Slavisa Batko Milacic
Katehon, 18/08/2016
Aunque la Unión Europea y los EEUU afirman que promocionan políticas de derechos humanos y la protección de minorías nacionales, estos son claros dobles raseros. Occidente demanda que Serbia mantenga el más estricto respeto por los derechos de las minorías. De hecho, demanda mucho más que eso. Al mismo tiempo, sin embargo, occidente y especialmente los EEUU, fomentan la discriminación contra los serbios fuera de Serbia.
En Bosnia y Herzegovina (ByH), el último censo mostró que los serbios casi han desaparecido de la federación de ByH. Según el censo, hoy hay 56.500 serbios, mientras que antes de la guerra eran 600.000. 150.000 Serbios vivían en la capital, Sarajevo, antes de la guerra. Un mínimo número de serbios están empleados en las instituciones de la federación y la cláusula constitucional sobre la representación proporcional no está respetada. Según los datos oficiales de las instituciones federales, fuera del número total de funcionarios estatales, el 66,54% son bosniacos, 26,19% son croatas, y solamente el 4,26% son serbios. Es más, los ataques contra la República Srpska se han intensificado a lo largo de 2016. A la República Srpska se le está negando su propio derecho a la festividad nacional, y los líderes religiosos croatas y bosniacos han atacado bruscamente a la República Srpska tanto directa como indirectamente.
En Eslovenia, los serbios son el grupo étnico más grande después de los Eslovenos. Oficialmente, los serbios representan el 2% de la población eslovena. Sin embargo, en 1992, Eslovenia suprimió a casi 23.000 serbios del registro de ciudadanos. Algunos de ellos, gracias a las quejas enviadas al Tribunal Europeo de Derechos Humanos en Estrasburgo, han resuelto su estatus y consiguieron la compensación determinada. Pero muchos otros aún no resolvieron este tema y es incierto que ellos lo consigan. Como es bien conocido, obtener el estatus de minoría nacional significaría mucho para los serbios en Eslovenia. Los serbios tendrían asientos parlamentarios garantizados, el derecho a aprender idioma serbio en las escuelas, financiación del presupuesto de Eslovenia, y la presencia en la televisión estatal mediante programas en serbio.
Las estadísticas del censo macedonio de 2002 muestran que las pérfidas políticas han reducido el número de serbios desde 50.000 hasta unos 37.000 serbios. Según algunas estimaciones, unos 150.000-200.000 serbios viven en Macedonia, pero están presionados para no declararse como serbios. Uno de los pocos aspectos positivos es que el Arzobispo Jovan de Ohrid ha sido liberado. Éste es el cambio más importante en Macedonia hacia la Iglesia Ortodoxa Serbia.
La discriminación sin tapujos contra los serbios prevalece en Croacia. Incluso cuando el gobierno era de izquierdas, el SDP también violó los derechos de los serbios.
Pero desde que el HDZ llegó al poder, la represión ha sido incluso más agresiva. Un incremento en la violencia étnica en Croacia ha sido registrado en el pasado año. En 2015, hubo 189 casos, mientras que en 2014 hubo solamente 82. Según el informe del Defensor del Pueblo croata, hay “animosidad prevaleciente hacia los serbios”. Los movimientos nazi-fascistas y la Ustacha han atestiguado un regreso, incluso frente a las miradas de occidente. El movimiento Ustacha fue el principal aliado de Hitler en los Balcanes y que cometieron genocidio contra los serbios. Y el nuevo estado croata, que fue creado tras la ruptura de Yugoslavia, es un heredero del legado de la Ustacha. Los croatas han quemado 3 millones de libros serbios en cirílico, que fueron proclamados como “las letras del diablo” mientras que Croacia se ha esforzado en cometer un culturcidio en Europa incluso después de la segunda guerra mundial.
En Albania, los serbios casi no tienen derechos. Carecen de periódicos en serbio, programas de televisión para serbios y las convenciones internacionales sobre minorías no son respetados. Los serbios en Albania todavía están esperando por una ley sobre minorías nacionales, mientras que más de 100.000 están “desaparecidos” de los registros en Tirana.
Según el censo de 2011, Albania tiene oficialmente 155 serbios. Sin embargo, según algunas estimaciones, solamente en Shkodra (una ciudad al norte de Albania), hay 30.000 serbios. El artículo 20 de la ley del censo, según el cual, una multa de 1000$ será impuesta sobre cualquiera que declare una etnicidad diferente a la que está declarada en su certificado de nacimiento, lo cual es un intento para intimidar a las minorías y que declaren su etnicidad como albanesa.
En Montenegro, la asimilación brutal de los serbios es un hecho. Hace 18 años, Milo Djukanovic empezó a implementar un programa chauvinista.
Aunque los serbios oficialmente representan un tercio de la población de Montenegro, están extremadamente sub-representados en las instituciones estatales. Según estadísticas oficiales, ningún serbio esta empleado en el ministerio de Ciencias, de Trabajo y Bienestar social, de Asuntos exteriores, o en el servicio del presidente de Montenegro. En la policía, el número total de serbios empleados representa un 6.6%. Es más, Djukanovic intentó quitar la Iglesia Ortodoxa Serbia con una nueva ley sobre comunidades religiosas, que es el principal objetivo de los atlantistas en Montenegro, pero Djukanovic retiró el proyecto después de una fuerte resistencia mostrada por el pueblo.
Tomando en cuenta todo lo anterior, la principal cuestión es: ¿Qué está haciendo Serbia y su primer ministro Aleksandar Vucic para proteger a los serbios en la región? Desgraciadamente nada. Vucic puede responder a través de una amplia variedad de maneras, pero nunca aprovecha la oportunidad. Vucic está persiguiendo una política de “reconciliación” que, traducida, quiere decir que él no está interesado en la situación de los serbios en los Balcanes. Aproximadamente 1,8 millones de serbios en la región están así abandonados a su suerte.