Valentino Arteaga
Ahora ya Trump es ·bueno" para nuestros medios.
Ayer asistimos a un nuevo ejemplo de ética periodística en la televisión de nuestro país, concretamente un ejemplo de falta absoluta de dicha ética. El grupo Atresmedia ofrecía la pasada noche las dos caras de la moneda del conflicto político y social que en estos momentos vive Venezuela, y no lo hacía con un amplio reportaje hablando con expertos y dando contexto al asunto, ni tampoco ofertando un debate serio con los diferentes puntos de vista de esta compleja crisis política.
Decidía dar los dos puntos de vista de la historia por separado, en sus dos cadenas generalistas. Así mientras que en Antena 3 noticias ofrecían una entrevista en exclusiva al opositor Juan Guaidó, en La Sexta emitían el interrogatorio al que fue sometido Nicolás Maduro por el “súper periodista” Jordi Évole.
De la entrevista realizada por Antena 3 poco hay que comentar. Para que entendáis al nivel de pelotismo al que se llegó, en un momento dado Guaidó se aparta el micrófono y tose un poco, algo que utilizó Antena 3 para decir que se estaba “dejando hasta la voz” luchando por echar al tirano Maduro del poder.
Pero la entrevista de La Sexta fue todavía más grave, porque al fin y al cabo el que pone el informativo de Antena 3 ya sabe que es lo que se va a encontrar, una dosis diaria de manipulación descarada a favor de las derechas. El problema de La Sexta, y muy especialmente de Salvados, es que bajo un disfraz de cadena progre, incluso de cadena comprometida con la información y con el periodismo, se esconde una manipulación y unos intereses todavía más malintencionados que los de su cadena hermana.
Évole se mostró en todo momento muy incisivo pero cada vez que Maduro hablaba desmontaba la caricatura que desde hace años los medios de comunicación en España han creado en torno a su persona. Évole, que va de periodista imparcial, daba por sentado el punto de vista marcado desde Washington, como si esa fuera la verdad absoluta y se sorprendía al escuchar las respuestas de Maduro.
En concreto, Évole insistía una y otra vez en trasladar la responsabilidad de la crisis política que atraviesa el país a Maduro, asumiendo que el líder chavista tiene la obligación de aceptar lo que diga Estados Unidos para evitar la guerra. Para ello, Évole centró su entrevista en las declaraciones de Mújica, que afirmó que como mal menor hay que aceptar el chantaje de Estados Unidos, al ser un agresor insuperable, para evitar la guerra.
¿Os imagináis alguna otra situación en la que un periodista entreviste al líder de cualquier país del mundo y le diga que tiene que ir contra su constitución y contra las leyes internacionales y aceptar lo que decida Donald Trump y su gente sobre el futuro de su país y de sus recursos?
Como punto positivo la entrevista se emitió con solo un corte publicitario, algo que es de agradecer y que no es muy habitual ver en televisión. Sin embargo, el hecho de sacar al jefe de prensa recordando el tiempo que llevaban traslada al espectador una sensación de excepcionalidad, cuando esto ocurre en cualquier entrevista. Pero vamos, este ejemplo de manipulación queda totalmente empequeñecido por el contenido y el tono de toda la entrevista, que más que entrevista fue un interrogatorio.
Aun así Maduro respondió claramente a todas las preguntas y descartó aceptar la imposición del Presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. “No aceptamos ultimátums de nadie, es como que yo le dijera a la Unión Europea: ‘Les doy siete días para reconocer la república de Cataluña'”, aseveró el mandatario subrayando que no tiene por qué acatar lo que dicten fuerzas extranjeras.