Laura Ojea
El Español, 09/05/2023
[De estos embalses, que sí tienen reservas de agua y de los que se lucra la mafia de las empresas de energía como Iberdrola y cía, no dicen nada Newtral y su equipo de verificadores. ¿Qué están tramando los globalistas y sus esbirros? ¿Hacer de España un país sin agricultura ni ganadería, o lo que es lo mismo, una colonia subdesarrollada de EEUU?]
La polémica sobre si se están destruyendo presas o si se están abriendo compuertas de embalses en plena sequía apunta a la producción eléctrica.
Apenas es primavera y España se está secando. No es un fenómeno único de nuestro país, el resto de Europa también está sufriendo las consecuencias de dos años con temperaturas por encima de la media. Y con la sequía saltan las alarmas sobre el uso que se está dando al agua, cada vez más escasa, de nuestros embalses. Pero no todos están bajo mínimos ni todos cuentan con una central hidroeléctrica a sus pies.
De hecho, según pone como ejemplo en redes sociales Xavier Cugat y sénior project mánager de Q CELLS, el nivel de agua de los embalses con centrales de Iberdrola del Tajo supera la media de la última década.
"Todos tenían la semana pasada 4.235Hm3, si se compara con hace un año se ve que es muy superior, 2.736Hm3, y la media de 10 años en esta semana es 4.029Hm3", explica el experto en energía.
Por ejemplo, la central hidroeléctrica de Alcántara (Cáceres), que cuenta con una potencia instalada de 915 MW, está a fecha 3 de mayo, al 76,90% de su capacidad. Una cifra muy lejana del 50,66% en el que estaba el año pasado en estas fechas, y algo por encima de la media de los últimos 10 años, en el 77,85%.
También la de Azután (Toledo), está en el 65,49%, y la de Cedillo, en el tramo internacional del río Tajo entre España y Portugal, está al 96,92%. Otro tanto de lo mismo le ocurre al de Torrejón situada cerca de Mirador de la Mala Vuelta en Cáceres. Está al 92,02% mientras que la media de los últimos 10 años se sitúa en el 88,94%.
Por último, la de Valdecañas, situada en el término municipal de El Gordo (Cáceres) está al 90,30% mientras que el año pasado apenas llegaba al 44,40% de capacidad.
Embales e hidroeléctricas
España suma cerca de 30.000 barreras fluviales o transversales en sus ríos, y muchas de ellas no están ni siquiera inventariadas. En esta lista también se contabilizan las grandes presas, aquellas de más 15 metros de altura, que ascienden a 1.254, según recoge la Sociedad Española de Presas y Embalses (SEPREM).
Y de todas esas presas, solo hay unas 1.300 centrales hidráulicas, según Roams. Además, la gran mayoría de ellas, el 92%, son minicentrales, que a su vez, representan poco más del 12% de toda la producción de energía hidráulica. Las grandes centrales hidroeléctricas convencionales, que apenas suman un centenar, están casi todas en Castilla y León, Galicia, Aragón, Cataluña y Extremadura.
Según Embalses.net, la media de agua embalsada en España está en un escaso 49,62%, pero es precisamente en la mitad norte del país donde se respira con más alivio ante la escasez.
De hecho, en Galicia, la media se sitúa en el 79,19%, en Asturias el 80,48%, La Rioja el 72,94% y en País Vasco el 74,21%, por poner algunos ejemplos. La situación se agrava en el sur, con Andalucía en un peligroso 28,46% y Murcia en el 28,28%.
Ya se generó mucha polémica en agosto de 2021 cuando algunos municipios denunciaron la "drástica" reducción de agua de sus embalses para la generación de sus centrales hidroeléctricas. Y tras ello, el Gobierno avisó que aplicaría el artículo 55 de la Ley de Aguas, donde se prevé que por razones extraordinarias se puedan introducir limitaciones al vaciado del caudal de los embalses.
Este cóctel de factores provocó que en 2022 se desplomara la generación hidroeléctrica hasta su nivel más bajo en tres décadas, y en lo que va de 2023 no se ha recuperado. Es la quinta tecnología por aportación al mix eléctrico (10.438 GWh), por detrás de la fotovoltaica (11.270 GWh), los ciclos combinados (gas) (11.633 GWh), la nuclear (20.332 GWh) y la eólica (24.142 GWh), según datos de REE.
Sequía en Europa
En el resto del Viejo Continente las cosas no van mucho mejor. Europa sufre una sequía severa desde 2018. El aumento de las temperaturas dificulta la recuperación de este déficit, dejando al continente atrapado en un ciclo peligroso donde el agua se vuelve cada vez más precaria.
Por ejemplo, en Francia no ha llovido durante más de 30 días consecutivos en enero y febrero, y ha experimentado su invierno más seco en 60 años.
La fundación de investigación CIMA de Italia señala que ha habido una reducción del 64% de las nevadas a mediados de abril. Y el río Po corre tan bajo como lo hizo el verano pasado. El lago de Garda ya se encuentra a menos de la mitad de su nivel medio.
Una de las pocas proyecciones a largo plazo en Alemania predice que el país verá menos lluvias en lugar de más durante gran parte de la década.
Pero incluso si los niveles de precipitación siguen siendo los mismos, el cambio climático reducirá la disponibilidad de agua en franjas de Europa.
Por último, los glaciares y la capa de nieve de Europa se están reduciendo rápidamente debido al aumento de las temperaturas, lo que priva a ríos importantes como el Rin, el Danubio, el Ródano o el Po de un suministro vital.
Polonia y otras regiones como Bulgaria, Rumania, Grecia muestran condiciones de advertencia de sequía. Y el Observatorio Europeo de la Sequía también indica estrés hídrico en los países nórdicos.