mpr21, 27 de julio de 2024
En noviembre del año pasado, unas semanas después del inicio de la guerra en Gaza, Amichai Chikli, de 42 años, un impetuoso ministro del Likud en el gobierno israelí, fue invitado al Parlamento, para explicar a los diputados lo que se podría hacer ante el ascenso de las protestas de la juventud en Estados Unidos contra la guerra, particularmente en las universidades de élite.
“Lo he dicho antes y lo diré de nuevo: creo que deberíamos, especialmente en Estados Unidos, pasar a la ofensiva”, dijo Chikli, que desde entonces ha encabezado una campaña para contrarrestar las críticas a Israel. Está resucitando una estructura controvertida dentro de una campaña masiva de relaciones públicas dirigida a los campus universitarios estadounidenses para redefinir el concepto de antisemitismo en la legislación estadounidense.
Chikli aseguró que el presupuesto incluía nuevos fondos para una campaña de respuesta, separada de las relaciones públicas más tradicionales y la publicidad financiada por el gobierno. Esta campaña cuenta con 80 programas ya en marcha para acciones de sensibilización “a la manera de Concert”, afirmó.
El término “Concert” se refiere a un programa del gobierno israelí, inicialmente conocido como Kela Shlomo, diseñado para llevar a cabo lo que Israel llama “actividades de extensión a gran escala” dirigidas principalmente a Estados Unidos y Europa. Concert, ahora conocido como Voices of Israel, colaboró anteriormente con organizaciones que hacían campaña para aprobar leyes anti-BDS destinadas a penalizar a los estadounidenses que participan en el boicot o en protestas no violentas contra Israel.
Su último episodio es parte de una estrategia contundente y a veces secreta del gobierno israelí destinada a contrarrestar las protestas estudiantiles, las organizaciones de derechos humanos y otras voces disidentes.
Las actividades más recientes de Voices se han llevado a cabo a través de organizaciones sin fines de lucro y otras organizaciones que a menudo no divulgan la información de sus donantes. De octubre a mayo Chikli supervisó un gasto de al menos 32 millones de shekels, alrededor de 8 millones de euros, dedicado a defender los intereses del gobierno de Tel Aviv con el fin de desviar el debate público.
El Instituto para el Estudio del Antisemitismo
Muy pronto uno de los grupos de presión estadounidenses que trabajaban en estrecha sinergia con el Ministerio de Chikli, el Instituto para el Estudio del Antisemitismo y la Política Mundial (ISGAP) obtuvo una resonante victoria.
En diciembre, durante una audiencia en el Congreso de Estados Unidos ampliamente observada sobre el antisemitismo de los estudiantes que protestaban contra la guerra, varios diputados republicanos de la Cámara de Representantes citaron explícitamente la investigación del ISGAP en sus preguntas a los rectores de las universidades públicas. La audiencia terminó con la disputa de la congresista Elise Stefanik con la entonces presidenta de la Universidad de Harvard, Claudine Gay, quien luego renunció a su cargo después de una avalancha negativa de los medios de comunicación.
En un evento del 7 de abril en el Palm Beach Country Club, el ISGAP, que supuestamente recibió la mayor parte de su financiación en 2018 del instituto israelí que dirigía Concert, acogió con satisfacción sus logros en relaciones públicas en el Congreso.
“Estas audiencias son el resultado de nuestro informe de que todas las universidades, empezando por Harvard, están recibiendo mucho dinero de Qatar”, alardeó Natan Sharansky, un antiguo miembro del Parlamento israelí que ocupó el cargo desde Chikli y que hoy preside ISGAP. Sharansky dijo a sus seguidores que los comentarios de Stefanik habían sido seguidos por mil millones de personas.
El ISGAP ha seguido influyendo en las investigaciones del Congreso sobre las universidades que afirman que las protestas contra las violaciones de los derechos humanos por Israel están motivadas por el antisemitismo, y la organización se ha involucrado mucho en la campaña destinada a aprobar nuevas leyes que redefinan el antisemitismo para incluir ciertas formas de expresión críticas con Israel.
Que las victimas del apartheid defiendan el apartheid
Otros grupos estadounidenses vinculados a Voices han lanzado una serie de iniciativas destinadas a generar apoyo para el Estado de Israel. Uno de estos grupos, oficialmente llamado socio, el Consejo Nacional para el Empoderamiento de los Negros (NBEC), publicó una carta abierta de políticos demócratas negros prometiendo solidarizarse con Israel.
Otro grupo, CyberWell, un grupo antidesinformación proisraelí encabezado por ex funcionarios de la inteligencia militar israelí y de Voices, se ha posicionado como un “socio de confianza” oficial de las plataformas TikTok y Meta, para ayudar a ambas a filtrar y editar contenido. Un informe reciente de CyberWell pidió a Meta que eliminara la popular consigna “Del río hasta el mar, Palestina vencerá”.
En los albores de la guerra de Gaza, tras las acciones del 7 de octubre perpetrados por la resistencia palestina, la empresa creada originalmente con el apoyo del Ministerio de Asuntos Estratégicos, que había sido suprimida, fue relanzada por tercera vez. La reorganización apareció por primera vez el 1 de noviembre en un documento presupuestario poco difundido por el gobierno israelí, que indicaba que Voices congelaría todas sus campañas actuales para centrarse en apoyar actividades relacionadas con “ganar la guerra relativa a la guerra de la versión israelí de la historia”.
La organización está ahora bajo la dirección de Chikli, el ministro israelí de Asuntos de la Diáspora. Recientemente Haaretz y el New York Times revelaron que el Ministerio de Chikli había contratado los servicios de una empresa de relaciones públicas para presionar en secreto a los diputados estadounidenses. Para ello se utilizaron cientos de cuentas falsas que publicaban contenido proisraelí o antimusulmán en X/Twitter, Facebook e Instagram. El Ministerio de la Diáspora pagó alrededor de dos millones de dólares a una empresa israelí por publicaciones en las redes sociales.
La iniciativa es sólo una de muchas campañas, coordinadas por el Ministerio, que sólo han recibido una cobertura mediática limitada. El Ministerio de la Diáspora y sus socios compilan informes semanales basados en información proporcionada por grupos de estudiantes estadounidenses proisraelíes, algunos de los cuales están financiados por el gobierno israelí.
Por ejemplo, Hillel International, cofundador de la red Israel on Campus Coalition, que también es uno de los grupos académicos judíos más grandes del mundo, ha informado del apoyo financiero y estratégico de Mosaic United, una organización respaldada por el Ministerio dirigido por Chikli. Esta asociación de larga data se está utilizando ahora para dar forma al debate político en torno a la Guerra de Gaza. En febrero el director ejecutivo de Hillel, Adam Lehman, compareció ante el Parlamento israelí para describir la asociación estratégica con Mosaic y el Ministerio de la Diáspora, que, según dijo, ya ha dado resultados.
“Estamos cambiando la administración. La semana pasada, el MIT, el mismo presidente que fue criticado frente al Congreso, tomó la medida de suspender por completo su capítulo de Estudiantes por la Justicia en Palestina por cruzar líneas y crear un ambiente poco acogedor para los estudiantes judíos”, dijo Lehman, refiriéndose a la presidenta del Instituto Tecnológico de Massachusetts, Sally Kornbluth.
Los documentos indican una participación significativa del gobierno israelí en la política estadounidense con respecto a la guerra en Gaza, la libertad de expresión en los campus universitarios y la política palestino-israelí.
“En este momento existe una obsesión por controlar el discurso estadounidense sobre la relación entre Estados Unidos e Israel, incluso en los campus universitarios, desde Israel hasta el primer ministro Netanyahu”, dijo Eli Clifton, asesor del Instituto Quincy. “Es difícil encontrar un paralelo en cuanto a la influencia de un país extranjero en el debate político estadounidense”.
Dinero para maquillar los crímenes sionistas
Ninguno de los grupos identificados en este reportaje está registrado según la Ley de Registro de Agentes Extranjeros, Fara. La ley exige que los grupos que reciben financiación o dirección de países extranjeros informen al Departamento de Justicia de Estados Unidos.
Lara Friedman, presidenta de la Fundación para la Paz en Oriente Medio, dijo: “Implícitamente, se supone que no hay nada extraño en ver a Estados Unidos como una especie de campo libre donde Israel puede operar, que no hay límites”.
Gran parte de lo que ya se sabía sobre Concert fue informado inicialmente por Forward, un medio de comunicación judío estadounidense, y Seventh Eye, un sitio de noticias de investigación independiente con sede en Israel. La historia de Concert se remonta a 2017, cuando el Ministerio de Asuntos Estratégicos comenzó a desarrollar un programa para realizar campañas encubiertas destinadas a influir en la opinión pública. Entonces crearon un vector “extragubernamental” para “brindar una respuesta rápida y concertada a los intentos de manchar la imagen de Israel en el mundo”.
Con Concert, el entonces ministro Gilad Erdan imaginó una “dirección de relaciones públicas” capaz de lanzar en secreto campañas a gran escala en las redes sociales para denunciar a los famosos que criticaban al gobierno israelí. Documentos internos obtenidos por Seventh Eye mostraron que muchos de los destinatarios de los fondos de Concert eran organizaciones cristianas sionistas estadounidenses, como Christians United for Israel, Proclaiming Justice to the Nations y Israel Allies Foundation.
Uno de los mayores receptores estadounidenses fue ISGAP, que supuestamente recibió al menos 445.000 dólares, una cantidad equivalente al 80 por cien de sus ingresos totales en 2018, como parte de una promesa de 1,3 millones de dólares a la organización. Charles Small, director ejecutivo del ISGAP, cuestionó estas cifras en una entrevista concedida a Forward, aunque hizo comentarios contradictorios a un medio de comunicación canadiense.
Small afirmó anteriormente que ISGAP no necesitaba estar registrado en Fara porque su organización se beneficiaba de la exención académica, que permite a las organizaciones recibir fondos extranjeros siempre que no participen en grupos de presión políticos. Sin embargo, Yale, que alguna vez fue sede del grupo, cerró el precursor de ISGAP en 2011 por su falta de rigor científico.
El año pasado el general Sima Vaknin-Gill, ex oficial de inteligencia y enlace de Concert en el gobierno israelí, se convirtió en director general del ISGAP. En enero Vaknin-Gill y Small testificaron ante un comité del Parlamento israelí que debatía la respuesta apropiada a las críticas a Israel. Durante el testimonio, varios testigos hablaron de la necesidad de alentar a los países a adoptar la definición de antisemitismo de la Alianza Internacional para la Memoria del Holocausto, que equipara las críticas a Israel con el antisemitismo, incluidas las afirmaciones de que el Estado de Israel es racista.
Muchos críticos se han pronunciado en contra de la definición de la Alianza Internacional para la Memoria del Holocausto (IHRA), que desacata la Primera Enmienda al limitar la posibilidad de criticar a una institución pública y esgrime consideraciones relacionadas con la lucha contra el Holocausto. El antisemitismo es un arma para penalizar a quienes critican las políticas israelíes.
Equiparar el antisionismo al antisemitismo
La definición de la IHRA debería ser una prioridad estratégica para el Estado de Israel. “El Movimiento Antisemitismo defendió la definición de la IHRA”, señaló Vaknin-Gill, refiriéndose a un oscuro socio financiero de ISGAP, Concert y el Ministerio de la Diáspora, que paga con dinero negro. El Movimiento de Lucha contra el Antisemitismo está presidido por Sharansky; Vaknin-Gill es miembro de la junta. “Nos hemos vuelto a centrar en trabajar a escala local”, dijo Vaknin-Gill. Nos resultó mucho más fácil trabajar con alcaldes y estados y desarrollar la definición”.
En enero el gobernador de Georgia, Brian Kemp, firmó una legislación que revisa las leyes sobre delitos de odio de Georgia para incluir la definición de antisemitismo de la IHRA, lo que permite aumentar las penas de prisión por ciertas críticas a Israel. Carolina del Sur y Dakota del Sur han hecho lo mismo y aprobaron leyes similares en los últimos meses. Otro proyecto de ley relacionado en Florida, el HB 187, fue aprobado por ambas cámaras del estado y está a la espera de la firma del gobernador Ron DeSantis. Los correos electrónicos obtenidos a través de una solicitud de registros muestran que Kennedy Starnes, un funcionario del Ministerio de Relaciones Exteriores de Israel, mantuvo correspondencia con la senadora Lori Berman sobre la legislación.
El Congreso ha seguido adelante con la propuesta de una legislación que incorpore los términos del IHRA. El mes pasado la Cámara de Representantes aprobó un proyecto de ley que sancionaba la definición de antisemitismo de la IHRA a los estándares del Departamento de Educación. Si es aprobada por el Senado y promulgada como ley, la legislación permitiría al gobierno federal retener fondos de las instituciones de educación superior o presentar cargos de derechos civiles contra universidades que permitan ciertas críticas contra Israel.
Small también testificó en múltiples audiencias del Parlamento israelí, informando a los diputados sobre la estrategia del ISGAP y su lucha para influir en el discurso en los campus universitarios. “Este es un momento único en el que debemos aumentar nuestro poder en proporciones históricas para la historia del pueblo judío”, dijo Small en la audiencia de enero. “Necesitamos todas las herramientas que [el Estado de Israel] tiene a su disposición”. El mes anterior había testificado en otra audiencia del Parlamento israelí, durante la cual afirmó que la organización estudiantil Estudiantes por la Justicia en Palestina representaba a las “fuerzas armadas” de la Hermandad Musulmana.
El mes pasado Small se reunió con miembros del Comité de Supervisión de la Cámara de Representantes en una sesión informativa a puerta cerrada sobre el tema, poco antes de que los republicanos de la Cámara de Representantes intensificaran su investigación sobre las fuentes de financiación de los grupos pro-palestinos en el campus. ISGAP también afirmó que la financiación qatarí de la facultad de medicina de la Universidad de Cornell ayudó a influir en las preocupaciones de los estudiantes sobre el número de civiles asesinados por el ejército israelí en Gaza.
En la reunión de Palm Beach en abril, Small afirmó que “la interseccionalidad es en realidad un concepto que podemos utilizar” para “luchar contra mil millones de musulmanes y todos los liberales del mundo occidental”. Small ofreció una línea argumental afirmando que el islam político “quiere matar judíos, subyugar a las mujeres y matar a todos los homosexuales”.
Tirar la piedra y esconder la mano
Ni la financiación de investigación extranjera de ISGAP ni su sitio web revelan los vínculos financieros previos de la organización con Israel. Los observadores señalan que las solicitudes de exención académica de Fara pueden no estar justificadas para una organización como ISGAP que colabora con el gobierno israelí y ejerce presión sobre el Congreso.
“Aunque existen varias exenciones de registro en virtud de la Ley Fara, casi todas las exenciones caducan si un individuo o grupo busca influir en la política y la opinión pública de Estados Unidos a sugerencia o solicitud de un gobierno extranjero”, dijo Craig Holman, experto en las leyes de cabildeo.
Aunque se desconoce el alcance total de la influencia del gobierno israelí en las instituciones estadounidenses, los debates del Parlamento israelí ofrecen una ventana a la estrategia israelí y las interacciones con los grupos de presión estadounidenses.
El Parlamento israelí ha celebrado varias audiencias con organizaciones judías estadounidenses para considerar la coordinación. Margarita Spichko, funcionaria del Ministerio de la Diáspora de Chikli, dijo en diciembre que su oficina publicaba un informe semanal basado en información recopilada de socios en Estados Unidos, incluido Hillel.
Hadas Lorber, que entonces trabajaba como asistente del consejo de seguridad nacional de Israel, dijo en la misma audiencia que la oficina del primer ministro se reunía periódicamente con grupos con sede en Washington para “combatir el antisemitismo, mejorar la legislación presentada a diferentes miembros del Congreso y promover leyes en Estados Unidos que combatan el antisemitismo y sean efectivas en los campus.
En marzo el Parlamento israelí reunió a dirigentes de importantes grupos proisraelíes de todo el mundo para hacer un balance de las actividades relacionadas con la guerra. En la audiencia los diputados presionaron a los grupos de defensa para que explicaran cómo se oponían a las protestas en los campus. Meir Holtz, presidente de Mosaic United, dijo en la audiencia que el gobierno israelí invertiría 48 millones de shekels, o alrededor de 12 millones de euros, este año en su organización para la extensión universitaria.
El mes pasado, el funcionario del Ministerio de Asuntos Exteriores israelí, Alon Lavi, instó a los miembros de la Knesset a seguir apoyando financieramente campañas vinculadas a la política y el mundo académico estadounidenses. Advirtió que el Estado de Israel no puede encabezar esta campaña y debe confiar en organizaciones no gubernamentales y en la sociedad civil en general. “Necesitamos formar coaliciones con elementos internos que quieran ayudarnos, y parte de eso es movilizar a los dirigentes, la dirección universitaria, a los dirigentes estudiantiles, los alcaldes, los diputados locales en los estados y ciudades”, dijo Lavi.
Uno de los diputados presentes en la audiencia, el diputado Meir Cohen, no se inmutó. “No siento que tengamos prisa”, dijo Cohen, añadiendo que las propuestas presupuestarias del Ministerio no suponen a mucho. “Si me permite, representante Cohen, estoy completamente de acuerdo con usted”, respondió Ron Brummer, representante del Departamento de la Diáspora que trabaja en estrecha colaboración con Chikli. “Necesitamos 300 millones de shekels, no 30 millones de shekels”.