Ante el tratamiento informativo de las protestas que están teniendo lugar en Ucrania merece la pena explicar, con algo más de detalle que el proporcionado por los grandes medios de comunicación, algunas de las imágenes que habitualmente llegan desde allí para que el lector pueda analizar estos sucesos desde un punto de vista más amplio que el simplista "movilizaciones ciudadanas", haciendo hincapié en la notable presencia en las mismas, si no incluso en el liderazgo, de grupos de extrema derecha.
Es interesante, al observar las impactantes imágenes de la plaza de la Independencia de Kiev repleta de manifestantes, hacer un breve repaso de las banderas que allí se agitan: una gran cantidad de ellas tienen relación con grupos de ultraderecha. Sirvan de ejemplo las banderas rojinegras que aparecen en gran número en estas manifestaciones y que pueden observarse en prácticamente cualquier imagen difundida por televisión. Pues bien, es preciso aclarar que estas banderas no son, ni mucho menos, símbolos anarquistas sino que, originalmente emblema del Ejército Insurgente Ucraniano, son ahora utilizadas por los grupos nacionalistas ucranianos. Cabe recordar que el Ejército Insurgente Ucraniano fue una guerrilla nacionalista que comenzó luchando contra la ocupación alemana durante la II Guerra Mundial y terminó haciéndolo contra los partisanos soviéticos y el Ejército Rojo al término de la contienda; esta guerrilla perpetró, entre otras, la masacre de 80.000 polacos considerada actualmente un acto de genocidio.
Miembros del partido Svoboda portan emblemas habitualmente
visibles en las movilizaciones contra el actual gobierno.
Primer anagrama de Svoboda(de 1991 a 2003)
idéntico al utilizado por varios
grupos neonazis europeos
Destaca la masiva presencia de militantes y hasta diputados del partido de extrema derecha Svoboda ("Libertad"), de corte racista y homófobo, que han conseguido un hueco no sólo en las movilizaciones contra el gobierno sino también en las instituciones ucranianas de las regiones más occidentales (precisamente en las que se están produciendo las protestas). Este partido, por dar un ejemplo que resulte más cercano, mantiene relaciones con grupos fascistas españoles como el Movimiento Social Republicano (MSR).
De hecho, y pese a utilizar las manifestaciones pro-europeas para ganar visibilidad y votos, el propio Parlamento Europeo redactó en 2012 una resolución en la que mostraba su preocupación "por el aumento del sentimiento nacionalista en Ucrania, expresado en el apoyo a Svoboda", recalcando que "las actitudes racistas, antisemitas y xenófobas van contra los valores y principios de la Unión Europea".
El grupo neonazi español MSR se reúne con Svoboda
Teniendo en cuenta lo anteriormente expuesto, preocupa el desconocimiento general de la opinión pública española a este respecto, bombardeada por la información sesgada (cuando no directamente falsa) de los grandes grupos de comunicación que denominan a estas protestas como "manifestaciones ciudadanas" o incluso "Revolución Azul", como lo han bautizado algunos medios.
Si el hecho de derribar una estatua de Lenin, entre gritos de "¡Gracias a Dios!" y con la presencia de un sacerdote que bendijese el martillo con que se golpeaba la cabeza del revolucionario ruso, no daba pistas de los tintes que tomaban estas protestas, puede que sí lo hagan los símbolos que portan algunos de los manifestantes que encabezan las marchas y lideran los enfrentamientos con la policía:
Manifestantes con bates, piedras y cadenas portando brazaletes con la runa germánica usada por los nazis y numerosos grupos fascistas actuales, incluido
el partido Svoboda.
Manifestantes, portando la cruz céltica que caracteriza a grupos neonazis,
queman una bandera de la URSS.
Nótese la cruz céltica dibujada en el escudo y los números 14 y 88,
referencias al nazismo y a la figura de Hitler
No obstante, los medios de comunicación se encargan de que esta información no llegue a sus lectores y, como El País en su edición en papel, muestran la imagen desde una perspectiva que oculta la simbología fascista, añadiendo pies de foto y textos (más cercanos al editorial que a la noticia) en que se habla de "régimen ucraniano", "resistencia de los ciudadanos" o simplemente "choques con la policía" seguidos, hasta hace unos días, por dramáticas narraciones bajo titulares como "Batalla campal" o "Reina la violencia"... haciendo referencia a Burgos.
¿Significa la anterior reflexión una defensa a ultranza de todas y cada una de las decisiones que ha tomado el actual gobierno de Ucrania en sus últimos años de gestión? El lector comprenderá que no tiene por qué, y que, de producirse, las violaciones de derechos humanos son condenables en ambas partes, pero advertirá la necesidad de estar precavido ante la notable presencia de grupos fascistas y de denunciar el benevolente trato informativo que, debido a los intereses que hay en juego, reciben estos individuos.