La hipocresía y la desvergüenza de nuestros medios están llegando a unos límites insospechados. Así, con motivo de las elecciones presidenciales que tuvieron lugar el pasado fin de semana en la Federación Rusa nuestros juntaletras han demostrado de qué pasta están hechos. Resulta que les gustan las elecciones al estilo de las democracias occidentales pero solo cuando el resultado es favorable a las multinacionales occidentales, al imperialismo yanqui o la OTAN. De lo contrario es mejor quemar las urnas, literalmente. Y es que la raquítica oposición a Putin, impotente ante el masivo apoyo que dicho líder tiene en Rusia, se ha dedicado a promover que se quemen los colegios electorales (algo que ya se usó también, por cierto, en Venezuela por parte de la oposición antichavista) y nuestros medios han corrido a aplaudirlo. Esto implica apoyar explícitamente la desestabilización de un país soberano usando el terrorismo. Se han visto imágenes de señoras mayores prendiendo fuego a las urnas o lanzando cócteles molotov contra las fachadas de los colegios electorales acompañadas de palabras de elogio (o incluso de burla) cuando las saboteadoras han conseguido prender fuego. Y digo “señoras” y “saboteadoras” porque, como algún periodista patrio ha observado, son todas mujeres. Qué curioso que estos ataques a manos de mujeres coincidan con el hecho de que en el occidente colectivo el feminismo sea junto con el ecologismo apocalíptico, ideología de estado. Esto nos da una pista de dónde pueden proceder sus perpetradores intelectuales. Hasta se ha visto una mujer inutilizar una urna arrojando sobre las papeletas el tinte verde que en Rusia se llama “zelionka” mientras recibía instrucciones por el móvil. Lo grave es que este tinte es utilizado por los ucronazis para marcar a minorías étnicas y a disidentes del régimen del Maidán antes de atarlos a un poste y torturarlos. Otra pista de quién está detrás de todo esto.
Pero de todos los medios es (¡cómo no!) la Sexta, la cadena televisiva más otanista, quien más ha celebrado los ataques a los colegios electorales. Incluso ha habido programas en los que los plumíferos se han reído a carcajadas de los ataques con bombas incendiarias. E incluso por escrito han calificado a los asaltantes de “valientes ciudadanos” y han comentado en tono de burla que “arden las urnas en Rusia”. Estos son los periodistas que hablan de Rusia como una dictadura, los mismos que quieren que se quemen las urnas cuando no sale lo que a ellos y a sus amos les conviene.