Augusto Zamora
blogs.publico.es. 15/03/2022
En el emponzoñado ambiente antirruso que satura la Europa atlantista, en esta delirante orgía de falsedades, manipulaciones y demonización hasta la paranoia del presidente de Rusia, Vladimir Putin, cada día queda menos espacio para la inteligencia y, menos aún, para la reflexión. La Europa del gallinero se ha despeñado en una orgía de represalias, sanciones y persecución de todo lo ruso que no está dejando más espacio que la guerra, la guerra, la guerra… En ese demencial delirio belicista de oficina –los que mueren son otros-, usan del periodismo fecal para deformarlo todo, como si quisieran ganar la guerra en Ucrania a base mentiras y medias verdades. Pero el ejército ruso avanza sin prisas y sin pausas, aunque, leyendo ciertos medios es al revés, está derrotado y tieso.
Camino a la tercera semana de guerra, los hechos indican una cosa: Rusia ganará la guerra, alcanzará sus objetivos y habrá que sentarse a negociar con Moscú, guste más, guste menos o disguste hasta provocar úlcera. Si no se negocia, Ucrania puede desaparecer como país, el país y su población –la gran víctima- pasar por sufrimientos y daños aún mayores, y la península europea verse sumida en una espiral sin fin de destrucción que sí, que dañará muchísimo a Rusia, pero dañará aún más al gallinero. Como esta afirmación parecerá un desvarío, explicaremos en qué la sostenemos.
Empecemos con un tema que los emplumados políticos explican tan bien que parecen inspirados en el mejor de los Cantinflas. Muera el gas ruso pero que viva que si no, manito, nos morimos de frío y luego las empresas que sí, que no y que la gente apague la calefacción y las cocinas de leña ¡híjole!, leña sólo hay en parques, yo no he dicho pero lo dije y.., ¡la culpa es de Putin! Todo de Putin, hasta la cistitis que nos ha dado de tanto pensar… ¿Sabe el lector la verdad? Se la contamos. Detrás de las jerigonzas cantinflescas de los gallináceos hay una verdad que ninguno menciona: el gas ruso no sólo sigue fluyendo después del inicio de las operaciones en Ucrania, sino que su suministro ha aumentado significativamente, de 89 a 109,5 millones de metros cúbicos por día. Putin será la reencarnación del demonio, pero el gas ruso sabe a gloria. ¿Han escuchado a alguna gallina cacarear algo al respecto? No, ni lo oirán, porque admitir que han aumentado las compras desmentiría su discurso y lo que importa no es decir la verdad, sino seguir manipulando a la gente, como manda el Gran Jefe, EEUU.
Tampoco informarán de que Gran Bretaña gastó más de 2.500 millones de libras esterlinas en importaciones desde Rusia hace un mes, según la Oficina Británica de Estadísticas, divulgado por el Daily Mail. Mil millones de libras en combustible; 591 millones en petróleo; 289 millones en gas; tres millones de libras en alimentos para animales, 25 millones en químicos y 34 millones en acero y otros metales. Este hecho prueba que las sanciones estaban decididas, que Gran Bretaña las conocía y se adelantó a ellas.
Tampoco les dicen que prescindir del gas ruso es, sencillamente, imposible. Por la simple razón de que no hay alternativas en el mercado mundial. Qatar ha enviado al pairo a la UE, pues se ha aburrido de decir que no puede producir más. Arabia Saudita no tiene y poner a producir los yacimientos nuevos llevará años. Andan tocando las puertas de Irán y Venezuela, pero tampoco. Irán carece de infraestructuras, que habría que construir, pues las brutales sanciones de Occidente le han impedido desarrollar todo su potencial, y Venezuela tiene las suyas tan deterioradas por las sanciones que lo mismo. Al final, las sanciones para destruir a esos dos países han terminado rebotando contra sus promotores. Así que, señores, ustedes verán. Es Europa la que necesita gas, no Rusia, como dijo Putin, y el gas va camino de los 4.000 dólares. La única alternativa real al gas ruso es morir de frío, comer enlatados, verduras crudas y carne secada al sol.
Vayamos ahora a las sanciones contra Rusia, similares en todo a las impuestas contra Cuba e Irán. A Cuba desde 1961 y a Irán desde 1979 (a propósito, el ‘éxito’ de todas esas sanciones draconianas ha sido tal que el Partido Comunista sigue gobernando Cuba y la república islámica está ahí, viva y coleando, mucho más fuerte hoy que en 1979). Rusia, obviamente, es un país infinitamente mejor situado que Cuba e Irán. El diluvio de sanciones que busca la ruina total de Rusia no tendrá mejor destino y, para entenderlo mejor, es menester saber de Rusia y situarnos en el mundo actual.
También un poco de historia. Alemania no perdió la I Guerra Mundial en el campo de batalla. De hecho, no se libró ninguna en suelo alemán. Alemania se tuvo que rendir por la antigua trampa del hambre. Los buques británicos bloqueaban su salida al mar; el frente ruso impedía acceder a los campos ucranianos; el frente francés, a los recursos de un país neutral como España. Tampoco tenía petróleo. El hambre llegó a tal que la gente asaltaba los carruajes de caballos o mulas para destazarlos en plena calle y llevar algo de carne a los hogares. Aquello agravó la situación, pues sin carruajes de cuadrúpedos, que eran el grueso del transporte, no se podía mover lo poco que había. Al final, hubo que rendirse sin haber perdido la guerra. El impacto de aquel hecho fue tal que, cuando Hitler llega al poder, una de sus primeras medidas es dotar al país de una enorme red de almacenamiento de provisiones de todo tipo, medida que resultó de lo más eficaz pues, incluso en los peores momentos de la II Guerra Mundial, no hubo hambre en Alemania.
Rusia, a diferencia de la Alemania de las dos guerras mundiales, dispone de energía ilimitada, vastos recursos agropecuarios y un largo etcétera de otros medios como para resistir años y décadas. Cuenta, además, con el respaldo, directo o indirecto, de más de la mitad del planeta, empezando por China e India. El mundo, conviene recordar, ya no es el patio trasero de un puñado de potencias colonialistas occidentales. En términos de paridad de poder adquisitivo (PPP), el G-7 representa el 30% del PIB mundial. Asia posee el 42,86% de ese PIB por PPP. Europa tiene un 16% del total. En otras palabras, cerrar la economía del gallinero afectará a Rusia, sobre todo en lo inmediato, pero, en lo mediato, Rusia dispondrá de mercados y fuentes más amplias, de forma que podrá reorganizar su economía en función de las nuevas condiciones impuestas. Al igual que ocurrió con las sanciones de 2014, será muy, muy difícil que la UE recupere después en Rusia los espacios perdidos.
Para entender mejor el tema del impacto real de las sanciones recurriremos a un estudio de caso. En septiembre de 2018, EEUU aprobó una –otra- lista negra de empresas rusas (la danza de las sanciones lleva muchos años bailando), entre las que estaban todas las involucradas en la fabricación del avión comercial ruso MC-21, llamado a hacerle la competencia al Airbus 320 y al Boeing 737. Dado que el MC-21 usaba motores Pratt & Whitney, de fabricación estadounidense, y diversos componentes en las alas también de patente occidental, la lista negra buscaba, claramente, boicotear la producción del avión ruso. Un caso similar había sucedido años antes, cuando EEUU prohibió la venta a Irán de cien aviones de pasajeros Sukhoi Superjet-100, pues estos aviones rusos llevaban dispositivos estadounidenses y su venta a terceros requería del permiso de EEUU.
En abril de 2019, el fabricante ruso -la corporación estatal Rostec- anunció que el MC-21 había recibido los primeros motores PD-14, de fabricación rusa, que reemplazarían a los motores Pratt & Whitney, y que dicho motor había sido homologado por la Agencia Europea de Seguridad Aérea. En diciembre, Rostec informó que el MC-21 dispondría de alas nuevas fabricadas con materiales compuestos de elaboración rusa. Rostec también anunció que las pruebas del avión con alas y motores rusos se llevarían a cabo entre 2022 y 2023, y que en 2024 comenzaría la entrega de los aviones MC-21 con la totalidad de sus componentes producidos en Rusia. Igual ocurrirá con el Superjet-100. Equipados con motores PowerJet Sam146, fabricados con componentes extranjeros, Rostec trabaja en el motor PD-8 para sustituir los motores extranjeros. Las sanciones y listas negras terminaron haciéndole un favor a Rusia, al obligarla a desarrollar sus propias tecnologías, de forma que, en breve, dispondrá de una flota aérea 100% rusa.
Podríamos extendernos en el tema, pero no es el caso. Pese al reiterado fracaso de los ilegales sistemas de sanciones y bloqueos, estos lo único que producen, en los países pobres –como Cuba o Venezuela- es un enorme daño humano, económico y social. Pero, en países poderosos y dotados de generosos recursos y amplio capital humano, las sanciones son un acicate para desarrollar la propia industria y los propios recursos. En este tema, las políticas del gallinero toparán con un espeso muro que sí, lo repetimos, harán mucho daño en lo corto, pero, en lo mediato y lo largo, servirán de catapulta a la industria, la ciencia y la tecnología rusas para dar otro salto cualitativo, en el que Rusia ganará un montón y el gallinero verá drásticamente disminuida su capacidad de dañar.
La vocinglera multitud de periodistas fecales y los deprimentes políticos del gallinero podrán decir lo que les manden decir, pero sus medidas antirrusas están destinadas al fracaso. Ante ese final, cabría esperar que surjan personas con unas pocas neuronas activas en su cabeza para entender que por ahí no es. Que si quieren el bien de Ucrania y de los ucranianos hay que sentarse a negociar muy en serio con Rusia. Que esa payasada de enviar lotes de armas queda bien para portadas de periódicos y noticieros, pero ayudarán tanto a los ucranianos como querer tumbar a un oso con un matamoscas. Hay, en la teoría de las relaciones internacionales, algo que se llama realismo político. Su idea central es no confundir deseos con realidades y tener los pies en tierra para no terminar estrellándose en ella. Nuestros plumíferos parecen empeñados en estrellarse.
Situados en el extrarradio de la galaxia, su soberbia y prepotencia les llevó a rechazar las ofertas de negociación de Rusia, de resultas de lo cual estamos donde estamos. El gas a 3.000 dólares los mil metros cúbicos, el petróleo a 130 dólares el barril, los cereales a precios disparatados y los metales por la nubes, lo que sitúa al mundo bajo amenaza de recesión que, como siempre, golpeará más a los países más pobres, en África, Asia a Latinoamérica. Al final, una coalición mundial tendrá que invadir Europa y disolver la OTAN y la UE para salvar al planeta. No se lo tomen a broma. A la vuelta de la esquina está la alianza ruso-china y no tienen idea los atlantistas la de países y gente esperando la oportunidad de venir por aquí, a arreglar viejas cuentas. Halford Mackinder avisaba de las hordas que, procedentes de Asia Central, habían invadido Europa. Hoy esas hordas tienen dinero, mucho dinero, (y misiles, cazabombarderos, buques y demás). El gobierno chino afirmó, hace pocos días, que EEUU es la mayor amenaza a la paz mundial. Para quien quiera entenderlo y, si no, a Nueva Zelanda.