1. Encrucijada estratégica
Sudán está en una zona de confluencia del islam y el ancestral cristianismo ortodoxo (copto) y es la puerta hacia el África negra/subsahariana. Además, sus puertos son estratégicos para el dominio del Mar Rojo y, por tanto, de Oriente Medio. Su población procede de refugiados climáticos de la sequía que asoló al Sahara tras el neolítico por el efecto del cambio climático global a más frío, el Dryas Reciente (11.000 a. c.) A partir de ahí el clima extremo del desierto va a marcar la vida en Sudán.
2. Colonialismo y anticolonialismo
Después de la expansión del islam por el norte de África, Sudán (junto con Egipto) fue un dominio otomano que acabó en decadencia política. Fue entonces cuando los colonialistas occidentales promueven revueltas palaciegas para fomentar poderes aún más corruptos y débiles que pudieran ser usados como gobiernos títere. Ante esto hubo una reacción: la revuelta de Ahmed Orabi en Egipto por militares anticoloniales en siglo XIX. Éstos estuvieron apoyados por anarquistas italianos como Malatesta, que estaba allí organizando a los trabajadores de los puertos de Egipto, e incluso contó con las simpatías de los nacionalistas irlandeses, entre ellos Lady Gregory. Orabi era un precedente de Nasser. Ni que decir tiene que los británicos acudieron a ayudar a su "títere" otomano en el poder.
A la supresión de la revuelta le sucede un periodo de corrupción y represión. Los campesinos (en el Valle del Nilo se producen materias primas estratégicas como el algodón y la goma arábiga) sufren una subida de impuestos y sube el precio del agua por lo que se arruinan. Surge la figura de Muhammad Ahmad, el Mahdi, que logró derrotar a los británicos y gobernar durante un corto espacio de tiempo. Fue una gran humillación para el colonialismo occidental porque fue derrotado con lanzas y espadas y además decapitaron al general británico Gordon. El Mahdi era un fanático religioso, pero sabía que había que vencer el tribalismo alimentado por occidente y fortalecer la unidad de la nación, que en su caso fue llevada a cabo a través del islam. El Mahdi mandó quemar listas de linajes hechas para estratificar la sociedad por el gobierno otomano, títere de Londres, y abolió los impuestos. Se estataliza el islam y, como consecuencia negativa, los cristianos son perseguidos, especialmente los coptos.
Cuando el mahdismo es derrotado, Sudán, junto con Egipto, es administrado como una colonia por la corona inglesa. A la élite nativa gobernante en el Egipto colonial le gustaba la idea de que Egipto y Sudán fueran un solo país, ya que de cara a una ulterior independencia se convertiría en un país extenso rico en recursos. Sin embargo, en 1952 hay insurrección anticolonial (con Naguib, cuya madre era sudanesa, y Nasser) y en 1953 se abole la monarquía y se instaura una república laica. Nasser, que era un líder antiimperialista, creyó que lo mejor era no intentar anexionarse Sudán sino dejar que viera lo que hacía Egipto y que lo imitara, independizándose en último término de los ingleses. Los ingleses por su parte, muy maquiavélicamente financiaron al sucesor del Mahdi para que esto no ocurriera, ya que éste era religioso y por tanto opuesto al nasserismo. Sin embargo, el sucesor del Mahdi era muy impopular en el centro y el norte del país.
3. Independencia y frustración
La independencia vino de la mano de Al-Azhari, un nacionalista anticolonial que buscaba la unión con el Egipto de Nasser. Sus rivales eran el partido Umma, herederos del mahdismo y por tanto con una postura anti-Egipto. También tuvo otro problema: el sur no musulmán del país. Allí destacamentos de la Fuerza Defensiva de Sudan, herederos del Cuerpo de Ecuatoria (un ejército de nativos de la región sureña de Ecuatoria bajo mando británico), se rebelaron un año antes de la independencia. Con el tiempo se desarrolló un movimiento insurgente dirigido por sacerdotes cristianos con conexiones evidentes con la antigua metrópoli.
Los siguientes años fueron turbulentos. Aunque el movimiento que lideró la independencia se alineó con gobiernos antiimperialistas como el de la URSS, Yugoslavia y China, pronto las divisiones internas y los golpes de estado fueron desviando al país de la senda del socialismo y acercándolo a EEUU, que irá sustituyendo como país más influyente al Reino Unido. Igualmente, la integración con Egipto se va olvidando. De hecho, el país, uno de los más grandes de África, se va dividiendo por luchas intestinas. Por un lado, los cristianos del sur, fruto de la influencia misionera occidental, armados y financiados por el Reino Unido provocaron una cruenta y larga guerra civil dividida en dos periodos por una pausa en el medio en la que hubo unas conversaciones de paz en las que no se pusieron ambas partes de acuerdo para construir el Canal de Jonglei (proyecto conjunto para irrigar las zonas más áridas de la cuenca del Nilo) y se volvió a la guerra. El líder de esta facción rebelde John Garang se formó en Fort Benning (EEUU), base militar donde entrenaron a los golpistas latinoamericanos de los Operación Cóndor. Por otro lado, surge el conflicto de Darfur en el árido oeste del país. En este caso no es un conflicto religioso ya que ambos bandos son musulmanes; sin embargo, en el bando rebelde hay facciones (Movimiento para la Justicia y la Igualdad) aliadas con los Hermanos Musulmanes y con Hassan al Turabi, un islamista radical procedente de linaje noble y educado en el King's College de Londres. Todo este desastre azotado desde occidente causó gran número de muertos y terribles hambrunas en una de las zonas más pobres del país. Fue entonces cuando los mismos poderes occidentales pidieron una intervención internacional para parar el "genocidio", con Bernard Kourchner a la cabeza, el fundador de MSF, campeón del intervencionismo humanitario y uno de los responsables de echar leña al fuego del mortífero conflicto de Biafra (Nigeria), que causó miles de muertos y desplazados en los años 60 del pasado siglo.
4. El control de los recursos
Aparte de su situación estratégica, Sudán cuenta con recursos igualmente estratégicos. Para empezar, está el agua, más abundante en el sur, y que el neocolonialismo ha utilizado para dominar el centro y el norte del país. Tampoco hay que olvidar que el Valle del Nilo fue uno de los lugares del planeta donde se domesticaron los cereales durante la revolución neolítica y ha sido puntero en la producción de otros agrícolas estratégicos como el papiro, muy importante en la Edad Antigua, o las fibras textiles como el algodón. Pero es que además Sudan es el primer país productor de goma arábiga, una materia prima producida por las acacias del Sahel africano que tiene multitud de usos en la industria, entre ellos el de condimento alimenticio usado por la Coca-Cola y la Pepsi.
Pero es que además está el petróleo. Las prospecciones empezaron en los años 80 por parte de la multinacional norteamericana Chevron. Pronto se construyó una refinería en el este, en la ciudad estratégica de Puerto Sudán, propiedad de BP y Shell. El negocio era redondo, pero cuando la violencia fratricida se recrudeció, Chevron fue atacada por los rebeldes y decidió irse. Más tarde en la década de los 2000 se descubrió gas. Tras irse Chevron, llegaron petroleras chinas e indias. Hoy día China es el principal inversor. El petróleo está en la frontera con Sudán del Sur y en Darfur, “casualmente” en zonas donde hay inestabilidad política. Pero el oleoducto pasa por el norte. En los últimos años grupos rebeldes han atacado a las petroleras chinas a veces secuestrando a los trabajadores porque dicen que "financian al régimen" de Jartum. ¿A quién beneficia todo esto? A la antigua metrópoli y sobre todo a EEUU. El mayor consorcio es la GNPOC, donde hay capital chino y sudanés. Incluso los líderes rebeldes de Darfur han dicho que las compañías chinas son “objetivo militar”. Los líderes integristas del MJI se han manifestado en contra de la presencia china. También las ONGs y las organizaciones ecologistas (esas que no dijeron nada cuando EEUU reventó el Nordstream 1 y 2) se han quejado de que la extracción de petróleo contamina y gasta agua. A pesar de eso, China ha invertido en infraestructuras en Sudán. De hecho, China y Sudán son aliados globales desde el 59, cuando Sudan reconoció a la RPC. Desde entonces se han ayudado a superar las crisis internas (Xinjiang, Darfur, Sudan del Sur.)
5. El actual estallido bélico
Durante décadas Sudán, que al principio iba por la senda del anticolonialismo y se acercaba a los países socialistas, ha sufrido golpes de estados y divisiones internas que han desembocado en guerras y hambrunas. Muy pronto las potencias occidentales favorecieron la toma del poder por parte de gobiernos militares de corte islamista y conservador. Ello ha sido así tanto para alejar a Sudán del progresismo nasserista, o incluso de la URSS y China, como para fomentar divisiones étnicas y religiosas (sobre todo con las minorías cristianas y animistas) y así debilitar el país y por ende facilitar el expolio de sus recursos a manos de multinacionales o, más recientemente, para que las potencias rivales de occidente no tengan acceso a dichos recursos. Sin embargo, muchos de esos golpistas se volvieron pragmáticos y se dedicaron a hacer acuerdos con quien no debían, es decir, con quien no quería EEUU y sus aliados de Europa occidental. Tal fue el caso del gobierno de Omar Al Bashir, quien pasó de dar cobijo a grupos terroristas islámicos (con Bin Laden a la cabeza) y ser bombardeado por EEUU en los 90 a ponerse a bien con occidente tras los atentados de Nueva York de 2001. Incluso firmó la Paz con Sudán del Sur, lo que resultó en un referéndum sobre la independencia que ganaron los rebeldes del sur. Sin embargo, Al Bashir, en 2017, viajó a Moscú y firmó un tratado de cooperación militar con Rusia que permitía a los barcos de guerra rusos atracar en los puertos sudaneses del Mar Rojo. El acuerdo entró en vigor en 2019, mismo año en que Al Bashir “casualmente” fue derrocado por un golpe de estado (un golpe militar pero con participación civil al estilo de las revoluciones de colores) e imputado por la Corte Penal Internacional (títere jurídico de occidente) de “genocidio” en Darfur.
Sin embargo, a pesar del golpe una facción de los militares que accedieron al poder cerró el trato con Rusia tras la visita a Jartum del ministro ruso Serguey Lavrov y empezaron los preparativos para construir una base naval rusa en Puerto Sudán. A cambio, Rusia, que a día de hoy está presidiendo el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, presionaría en la ONU para que se levantaran las sanciones que asfixian al país africano. Eso fue a mediados del pasado mes de febrero. A mediados de abril, un intento de golpe militar a manos de las Fuerzas de Apoyo Rápido ha encendido de nuevo la mecha de la guerra civil en Sudán. Esta facción del ejército sudanés era un cuerpo de élite que luchó contra los rebeldes de Darfur y que fue tildado por las ONGs occidentales de “genocida”. Sin embargo, estas mismas ONGs no han tenido reparo en prestar ahora su apoyo a su líder, Mohammad Hemmetti, quien además está siendo ayudado a lavar su imagen por compañías de RRPP canadienses. Como vemos, el “tribalismo” en el conflicto de Sudán no es nada casual.
REFERENCIAS:
-https://atalayar.com/content/sud%C3%A1n-sud%C3%A1n-el-mayor-productor-de-goma-ar%C3%A1biga-del-mundo
-https://www.reuters.com/article/sppage024-lj43502-oisnr-idUSLJ4350220081020
-https://rebelion.org/darfur-y-sus-falsos-amigos/
-https://www.aljazeera.com/news/2007/11/24/darfur-rebels-reject-chinese-troops
-https://earthjournalism.net/stories/the-dark-side-of-sudans-oil
-https://www.youtube.com/watch?v=8L2HvR90mG4
-https://atalayar.com/content/la-cupula-militar-de-sudan-cede-los-intereses-de-rusia-en-el-mar-rojo
-https://www.aljazeera.com/news/2023/4/20/the-soft-power-campaign-of-sudans-rsf-leader-hemedti