El Diario, 15/02/2016
Las autoridades se apresuraron a confirmar que entre los atacantes había refugiados sin poder aportar datos y cifras concretas
Tras los ataques de Nochevieja, las encuestas revelan una tendencia al alza en el temor de los ciudadanos alemanes a que la llegada de refugiados conlleve un incremento de la criminalidad
Las presiones de la opinión popular llevaron al gobierno de Merkel a endurecer las condenas a criminales extranjeros y a acelerar las deportaciones de quienes tuvieran denegada la solicitud de asilo
Las agresiones sexuales de 58 hombres a mujeres durante la Nochevieja de Colonia no tuvieron como únicos protagonistas a los refugiados, como aseguraron las autoridades alemanas. De hecho, solo tres de los agresores habían llegado al país con ese estatus. Así lo asegura este lunes el diario británico Independent, que recuerda las acusaciones de la policía y el gobierno de Colonia contra los refugiados, pese a que la identidad de los atacantes no estaba confirmada. Esto contribuyó a que buena parte de la opinión pública alemana reaccionara en contra del colectivo, según sondeos publicados en el país.
A raíz de lo acontecido la pasada madrugada del 31 de diciembre en la Estación Central de Colonia, Alemania, se registraron más de 1000 denuncias de mujeres por robo, acoso sexual y violación. Sin embargo, de entre los detenidos, únicamente tres – dos sirios y un iraquí– habían llegado recientemente a Alemania.
La mayoría de los sospechosos son de Argelia, Túnez o Marruecos, y tres son habitantes alemanes, tal y como ha asegurado el fiscal de Colonia Ulrich Bremer, que subrayó al periódico alemán Die Welt que de 1054 denuncias recibidas, 600 estaban vinculadas únicamente con robos y no con abusos sexuales.
Pese a ello, la ola de acusaciones a refugiados que se dieron inmediatamente después de las agresiones propició la creación de un clima de recelo en la ciudadanía con respecto a la política de puertas abiertas de Angela Merkel. Según una encuesta realizada por la segunda cadena de televisión pública alemana ZDF, un tercio de los encuestados para la muestra reconoció haber cambiado de opinión tras lo ocurrido en Colonia, y un 60% consideró que Alemania no puede hacer frente a tantos refugiados, dato que tan solo un mes antes, en diciembre de 2015, era del 46%. Además, en el mismo estudio, un 70% de los ciudadanos consideró que la llegada de tantos refugiados se traduciría en un incremento de la criminalidad en Alemania.
La presión y las críticas llevaron al gobierno de coalición de la CDU a tomar una medida por la cual endurecieron los castigos aplicados a criminales extranjeros. La declaración aprobó que todo extranjero condenado fuese inmediatamente expulsado del país, incluidos refugiados, además de que se acelerarían las deportaciones a los solicitantes de asilo cuya solicitud hubiera sido rechazada.
A los pocos días de producirse los ataques la policía alemana confirmó que entre los agresores había refugiados, aún sin poder dar datos y cifras exactas. El propio diario de Colonia Kölner Stadt-Anzeiger publicaba el día 12 de enero, citando fuentes policiales, que "la Jefatura de Policía ya sabía en Nochevieja que del centenar de personas a las que se pidió documentación, la mayoría eran hombres jóvenes refugiados de Siria, Irán y Afganistán". Mes y medio después de los fatídicos hechos se evidencia que la vinculación entre los acusados por las agresiones sexuales de la Nochevieja en Colonia y la condición de ser individuos refugiados no es tal, únicamente ha ocurrido en casos aislados.
Comentarios como el del recién llegado jefe de policía en Colonia Jurgen, que aseguró no haber visto nunca algo parecido en Alemania y que la técnica de distraer a las mujeres y apartarlas de sus amigos parecía haber venido de países en donde "deben estar familiarizados con este tipo de comportamientos", contribuyeron a consolidar la sensación de desconfianza generalizada hacia los refugiados. Los grupos de ultraderecha, encabezados por el grupo Pegida, sacaron pecho y protagonizaron una serie de manifestaciones y marchas anti-inmigración que acabaron disueltas por la policía.
De la exaltación racista devinieron también diversas agresiones por las cuales Alemania ha visto incrementado el número de incendios provocados por motivos raciales, según explica Independent. La mayoría ha tenido lugar en hogares de refugiados desde el incidente por parte de "bandas de vigilantes" que amenazan con "limpiar" Colonia.
Cambios "preventivos" en la gestión del Carnaval
Las autoridades alemanas se hicieron eco del miedo infundido y llevaron a cabo un plan preventivo contra posibles abusos sexuales durante los festejos del Carnaval de Colonia. Además de un despliegue especial de operativos policiales, los organizadores realizaron un panfleto específicamente dedicado a informar a los refugiados sobre cómo debían comportarse en este tipo de eventos multitudinarios. En el folleto se incluían descripciones y dibujos explicativos, entre los que se mencionaba la necesidad de mirar a los ojos a saludar, de la prohibición de orinar en público, de no pegar a los niños ni ser violento o de no besar a nadie sin su consentimiento.
Finalmente, la policía acabó denunciando 22 casos de acoso sexual durante el Carnaval de Colonia, incluido el de una reportera belga que fue manoseada en directo por un hombre que resultó ser de procedencia europea.