izquierda española) desfilando por el Malecón habanero y declarándose "amigos de Fidel", cuando la medicina cubana salvaba a sus familiares o cuando se podía hacer algún negocio con la isla bloqueada (que todavía se toleraba).

Y como si fuera poco, usted continúa:

"Las revoluciones del siglo XX todas fracasaron estrepitosamente y la única que avanza en el siglo XXI son el feminismo y la LGBTIQ+, las otras no, el fracaso ha sido feroz".

Si usted pasara menos tiempo en los bares y un poco más en las bibliotecas, seguramente se enteraría de que la más feminista de las revoluciones del siglo pasado fue la Revolución Socialista de Octubre, que dio a las mujeres soviéticas más libertades y derechos que todos los "feminismos" actuales juntos y, sobre todo, la dignidad totalmente incompatible con la guerra de los sexos, exitosamente promovida ahora por el sistema con el envase del "feminismo". Respecto a la otra revolución (no pongo las comillas para no herir aquí las sensibilidades de nadie), la LGBTIQ+-xyz… etc, es otro holograma.

Creo que la exigencia del respeto entre los seres humanos (como no podemos poner "la exigencia del amor") no pasa por el número de las letras políticamente correctas en las abreviaturas cada vez más largas, ni por el lenguaje cada vez más inclusivo y analfabeto. Al igual que usted, estoy totalmente en contra de la cualquier discriminación de los (y las y les) gay, pero también de los negros, los indígenas, los musulmanes, los trabajadores, los pobres, los genios, los que no somos muy brillantes y todes otres categoríes de las y los, pero tenemos un problema. Dentro del sistema neoliberal que promueve tanto la "revolución LGBTIQ+" y que Ud. ahora defiende, el verdadero respeto entre los seres humanos no es posible, ya que su base es la explotación, la ignorancia y la hipocresía. Por eso, los bancos y las corporaciones con tanto empeño financian las "causas revolucionarias" que desvían la atención de tanta gente buena de lo esencial: de la misma revolución. Sin cambiar el sistema mundial capitalista, que bien o mal intentó hacer Cuba, no podemos defender los derechos ni de las minorías sexuales ni los de nadie.

Y para finalizar, respecto a su tercera parte del mismo discurso, que dice literalmente:

"He estado mucho tiempo enfadado con el siglo XXI por todo lo que pasaba, Trump, Putin, eran cosas feas, incluso el lenguaje de gente a través de redes sociales, que lo degrada mucho. Aunque el otro día pensando me di cuenta de que estaba demasiado pesimista me puse a pensar qué cosas buenas que habían pasado y me acordé de qué manera se había conseguido pronto y bien una vacuna para el covid. También le ha ganado Lula a Bolsonaro, que no está mal, y ha aparecido un héroe extraordinario, que es Zelenski. Poco más".

Lo que Ud. piensa de los presidentes Trump, Putin, Lula y Bolsonaro y, sobre todo, sus apreciaciones estéticas de las "cosas feas" y "bonitas" sobre el mundo político, me tienen sin cuidado. Está en su derecho, también tengo mis opiniones, pero no importan por ahora. Insisto, que lo que me impresiona no es su postura, sino su extrema liviandad, frases banales sin sustento, lanzadas con tal irresponsabilidad a millones de oídos de los admiradores de su talento artístico, donde me incluyo.

Mientras el mundo social sigue consternado por el desastroso manejo de la pandemia del covid, que, independientemente del misterio del origen del virus, que difícilmente sabremos con certeza algún día, ha demostrado un total fracaso del sistema médico mundial y una extrema ineficiencia de los organismos internacionales, todo multiplicado por el enorme negocio de las vacunas y su pésima e injusta distribución entre los países ricos y pobres (excepto Cuba socialista de la que Ud "ya no es amigo"), resalta usted como un ejemplo positivo la "manera en que se había conseguido pronto y bien una vacuna para el covid". Aparte de eso, las vacunas que se consideraban más seguras y eficientes, ya que provenían del "mundo democrático" que Ud. defiende, ahora resultan ser las más dudosas y con efectos secundarios más impredecibles, que las "vacunas autoritarias" de Rusia y Cuba, donde los gobiernos que Ud. detesta no han destruido todavía el sistema de salud preventivo y el control estatal sobre la industria farmacéutica.

Su última frase, sobre "el héroe extraordinario de Zelenski" es realmente para el bronce. Le faltó compararlo con Salvador Allende o Sandino, como suelen hacer algunos representantes de la "izquierda democrática", como la de los gobiernos español o chileno.

Señor Joaquín Sabina, soy ucraniano y si usted tuviera interés y ganas, le podría contar mucho sobre este "héroe" de mi pueblo. Lamentable o afortunadamente, el formato de esta columna no permite darle aquí todos los detalles de la destrucción de Ucrania por el régimen de Volodimir Zelenski, ni cómo fueron eliminados los últimos derechos sociales, periodísticos y humanos, ni de qué manera los grupos nazis, controlados por la CIA, tomaron el poder en sus fuerzas armadas, ni las estadísticas de las torturas y asesinatos, ni la historia de la destrucción de los monumentos a los soldados soviéticos y a los poetas y escritores rusos, ni las crudas imágenes de los militares ucranianos cocinando (textualmente) las cabezas de soldados rusos.

Seguramente, si usted se hubiese conocido con Zelenski en un escenario o después, tomando o consumiendo los productos inspiradores ilícitos de los que ambos son amantes, él le habría caído muy bien. Qué hacer si él es, igual que Ud., un buen artista.

Por último, podría parecer un insulto o un piropo, pero en el mismo estilo de sus últimas declaraciones, no es ni lo uno ni lo otro. Con sus actuales melodías políticas, usted lo que más parece es un Julio Iglesias de su compatriota Pablo Iglesias, otro destacado "demócrata de izquierda".

viernes, 18 de noviembre de 2022

UCRANIA. HABLA EL SECRETARIO DEL PC EN LA ILEGALIDAD: «LA GUERRA EN DONBASS CONTRA EL RÉGIMEN DE KIEV DEBE CONSIDERARSE COMO UNA LUCHA DE LIBERACIÓN NACIONAL»

Resumen Latinoamericano,16/11/2022

[Este impecable discurso debería ser leído por esa "izquierda" patria que opina que en Ucrania se está librando una guerra interimperialista o, peor aún, que aplauden a los criminales neonazis del batallón Azov.]

Discurso del Primer Secretario del Partido Comunista de Ucrania, Piotr Simonenko, en el XXII Encuentro de Partidos Comunistas y Obreros, La Habana (Cuba), octubre de 2022.

¡Queridos camaradas!

En nombre del Partido Comunista de Ucrania, doy cordialmente la bienvenida a los participantes en el 22º Encuentro Internacional de Partidos Comunistas y Obreros. El partido ha sido prohibido ilegalmente en mi país, donde nuestros camaradas y personas de ideas afines enfrentan persecución política, arresto y violencia física a manos del régimen neonazi-oligárquico en el poder, un régimen que es, en esencia, reaccionario y fascista.

Nos reunimos aquí en la Isla de la Libertad en un momento difícil. Las fuerzas del imperialismo internacional, los tiburones de la globalización, en su lucha por redibujar el mapa político del mundo, por los mercados de recursos y productos básicos, recurren a cualquier método y, de hecho, actúan como instigadores de la Tercera Guerra Mundial. La tragedia es que las fuerzas reaccionarias hacen un uso activo del neonazismo y el neofascismo para lograr sus objetivos.

El análisis de la situación internacional muestra una creciente agresividad del imperialismo y una dramática exacerbación de sus contradicciones internas en dos áreas:

la ideológica: entre el Occidente imperialista liderado por Estados Unidos y la China comunista que, a raíz del colapso de la URSS, consideran “un imperio malvado”, así como Vietnam y Cuba;

Estados Unidos busca preservar su hegemonía y el orden mundial en el que desempeña un papel dominante.

Estados Unidos está creando nuevos bloques militares en el sudeste asiático, avivando las tensiones en Oriente Medio y África del Norte, y siguiendo una política agresiva de usar a Ucrania contra Rusia y Taiwán contra China. La provocativa visita de Pelosi a Ereván y sus promesas de apoyo a Armenia conducen inevitablemente a una ampliación del conflicto en el Cáucaso entre Armenia y Azerbaiyán. La situación en Asia central es preocupante (el reciente conflicto entre Tayikistán y Kirguistán).

Después de la disolución de la URSS, fueron los Estados Unidos y Gran Bretaña los que crearon un estado neofascista en el territorio de la antigua Ucrania soviética, convirtiéndose en sus principales patrocinadores y beneficiarios.

Las reformas que impusieron a Ucrania dieron al capital el control de todas las esferas de la vida social y aseguraron el control total de las multinacionales sobre la vida socioeconómica del país, creando así la base material para el advenimiento y la afirmación, tras el golpe armado de febrero de 2014, del poder de las fuerzas más reaccionarias: La burguesía compradora se alió con los neofascistas y el crimen organizado.

Fueron estas fuerzas en Ucrania las que destruyeron todas las conquistas sociales, la soberanía económica y condujeron a una profunda lumpenización de la sociedad.

Es a través de estas fuerzas que Estados Unidos formó una estructura de poder vertical títere e introdujo el control externo del país.

Es a través de estas fuerzas que Estados Unidos ha desatado una guerra civil fratricida en Ucrania, una guerra contra los ciudadanos de Donbass que defienden sus derechos y libertades constitucionales. Fueron estas fuerzas las que, a instancias de los círculos gobernantes estadounidenses, causaron que la guerra civil en Donbass se convirtiera en una guerra contra Rusia.

De hecho, la humanidad ya ha sido arrastrada a una nueva guerra mundial. Me gustaría trazar uno de los muchos paralelismos trágicos.

Durante la Segunda Guerra Mundial, Europa trabajó para Hitler en la guerra contra la URSS. Hoy, actuando en interés de los Estados Unidos, Europa suministra armas al régimen profascista de Ucrania y lo fortalece financieramente.

La continuación de esta política conducirá inevitablemente a la extensión del teatro de hostilidades al territorio de la UE.

Los intentos agresivos de algunos nuevos países europeos, en particular Polonia, Hungría, Rumania y los Estados bálticos, de revisar las fronteras posteriores a la Segunda Guerra Mundial no harán más que acelerar este proceso.

La ex ministra de Relaciones Exteriores de Rumania, Marga, declaró recientemente sin rodeos: “Ucrania se encuentra dentro de fronteras antinaturales. Debería ceder territorios: Transcarpatia a Hungría, Galitzia a Polonia, Bucovina a Rumania. Estos son territorios de otros países”.

El senador estadounidense Lindsey Graham dijo cínicamente que con armas estadounidenses Ucrania luchará contra Rusia hasta el último hombre.

En Ucrania, civiles, personas inocentes, ancianos, mujeres y niños están muriendo. Es una tragedia.

Al apoyar al régimen fascista en Ucrania, Estados Unidos y la OTAN están siguiendo una política que el ex senador estadounidense Richard Blake describió de esta manera: “No nos importa cuántos ucranianos mueran. Cuántas mujeres, niños, civiles y soldados morirán. No nos importa. Es como un partido de fútbol y queremos ganar. Ucrania no puede aceptar una solución pacífica. Depende de Washington tomar la decisión de paz, pero mientras tanto queremos continuar esta guerra, lucharemos hasta el último ucraniano”.

Estas declaraciones de los halcones de guerra confirman nuestra posición y las advertencias emitidas por los comunistas ucranianos en Izmir la semana pasada: la amenaza de una ofensiva fascista es real, la guerra que los EE.UU. y la OTAN están librando con manos ucranianas en territorio ucraniano es una guerra en el interés exclusivo de los imperialistas estadounidenses.

Miles de millones de dólares están destinados a la producción de armas y municiones letales, la nueva primera ministra británica Liz Truss está lista para usar armas nucleares, una gran cantidad de tropas de la OTAN se concentran en las fronteras de Ucrania y Bielorrusia.

Los imperialistas hacen la vista gorda ante el hecho de que el régimen profascista de Zelensky está eliminando sin piedad a los opositores políticos. Cualquier manifestación de libre pensamiento es aplastada por unidades punitivas. Los crímenes de los hitlerianos y sus cómplices durante la Segunda Guerra Mundial, que quemaron vivas a personas en Oswiecim y organizaron las masacres de Gernica y Khatyn, son glorificados.

Los monumentos y tumbas de los soldados soviéticos que dieron sus vidas para extinguir las llamas de los hornos de los campos de exterminio nazis son destruidos.

Esto sucede no solo en Ucrania, sino en toda Europa. El Moloch de la glorificación de los criminales nazis devora las mentes transformando al homo sapiens (“el sabio”) en un “loco”.

El proceso de recreación de una apariencia del Tercer Reich nazi está prácticamente en marcha.

Este “Reich”, como su prototipo alimentado por el capital transnacional, las corporaciones estadounidenses y británicas, basa su ideología en la superioridad de la raza “indígena”. De ahí la ley sobre los pueblos indígenas que ha convertido en parias a los rusos que siempre han vivido en territorio ucraniano, incluidos Donbass, Kharkov, Odessa, Nikolayev, Kherson, de hecho, todo el territorio de nuestro país. Como los judíos en la Alemania nazi. Sabemos por la historia la tragedia que ha causado a millones de personas.

¡Compañeros!

A la luz de lo que está sucediendo en Ucrania, en primer lugar me gustaría señalar que, lamentablemente, no hay consenso entre los partidos comunistas y obreros sobre la naturaleza del conflicto armado en Ucrania, así como sobre la posición del Partido Comunista de la Federación de Rusia, que apoyó la operación especial.

Dado que cada confrontación militar tiene sus propias características específicas, la primera tarea de cada marxista es identificar su naturaleza de clase con una evaluación apropiada.

En nuestra opinión, la guerra en Donbass contra el régimen de Kiev debe considerarse como una lucha de liberación nacional, en esencia una guerra por la independencia del régimen fascista en el poder, por el derecho del pueblo a hablar su lengua materna y no seguir la ruta antirrusa impuesta por los Estados Unidos.

Por lo tanto, sobre la base de la teoría marxista, el conflicto militar en Ucrania no debe considerarse como una guerra imperialista en el sentido literal del término y, además, desde el punto de vista ruso, se considera como la lucha contra una amenaza externa a la seguridad nacional y el fascismo.

Todos somos conscientes de que la Milicia Popular de Donbass no pudo resistir al ejército ucraniano de muchos miles de personas equipadas con armas extranjeras, por lo que su derrota conduciría inevitablemente a la destrucción total de la población de habla rusa, muchos de los cuales eran ciudadanos de Rusia.

El ejército de miles de nacionalistas ucranianos, bajo el mando de instructores estadounidenses y de la OTAN, se concentró en las fronteras de las repúblicas; el plan detallado de invasión había sido desarrollado de antemano por los generales en Washington. Todos estaban esperando la orden.

Como resultado, para proteger a sus ciudadanos y garantizar la seguridad nacional, Rusia no tuvo más remedio que lanzar un ataque preventivo.

De conformidad con la Constitución de la Federación de Rusia, el Presidente adoptó las medidas previstas por la ley, ya que era imposible resistir la agresión de ninguna otra manera.

Además, el proceso de negociación en virtud de los acuerdos de Minsk fue saboteado deliberadamente por Kiev con el apoyo de los Estados Unidos y la Unión Europea, ya que el establecimiento de la paz en Ucrania no está previsto por los planes de Washington y la OTAN.

En este sentido, la posición del Partido Comunista de la Federación Rusa nos parece bastante razonable.

El carácter cada vez más reaccionario del imperialismo moderno es el resultado de varios factores que han llevado al declive del movimiento obrero y al debilitamiento de los partidos comunistas y obreros.

Los comunistas ucranianos creen que, al elaborar las tácticas de nuestras acciones y al definir las principales áreas de lucha, es necesario partir de la observación de que la correlación de fuerzas moderna en el mundo se ha inclinado a favor de la reacción que utiliza el fascismo.

Al sembrar la discordia dentro de las clases trabajadoras, utilizando regímenes títeres, neofascistas y neonazis, el imperialismo intensifica la explotación de países y pueblos y destruye los cimientos de la democracia popular y un orden mundial justo.

Las tendencias mundiales modernas y las constantes crisis económicas, desafortunadamente, disminuyen el potencial revolucionario de los principios del internacionalismo proletario y socavan la unidad de las clases trabajadoras. Esto también está sucediendo en Ucrania, donde se está creando una clase especial de guerra de la “clase obrera”, que vive de la guerra y no puede imaginarse a sí misma sin ella.

La política de sanciones iniciada por los Estados Unidos y Gran Bretaña y sus satélites políticos empeora inevitablemente la vida de la gente común, debilita el potencial económico de los estados, causa desempleo y, en consecuencia, aumenta el descontento social y, lamentablemente, desune al movimiento obrero. El imperialismo mundial utiliza todos estos fenómenos como arma en la lucha de clases.

¿Qué vemos hoy en Europa y Estados Unidos? Los precios y las tarifas han crecido muchas veces. Las empresas están cerrando, la gente está quemando públicamente las facturas de gas, electricidad y agua, organizando acciones de protesta contra sus gobiernos exigiendo, entre otras cosas, el fin de la locura de las sanciones y la guerra en Ucrania. Todo esto tiene lugar en el contexto de la militarización de la economía, la política y la histeria mediática en torno a la guerra nuclear.

Estoy convencido de que los partidos comunistas y obreros deben canalizar las demandas económicas y sociales del pueblo hacia la lucha política. La lucha contra la amenaza del fascismo y un cambio en el sistema social que lo genera, es decir, el sistema capitalista como tal.

Hoy en día, las fuerzas progresistas, debemos admitirlo honestamente, están perdiendo la batalla cognitiva por las mentes de las personas. Es nuestro trabajo superarlo. Esta es la única manera si queremos evitar la catástrofe de una tercera guerra mundial.

En este sentido, creo que, en el contexto de los objetivos y tareas de nuestra reunión y considerando la situación mundial y la necesidad de luchar por el fin de la guerra y el establecimiento de un orden mundial justo, nosotros, los partidos comunistas y obreros, debemos concentrar nuestros esfuerzos en las siguientes áreas:

fortalecer nuestra solidaridad, solidaridad con otras fuerzas progresistas en la lucha contra el neofascismo y los instigadores de una tercera guerra mundial;

organizar un sistema de información pública veraz sobre lo que está sucediendo hoy en Ucrania, cómo amenaza a Europa y cómo amenaza a la humanidad;

explicar a la gente que la guerra civil en Donbass (2014-2022), al igual que la guerra Ucrania-Rusia, fue provocada y desatada por regímenes profascistas en Ucrania a petición y en interés de los Estados Unidos, con el fin de crear una cabeza de puente para el desmembramiento y la destrucción de Rusia como rival geopolítico;

intensificar la lucha contra cualquier intento de glorificar la ideología nazi, restaurando la verdadera historia de la Segunda Guerra Mundial;

apoyar (sin retroceder en nuestros principios ideológicos) a aquellos que defienden una solución pacífica y el fin de la guerra en Ucrania, independientemente de su afiliación política. Tales políticos y fuerzas existen en todos los países.

También creo que se debe hacer todo lo posible a nivel de los parlamentos nacionales y del Parlamento Europeo para neutralizar las acciones provocadoras de los Estados Unidos y sus aliados en la región de Asia y el Pacífico contra China. Junto con la guerra en Ucrania y la posible confrontación directa entre las potencias nucleares, China y los Estados Unidos, especialmente en el contexto de las declaraciones sobre la “amenaza nuclear” rusa, las peores predicciones podrían, desafortunadamente, convertirse en realidad.

¡Queridos camaradas!

La lucha para poner fin a la guerra fratricida en Ucrania desatada por las multinacionales y sus secuaces en los gobiernos de los estados europeos y más allá, la guerra en la que la OTAN liderada por Washington es de hecho parte en el conflicto (suministro de armas, municiones y entrenamiento de las fuerzas armadas ucranianas, financiación y control de la campaña militar) es la lucha para prevenir una Tercera Guerra Mundial, que está a un paso. Debemos hacer todo lo posible para evitarlo.

Os agradezco una vez más la oportunidad de dirigirme a los participantes en este encuentro internacional y de expresar confianza en nuestra victoria, una victoria de la “luz” sobre la “oscuridad”.

Extraido de: Marx 21 / Associazione Politico Culturale (www.marx21.it)

miércoles, 16 de noviembre de 2022

LA SEXTA DESMENTIDA POR SU AMO, LA OTAN

Ayer, los "expertos" de la Sexta, con el sicario de la OTAN Pérez Triana a la cabeza, juraban y perjuraban, que un par de misiles que habían caído en territorio polaco eran rusos. No aportaban prueba alguna y su opinión estaba basada en su odio racista antirruso y en el deseo de que la guerra se extienda a más países. He aquí uno de los titulares que generó:


Pero hoy, tanto el país perjudicado, Polonia, como el amo del plumífero corrupto Antonio G. Ferreras de la Sexta, la mismísima OTAN, han asegurado que los misiles pertenecen al arsenal con que occidente ha armado la defensa antiaérea de Ucrania, esos misiles que, según el "experto" Pérez Triana, nunca fallan. Sin embargo, Ferreras en su programa Al Rojo Vivo no ha pedido perdón por difundir fake news contra Rusia y ha rectificado solo a medias afirmando que los misiles "no fueron directamente disparados por Rusia"... ¡Pues claro no! ¡Es que eran ucranianos, maldito intoxicador a sueldo!


LA CONSOLIDACIÓN DE LA “IZQUIERDA COMPATIBLE”: DE LA CAÍDA DE LA URSS A LA "POLÍTICA DE LAS IDENTIDADES"

Tita Barahona

Canarias Semanal, 12/11/2011

Los años 90 fueron fructíferos en la gestación de proyectos reformistas como la Tercera Vía


La lucha de clases sigue siendo el motor de la historia, por mucho que PSOE, Unidas Podemos y el proyecto en ciernes Sumar hayan eliminado de su vocabulario político los términos clase, capitalismo, explotación, opresión o guerra imperialista.

Tras la caída del bloque soviético en 1989, la década de los 90 abrió un nuevo y enorme mercado al mundo capitalista, pero también consolidó cambios políticos e ideológicos que se venían gestando desde la década de los 70.

Durante los años 90, en los grandes medios de comunicación y en las universidades solo se oía hablar del “fin de la historia” -a consecuencia del famoso artículo de Francis Fukuyama- y sus derivados apocalípticos del “fin de las ideologías” y el “fin del trabajo”. No se paraba de debatir en torno a otros temas como la “globalización”, el “pensamiento único”, la “crisis del Estado de bienestar”, la clonación de células humanas y las promesas que ofrecía la “revolución digital”.

En medio de todo ello, la “izquierda compatible”, como la llamó la CIA -esa izquierda anti-marxista y anti-comunista compatible con el capitalismo- reforzaba esa “compatibilidad”.

Su mayor representante en el Estado español, el PSOE, ganaba de nuevo las elecciones generales del 6 de junio de 1993, aunque no con mayoría absoluta. El pacto con PNV y CiU permitió a Felipe González retomar la presidencia del gobierno. Aquellas fueron unas elecciones anticipadas debido -según el propio González- a la crisis económica. Por ello, el debate sobre la “reforma laboral” en ciernes había quedado interrumpido.

Pocos días después, el 11 de junio, llegaba a Madrid el ultraliberal Gary Becker, miembro de la Escuela de Chicago (1) y premio Nobel de Economía 1992, para impartir las órdenes del capital.

Esas órdenes las pronunció en la conferencia “El futuro del capitalismo”, organizada conjuntamente por los diarios económicos The Wall Street Journal y Cinco Días, a la que asistieron Juan Luis Cebrián, consejero delegado de PRISA, como moderador, acompañado de Francisco Luzón, presidente de Argentaria, y Miguel Boyer, ex-ministro de Economía y Hacienda, entre otros (2).

Gary Becker lanzó en su discurso un ataque frontal a cualquier tipo de regulación que limitase a las empresas poder despedir trabajadores libremente. También arremetió contra la regulación del salario mínimo y contra unas cotizaciones empresariales a la Seguridad Social que, según él, eran demasiado altas en Europa, a diferencia de EE.UU.

En definitiva, Becker daba la orden de “flexibilizar” el mercado laboral -nuevo eufemismo político para designar el derribo de todos los derechos laborales que había ganado la clase trabajadora con su lucha-, con el objetivo de “salir de la crisis”, es decir, para revertir el descenso de la tasa de ganancia del capital. En resumen: “la existencia de normas laborales es el origen de todos los males”.

De la misma opinión se mostró el ex-ministro “socialista” Miguel Boyer (qué vergüenza poner dicho apelativo a este y semejantes personajes), utilizando la conocida táctica de tratar de enfrentar a unos trabajadores con otros:

“egoísmo de los que tienen empleo frente a los demás”, porque lo que no podía ser -según él- es que los salarios “sigan creciendo (…) mientras el paro se dispara brutalmente”.

Ya se hablaba en ese año de limitar las prestaciones por desempleo, lo que en España se hizo con la reforma laboral que por fin se aprobó en 1994. Esto fue parte de ese “proyecto de país” que, según la actual ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, tenía Felipe González.

La excusa para limitar el derecho a las prestaciones por desempleo fue la que entonces se generalizaba en toda la Europa capitalista: desincentivaban la “búsqueda de empleo”. De hecho, la Comisión Europea destacaba en un estudio:

“el impacto desincentivador de la protección al desempleo sobre la reincorporación del parado al trabajo” (3).

Tanto la derecha como la izquierda compatible se adaptaban a las nuevas reglas del capitalismo -llamadas desde los años 70 “neoliberales”- pero con discursos diferenciados para mantener la ficción de pluralidad democrática.

Un apoyo fundamental a esta estrategia adaptativa llegó desde el Reino Unido, donde en 1997 ganaba las elecciones el laborista Tony Blair. Se llamó la Tercera Vía y su ideólogo fue el sociólogo Anthony Giddens, entonces director de la London School of Economics, y asesor de Blair.

En noviembre de 1998, Peter Mandelson, ministro de Comercio e Industria del gabinete de Blair, aterrizaba en Madrid para presentar la traducción al castellano del libro de éste titulado “La Tercera Vía”, editado por El País-Aguilar. El acto estuvo presidido por Josep Borrell, aspirante por el PSOE a la presidencia del gobierno y autor de la introducción del libro (4).

El propio Mandelson definió esa “tercera vía” como la mejor para “alcanzar en cada momento los valores de la izquierda con la flexibilidad del talante liberal”. Nicolás Sartorius, de la Fundación Alternativas, que ejerció de moderador, precisó que "la tercera vía no es una equidistancia entre izquierda y derecha, y por tanto un nuevo centro, sino claramente una izquierda nueva".

Era una izquierda nueva que se alejaba de “algunas prácticas de la vieja izquierda, encorsetadas por el énfasis en la fiscalidad y el control por parte del Estado”, y que, según Mandelson, consistiría en

“un revisionismo permanente (…) una continua renovación del contrato con la gente, para modernizar la aplicación de nuestros valores”.

Sobresaliente cum laude en palabrería hueca, que seguramente hoy nos sonará muy familiar.

La formación Izquierda Unida (IU), encabezada por Julio Anguita, aun cuando ya había iniciado un tránsito hacia la “compatibilidad”, todavía no tenía intención de transitar por esta “tercera vía”, aunque se le empezaba a exigir.

Dentro de la formación se había constituido una Plataforma por la Soberanía y Pluralidad de Izquierda Unida, conocida como Tercera Vía, que pedía a la dirección un giro en el discurso político, consideraba urgente abandonar la confrontación con los sindicatos de concertación e incluso proponía que IU desconvocase la movilización por las 35 horas de trabajo semanales, que entonces era una de las principales reivindicaciones sindicales (5).

IU conoció por aquellos días del otoño de 1998 la escisión protagonizada por Diego López Garrido (6) y Cristina Almeida, que formaron el partido Nueva Izquierda (NI). De cara a las elecciones europeas de junio de 1999, PSOE y NI aprobaban un manifiesto común para “superar el ‘clasismo’ y llegar a la sociedad”, y “renovar las banderas de la izquierda” (7), esos “estandartes apolillados” como diría en 2003 el nacional-catolicista José Bono en un artículo (8).

A las europeas de 1999 marchó, en efecto, el PSOE en coalición con Nueva Izquierda. Aún en campaña, se celebró en Barcelona un debate sobre La Europa del Progreso, en el que participaron Josep Borrell, José María Mendiluce -eurodiputado por el PSOE- y Daniel Cohn-Bendit de los Verdes alemanes (9).

Allí Borrell se mostró convencido de que su partido debía incorporar los “nuevos valores de la izquierda como la ecología para poder volver a gobernar España”. Y agregó que los partidos Verdes eran “la única fuerza organizada que se opone conceptualmente e intelectualmente al capitalismo” (sic), mientras que el “socialismo democrático”, a su juicio, “no cuestiona el principio del capitalismo, sino que sólo le pone paños calientes y cataplasmas (…) quizás ya ha hecho demasiadas concesiones”.

Estas fueron las palabras de quien hoy es el halcón de la “diplomacia” de la UE, ferviente defensor del capitalismo y el imperialismo Otanista y declarado eurocéntrico, por no decir abiertamente racista. Pero, claro, en aquellos años el PSOE estaba en la oposición. El Partido Popular de José María Aznar había ganado las elecciones en 1996 y había que echar las redes electorales en la izquierda social.

Pocos días antes del debate en Barcelona, el ministro Verde de Asuntos Exteriores de Alemania, Joshka Fischer, se reunía con el entonces secretario general de la OTAN, el “socialista” Javier Solana, en la sede de dicha organización en Bruselas.

El País celebraba “el encuentro de dos grandes conversos, de dos símbolos de los tiempos de pragmatismo que vive Europa (…) pragmatismo que es el maná del nuevo orden mundial” (10).

Ese maná caía pocos meses después en forma de bombas, algunas de uranio empobrecido, sobre Belgrado. Con ello, la OTAN culminaba la destrucción de Yugoslavia. Y es digno de recordar de qué manera el entonces enviado de El País en Berlín, el ultraderechista de VOX, Hermann Tertsch, se refocilaba, a toda página, de que fueran “los sesentayochistas” quienes dirigían la guerra contra el presidente serbio Slobodan Milosevic:

“… antiguos maoístas que exigían el asalto campesino a las ciudades y dormían junto al Libro Rojo de Mao son asesores de ministros de Defensa, trotskistas que pasaron su juventud clamando por la revolución permanente se han convertido en firmes defensores de las instituciones (…) pacifistas que preferían ver su país ocupado por la URSS (…) partidarios de acabar militarmente con el régimen serbio” (11).

Podríamos decir que, en el fondo, tenía razón, si no fuera porque esos “sesentayochistas” no habían sido más que una banda de oportunistas, bien engrasados por los servicios de inteligencia, como hizo la CIA con el movimiento estudiantil de los años 60 en EE.UU y también en Francia (12). Pero la consolidación de la izquierda compatible estaba lograda, el mejor regalo para quienes, como Tertsch, muestran hoy ya sin careta sus credenciales filo-fascistas.

A partir de 2001, la consigna general sistémica fue que “el 11 de septiembre había cambiado el mundo”.

En julio de 2003, cuando la derecha estaba en el poder tanto en la UE como en EE.UU, y en medio de los “escombros” de la guerra de Irak, se celebraba a iniciativa de uno de sus carniceros, Tony Blair, una Cumbre progresista en Londres (13).

En ella participaron 30 países con el objetivo era debatir el “futuro del centro-izquierda en el mundo” ¿Era la Tercera Vía una vía muerta?

Para su ideólogo, Anthony Giddens, rotundamente no. En su opinión, el centro-izquierda había perdido terreno en los países de la UE, pero alcanzado éxitos en otras partes del mundo: República Checa, Hungría, Polonia, Suecia, Alemania, que seguían “programas revisionistas” influidos por las ideas y políticas de la Tercera Vía.

Lo mismo se podía decir -añadió Giddens- del gobierno brasileño, puesto que “Lula ha abandonado la retórica izquierdista más tradicional (…) por una posición que se asemeja mucho a la de los partidos socialdemócratas modernizadores de Europa”, esos que, en palabras de Blair, debían huir “tanto de la antiglobalización como del antiamericanismo”.

Todo esto ocurría en las altas esferas, mientras las clases trabajadoras de todos los países representados en esa conferencia quedaban huérfanas de organizaciones sólidas que defendiesen sus intereses, lo que dejaba el terreno despejado para una ofensiva brutal del capital y sus gestores -la derecha y la izquierda compatible- en forma de recortes paulatinos en derechos sociales y laborales, precarización del trabajo, endeudamiento masivo, criminalización de las protestas, estancamiento de los salarios reales, aumento del paro…

La lucha de clases seguía -y sigue siendo- el motor de la historia, por mucho que la izquierda compatible, hoy en el Estado español reforzada por Unidas Podemos y el proyecto en ciernes Sumar, haya dejado de hablar de clases, explotación, opresión o guerra imperialista. Y son ellos, la clase capitalista, quienes la están ganando, como reconociera el archimillonario Warren Buffett.

Precisamente, para ocultar que vivimos en una sociedad clasista e impedir que los trabajadores y las trabajadoras despertemos a la conciencia de clase, con sus consecuencias, la izquierda compatible, con el beneplácito de la derecha, ha optado por enfatizar las diferencias de sexo, género, raza, orientación sexual…, convirtiéndolas en identidades individuales que son, supuestamente, las únicas que hay que defender y garantizar.

Esta “política de las identidades”, de la que hace bandera la izquierda compatible -llamada Woke en el mundo anglófono- se presenta envuelta en una retórica de “diversidad”, “inclusividad”, “transversalidad”, “derechos humanos”, que son las palabras-fetiche del actual mercado de la política global.

Mientras tanto, nos despojan de bienes y servicios básicos para nuestra reproducción -sanidad, educación, vivienda...-, la riqueza se concentra cada vez en menos manos y la misera se expande por la base social, en un capitalismo decadente que ya no puede reproducirse sino matando cada vez más y esquilmando el planeta (14).

Nos jugamos el futuro de nuestros jóvenes y el de las generaciones venideras. Es crucial que nos organicemos como clase, de manera unitaria e independiente, para parar esta barbarie. El marxismo es la mejor guía tanto para conocer las reglas y funcionamiento del capital, como para diseñar estrategias de medio y largo plazo que nos permitan avanzar en ese esfuerzo colectivo.

Los capitalistas tienen conciencia de su clase y su propia Internacional (15). Es urgente que reconstruyamos la nuestra.

La historia, nuestra historia, no la propaganda que nos enseñan en las escuelas y difunden los medios de manipulación masiva al servicio de nuestros explotadores, es también herramienta indispensable para entender el presente, las estrategias de la clase dominante, nuestros propios errores del pasado, y, con este conocimiento, renovar nuestra capacidad de lucha por la emancipación social.

Notas:

(1) La Escuela de Chicago, nombre derivado de la Universidad homónima, fue el alimento ideológico de los gobiernos de Ronald Reagan y Margaret Thatcher en los años 80.

(2) El País, viernes 11 de junio de 1993 “El Nobel de Economía Becker afirma que sólo la flexibilidad laboral permitirá salir de la crisis”.

(3) El estudio de la Comisión Europea se tituló “Mejorar el funcionamiento del mercado de trabajo”, publicado en 1993.

(4) El País, viernes 13 de noviembre de 1998: “Mandelson define la ‘tercera vía’ como la puesta al día de los valores de la izquierda”.

(5) El País, viernes 13 de noviembre de 1998: “La Tercera Vía exige un giro en IU para evitar la ‘marginación’”

(6) Diego López Garrido se integró en el PSOE en 2001, donde ha hizo carrera: ha medrado tanto en su ejecutiva como en la UE. En realidad, NI fue el puente que construyó para este salto premeditado de IU, donde no obtuvo el favor de las bases, al PSOE.

(7) El País, sábado 14 de noviembre de 1998: “El PSOE y NI quieren superar el ‘clasismo’ y llegar a la sociedad”.

(8) El País, domingo 27 de julio de 2003. José Bono en ese año ejercía su segundo mandato como presidente de Castilla-La Mancha.

(9) El País, viernes 18 de diciembre de 1998: “Borrell anuncia que el PSOE se llamará ‘Socialistas y progresistas’ en las europeas”.

(10) El País, viernes 6 de noviembre de 1998: “Fischer confirma a Solana su pleno respaldo a la Alianza Atlántica”.

(11) El País, lunes 26 de abril de 1999: “La generación del 68 se va a la guerra”.

(12) Para EE.UU, véase https://prospect.org/culture/books/student-movement-cia-front/ Para Francia, según Gabriel Rockhill, la CIA se aproximó a los líderes estudiantiles de Mayo del 68 que fueron más conocidos, como Daniel Cohn-Bendit, íntimo amigo de Joshka Fischer, ofreciéndoles sustanciosas sumas, lo que se tradujo en futuras carreras políticas y mediáticas prometedoras. La CIA también identificó en Francia a dos intelectuales como importantes recursos: Michel Foucault y André Glucksmann, furibundo halcón anti-marxista identificado en el grupo de los “Nuevos Filósofos”

(13) El País, domingo 20 de julio de 2003: “Reinventando la izquierda”. Idem, domingo 13 de julio de 2003: “La cumbre progresista pide pragmatismo”.

(14) Véase el libro de Andrés Piqueras, De la decadencia de la política en el capitalismo terminal. Un debate crítico con los “neo” y “post” marxismos. También con los movimientos sociales, El Viejo Topo, 2022.

(15) Véase, por ejemplo: http://canarias-semanal.org/not/20828/-red-atlas-conozca-la-actividad-implacable-de-la-internacional-capitalista/