Berlín Confidencial
Al contrario de lo que ha sucedido en Italia, donde ha existido abundante cobertura investigadora, sobre todo a nivel judicial, acerca de los vínculos entre el terrorismo de los años de plomo y las cloacas del Estado (gracias a magistrados como Felice Casson, Pietro Calogero, Rosario Priore, Ferdinando Imposimato o Carlo Mastelloni), en España la narrativa sobre el terrorismo, si dejamos a un lado la propaganda oficial, ha sido el apagón mediático, político y judicial
España no estuvo al margen de la operación Gladio de la CIA y, al igual que ocurrió en Italia, nunca fue ajena a su estructura terrorista. De hecho España ya había hecho sus “pinitos” con la organización “stay-behind” (o retaguardia “antisoviética”) con el establecimiento de una base situada en Gran Canaria (Maspalomas), durante la dictadura franquista (en los lejanos años 40, como señala Daniele Ganser en su libro Los Ejércitos Secretos de la OTAN). Y décadas más tarde, España tampoco estuvo al margen de la nueva estrategia de la CIA, con sus operaciones CHAOS, Demagnetize, Superclan-Think-tank y Gladio, sobre todo durante la llamada “transición”.
En el debate que se ha suscitado en torno al terrorismo en España podemos encontrar dos lecturas antagónicas (Estado-nacionalistas), pero repletas ambas de mentiras entrecruzadas, donde la parábola ha consistido en que unos tipos idealistas escindidos del PNV-CIA-Mossad montaron a finales de los años 50 un eficaz tinglado del terror, esquivando durante más de cinco décadas a los aparatos del Estado de Francia y España, consiguiendo a su vez con gran facilidad armas-explosivos y realizando espectaculares acciones terroristas con habilidosos comandos, tanto que hasta “llevaron a Carrero a los cielos”. La definición exacta de todo esto tiene un nombre: terrorismo manufacturado.
No podía faltar, para blindar la patraña ETA, literatura en ambos bandos opuestos, más abundante en el relato oficial “anti-ETA”. Periodismo de “investigación” basado casi siempre en “fuentes” policiales o testimonios de dudosa credibilidad siempre cercanos a las tesis oficiales, que es como narrar un guión pactado con el Estado. Como complemento extravagante, aparecieron algunos panfletos de brocha gorda, de tonalidades amarillentas (nunca mejor dicho por la presentación de la tapa) como aquel macrovolumen vidrioso llamado ETA nació en un seminario, editado a mediados de los años 90, de un tal Álvaro Baeza, del que ya nadie se acuerda, que lo promocionaban como “el más impresionante y sangrante alegato de denuncia contra la violencia de la más salvaje y brutal guerra terrorista por un País Vasco libre e independiente, en aras de un nacionalismo abertzale, en nombre de Dios y en nombre del izquierdismo comunista vasco religioso”. Sin comentarios.
La única variable del terrorismo en España, a diferencia del caso italiano, y guardando semejanzas con el movimiento armado irlándes (el IRA), era la existencia de un componente nacionalista (ETA) y, residualmente, existía otro terrorismo a nivel nacional (GRAPO, FRAP) que “conectaba” ideológicamente con el europeo (el de la RAF y Brigadas Rojas), de origen “marxista-leninista”, pero más disperso y utilizado como recurso ideológico sobre todo a mediados y finales de los años setenta.
Junto a ellos, el terrorismo negro, neonazi o neofascista servía de contrapeso terrorista y era el que estaba estrechamente vinculado a las alcantarillas del Estado: GAL-BVE (Batallón Vasco Español), ATE (Anti-terrorismo ETA), los equivalentes a las italianas Ordine Nuovo-Avanguardia Nazionale, que también actuaron en España, con el fín de infiltrarse en organizaciones izquierdistas y movimientos sociales contestatarios, así como ejecutar trabajos por encargo (asesinatos, ataques y actos de provocación, como en Montejurra en 1976).
Respecto de organizaciones como el GRAPO, el ex oficial de la CIA, Philip Agee, ya dijo en 1978 que los GRAPO eran una fachada terrorista ideada por la Agencia Central de Inteligencia para los objetivos de la estrategia de tensión en España (tal y como estaba sucediendo en Italia en aquellos años con las Brigadas Rojas), según consta en una información de ELPAÍS de 1978. Aunque luego Agee es verdad que se desdijo en el mismo periódico, dos meses después, ante el periodista Fernando De las Heras, pero lo cierto es que la verdad estaba en sus primeras declaraciones y ya podía decir misa en La Habana el exiliado Agee.
Tres apuntes previos sobre ETA, antes de entrar en materia, que siempre me han llamado la atención:
IGNACIO DE JUANA CHAOS. DE FUERZA NUEVA A ETA PASANDO POR LA ERTZAINTZA
De uno de los más “notorios” terroristas de ETA, Ignacio De Juana Chaos, haré solamente una breve reseña. Sobre este elemento (como tantos otros, Kantauri o Josu Ternera), ha pesado la gran sospecha de que se trataba de un topo de las cloacas del Estado. De Juana perteneció, antes de entrar oficialmente en la Ertzaintza y en ETA, a la organización ultraderechista Fuerza Nueva (que era una de las encargadas en el postfranquismo de forzar la estrategia de tensión en las calles causando estragos, intimidaciones y ejecutando palizas contra integrantes de movimientos de izquierda) y, además, De Juana alardeaba de pertenecer a la organización de Blas Piñar. Pero lo de Fuerza Nueva fue sólo una anécdota en comparación con los vínculos familiares de Chaos, ya que el padre político del etarra había sido un comandante del Ejército de Tierra asesinado por ETA, llamado José María Herrera (la hermana de Chaos, Altamira, estaba casada con un hijo del militar). Más adelante (en otras entradas) se volverá sobre el personaje.
EL «SANTUARIO» FRANCÉS DE ETA
En segundo lugar, está el llamado “santuario” de ETA en Francia, es decir, el cuartel general desde donde ETA supuestamente diseñaba (o le diseñaban) la planificación de los atentados que iba a cometer en España. ¿Por qué un país formalmente democrático y de la OTAN como Francia “toleraba” la presencia de grupos terroristas en su territorio?. Una pregunta que ha sido respondida, la mayor parte de las veces, con argumentos peregrinos, nada creíbles.
La pantomima novelada sobre la tolerancia de Francia sobre ETA ya la había puesto en práctica en el país galo respecto de los integrantes de la organización italiana Brigadas Rojas cuyos miembros huían a París después de cometer atentados en Italia. Vaya…hombre, lo mismo que ETA. ¿Y dónde se refugiaban ambos? En la Escuela parisina de idiomas Hyperion (primero llamada Agora), fundada por la CIA y el Mossad en 1976, desde donde estas dos servicios de espionaje manejaban los hilos de la estrategia de tensión en Europa utilizando a los brigadistas (la mayoría de ellos agentes de la CIA) y otras organizaciones como la RAF, el IRA, la OLP o la propia ETA. Hay que remarcar que la mayoría de miembros de esas organizaciones terroristas desconocían quien estaba verdaderamente detrás de Hyperion.
Mientras tanto, la gendarmería francesa y la inteligencia del país galo (el antiguo SDECE, el Servicio de Documentación Exterior y Contraespionaje) parece que “no se enteraban” de nada. Bueno sí, de vez en cuando montaban algunas operaciones-comedia como estrategia de camuflaje donde detenían coordinadamente con el gobierno del PSOE a algunos etarras para cubrir el expediente. El “santuario” del “terrorismo europeo”, o uno de ellos, fue la breve existencia de la Escuela de Idiomas Hyperion de París, la barcaza de radioescuchas Justine (al lado de la Escuela, en el río Sena) y una villa situada en la localidad francesa de Rouen, donde, bajo el paraguas de agencias de inteligencia occidentales, se organizaban reuniones de terroristas con la protección de un sofisticado sistema de vigilancia basado en un triple anillo de sensores que evitaba cualquier acercamiento a la villa.
Varios magistrados italianos mostraron los nexos entre Hyperion y el terrorismo europeo y que dicha escuela estaba siendo dirigida por agencias de inteligencia occidentales (en algunos casos dijeron que Hyperion era una «cámara compensatoria» de espías del Este y Oeste, aunque esto último era una elucubración sin base alguna). También brigadistas arrepentidos como Michele Galati afirmaron que Hyperion era un refugio de miembros de ETA, el IRA, los alemanes de la RAF y las Brigadas Rojas, donde se cobijaban tras llevar a cabo atentados.
EL BAILE DE LOS DEPORTADOS DE ETA A TERCEROS PAÍSES
La tercera parodia fueron las llamadas “deportaciones” de miembros de la cúpula de ETA a países africanos (Argelia, Cabo Verde) o latinoamericanos (República Dominicana, Ecuador, Venezuela, Cuba), después de que fueran detenidos “a la carta” en Francia. ¿Por qué se hizo ese trato de favor por el gobierno español, en connivencia con el francés, si eran miembros que “supuestamente” dirigían todas las acciones terroristas, en consecuencia, eran perpetradores de delitos (fueran o no de sangre) y deberían ser juzgados en España? ¿Se trataba realmente de “miembros” de ETA “puros” o, como en el caso de las Brigadas Rojas (Mario Moretti, Giovanni Senzani, Corrado Simioni, Duccio Berio, Renato Curzio, etc), trabajaban para los servicios de inteligencia españoles/extranjeros a través de comandos ocultos?
Dirigentes como el “líder” de ETA Domingo Iturbe Abásolo (Txomin), Ignacio Aracama Mendía “Macario”, Belén González Peñalva y Eugenio Etxebeste Arizguren “Antxon”, “el nº 2 de ETA”, fueron “deportados” a países africanos como Gabón, Argelia (Antxon y Macario habían estado previamente en Ecuador y la Rep. Dominicana) o Cabo Verde. En la información de ELPAIS, de julio de 1986, se puede leer cómo un rosario completo de miembros de ETA de mediano-alto perfil fueron “deportados” a uno de los destinos africanos privilegiados (Cabo Verde) donde hacían una relajada vida de turista, aunque nos decían que estaban bajo “vigilancia policial”.
Los etarras Elena Bárcenas Argüelles, lñaki Etxarte Urbieta, Iñaki Rodríguez Muñoa, Endika Iztueta Barandika, Tomás Linaza Etxeberría, Ángel Lete Etxaniz, Juan Ramón Aramburu y Amaia Eguiguren Arrasate recalaron en Cabo Verde con gastos de viaje y pensión completa pagados, presumiblemente con dinero de los fondos reservados. Elena Bárcenas, por ejemplo, estaba acusada, nada menos, que de participar en el asesinato del capitán de farmacia Alberto Martín Barrios, en octubre de 1983. ¿Qué hacía esta elementa con ese historial “deportada” en un país africano y no en España?
En el caso de Tomás Linaza esta información de ELPAÍS como mínimo da que pensar. Decía ELPAIS que Linaza “ha sido uno de los etarras que mayor número de veces ha sido detenido por la policía francesa y ya estuvo confinado durante un tiempo en la isla de Yeu. Era considerado por la policía española hasta su deportación como uno de los más importantes activistas de ETA Militar”. Linaza era detenido una y otra vez en Francia y…vuelto a poner en libertad…confinado…deportado, lo que se dice un activista con muy buena suerte. Todo menos enviarle a España, sino fuera porque quizás era un activo de las cloacas españolas.
ELPAÍS, igualmente, se hizo eco de unas declaraciones del dirigente de ETA, Ignacio Aracama Mendía, “Macario”, en 1992, que entonces se encontraba “deportado” en la República Dominicana. Macario, decían los de PRISA, “pintaba” un futuro “catastrófico” para la organización terrorista vasca. Analizando superficialmente el contenido de las declaraciones de Macario ves que se trata de una pantomima con aroma a Gladio español. Aunque si hay algo que dice Aracama de cierto, aunque lógicamente apuntando en otra dirección (cito de ELPAÍS) es que “la organización terrorista dispuso hasta los años 80 de apoyos internacionales y una (cita textual de Macario) ‘retaguardia relativamente segura [en Francia] adecuada en todos los terrenos para un firme asentamiento de nuestras bases'».
Los apoyos internacionales de los que hablaba Macario y que disponía ETA no podían ser otros que los de la Red Gladio-CIA y la “retaguardia francesa segura” de la que presumía “Macario” era (una de ellas) la que estaba en la calle Tournelle, 27 de París, es decir, en la Escuela de Idiomas Hyperion de la CIA, hasta su cierre “oficial” en 1979. Después, es muy probable que les “buscaran” otro santuario o puticlub…a saber.
Noticias, como esta de 1998, muestran que existía lo más parecido a un apaño entre el Gobierno del PP y «ETA» para «regularizar» la situación de determinados miembros de la banda con el Estado: “Mayor Oreja (entonces ministro del Interior con el PP) invita a regresar a España a todos los deportados etarras sin procesos pendientes. El Gobierno invita a regresar a España a los deportados y exiliados de ETA que no tienen causas pendientes e incluso a aquellos que sí las tienen y son de escasa entidad”. Deportados…exiliados…sin “causas pendientes”. Cuánta deferencia oye…para ser unos malvados terroristas pertenecientes a la que era considerada una organización ilícita o de malhechores, como dice la jerga judicial. Suficiente, tuvieran o no delitos de sangre, para ser procesados. ¿O no? Pero Mayor Oreja les invitaba a regresar a España después de que el gobierno les hubiera “deportado” a la carta o les «dejara» exiliarse cómodamente a plazos.
En definitiva, lo que cabría preguntarse en las llamadas “deportaciones” de miembros de ETA a terceros países es: ¿Qué fue lo que verdaderamente escondía el pasteleo (entre Francia y España) que motivase el traslado de aquellos etarras a países extranjeros, en vez de ser llevados a España para ser juzgados? Pues que el pastel no podía llamarse otra cosa que Gladio.
La información más completa, rigurosa (pero con alguna que otra inexactitud) y alternativa, que he encontrado se ajusta a lo que verdaderamente fue el Gladio español está en un conocido foro donde un usario (probable conocedor de primera mano de los bajos fondos del Estado) abrió un extenso hilo hace varios años sobre la trama ETA-GAL-Gladio. Pero no hace falta llegar a esa conclusión, la conexión ETA con la red Gladio, después de leer el extenso tema de referencia, sino tras haber sido analizado el fenómeno terrorista europeo de Gladio europeo de la mano de jueces italianos o investigadores independientes como Paul Williams, Gerhard Wisniewski, Daniele Ganser, Philip Willan, Arthur Rowse, Sergio Flamigni y un largo etcétera ya mencionado en entradas anteriores.
ETA-GAL-INDO-CAPOS GAL-LLEGOS Y EL INFORME NAVAJAS: NARCOTRÁFICO A TODO TREN
El autor, comienza su hilo ETA-GAL-Gladio en la fase intermedia de los atentados de ETA, en una las décadas más duras del terrorismo, los años 80: “A finales de los años 80, ante la inminencia de la caída del Muro de Berlín, hay que extirpar varias tramas inservibles de la Red Gladio. La italiana y la española (cuyo nombre en clave aquí era Red Quantum, según el historiador suizo Daniel Ganser). En la española, además, la apertura de la frontera en 1990 (que daría lugar luego a la creación del espacio Schengen el 26 de marzo de 1995) hace inservible la trama ETA-GAL, utilizada para el narcotráfico, triangulación de armas y lavado del dinero a través de los fondos reservados”
Las relaciones narcotráfico-ETA-cuartel de Intxaurrondo-capos gallegos, en los años 80, empiezan a aparecer como una parte esencial del negocio sucio del terrorismo en la post-transición:
“En España, en 1988, detienen a cuatro militantes de Herri Batasuna: Bonifacio Sagarzazu, Javier Txapartegui, Luis Larretxea y Fernando Irazoki con más de 1000 kg de hachis. Aunque Pepe Rei y Edurne San Martín en el libro Egin, investigación: otra forma de periodismo, tratan de quitar “hierro” al asunto afirmando que Bonifacio Sagarzazu era un arrantzale de toda la vida de Hondarribia al que la posibilidad del dinero fácil que significaba el hachís le nubló la vista, la realidad, afirma nuestro relator, es que hay un nexo evidente, según el Informe Navajas, que implicaba a capos gallegos, miembros de ETA y el cuartel de la guardia civil de Intxaurrondo en el manejo del narcotráfico. Los detenidos acusan a Galindo. Se pone en marcha el Informe Navajas que implica la relación de capos GALlegos, etarras e Intxaurrondo en el narcotráfico”.
En dicho informe Navajas se recogía la investigación interna que realizo la Guardia Civil: “el general Pedro Catalán encargó al capitán Juan Miguel Castañeda y al guardia segundo Garcilaso Casado Muñoz investigar a Galindo y a sus hombres ya que habían sido delatados por un ex narco arrepentido. La investigación dio sus frutos y fue entregada a Luis Navajas, fiscal jefe de San Sebastián en 1988. En dicha investigación se relacionaba a 32 guardias civiles y policías, entre ellos Galindo, con redes de contrabando y narcotráfico en el norte de España. La investigación fue paralizada por los fiscales generales del Estado, (los socialistas Javier Moscoso y Leopoldo Torres), pero la publicación del informe en el Diario 16, en 1990, hizo que se retomara la investigación hasta que se archivó el caso en 1994”.
Seguimos en los años 80 (mediados/finales) y dejo, a continuación, un relato denso introductorio del autor sobre la estrategia de tensión de aquellos años:
“Mientras Italia es una balacera, los integrantes de la rama española de Gladio se defienden como gato panza arriba. El 12 de septiembre de 1989, ETA asesina a la fiscal que lleva el caso Lasa y Zabala, Carmen Tagle (la narrativa acerca de Tagle es que esta fiscal era una implacable en la lucha anti-ETA) El asesinato es cometido por Henry Parot, del “comando oculto” de ETA, conocido sólo por los jefes del comando…y el Ministerio del Interior, que durante la Operación Sokoa hacen un ejercicio de triangulación de pistolas Sig Sauer y misiles, llevado a cabo por el espía del CESID Francisco Paesa, el general Rodríguez Galindo, otro general, Saenz de Santamaría o el gran capo perenne de la policía, Rafael del Río, que ha pasado oportunamente a ser presidente de Cáritas, tras dejar su puesto de jefe de seguridad de Iberia al jefe de la *** (sic) durante el 11M, Jesús de la Morena. Carmen Tagle es asesinada por una de esas pistolas.
En el exterior, colaboran en la triangulación de armas los habituales del Irangate, en la palestra por esas fechas (1986). Personajes como el traficante de armas sirio Monzer Al Kassar, la CIA y el Mossad. El 5 de noviembre del 1986, se anuncia a bombo y platillo el descubrimiento por la policía (gracias al seguimiento de un GPS, colocado en unos misíles Sam 7 –de los que nunca más se supo-) de la Cooperativa Sokoa, fundada en 1971, complemento del bar Faisán.
Lo del “descubrimiento” de Sokoa es un cuento porque allí fue donde puso la bomba el mercenario del GAL, Jean Paul Cherid, en 1975, en el episodio del Lobo. Sokoa es la coartada esgrimida para el secuestro de Segundo Marey y allí habían detenido en 1983 al etarra “Thierry”.
Sin la protección de Txomin (Domingo Iturbe Abásolo) y la sobrexposición del Ministerio de Interior y de Justicia, Yoyes, la sucesora de ArGALa, es asesinada en septiembre del 86. A Txomin le están moviendo de un sitio para otro y tras su llegada a Argel en 1987, en teoría para la negociación junto con el berezi Antxon (los berezis eran los comandos especiales de ETA PM) se comunica su muerte, ocurrida días antes. Se dice que ha sufrido un accidente de tráfico y Belén (González Peñalva) y Ignacio Aracama Mendía (Macario) –ambos “deportados” en Argelia-, aparecen escayolados.
Como decía, en Sokoa detienen a Azkoiti. Pero no detienen a los franceses (Esnal-Parot) del comando oculto que asesinará a Carmen Tagle. En su lugar, se da bombo y platillo a la detención de un integrante del comando Madrid, antiguo miembro de Fuerza Nueva que entró en la Ertzaintza y posteriormente en ETA tras el asesinato de un familiar suyo, el comandante del Ejército Jose Maria Herrera. ¿El nombre del etarra de Fuerza Nueva? Iñaki De Juana Chaos”.