Bernardo Álvarez
Nortes, 09/03/2022
Augusto Zamora, nacido en Estelí (Nicaragua) ha sido embajador de su país en España, director jurídico del Ministerio del Exterior y jefe de gabinete del ministro del Exterior nicaragüense entre 1979 y 1990. Formó parte del equipo negociador de Nicaragua en los procesos de paz de Contadora y Esquipulas, desde su inicio hasta la derrota electoral del sandinismo. Abogado de Nicaragua en el caso contra Estados Unidos en la Corte Internacional de Justicia, ha participado en numerosas misiones diplomáticas.
Ha ejercido también como profesor de Derecho internacional público y Relaciones internacionales en la Universidad Autónoma de Madrid, así como en la Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua y en otros centros académicos de Europa y América Latina. Como parte de su labor intelectual ha colaborado con numerosos medios de comunicación y ha publicado obras como “El futuro de Nicaragua”, “Actividades militares y paramilitares en y contra Nicaragua”, “El derrumbamiento del Orden Mundial”, “La paz burlada. Los procesos de paz de Contadora y Esquipulas”, “Política y geopolítica para rebeldes, irreverentes y escépticos”, “Réquiem polifónico por Occidente” o “Malditos libertadores. Historia del subdesarrollo latinoamericano”.
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¿Está preocupado por lo que está sucediendo?, ¿cree que existe una posibilidad real de que esto termine en una guerra a gran escala entre potencias nucleares?
No, en absoluto. De hecho, tanto el gobierno de Estados Unidos como la OTAN han rechazado tajantemente involucrarse de forma directa en la cuestión de Ucrania. No creo que eso cambie, porque el paso siguiente es la guerra nuclear, y aquí lo sabe todo el mundo. De hecho, debes recordar que hace unas semanas, de una manera que a mí me llamó la atención, Estados Unidos y Rusia firmaron un acuerdo de no uso de armas nucleares. A mí eso me dio la primera pista de que algo iba a pasar, porque eso no son documentos que se firmen todos los días.
Ha escrito una cosa que me resulta llamativa: dice que lo que está sucediendo en Ucrania no es una guerra ni una invasión…
Técnicamente lo son. Pero realmente este es un conflicto geopolítico. Las guerras de conquista son una cosa: invades un país con la intención de anexionártelo todo o parcialmente, o con la intención de quedarte con determinados recursos de ese país. Rusia, ya lo ha dicho, tiene tres objetivos. Uno, que se reconozca de manera oficial la soberanía de Rusia sobre Crimea.
La segunda es la desmilitarización de Ucrania, y esto responde al proyecto estratégico de Estados Unidos de convertir a Ucrania en la avanzadilla de la OTAN en el corazón de Rusia. Por tanto, Ucrania tiene que ser un país desmilitarizado, como lo fue Austria después de la Segunda Guerra Mundial.
Y la tercera es la desnazificación de Ucrania, que esto mucha gente no lo entiende o no lo quiere entender. Se ha impuesto un discurso demagógico, falso y rusófobo para ocultar lo que está ocurriendo, y es que el ejército de Ucrania, bajo directriz de Estados Unidos, tiene elementos de la extrema derecha y del ultranacionalismo ucraniano con una doctrina militar que establece a Rusia como el enemigo de Ucrania. Eso es lo que diferencia esta guerra de las tradicionales, porque Rusia no está pidiendo nada que no sea una cuestión de garantías prácticas y reales de seguridad en su vecindario más inmediato.
¿Y le resulta creíble ese discurso de la “desnazificación” en boca de uno de los principales padrinos y patrocinadores de las extremas derechas europeas?
La gente tiene poca memoria. El mayor patrocinador de los sectores de ultraderecha y neofascistas ha sido Estados Unidos en los años de la Guerra Fría. De los 60 a los 80, llenó Latinoamérica de las más sangrientas y brutales dictaduras neofascistas.
Zelenski y su grupo no son más que títeres al servicio de una causa que no es la de Ucrania. Porque un país que esté gobernado por gente que se preocupa realmente por su país no hubiera seguido nunca la política que han seguido los gobernantes de Ucrania de 2014 a la fecha. ¡Tú no te puedes pelear con un vecino que es una superpotencia nuclear, que tiene 17 millones de kilómetros cuadrados y con el que compartes una extensa frontera! Eso es un disparate, y solo lo haces si estás al servicio de alguien que te está pagando.
Usted ha criticado muy duramente a OTAN y a Estados Unidos asegurando que la tan cacareada independencia y soberanía de Ucrania en realidad no les preocupa lo más mínimo
Eso es pura palabrería. La soberanía y la independencia son conceptos relativos dentro de unos niveles que están marcados por una suma de factores. Por ejemplo, los países de la UE han delegado casi toda su soberanía en instituciones comunitarias. La política económica no la pueden trazar los países al margen de los parámetros de la UE, lo que significa que han renunciado a su soberanía económica. Su política exterior está determinada por la que dicte Bruselas, por lo que han renunciado a su soberanía política. Y así podríamos hacer una lista interminable que llega hasta lo que produce España de leche. Tú no puedes venir aquí con esa demagogia a hablar de la libertad y la soberanía cuando representas una organización que ha lanzado cinco guerras de agresión contra cinco países indefensos, a los que has destruido provocando millones de refugiados y decenas de miles de muertos. No puedes después presentarte como ángel bendito invocando unos principios de derecho internacional que tú te has pasado por el forro una y otra vez de Yugoslavia a Siria.
El gran debate estos días en España y Europa ha sido el del envío de armas a la resistencia ucraniana, ¿cómo lo ve usted?
Milicias mal armadas no son nada ni representan nada ante un ejército organizado que tiene como espina dorsal vehículos blindados. Es mandar a la gente a morir de gratis. Por otra parte, a mí me llama poderosísimamente la atención que yo no veo al pueblo ucraniano en las calles. Nosotros hicimos la revolución y había decenas de miles de nicaragüenses haciendo barricadas, y eran pueblos enteros sublevados. Yo en Ucrania no lo veo.
Tal vez porque les están bombardeando y no pueden estar en la calle
No, no los están bombardeando, eso es otra mentira.
¿Es mentira que Rusia está bombardeando Kiev, Leópolis, Jarkov…?
Están bombardeando objetivos militares precisos. Es una guerra quirúrgica. Rusia tiene un poder militar que, si quisiera arrasar una ciudad, la arrasaría en horas. Hay que recordar lo que ocurrió en Grozni cuando la segunda guerra chechena. Rusia bombardea objetivos específicos, y después aquí manipulan.
Se han visto muchísimas imágenes de bloques de apartamentos bombardeados
Yo veo las imágenes, pero no sé quién los disparó. Cuando estábamos en la guerra en Nicaragua, el Departamento de Estado divulgó las fotos de unas personas quemadas diciendo que eran indígenas que habían sido asesinados y quemados por los sandinistas. A los pocos días se armó el escándalo porque se denunció que esas fotos correspondían a campesinos colombianos que habían sido asesinados por paramilitares. Yo veo un edificio, uno, no ciudades enteras bombardeadas.
Se han bombardeado varias zonas residenciales, una universidad, la torre de televisión de Kiev…
Hay vídeos, y eso ya me lo conozco. No descarto que algún misil se desviara, como tampoco descarto que los propios ucranianos hayan disparado. Pues como los rusos no están bombardeando objetivos civiles, y ellos necesitan crear una imagen de victimización, aparecen esos vídeos sin más afirmación que el que dice “esto lo bombardearon los rusos”.
¿Piensa que existe una campaña intencionada de desinformación para culpar a los rusos y presentar a los ucranianos como víctimas?
Total. Estamos siendo envenenados mañana, tarde y noche para una demonización absoluta de Rusia y para tapar bajo una capa de mentiras lo que está realmente en juego.
Si tuviese que trazar una genealogía del conflicto, con sus causas inmediatas, ¿cuál sería?
Yo hago algo que la generalidad de periodistas no hacen, y es leerme los documentos oficiales del Pentágono, del Departamento de Defensa y del Departamento de Estado, que son los que realmente nos dicen cuál es la política oficial de Estados Unidos en el nuevo orden mundial que está en juego. Esto no son inventos. La política de Estados Unidos se basa en dos hechos internos: uno, Estados Unidos es un país en bancarrota, y lo dicen los propios congresistas. Sus recursos económicos están cada vez más limitados para plantar cara al desafío que representan Rusia y China. Te voy a dar un dato: el jefe de las Fuerzas Armadas de Estados Unidos pidió 60 buques para equipararse al desarrollo naval chino y el Congreso solo aprobó presupuesto para 19 buques. Porque no había dinero para más. Uno de sus ejes de la política exterior es que sus aliados, en el Pacífico y en Europa, suplan ese problema económico multiplicando su gasto militar. Y esto está en documentos oficiales de Estados Unidos. Por eso es que vino aquí a Trump a reclamar a los europeos que no gastaban lo suficiente en defensa, y que debían gastar más y armarse ¡Y ojo! Para pelear por los intereses de Estados Unidos
La otra causa es que Estados Unidos, en lo que se refiere a Europa, no tiene previsto un campo de batalla en el frente atlántico. Han decidido que la OTAN se haga cargo del frente atlántico porque ellos quieren quedarse en el frente Pacífico. Lo de Ucrania fue un proyecto políticamente perverso para el pueblo ucraniano, aunque dentro de la estrategia de Estados Unidos era un proyecto de envergadura para alinear a Ucrania en el frente atlántico, dotarle del mayor ejército europeo y poner ese ejército a 400 kilómetros de Moscú. Esta es la causa de la guerra.
¿Cuál es la influencia que está teniendo la cuestión de la energía, particularmente del gas, en la guerra?
El gas es una cuestión secundaria. A fin de cuentas, el control de la energía es el control del poder. Pero eso a Rusia no le preocupa. He visto estudios de que no hay gas en el mundo que pueda suplir las reservas de Rusia. Quienes necesitan el gas son los europeos, no los rusos.
Usted afirma que Rusia no teme a la OTAN y que, en caso de conflicto abierto, Putin llevaría las de ganar
En términos nucleares, no en términos de guerra convencional. Ten en cuenta que la OTAN, con Estados Unidos, son 500 millones de habitantes con los ejércitos más poderosos del mundo, y Rusia tiene ciento y tantos millones, pero el factor disuasor es el poder nuclear de Rusia. Si Rusia no tuviera ese poder nuclear ya habría sido invadida por la OTAN.
Se está hablando mucho de las semejanzas entre lo ocurrido estas últimas semanas y las semanas previas a la Primera Guerra Mundial, ¿le parece pertinente ese paralelismo?
Eso lo desarrollo en mi libro “Réquiem polifónico por Occidente”. Yo vengo diciendo desde hace años que, desaparecida la URSS, los parámetros de lucha por el poder en el mundo han vuelto a los esquemas previos a la Primera Guerra Mundial. Porque no se trata de una lucha de sistemas o ideologías. Se trata de una reorganización del poder en el mundo. Y eso está en los documentos oficiales de Estados Unidos, donde reconocen que enfrentan un desafío estratégico de largo plazo.
¿Cree que la retirada estadounidense de Afganistán le ha hecho ver a Rusia que su enemigo está en horas bajas?
No sé qué tanto ha influido. Yo sé, y lo he leído en diarios rusos, que este plan se empezó a fraguar después de 2014. Porque en Rusia se dieron cuenta de los planes que tenía Estados Unidos con Ucrania, y como todos los intentos de Rusia de un acuerdo negociado eran sistemáticamente rechazados, ya se plantearon como única opción la militar. Por supuesto lo de Afganistán ha influido, pero más en Estados Unidos que en Rusia.
¿Y cuál es el papel de China en todo esto?
Estos días es obligatorio leer el Global Times, que es la versión exterior del Diario del Pueblo, del Partido Comunista Chino. En él se transmite el sentir y el pensar de China, que tiene claras dos cosas. Una es que necesita a Rusia en su inevitable confrontación con Estados Unidos, porque Rusia no es solo la protección de toda su retaguardia, sino que le garantiza de manera fiable el suministro de energía. Porque en caso de conflicto Estados Unidos podría bloquear el estrecho de Malaca, o exigir a los países de la península arábiga que dejen de suministrarle petróleo y gas a China, que solo le quedarían Rusia y Kazajistán.
El otro aspecto es que China está observando todas las sanciones que se han impuesto contra Rusia en el campo económico y financiero. Para tomar nota, porque en caso de conflicto serán medidas de ese tipo las que les van a aplicar a ellos.
¿Cree que tendrán alguna utilidad las sanciones?
Creo que la OTAN y los países europeos, sobre todo Alemania, han perdido el norte. No sé por qué razón han sido incapaces, frente a esta coyuntura, de buscar una opción europea. Porque los intereses de Europa no son los mismos que los intereses de Estados Unidos. Estados Unidos tiene como gran enemigo a China, y después a Rusia, pero ese no es el caso de Europa. Estados Unidos quiere encargarle a Europa su flanco atlántico, lo que significará para Europa una catástrofe. Y Europa no considera a China un enemigo, pero Estados Unidos sí. Aquí tuvieron una ocasión de oro para establecer un punto de inflexión para empezar a actuar en función de lo que le interesa a Europa. En vez de eso, se han volcado en la línea más extrema que no lleva a ninguna parte, porque a Rusia no la pueden derrotar.
Más allá de la cuestión de Ucrania, ¿cuál es su opinión sobre Putin?
Vivimos un retorno a dos factores del siglo XIX, aunque ahora más aterciopelados. Uno es la lucha por espacio de poder en el mundo, y la otra es el retorno de los nacionalismos. Putin es un nacionalista ruso. Aquí lo quieren presentar como un hombre de extrema derecha, pero no es así. Eso es una caricatura. Es conservador, pero esencialmente es un nacionalista ruso. Y no es más nacionalista que el primer ministro de India. Xi Jinping es un marxista nacionalista. Y en Estados Unidos, ¡por Dios!, “America First”. Estados Unidos es, desde sus orígenes, el país más archinacionalista que yo conozco. Nunca ha hecho nada que no vaya estrictamente en interés propio. Si alguien cree que eso ha cambiado es un ingenuo, un idiota o un mercenario.
Me ha llamado la atención la posición de Venezuela, Cuba o Nicaragua. Sus líderes se han posicionado a favor de Putin, pero se abstuvieron en la votación de la ONU en condena de la invasión, en lugar de votar en contra
Un país latinoamericano no te va a votar nunca a favor de una acción de fuerza de un país poderoso contra uno débil, porque tenemos varios doctorados en eso. Pero, al mismo tiempo, se está consciente de que lo de Ucrania es una cuestión creada por Estados Unidos, algo de lo que también venimos de vuelta.
Por los años veinte, en Guatemala se había establecido una bananera y en Honduras estaba la United Fruit Company. La United Fruit quería las tierras de la otra frutera, y como la otra no quería darlas, se puso sobornar a las oligarquías de Guatemala y Honduras, y empezaron a atizar una guerra. Un guatemalteco escribió un libro denunciando que aquello era una manipulación de la frutera para provocar un conflicto que no existía, y el libro lo tituló “No es guerra de hermanos, es guerra de bananos”. Hoy lo de Ucrania es lo mismo: no es guerra de hermanos, es una guerra provocada por Estados Unidos en su afán por manipular Ucrania en su propio interés.
¿No le atribuye a Rusia ni un mínimo de responsabilidad en lo que está pasando?
Mira, yo soy de formación jurídica, y en Derecho está lo que se llama la relación de causalidad, que nos dice que la causa de la causa es la causa del mal causado. Si tú le das a un asesino una pistola y le dices que en tal casa hay un tipo al que quieres matar, y va el asesino y lo mata, el otro será el autor material, pero tú eres el autor intelectual.
Hasta 2013 Ucrania y Rusia mantuvieron relaciones cordiales. Vino el golpe de Estado de 2014 y todo se torció. Tú no puedes declararte enemigo de tu vecino. Eso es un disparate, es como si mañana Escocia se separase del Reino Unido, firmara alianza con Rusia, se declarase enemigo mortal de Inglaterra y llamara a 1500 asesores rusos con armamento ruso. ¿Tú que crees que haría Inglaterra? O imagínate que Portugal mañana se declara enemigo a muerte de España y empieza a montar misiles y tropas y a decir “yo en la que pueda me tomo Madrid”.
La única salida que ve, entonces, es satisfacer las peticiones de Putin
Solo sé una cosa: Rusia no se va a salir con las manos vacías. Y Rusia no va a permitir que Ucrania se convierta en territorio enemigo. Cuando la gente inteligente y responsable en Europa entienda esto entenderá que no hay más salida que la negociación y hacer de Ucrania lo que fue Austria después de la Segunda Guerra Mundial: desmilitarizada y neutral. Y, gracias a que no tenía que gastar en ejército, tuvo un desarrollo económico más rápido. Las condiciones ya las dijo Putin, y sin eso no se van a ir. Ni Ucrania puede ingresar en la OTAN ni Ucrania puede convertirse en un estado enemigo ni puede tener un ejército controlado por ultranacionalistas y neofascistas que quieren ir a matar rusos.