miércoles, 2 de febrero de 2022

EL «BATALLÓN AZOV», LA EXTREMA DERECHA NAZI Y EL GOBIERNO DE UCRANIA: LO QUE NO CUENTA LA PRENSA PRIVADA DE OCCIDENTE Y APOYAN LOS GOBIERNOS DE ESTADOS UNIDOS Y LA OTAN

Revista De Frente, 28/01/2022


La fotografía que encabeza esta nota es de uno de los destacamentos del «Batallón Azov», fuerza paramilitar integrada mayoritariamente por militantes de las organizaciones de extrema derecha ucraniana como «Pravy Sector» y «Svoboda», movimientos que fueron protagonistas del derrocamiento del gobierno de Víktor Yanúkovich a inicios del 2014, y que en los años posteriores han llegado a ser incorporados como dependientes del Ministerio de Asuntos Interiores del país, y contando con importantes redes financieras ucranianas e internacionales, entre otras, vaya paradoja, la del magnate judío Ihor Kolomoisky. Son parte de las fuerzas paramilitares y militares que combaten contra las milicias en el este de Ucrania, levantadas en aquella parte del país notoriamente más inclinada a una alianza con la Federación Rusa y no con la Unión Europea, y que resisten ante la avanzada de extrema derecha que no ha hecho si no que crecer en la parte occidental del país y Kiev, la capital donde se hizo conocida como «Euromaidán» la insurrección y derrocamiento de 2014, motivado precisamente por la suspensión que había hecho el Gobierno de Yanúkovich, del Acuerdo de Asociación entre la Unión Europea y Ucrania.

El «Batallón Azov», fuerza paramilitar dependiente 
del Ministerio de Asuntos Internos de Ucrania. Año 2018.

Para entender la situación en Ucrania, lo primero es despejar ciertas dudas y desconocimientos bastante generalizados sobre cuestiones básicas de la historia de ese país, tal como describimos en detalle en una nota anterior. Lo primero: la historia de Ucrania ha estado por más de un siglo fuertemente tensionada por su ubicación geográfica entre Rusia y Europa. Eso la hizo estar en medio de los conflictos bélicos de altísima intensidad que se inician con la Primera Guerra Mundial, continúan luego con la «Guerra Civil Rusa» posterior a la Revolución Bolchevique, y se proyectan en la avanzada fascista y Nazi y la Segunda Guerra Mundial después.

Mapa étnico-lingüístico de Ucrania. Al Este y Sur y en Península de Crimea, mayoría ruso parlante, al Oeste, mayorías hablantes de idioma ucraniano.

Tal contexto explica algo difícil de entender sin aquél elemento: Lo que se conoce como «nacionalismo ucraniano» está marcado por el influjo fascista y Nazi que se levantó en Europa del Este por parte de los sectores más conservadores y reaccionarios de las sociedades de la región, contra la Revolución Rusa y las organizaciones y movimientos de izquierdas de esos años. De ahí que las fuerzas que respaldan al gobierno de Volodímir Zelenski (iniciado en 2019), siguiendo los pasos y alianzas del predecesor de Petró Poroshenko (2014-2019), declararon como día de conmemoración oficial del nacionalismo ucraniano, el día de cumpleaños de Stepán Bandera, el líder nacionalista que batalló contra la URSS y colaboró con los Nazis a mediados del siglo pasado.


Marcha nacionalista en Kiev, en el día de nacimiento de Stepán Bandera, conmemorado de manera oficial desde el 2019, y quien fuera líder fascista y colaborador de los Nazis.

Las complicidades que han tenido los gobiernos occidentales con el gobierno ucraniano, tan inclinado hacia una extrema derecha de características notoriamente fascistas y pro Nazis, ha encendido alarmas hace años, pero como suele ocurrir cuando hay intereses económicos y geopolíticos en juego, han sido en general acalladas u omitidas por la prensa privada dominante en Occidente. De hecho, como se ha denunciado en numerosas ocasiones, el famoso documental «Winter on Fire» ampliamente divulgado vía Netflix, prácticamente no hace mención a este componente esencial de la asonada de desestabilización y derrocamiento del gobierno ucraniano en el 2014, siendo que éste fue protagonizado por milicias de un componente fascista y neonazi que es notorio y explícito.

Las simbologías no están de más, y lo mencionado sobre Stepán Bandera no es lo único. El escudo del «Batallón Azov» consta de una runa «wolfsangel» estilizada, y detrás de ella, un Sol negro, ambos símbolos profusamente utilizados en la Alemania Nazi, entre otros, por divisiones enteras de las SS o «Waffen-SS», el cuerpo de elite del Ejército de Hitler. Es decir, el «Batallón Azov», un cuerpo paramilitar dependiente del Gobierno de Ucrania, además de estar integrado por militantes de las organizaciones de extrema derecha ucraniana, utiliza expresamente simbología Nazi.

Es por eso que a nadie le debiera extrañar que en las sucesivas votaciones que ha habido en la Asamblea General de la ONU de una Resolución contra la Glorificación del Nazismo y otras formas de discursos de odio racial, los votos en contra han sido de Estados Unidos y de Ucrania, con la abstención de los gobiernos de la Unión Europea, y el voto a favor de una amplia mayoría de países (Ver «Asamblea General de la ONU aprueba resolución contra la glorificación del Nazismo y Racismo con el voto en contra de gobiernos de Estados Unidos y Ucrania y abstención de Europa y Commonwealth británica»).

O, para ir a algo más secundario y periférico en relación a la gravedad de todo esto, que en marchas de grupos de extrema derecha en lugares tan lejanos como Chile, aparezcan banderas del «Batallón Azov».

Las simpatías Nazis del gobierno ucraniano han provocado incluso la protesta del estrecho aliado del gobierno de Estados Unidos, el Estado de Israel. El Embajador israelí en Ucrania, Joel Lion, ha formulado varias declaraciones y publicado en sus redes sociales el rechazo a la glorificación del Nazismo por parte de la extrema derecha ucraniana: «Condenamos fuertemente la glorificación de colaboradores con el régimen Nazi. Es hora de que Ucrania se reconcilie con su pasado», dijo en referencia a las marchas de conmemoración del nacimiento de Stépan Bandera establecido como día de conmemoración nacional de modo oficial por el gobierno ucraniano.

Por su parte, el Centro para la Lucha contra el Odio Digital (CCDH) señaló en un informe que una red de grupos neonazis de EEUU y Europa, incluyendo el Batallón Azov, utilizan páginas de Facebook e Instagram para generar ingresos, sin que estas redes sociales hayan reaccionado ante estas advertencias:

Los lazos y trabajo internacional de esta extrema derecha fascista, constituida como grupo paramilitar con reconocimiento oficial del Estado ucraniano, han sido destacados en numerosas notas de prensa incluso en Europa y Estados Unidos, cuyos gobiernos impulsan política exterior  que utiliza al gobierno ucraniano como «punta de lanza» de una arremetida geopolítica de la OTAN hacia territorios aledaños a Rusia, intentando presentar a Rusia como un potencial «invasor» de Ucrania, en un contexto en que en el Este del país y en la Península de Crimea, hay una significativa mayoría de habitantes ruso parlantes, con lazos históricos y culturales con Rusia, y que rechazan la deriva extremo derechista del gobierno de Kiev.

Las pruebas sobran. Una nota reciente del medio estadounidense «Newsweek» reconocía expresamente las relaciones y el perfil de estos grupos que en la práctica funcionan como aliados de la OTAN contra Rusia: «Un año después del 1/6, la guerra de Ucrania atrae a la extrema derecha estadounidense para luchar contra Rusia y entrenarse para la violencia en casa», haciendo referencia a los lazos con la extrema derecha estadounidense y el asalto al Capitolio en Washington a inicios del año pasado. El medio español Publico.es reconocía hace unos días («El polvorín neonazi en Ucrania»):

«Desde la revuelta de Maidan de 2014, el gobierno, el ejército y las fuerzas de seguridad han institucionalizado en sus filas antiguas milicias y batallones de voluntarios vinculados a la ideología neonazi», declaraba recientemente Kuzmenko a Newsweek, citando como ejemplo el Destacamento de Operaciones Especiales Azov, que fue establecido por el Ministerio del Interior de Ucrania en 2014, y transferido posteriormente a la Guardia Nacional (…)  Ocho años después, mientras los enfrentamientos en la región del Donbass no han cesado, y a las puertas de un posible enfrentamiento entre Rusia y Ucrania con la OTAN de por medio, no todos los norteamericanos expertos en geopolítica han cerrado filas con su gobierno. Menos aún cuando la amenaza de la violencia y el terrorismo de la extrema derecha es considerada ya la principal amenaza interna del país. 

No son pocos los grupos y activistas neonazis europeos y norteamericanos (también españoles) que han visitado Ucrania estos últimos años para hacer contactos o recibir entrenamiento paramilitar».

Sin embargo, los gobiernos de Estados Unidos y resto de integrantes de la OTAN siguen haciendo caso omiso de todo aquéllo, y los medios alineados con su geopolítica, vienen intensificando un conjunto de medidas económicas y militares en Ucrania y las zonas aledañas, como el estratégico Mar Negro, para reforzar la posición del gobierno de Ucrania y debilitar y asediar a las poblaciones pro rusas en Crimea y el Este de Ucrania, y también, directamente, a la Federación Rusa, cuya seguridad territorial se ve fuertemente amenazada con la posible entrada del gobierno ucraniano al pacto político-militar de la OTAN.