Escenario Mundial,11/06/2025
[Nos habían hecho creer que en Rusia había una gran oposición a la guerra y el país estaba lleno de pacifistas... Pero no hay nada de eso. La gente sabe que es una guerra de la OTAN contra su patria utilizando el ariete del neonazismo ucraniano. Igual que hizo Hitler en los años 40. E igual que entonces los fascistas y sus colaboradores morderán el polvo de la estepa rusa.]
El jefe del Servicio Federal de Inteligencia alemán (BND), Bruno Kahl, aseguró que la mayoría de la población de Rusia respalda la guerra de Vladímir Putin contra Ucrania. Así lo expresó en una entrevista con el pódcast Table Today, citada por el medio alemán Handelsblatt y replicada por European Pravda.
En este sentido, Kahl cuestionó la visión dominante durante mucho tiempo en Occidente, según la cual el conflicto era únicamente “la guerra de Putin” y no contaba con el apoyo del pueblo ruso. En cambio, afirmó citado desde Ukrainska Pravda: “Tenemos la impresión de que todo el pueblo ruso está dispuesto a seguir a Putin, que esta guerra es necesaria y que la malvada OTAN es el agresor”.
El jefe del BND también indicó que en Rusia predomina la idea de que “la guerra y, por así decirlo, la liquidación de este régimen injusto en Ucrania son dignas de honor y gloria para Rusia”. Según su análisis, esto es resultado del dominio total del Kremlin sobre el aparato de propaganda, que le permite manipular a la población en todo el país.
Aunque reconoció que dentro de los círculos de poder existen algunas opiniones divergentes sobre la estrategia bélica, el funcionario de la inteligencia de Alemania afirmó que no hay una oposición real que pueda hacerle frente a Putin. “No hay oposición que se interponga en el camino de Putin”, subrayó.
Por último, Kahl sostuvo que Rusia busca poner a prueba la determinación de la OTAN, expandiendo su confrontación más allá de Ucrania. En ese punto, recordó que el secretario general de la OTAN, Mark Rutte, advirtió que Rusia está desarrollando su potencial militar y podría estar lista para usar la fuerza contra los Estados miembros dentro de cinco años.